Cesar Silva Marquez's Blog, page 9
March 23, 2015
La balada de los arcos dorados en MILENIO
MariCarmen Sánchez Ambriz titula su reseña:
Soñé que eras Batman
para leer la nota desde la página de MILENIO, dar CLICK AQUÍ
Hace 15 años pocas personas hubieran podido creer que César Silva Márquez (Ciudad Juárez, 1974) iba a frecuentar más la narrativa que la poesía. Los proyectos tienen cabida sin importar el género, habría dicho Salvador Elizondo, quien solía llamarle a sus textos proyectos y no encasillarlos en un determinado género literario. En el caso de Silva Márquez ha ido enfilando sus intereses hacia la prosa, cada vez con más fuerza y soltura.
Ciudad Juárez es un escenario recurrente en la apuesta literaria del autor. Tal vez Silva Márquez se ha propuesto hacer una tetralogía que incluye Los cuervos (2006), Una isla sin mar (2009) y Juárez Whiskey (2013). La violencia, las mujeres muertas, la desolación, las adicciones y el estrés de vivir al límite son explorados en esta novela policíaca. Dos personajes coinciden y, desde su trinchera, combaten el crimen: un periodista (Luis Kuriaki) y un agente de la policía (Julio Pastrana).
Es un acierto que le brinde otras posibilidades a la novela negra y no se limite a lo que tradicionalmente se conoce de este género; es decir, que recurra a evocaciones oníricas y presencias fantasmales, como el periodista fracasado que sigue los pasos de Kuriaki. En Una isla sin mar se puede percibir esa minucia por detallar el mundo de los sueños, historias engarzadas y momentos en los que la realidad se interpone a la ficción. Recupera aquí esa manera de mostrar una visión esperpéntica y, a la vez, sutil.
Los arcos dorados son la M de McDonalds, lugar que uno de sus personajes visita frecuentemente porque le agrada cenar una Big Mac. Además de las hamburguesas, está también la presencia de zombis, Batman, los protagonistas de Toy Story, la familia Manson, Sharon Tate y Billy Mitchell, campeón en Pac-Man que reflexiona: “El videojuego es apenas una simple metáfora para entender cosas más complejas. Morir a la mitad de un nivel significa otra cosa. Un esfuerzo inútil, trabajar sin convicción”.
Silva Márquez ha construido una sólida historia, en donde permea una suerte de circularidad entre la literatura y la vida por la cual la realidad se convierte en ficción y la ficción en realidad. Somos testigos de la era de la criminalidad. Decía Federico Campbell que vivimos tiempos de zozobra y tiene razón.
Más intrépido que la criminología, más sugerente que la psicología y los sueños, más astuto que las conjeturas policiales y reporteriles, más allá del ritmo de Los Eagles con “Hotel California”, el discurso de esta novela criminal a veces se ríe de sí mismo y no cree en una verdad posible: especula que “la vida es una flecha marcada en rojo”.
así el futbol
gracias, como siempre, por el tiempo y el espacio
Soñé que eras Batman
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Hace 15 años pocas personas hubieran podido creer que César Silva Márquez (Ciudad Juárez, 1974) iba a frecuentar más la narrativa que la poesía. Los proyectos tienen cabida sin importar el género, habría dicho Salvador Elizondo, quien solía llamarle a sus textos proyectos y no encasillarlos en un determinado género literario. En el caso de Silva Márquez ha ido enfilando sus intereses hacia la prosa, cada vez con más fuerza y soltura.
Ciudad Juárez es un escenario recurrente en la apuesta literaria del autor. Tal vez Silva Márquez se ha propuesto hacer una tetralogía que incluye Los cuervos (2006), Una isla sin mar (2009) y Juárez Whiskey (2013). La violencia, las mujeres muertas, la desolación, las adicciones y el estrés de vivir al límite son explorados en esta novela policíaca. Dos personajes coinciden y, desde su trinchera, combaten el crimen: un periodista (Luis Kuriaki) y un agente de la policía (Julio Pastrana).
