Zoé Valdés's Blog, page 2972
September 12, 2011
A very bitter end: The End: Hitler's Germany (1944-45). Ian Kershaw. By Peter Lewis.
Exactamente lo que está pasando en Cuba, el final es el final siempre, en cualquier parte, en cualquier dictadura.
En Daily Mail.
Gracias a Miriam Gómez.
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Chacumbelia, más pastoril, bucólica, sectaria y pi-tuitaria que nunca.
CHACUMBELIA, MÁS PASTORIL, BUCÓLICA, SECTARIA Y PI-TUITARIA QUE NUNCA.
Tendré que pedirles disculpas por dedicar este blog a Cuba, porque lo cierto es que Aquella Isla, la Chacumbelia que nos ocupa y preocupa, se ha vuelto cada vez más intrascendental y aburrida.
Porque, a decir verdad, de qué hablamos los cubanos cuando nos referimos a Cuba. ¿De una isla provechosa económicamente, desbordante de frutales, de campos de azúcar, azucarera, tabacalera, petrolera? No, para nada. Las frutas y el azúcar fueron arrasadas por el castrismo, quizá quedará algo de tabaco, y de vez en cuando, unos pocos comegofios se hacen coco con el chorrito de azufre petrolero que dicen que corre por una esquinita del Caribe y que toca de refilón a una pizquita de la isla, como cuando usted se maquilla con rimmel y de pronto una gotita de sudor o una lágrima le corren el maquillaje, y esa gotita negra se le acumula en el lagrimal, ese es el "petróleo" que al parecer posee Cuba.
Total, que en Aquella Isla no hay nada de nada, como para que sigamos pendientes de ella, la verdad es esa: Nada.
Las últimas noticias, por ejemplo, son de una pereza, que dirían los colombianos, abismal: mientras un grupos de negros bravos, mujeres y hombres, todos negros, han armado una columna que se dirige hacia el Oriente del país, y otro puñadito de mujeres sale a las calles a sacar banderolas y a gritar en contra del régimen, y sólo consiguen ser golpeadas y arrestadas, sin que se les una ni un mosquito, entretanto, un pastor de una de esas sectas, a imagen y semejanza de la secta mayor, se encierra en una casa, con niños, mujeres embarazadas, y ancianos. Al pastor no le importa la suerte de esas personas, qué va a importarle, todos sabemos que estos pastores son de un fanatismo atroz (por su jerga los conocerás), lo que les importa es el shoucito, como a los tuiteros lo que les importa es el tuiteo, y llénele usted el teléfono, exiliado, para que el tuitero le cuente a usted cómo un iluminado (otro más) se encierra en una casa, arriesgando la vida de personas inocentes, sin ni siquiera tener muy claro qué es lo que pide, cuál móvil (no el teléfono, el objetivo) lo ha llevado a semejante acto irresponsable. Todo esto mientras en Oriente los pobres negros están siendo detenidos, golpeados, torturados, por tal de conseguir liberar a Cuba y llamar la atención sobre lo que verdaderamente importa: la libertad. Para ellos no hay tuitero ni tuiteo, para ellos es el janazo limpio.
No, los negros bravos no son tema de tuiteo, lo es el pastor, y aquellos, que antes de unirse a unas mujeres, prefieren agregarse y hacinarse dentro de una casa (60 en total), cercada por la policía. El cerco, por cierto, tan bucólico él, retrata que ni Vanity Fair, la imagen favorece al castrismo. Miren qué fuertes son todavía que consiguen cercar a 60 personas, aislarlas, para que los tuiteros, libres en la calle, fotografiando y enviando mensajitos, hagan su labor "contrarrevolucionaria" dirigida a los sapingonautas del exterior, incluyo a los diarios que les compran la noticia.
Si esas 60 personas se hubieran unido al grupo de mujeres, o a los negros que andan de cimarrones por Oriente, ya hubiéramos ganado un espacio importante en la batalla. Porque yo me pregunto. ¿No ganaron los castristas con 82 hombres, cómo es posible entonces que con tantos opositores, blogueros, tuiteros, y demás, no se gane ni la punta de un alfiler?
Así que, francamente, les pido perdón por hartarlos tanto con el tema de esa isla caótica, que no vale para nada, como no sea para hacernos perder tiempo y darnos dolores de cabeza. Debo añadir que en medio de tanto bucolismo, sectarismo, y pi-tuitarismo (segregantes de hormonas sólo a través de tuiter, lo que anuncia convertirse en el peor cáncer de la isla después del castrismo), me apena la situación de los verdaderos opositores. Y lo "bonito" será que cuando gane la democracia en Cuba, y seamos libres, igual la única colocación que encuentran es la de barrenderos, como Quintín Banderas. Así que desde aquí me permito aconsejarles y decirles que sólo luchen por lo que valga realmente sus vidas, no se dejen la piel para que otros la lasquen como a un vulgar jamón de quinta categoría. Recuerden que el pata negra es muy rico, pero engañador, porque a la larga es muy rosadito por dentro, demasiado.
