Zoé Valdés's Blog, page 2968

September 17, 2011

Salón del Libro de Nancy.

Tomo el tren muy temprano, me aferro al paisaje. Paramos en una estación desierta: Luneville. Por fin, una eternidad más tarde, llego a Nancy. Me dirijo al hotel, que queda al lado de la catedral.






Almuerzo deliciosas cailles (perdices) junto a varios autores en un restaurant de la rue Stanislas, de ahí nos vamos al Salón del Libro. Firma e intercambio con los lectores; debería escribir un libro sobre estas giras, ocurren cosas comiquísimas.








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Published on September 17, 2011 11:06

September 16, 2011

El adivino cubano. Por Esteban Fernández.

EL ADIVINO CUBANO



Cuando nacemos y nos criamos entre cubanos, nos parece que hemos vivido toda una vida rodeados de ADIVINOS. Es algo así como que con antelación, todos sabemos perfectamente lo que va a pasar y si no pasa, con una facilidad tremenda, podemos "cambiar de palo pa'rumba" y decir: "¡Ah, yo sabía que no iba a pasar nada!"


 


Las "profecías cubanas" casi siempre comienzan con: "Me juego todo al canelo a que…" y terminamos con un tajante: "¡Eso es al segurete!"  Es como si los cubanos lleváramos a retortero una mochila que contiene  "una bola de cristal mágica".


 


Usted trabaja junto a un cubano en cualquier oficina y ve que un tipo se le acerca a una bella joven y le dice: "¡Señorita, la felicito, usted  es una empleada ejemplar!". ¿No es esa una frase inocente para el resto de los seres humanos? Claro que sí, pero el cubano se adelanta a los acontecimientos, adivina el futuro, nos guiña un ojo y nos dice con picardía: "¡Tú verás, tú verás, el fajón es inminente!"… Es aquí, en los Estados Unidos, donde yo me he acostumbrado a escuchar los partes meteorológicos, porque en mi país no hacía falta eso, todos los cubanos podían adivinar y decirnos: "¡Mi socio, ve agarrando un paraguas, que va a caer tremendo aguacero!"


 


A veces no adivinamos, o por lo menos no hacemos patente nuestra clarividencia, y  de buenas a primeras "pasa algo" y molestos decimos: "¡Lo sabía, lo sabía, yo sabía que eso iba a pasar!"  Y es muy difícil saber si el cubano está incómodo por lo que pasó o porque él, sabiéndolo, no lo advirtió a tiempo.


 


En realidad no existe "el pesimista cubano", se trata simplemente de "un adivino de mal agüero". El adivino cubano "se tapa" diciendo: "Yo quisiera estar equivocado, pero me parece que…". Es decir, que si adivina bien, y si no adivina él está contento porque adivinó que quizás no iba a adivinar. ¡INCREIBLE!


 


¿Usted nunca ha estado sentado en un restaurante con un cubano y éste comienza a "adivinar" que la carne de puerco que ordenó le va a caer mal? Y al terminar la comida, "adivina" que el café cubano que se está tomando lo va a desvelar toda la noche.


 


Donde más crecen nuestras dotes de "adivinos" es cuando estamos viendo un juego de béisbol. A cada  instante el cubano nos dice: "Tú verás, tú verás que éste va a tocar la bola". Las bases están llenas, el "manager" no saca al pitcher, y ahí mismo,  al unísono,  once millones de cubanos "adivinan": "¡Me juego la vida a que le van a meter un jonrón!"


 


Usted observe que la inmensa mayoría de los padres cubanos jamás les pegan a sus hijos, los regañan muy poco, y rara vez los ponen en penitencia.  Simplemente, los padres cubanos les adivinan las calamidades que le pueden pasar si no les hacen caso. Y decimos cosas como: "¡Lo que te va a pasar es que, si vuelves a tirarte en segunda base así, vas a partirte la clavícula!"


 


Créanme que la única forma en que yo logré controlar a mis hijas fue adivinándoles lo que les iba a suceder. Llegó un momento en que solamente tenía que decirles: "Hagan lo que les dé la gana, pero ¿ustedes saben lo que les va a pasar si lo hacen?"


 


Pero la verdad es que con los hijos son con los únicos que sinceramente preferimos no adivinar. Un día, a las 10 de la noche estaba cayendo recio aguacero. A esa hora, y bajo aquel diluvio, una de mis hijas decidió irse para Las Vegas con un grupo de amigas.


 


Esa noche no funcionó el: "¿Tú sabes lo que te puede pasar?" Se fue de todas maneras. No dormí ni un solo segundo en toda la noche adivinando un tremendo accidente. Por la mañana me llamó muy contenta y feliz. Y yo pensé: ¡Menos mal que no le pasó nada, qué bueno que yo no soy adivino!  Desde luego, no perdí  mi cartel de adivino cubano, y le dije: "¡Yo sabía, yo sabía que todo iba a salir bien!"



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Published on September 16, 2011 16:04

El Reino de los Ex. Por Ondina León.

Guitáfora de JosEvelio.


Estaré todo el día en el tren, postearé por la noche. Gracias.



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Published on September 16, 2011 03:16

Cuatro de Humberto Castro.

Así me sentí muchas veces en Cuba.





Hasta que pude evadirme:



Humberto Castro.


Hoy estaré en el tren casi todo el día, postearé por la noche. Gracias.



Filed under: Arte, Artes Plásticas, Cultura Tagged: Cuba, Humberto Castro, La Habana, Miami, Paris
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Published on September 16, 2011 03:03

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Zoé Valdés
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