Es un acierto que le brinde otras posibilidades a la novela negra y no se limite a lo que tradicionalmente se conoce de este género; es decir, que recurra a evocaciones oníricas y presencias fantasmales, como el periodista fracasado que sigue los pasos de Kuriaki. En Una isla sin mar se puede percibir esa minucia por detallar el mundo de los sueños, historias engarzadas y momentos en los que la realidad se interpone a la ficción. Recupera aquí esa manera de mostrar una visión esperpéntica y, a la vez, sutil.
Los arcos dorados son la M de McDonalds, lugar que uno de sus personajes visita frecuentemente porque le agrada cenar una Big Mac. Además de las hamburguesas, está también la presencia de zombis, Batman, los protagonistas de Toy Story, la familia Manson, Sharon Tate y Billy Mitchell, campeón en Pac-Man que reflexiona: “El videojuego es apenas una simple metáfora para entender cosas más complejas. Morir a la mitad de un nivel significa otra cosa. Un esfuerzo inútil, trabajar sin convicción”.
Silva Márquez ha construido una sólida historia, en donde permea una suerte de circularidad entre la literatura y la vida por la cual la realidad se convierte en ficción y la ficción en realidad. Somos testigos de la era de la criminalidad. Decía Federico Campbell que vivimos tiempos de zozobra y tiene razón.
Más intrépido que la criminología, más sugerente que la psicología y los sueños, más astuto que las conjeturas policiales y reporteriles, más allá del ritmo de Los Eagles con “Hotel California”, el discurso de esta novela criminal a veces se ríe de sí mismo y no cree en una verdad posible: especula que “la vida es una flecha marcada en rojo”.
así el futbol
gracias, como siempre, por el tiempo y el espacio
Published on March 23, 2015 07:24
March 10, 2015
La balada de los arcos dorados en El Heraldo de Puebla
La balada comentada por Serafín Vázquez
la nota la pueden leer AQUÍ
y dice más o menos así:
Todas las ciudades tienen sus historias. En cualquiera pueden perseguirte, alcanzarte, y -de un jalón -subirte a la batea de una pick-up, entonces llegarán los golpes y los insultos: la cara al suelo, puto; no que muy chingón, eres un pendejo. Querrás moverte, escapar, pero la adrelanina del instinto de conservación será superada por el sujeto que se sienta en tu espalda y te dice: en todos lados tenemos ojos, puto.En La balada de los arcos dorados las historias suceden en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde vive el periodista Luis Kuriaki, quien ha publicado en el diario para el que trabaja que en el tráfico de drogas también participan aviones militares. En esa misma ciudad viven -y mueren- varios de sus amigos, entre ellos Samuel Benítez, con quien habla pese a ya no ser de este mundo.Y también Rebeca y Rossana; la primera ex azafata de origen norteamericano, su vecina. La segunda, juarense como Luis, y su compañera en El Diario de Juárez. Como buenos reporteros, Rossana y Luis tienen sus fuentes en dos policías, Álvaro Luna, y el veracruzano Julio Pastrana, quien tomó la justicia como algo personal desde antes de la desaparición de su prima Margarita.El autor César Silva (Ciudad Juárez, 1974) ha revelado que La Balada... está inspirada en su amigo periodista Luis, quien como su personaje, trabaja y vive en Ciudad Juárez. Para el duro policía Julio Pastrana, se basó en la personalidad del actor Joaquín Cosío, que puedes identificar en películas como La dictadura perfecta o El Infierno.En La balada... hay varias historias, todas muy bien contadas: La de la madre de Luis, a quien siempre veremos con un vaso de whisky en las manos. El origen de los McDonalds en 1937 en Pasadena, California; los ataques racistas del Ku Klux Kan en Alabama, y la aparición de un homicida serial en Chicago que gustaba dejar junto a sus víctimas una bolsa de papel con arcos dorados. El asesinato del padre de Julio Pastrana en los muelles veracruzanos. La historia de Sharon Tate, Charles Manson y su relación con la madre de Rebeca, la ex azafata.A la par de las ejecuciones entre criminales, de asesinatos de inocentes, de desapariciones, violaciones y violencia contra las mujeres, surgen dos vengadores anónimos, uno que castiga y sólo golpea; y otro que condena y mata, dejando a sus víctimas con un agujero en la cabeza.Pero La balada... no es sólo una novela negra, también es una de amor, de amores, de seducción. En una ocasión, Luis pregunta a una amiga cuál sería el superpoder que ella elegiría, ella responde que la invisibilidad. Tendrías que andar desnuda; entonces ella comienza a quitarse la ropa y pregunta: tú, qué poderes tienes.