Zoé Valdés.
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Armando de Armas entrevistó a Arturo Cuenca.
Por cierto, la foto es mía, tomada de mi blog.
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Fallece el sacerdote franciscano Miguel Ángel Loredo.
Una noche, a finales de los noventa, nos llamó Margarita Camacho para decirme que nos invitaba a cenar a mí y a Ricardo porque una persona quería conocernos. Al llegar a su casa nos encontramos con el fraile franciscano Miguel Ángel Loredo. Vestía de jeans, pullóver negro, con el cuello blanco de sacerdote y una cruz de madera sobre el pecho. Se veía muy joven, mucho más de su edad, y tan hermoso como en las célebres imágenes donde es apresado por los castristas. Nos abrazó, y enseguida soltó bastante divertido que había leído todas mis novelas, hasta las más picantes. La cena transcurrió animada, hablando siempre del tema cubano, de su poesía, y de la poesía de Orígenes.
Al irnos lo acompañamos hasta el apartamento donde se quedaba en la rue de Lille, y allí se despidió de nosotros, alegre, prometiéndonos volver a vernos. Nos vimos en varias ocasiones más, dos de ellas en Nueva York, donde tenía su parroquia, y con el pintor Guido Llinás, de quien era muy amigo. Y nunca, nunca, tuve la impresión de que tenía delante a una autoridad que intentaba aleccionarme de una u otra manera, sino a un amigo, a un poeta, a un gran hombre.
Que descanse en paz el padre Miguel Ángel Loredo.
Poemas del libro De la necesidad y del amor. Miguel Ángel Loredo. (Poesía 1967-1979). Prólogo de Armando Álvarez Bravo.
Primer relato (el rostro)
Conjuntamente con mi mano
te va el primer relato: el de mi rostro.
Previo a la explicación de estas historias en
pirotecnia vaga de palabras y gestos
aqui va el rostro mío escueto
a tu lectura. Entra
firme
a saber
directamente los ojos de cansancio
y de fuego.
Marca la fecha aproximada del primer
[espanto.
Anota
el sitio por donde cruzó tal vez
el ave
o la blasfemia. No
tengas pena
-reverencia sí-
pero en cada dibujo de este rostro
saber
y saber más de mí que en todos mis poemas.
---
Justificación del lirismo en poesía
El poeta no escribe el interés de nadie
no habla la experiencia de nadie
lo consigue en el fondo
al develar
y revelar
en cada verso
un algo más
su rostro
su rastro.
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Segundo relato (el preso)
El encuentro es aquí. La situación
completa:
Soy un preso.
Hay los relatos circulantes
de todo (hace 10 años)
de hoy
también:
la causa
la ocasión
el tiempo. Hay
unas fotos
y ahora
un expediente -o varios- crecidos
engordados de experiencias y achaques.
La situación completa
incluye esta mirada ausente
la sonrisa imposble
y el ahogo.
De traslado en traslado
soy un preso.
La situación es ésa y el
segundo relato:
Soy un preso.
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Los caracoles de Celia Sánchez. Por Esteban Fernández.
LOS CARACOLES DE CELIA SÁNCHEZ
El grave error de Celia Sánchez fue amar a una hiena. ¿Qué tipo de atracción pudo sentir esa mujer por un asesino? Quizás sintió una mezcla del amor absoluto de una madre, la pasión de mujer la cual conlleva al deseo sexual y la sumisión que se ve en la lealtad de un perro por su amo.
¿Qué fue Celia para Fidel Castro? Al principio de la contienda cuando estaban en la Sierra, ella fue una mujer enamorada de él, fiel y servicial. A Fidel no le quedaba más remedio que conformarse con aquella mujer flaca, desgarbada y sin muchos atractivos ante la ausencia de algo mejor en aquellos momentos.
Pero poco a poco, Celia se convirtió en imprescindible para Castro. Quizás LA ÚNICA persona insustituible para el monstruo. Era secretaria, enfermera, protectora, santera, administradora de la fortuna, pero sobre todo, Celia personificó su amuleto de buena suerte. Tanto fue así, que el tirano se sintió desamparado y propenso a todo tipo de errores y fracasos tras su muerte.
