Tomo el tren muy temprano, me aferro al paisaje. Paramos en una estación desierta: Luneville. Por fin, una eternidad más tarde, llego a Nancy. Me dirijo al hotel, que queda al lado de la catedral.
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Almuerzo deliciosas cailles (perdices) junto a varios autores en un restaurant de la rue Stanislas, de ahí nos vamos al Salón del Libro. Firma e intercambio con los lectores; debería escribir un libro sobre estas giras, ocurren cosas comiquísimas.
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Zoé Valdés
Published on September 17, 2011 11:06