La balada de los arcos dorados (fragmentos)
ILuis Kuriaki es periodista. Tiene veinticuatro años y trabaja en El Diario de Juárez. El día de su cumpleaños número dieciocho, su madre le regaló una cámara Nikon de obturador automático. La primera vez que consumió cocaína fue en 2004 a los diecinueve. A los veinte se dio cuenta de que vivía para ella, y después de cada pase se juraba que ese vacío que le provocaba, sería el último. A los veintiuno, en medio de una fiesta y al lado de su mejor amigo, el Topo, sufrió una sobredosis. El Topo lo llevó al hospital. El Topo tenía miedo de que se fuera a morir en el camino hacia el hospital. Pero no fue así. Luis entró en una clínica de rehabilitación, en la cual duró poco más de un mes. La segunda sobredosis se dio al cabo de tres meses, frente al océano Pacífico, en Mazatlán...
IIJulio Pastrana se fue a vivir a Xalapa con una tía a finales de septiembre. Luego, a los 20 años, se graduó de policía. En sueños aparecía aquel enorme tipo que le arrebató a su padre con un cuchillo. Luego una tormenta se llevaba al hombre y, por un momento, Julio Pastrana se sentía aliviado, hasta que el agua era tanta que comenzaba a cubrirle los pies para llegar a las rodillas y cintura, y cuando el agua subía hasta el cuello, despertaba....Como policía era un hombre temerario. Los ladronzuelos por un tiempo lo llamaron El Terminator. El mote se le ocurrió a Esteban Azueta, un pobre diablo que vivía en la circunferencia de Xalapa, rumbo a Banderilla, y que cometía pequeños robos en los barrios vecinos...
III El auto aceleró y, segundos después, las luces de los frenos encendieron y volvieron emparejar. Luis desaceleró y miró por el retrovisor. Una pick-up negra lo alcanzó por detrás. El auto comenzó a cerrarle el paso hasta que Luis frenó. Chingao, dijo. Tomó el celular; sin saber qué más hacer marcó el número de Rebeca. Y mientras ella contestaba, el vidrio del auto de Luis tronó en mil pedazos. Estoy muerto, pensó, y esperó a que la sangre brotará de algún lado, pero no hubo nada. Un par de brazos entraron por la ventana y de un jalón lo sacaron. Lo arrastraron y lo lanzaron a la batea de la pick-up. Es mi momento de correr, dijo pero no se movió, el cuerpo no le respondía, aquel jalón había sido suficiente.Oyó: Eres un pendejo.Oyó: La cara al suelo, puto.Oyo: Te crees muy chingón.Eran voces distintas, unas más roncas que otras, pero todas de hierro y dolorosas. La camioneta avanzaba y sobre la espalda sentía un gran peso. Alguien iba sentado sobre él...Eres un pendejo, escuchó. No sabes que tenemos ojos en El Diario...
IVEl 24 de diciembre, por una llamada anónima, la policía localizó lo que al principio parecían diez cuerpos enterrados en una casa abandonada del fraccionamiento Quintas del Valle, al este de la ciudad, muy cerca del Puente Internacional Zaragoza. La primera casa, de la primera cuadra. El trabajo pasó a manos del agente Álvaro Luna Cian. En El Diario, el jefe de información le pidió a Rossana que escribiera la nota. Esa vez no hubo ningún zombi involucrado, ni tigre suelto, ni vampiro.