Al implantarse la tiranía en nuestra nación, Celia recibe una de las mejores mansiones de La Habana. La famosa "casa de Celia" no era más que una de las principales guaridas del recién estrenado dictador. Desde luego, robada a su verdadero dueño. Por lo tanto, ese palacete estaba dedicado a recibir las esporádicas visitas de Fidel Castro.
Celia Sánchez era una especie de sombra, flaca y fea, detrás de Castro. Nunca fue más cierta la frase de "el hombre con el bacalao a cuestas" que en la relación de Castro con Celia.
Durante los primeros años de la dictadura era común que Celia entrara de sopetón en la cocina de cualquiera de los mejores restaurantes de La Habana y saliera con 20 o 25 pollos fritos; los pagaba (en esa época todavía pagaban) y se los llevara a la hambrienta bestia.
Si cinco tipos iban a una entrevista con Castro, primero Celia los recibía, libreta y pluma en mano, para chequearlos. Apuntaba detalles en la libreta como: "Cheíto es el flaco con camisa azul, Pepito está vestido de miliciano, y Pancho es el gordo con una boina negra". Le entregaba las notas a Fidel y entonces éste se podía dar el lujo de recibir a los visitantes diciéndoles efusivamente: "¿Qué tal Pancho?, ¿Cómo estás Pepe?, y ¿Qué te trae por aquí, Cheíto?"… Y los visitantes se quedaban fríos de que Castro "los reconociera" y admirados de la increíble memoria del farsante tirano.
¿Ustedes vieron la película "El Godfather" donde el jefe mafioso, Vito Corleone, recibía a la gente y les concedía favores y prebendas? Bueno, pues Celia se convirtió en una especie de Godmother de la mafia castrista. Montones de cubanos le hacían tertulias para que ella les resolviera "problemas de poca monta". Celia solucionaba un embrollo que alguien tuviera con la Reforma Urbana, o unos recién casados que querían un apartamento para poder mudarse, u otro que lo habían separado injustamente de su trabajo. Era la encargada de repartir "migajas de pan".
En ningún momento resolvía, ni quería resolver, nada que fuera a incomodar al "amo". No era que ella pudiera salvar del paredón a nadie ni nada parecido. Sólo se ocupaba de boberías y cosas sin mayor importancia, siempre tratando de no perjudicar su enfermiza relación con el monstruo.
Tras su entierro, a Castro, que hasta ese instante había estado victorioso, "le cayó carcoma": vejez, enfermedades ocultas, temblequeo en las manos, derrotas en Granada, se le formó el lío de la Embajada del Perú, el éxodo por el Mariel, vino la quiebra del comunismo, el derrumbe del muro de Berlín, hubo miles de balseros escapando de la Isla, ocurrió el fusilamiento de su mejor soldado, Ochoa, vinieron los fracasos de las zafras, los ciclones, y todo fue un desastre total.
Claro que todas esas cosas no tenían nada que ver con la ausencia de Celia, pero Fidel Castro, por una rara superstición, todavía vive convencido de lo contrario. No puede concebir que todos los problemas sean producto de la casualidad después que Celia dejó de "tirarle los caracoles". Lo cierto es que él ha pasado, a la velocidad de un cohete, de "guerrillero heroico" a ser un desastre, fracasado y enfermo dinosaurio.
(Amabilidad del autor).
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La leçon du 11-Septembre. Por Christian Makarian.
Interesante artículo donde se cita a Cuba y la Crisis de los misiles. L'Express.
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September 11, 2011
11-S. Décimo aniversario. Homenaje de la ciudad de París a la de Nueva York, esta tarde.

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Al mismo tiempo se celebraba una misa en Notre Dame, la catedral estaba llena.
Filed under: Historia, Política Tagged: 11-S, Nueva York, Paris








Killing Castro.
KILLING CASTRO.
« A mi me han matado muchas veces », ha dicho recientemente Castro I (llamado en este blog Chacumbele I); es cierto, tiene razón, lo « han matado » en diversas ocasiones sin conseguir matarlo de veras, qué pena, una verdadera lástima. Pero lo cierto es que esas múltiples muertes fracasadas, y sus numerosas apariciones cada vez menos triunfantes, no sólo han deteriorado la imagen heroica que él pretendía dar, además han ido "asesinando" en la gente la expectativa gloriosa que despertaba cada vez que él anunciaba sus apariciones.