La balada de los arcos doradosCésar Silva MárquezAlmadía México, 2014
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y dice más o menos así:
Todas las ciudades tienen sus historias. En cualquiera pueden perseguirte, alcanzarte, y -de un jalón -subirte a la batea de una pick-up, entonces llegarán los golpes y los insultos: la cara al suelo, puto; no que muy chingón, eres un pendejo. Querrás moverte, escapar, pero la adrelanina del instinto de conservación será superada por el sujeto que se sienta en tu espalda y te dice: en todos lados tenemos ojos, puto.En La balada de los arcos dorados las historias suceden en Ciudad Juárez, Chihuahua, donde vive el periodista Luis Kuriaki, quien ha publicado en el diario para el que trabaja que en el tráfico de drogas también participan aviones militares. En esa misma ciudad viven -y mueren- varios de sus amigos, entre ellos Samuel Benítez, con quien habla pese a ya no ser de este mundo.Y también Rebeca y Rossana; la primera ex azafata de origen norteamericano, su vecina. La segunda, juarense como Luis, y su compañera en El Diario de Juárez. Como buenos reporteros, Rossana y Luis tienen sus fuentes en dos policías, Álvaro Luna, y el veracruzano Julio Pastrana, quien tomó la justicia como algo personal desde antes de la desaparición de su prima Margarita.El autor César Silva (Ciudad Juárez, 1974) ha revelado que La Balada... está inspirada en su amigo periodista Luis, quien como su personaje, trabaja y vive en Ciudad Juárez. Para el duro policía Julio Pastrana, se basó en la personalidad del actor Joaquín Cosío, que puedes identificar en películas como La dictadura perfecta o El Infierno.En La balada... hay varias historias, todas muy bien contadas: La de la madre de Luis, a quien siempre veremos con un vaso de whisky en las manos. El origen de los McDonalds en 1937 en Pasadena, California; los ataques racistas del Ku Klux Kan en Alabama, y la aparición de un homicida serial en Chicago que gustaba dejar junto a sus víctimas una bolsa de papel con arcos dorados. El asesinato del padre de Julio Pastrana en los muelles veracruzanos. La historia de Sharon Tate, Charles Manson y su relación con la madre de Rebeca, la ex azafata.A la par de las ejecuciones entre criminales, de asesinatos de inocentes, de desapariciones, violaciones y violencia contra las mujeres, surgen dos vengadores anónimos, uno que castiga y sólo golpea; y otro que condena y mata, dejando a sus víctimas con un agujero en la cabeza.Pero La balada... no es sólo una novela negra, también es una de amor, de amores, de seducción. En una ocasión, Luis pregunta a una amiga cuál sería el superpoder que ella elegiría, ella responde que la invisibilidad. Tendrías que andar desnuda; entonces ella comienza a quitarse la ropa y pregunta: tú, qué poderes tienes.
La balada de los arcos dorados (fragmentos)
ILuis Kuriaki es periodista. Tiene veinticuatro años y trabaja en El Diario de Juárez. El día de su cumpleaños número dieciocho, su madre le regaló una cámara Nikon de obturador automático. La primera vez que consumió cocaína fue en 2004 a los diecinueve. A los veinte se dio cuenta de que vivía para ella, y después de cada pase se juraba que ese vacío que le provocaba, sería el último. A los veintiuno, en medio de una fiesta y al lado de su mejor amigo, el Topo, sufrió una sobredosis. El Topo lo llevó al hospital. El Topo tenía miedo de que se fuera a morir en el camino hacia el hospital. Pero no fue así. Luis entró en una clínica de rehabilitación, en la cual duró poco más de un mes. La segunda sobredosis se dio al cabo de tres meses, frente al océano Pacífico, en Mazatlán...
IIJulio Pastrana se fue a vivir a Xalapa con una tía a finales de septiembre. Luego, a los 20 años, se graduó de policía. En sueños aparecía aquel enorme tipo que le arrebató a su padre con un cuchillo. Luego una tormenta se llevaba al hombre y, por un momento, Julio Pastrana se sentía aliviado, hasta que el agua era tanta que comenzaba a cubrirle los pies para llegar a las rodillas y cintura, y cuando el agua subía hasta el cuello, despertaba....Como policía era un hombre temerario. Los ladronzuelos por un tiempo lo llamaron El Terminator. El mote se le ocurrió a Esteban Azueta, un pobre diablo que vivía en la circunferencia de Xalapa, rumbo a Banderilla, y que cometía pequeños robos en los barrios vecinos...
III El auto aceleró y, segundos después, las luces de los frenos encendieron y volvieron emparejar. Luis desaceleró y miró por el retrovisor. Una pick-up negra lo alcanzó por detrás. El auto comenzó a cerrarle el paso hasta que Luis frenó. Chingao, dijo. Tomó el celular; sin saber qué más hacer marcó el número de Rebeca. Y mientras ella contestaba, el vidrio del auto de Luis tronó en mil pedazos. Estoy muerto, pensó, y esperó a que la sangre brotará de algún lado, pero no hubo nada. Un par de brazos entraron por la ventana y de un jalón lo sacaron. Lo arrastraron y lo lanzaron a la batea de la pick-up. Es mi momento de correr, dijo pero no se movió, el cuerpo no le respondía, aquel jalón había sido suficiente.Oyó: Eres un pendejo.Oyó: La cara al suelo, puto.Oyo: Te crees muy chingón.Eran voces distintas, unas más roncas que otras, pero todas de hierro y dolorosas. La camioneta avanzaba y sobre la espalda sentía un gran peso. Alguien iba sentado sobre él...Eres un pendejo, escuchó. No sabes que tenemos ojos en El Diario...
IVEl 24 de diciembre, por una llamada anónima, la policía localizó lo que al principio parecían diez cuerpos enterrados en una casa abandonada del fraccionamiento Quintas del Valle, al este de la ciudad, muy cerca del Puente Internacional Zaragoza. La primera casa, de la primera cuadra. El trabajo pasó a manos del agente Álvaro Luna Cian. En El Diario, el jefe de información le pidió a Rossana que escribiera la nota. Esa vez no hubo ningún zombi involucrado, ni tigre suelto, ni vampiro.
La balada de los arcos doradosCésar Silva MárquezAlmadía México, 2014
Published on March 10, 2015 19:17
March 5, 2015
Emergencias. Cuentos mexicanos de jóvenes talentos
Recién aparece, bajo el sello de Lectorum, esta antología de cuento, donde un servilleta ha sido incluido. El antologador es Alberto Chimal.
dejo aquí la poca información que tengo del libro
Dice Alberto Chimal, en ESTA PÁGINA AQUI, o leer aquí abajo:
Así el futbol. SALUD
dejo aquí la poca información que tengo del libro
Dice Alberto Chimal, en ESTA PÁGINA AQUI, o leer aquí abajo:
Ya está aquí: "Emergencias", antología de jóvenes autores mexicanos que realicé para la editorial Lectorum. El libro contiene cuentos de escritoras y escritores que vivieron –en ciertos casos a muy corta edad– la transición entre el siglo anterior y éste, y deben escribir en un tiempo que ha abandonado por entero las esperanzas del pasado. Hay historias sobre crimen y violencia, por supuesto, pero también sobre todos los otros temas de la vida humana. Se podría decir que los cuentos representan en conjunto la voluntad de continuar, la tenacidad de nuestra narrativa actual, que según creo se ha fortalecido (aunque haya sido a la mala) en estos años aciagos.
Los autores seleccionados son Pedro J. Acuña, Maritza M. Buendía, Miguel Cane, Víctor Roberto Carrancá, Raquel Castro, Karen Chacek, Norma Yamillé Cuéllar, Gabriela Damián, Atahualpa Espinosa, Iván Farías, Ruy Feben, Úrsula Fuentesberáin, Valeria Gascón, Enrique Ángel González Cuevas, Daniel Herrera, Susana Iglesias, Rodolfo JM, Daniel Krauze, Jaime Muñoz de Baena, José Manuel Ríos Guerra, César Silva Márquez, Paola Tinoco, Arturo Vallejo, Iliana Vargas y Magali Velasco. Algunos tienen más camino andado que otros, pero todos están en activo ahora.