Es por lo que pienso que "matar a Castro" ha tenido el sentido que nadie se propuso originalmente y que, sin embargo, ha triunfado, sembrando en las personas un cansancio, una especie de fatiga crónica intratable e incurable de la imagen cada vez más absurda del mequetrefe Castro I. No sólo la gente –me refiero a aquellos que no tienen nada que ver con el castrismo, ni a favor ni en contra- ya suspira aliviada cuando les llega el rumor de que Castro ha muerto, además, cuando éste reaparece, esa misma gente hace un gesto de asco, de desprecio, de hastío ante su imagen. Una imagen, por demás, pitoyable, que es la de un viejo sostenido por su propia maldad y la maldad de los que lo rodean y ensalzan, a conciencia de que si se les muere, ellos no existirían tampoco. De ese pedazo de piltrafa humana, entonces, depende el futuro de algunos, y es la razón por la que un lameculo venezolano necesita revivirlo, sacarlo, mostrarlo, para que salga retratado como un pelele, peor que un espantapájaros, y que lo vea el mundo entero en ese estado de depauperación maldita.
Francamente, no sólo es la viva imagen de su fracaso personal, además es el símbolo de que hemos ganado. O, mejor dicho, ha ganado la naturaleza, invencible ante cualquier inmortal de pacotilla, como lo es Castro I, y añado también al Hermanazo.
Tantos años inventándose a sí mismo atentados y armándose guerras en su contra, para morir en una cama, como el común de los mortales, más parecido a un pobre clochard (mendigo) machucado por la vejez y el terror que a un héroe de perfil griego como lo vendió la prensa de hace cincuenta y tres años y que el pueblo cubano compró gustoso, pese a su malograda sonrisa de dientes careados, el brillo malévolo en las pupilas, y la verborrea diarreica que se gastó durante décadas (menos mal que no existía tuiter, le habría sacado chispas con sus boberías, como algunos que yo conozco).
La verdad es que yo personalmente disfruto muchísimos todas estas muertes y resurrecciones de Castro, es más, propongo que lo hagamos más a menudo. "Matémoslo" desde el exilio con mayor frecuencia, para que una vez más se vea en la obligación de mostrarse con un nuevo atuendo, a cuál más ridículo: una pamela verdeolivo, una camperita Adidas, unas zapatillas de saltamontes… y cada vez más aplastado, rebajado, acabado por su propia maldad, más destruido, balbuceante, y a todas luces sin poder entablar una conversación coherente. ¿No es magnífico?
Es verdad que nada como verlo colgado de una guácima, pataleando y con la lengua afuera, pero como no ha habido cojones por parte de ningún cubano para hacerlo, pues entonces tenemos que conformarnos con "matarlo" una y otra vez, y reírnos a carcajadas en cada una de sus numerosas resurrecciones, las que ya agotan hasta a sus propios admiradores, que más que admiración ya lo que le tienen es pura lástima, ni eso, hasta les van cogiendo roña.
El otro día, sin ir más lejos, estaba yo en casa de unos amigos que fueron de izquierda y ya no lo son, y que me confesaron que a ellos les daba pena, vergüenza ajena, ver a ese pobre diablo empecinado en recordarle al mundo que estaba vivo y que era inocente, y hasta los sacaba de quicio de sólo observarlo, batallando cual el más insólito de los siquitraquis. Al rato pasó uno de los jóvenes de la casa, 18 años, francés, desde luego, y frente a la patética imagen en la pantalla, preguntó si se trataba de otro cura diabólico y perverso violador de niños. ¡Mejor imposible! Yo me revolqué por el piso de la risa, no pude evitarlo. Ya ni siquiera lo reconocen las nuevas generaciones. Para mi hija, que está bastante informada, siempre ha sido el "Coco", con el que le metíamos miedo para que comiera; prendíamos la televisión y le decíamos: "Come, come, que si no comes saldrá de la pantalla el Coco y te comerá a ti". Remedio santo, tú, dejaba vacío el plato.
Así que sigamos rematando a Castro, para que él siga saliendo, en la televisión, a meternos miedo, como el Coco. Así llegará el día en que se muera de verdad, y como en el cuento de La Fontaine, o de Pedro y el Lobo, de Sergueï Prokofiev, ya nadie lo creerá, nadie se interesará, porque su muerte estará tan desgastada como su vida misma y sus seguidas apariciones. Así que "matémoslo", o rematémoslo una y mil veces más, que en cualquier momento vencerá quien siempre vence: la naturaleza. Pero para ese momento ya la gente estará harta, y ni siquiera prenderán la televisión, ni encenderán la radio, para cerciorarse si es verdad o mentira. Les importará exactamente un pepino. O un bledo, que es menos que un pepino.
Zoé Valdés.
Antiguo video para reírnos más. Si las carcajadas mataran ya sería momia, aunque ya lo es en vida:
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Two de force. Orestes Matacena.
Al Qaeda se ahoga en su propia sangre. Por José María Irujo.
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