Esta antología no quiere ser un "canon": una lista definitiva de autores que perdurarán. Pero sí es una muestra representativa de tendencias actuales y puede ayudar a ampliar el panorama de lo que se escribe hoy, tal como se muestra en otras antologías y listas.
Y además, simplemente, puede leerse con gusto.
Así el futbol. SALUD
Published on March 05, 2015 16:15
February 17, 2015
FELIZ ANIVERSARIO 10, ALMADÍA
Published on February 17, 2015 18:57
February 8, 2015
Piercing
Ryu Murakami, 2007
Un detective anónimo había propuesto esta explicación: “Cuando cortas el tendón de Aquiles, el sonido que hace es tan alto y agudo como el de un disparo. Puede que el asesino lo supiera y le gustara”. Kawashima decidió que antes de perforar el estómago de la víctima con el punzón –o después, si era preciso– le cortaría el tendón de Aquiles.Esta novela de Ryu Murakami es la tercera que leo del rockero - escritor japonés. Llena de vitalidad y buena narrativa, Piercing se mente en la cabeza de dos personajes un tanto dañados (igual que los personajes en las anteriores Azul transparente y Los chicos de las taquillas -que debería llamarse en español de México Los chicos de los casilleros) que por razones del azar una noche coinciden para hacer de sus vidas un coctél explosivo donde la muerte es parte de los ingredientes. ¿Quien de ellos sobrevivirá?
Buen rescate que está haciendo Escalera, y lo digo como tal, porque apenas hasta estos días Ryu nos comienza a llegar a México. ¿O no? ¿O solo a mí? No importa, el asunto es echarle un ojo.
Sin duda muy recomendable esta novela casi casi casi obra de teatro, casi casi casi película.
Published on February 08, 2015 08:10
February 6, 2015
Película THE DROP (2014) de Michaël R. Roskam
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Published on February 06, 2015 09:13
January 28, 2015
Vivir y morir en USA
Algunos de los mejores representantes del estadunidense y otros que sin ser propiamente autores policiacos han incursionado con éxito en el género, se dan cita en esta extraordinaria antología de cuentos. Relatos de Don Winslow, Michael Connelly, Lee Child, Joyce Carol Oates y Jonathan Safran Foer, entre otros autores destacados.
Esta obra ofrece un puñado de notables relatos escritos con garra y sensibilidad que, en conjunto, trazan el perfil de la sociedad estadunidense actual desde la perspectiva de la criminalidad. Pero esto no es todo. Más allá del ámbito geográfico en el que se ubican los relatos aquí reunidos, el libro nos habla del ser humano en general, de la vida en las grandes ciudades y de los delitos que ocurren en ella. Para la edición en español preparada por Océano, se decidió que cada una de las historias del libro fuera traducida por un autor mexicano diferente y de reconocido prestigio.
El cuento que traduje es del escritor Luis Alberto Urrea y las primeras líneas son las siguientes:<!-- /* Font Definitions */ @font-face {font-family:"MS 明朝"; panose-1:0 0 0 0 0 0 0 0 0 0; mso-font-charset:128; mso-generic-font-family:roman; mso-font-format:other; mso-font-pitch:fixed; mso-font-signature:1 134676480 16 0 131072 0;} @font-face {font-family:"MS 明朝"; panose-1:0 0 0 0 0 0 0 0 0 0; mso-font-charset:128; mso-generic-font-family:roman; mso-font-format:other; mso-font-pitch:fixed; mso-font-signature:1 134676480 16 0 131072 0;} @font-face {font-family:Cambria; panose-1:2 4 5 3 5 4 6 3 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:auto; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:3 0 0 0 1 0;} @font-face {font-family:"Arial Unicode MS"; panose-1:2 11 6 4 2 2 2 2 2 4; mso-font-charset:0; mso-generic-font-family:auto; mso-font-pitch:variable; mso-font-signature:-134238209 -371195905 63 0 4129279 0;} /* Style Definitions */ p.MsoNormal, li.MsoNormal, div.MsoNormal {mso-style-unhide:no; mso-style-qformat:yes; mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:12.0pt; font-family:Cambria; mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-fareast-font-family:"MS 明朝"; mso-fareast-theme-font:minor-fareast; mso-hansi-font-family:Cambria; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi;} p.Body1, li.Body1, div.Body1 {mso-style-name:"Body 1"; mso-style-unhide:no; mso-style-parent:""; margin:0cm; margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; mso-outline-level:1; font-size:12.0pt; mso-bidi-font-size:10.0pt; font-family:Helvetica; mso-fareast-font-family:"Arial Unicode MS"; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; color:black; text-underline:black;} .MsoChpDefault {mso-style-type:export-only; mso-default-props:yes; font-family:Cambria; mso-ascii-font-family:Cambria; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-fareast-font-family:"MS 明朝"; mso-fareast-theme-font:minor-fareast; mso-hansi-font-family:Cambria; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-bidi-font-family:"Times New Roman"; mso-bidi-theme-font:minor-bidi;} @page WordSection1 {size:595.0pt 842.0pt; margin:70.85pt 3.0cm 70.85pt 3.0cm; mso-header-margin:35.4pt; mso-footer-margin:35.4pt; mso-paper-source:0;} div.WordSection1 {page:WordSection1;} </style></div><blockquote class="tr_bq"><div class="Body1" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 14.0pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-size: 10.0pt; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">Amapola</span></b><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 14.0pt; line-height: 150%; mso-bidi-font-size: 10.0pt;"></span></b></div><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";"></span><span style="font-family: "Times New Roman";"></span> <br /><div class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">Nunca en mi vida he consumido drogas, lo juro. Por otro lado, nadie se acab</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">ó</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";"> tantos barriles de cerveza como yo. Yo y el Papa. </span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">É</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">ramos de esos que exig</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">í</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">an: </span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">“¡</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">Traigan la Corona y el J</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">ä</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">ger!</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">”</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";"> </span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">¿</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">Qui</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">é</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">n no lo fue? Pero nunca fum</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">é</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";"> hierba, mucho menos us</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">é</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";"> de las duras. Hasta que conoc</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">í</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";"> a la hermana menor del Papa. Y cuando la conoc</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">í</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";"> ella se convirti</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">ó</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";"> en mi droga. Y la consum</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">í</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">a y consum</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">í</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">a, y cuando la consum</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">í</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">a nada m</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">á</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">s me importaba. Toda la sangre y todas las balas en el mundo no pod</span><span style="font-family: "Arial Unicode MS"; mso-ascii-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi;">í</span><span style="font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Arial Unicode MS"; mso-hansi-font-family: "Arial Unicode MS";">an penetrar tanto y tan adentro.</span></div></blockquote><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div>
Published on January 28, 2015 11:41
Ciudad Juárez, una ciudad de novela… policiaca
En OMNIA y el periódico Crónica de Hoy Chihuahua, aparece esta entrevista-nota que me hizo la periodista Betzabel Loch, por La balada de los arcos dorados
Para leerla completa dar CLICK AQUÍ
entre otras cosas dice lo siguiente:
como siempre, gracias por el espacio y tiempo.
así es el futbol
Para leerla completa dar CLICK AQUÍ
entre otras cosas dice lo siguiente:
Ganadora del Premio José Rubén Romero, “La balada de los arcos dorados” es una novela policiaca escrita por el juarense César Silva Márquez, quien ha logrado la atención de la crítica a nivel nacional y ha hecho alarde de su narrativa entre la realidad y la ficción, entre personajes que a diario vemos vivir (o sobrevivir), y otros que nacen de la imaginativa de su autor con un estilo muy particular, impregnado de la cultura pop, como súper héroes, zombis e historias fantásticas.
como siempre, gracias por el espacio y tiempo.
así es el futbol
Published on January 28, 2015 11:21
January 27, 2015
Festin de muertos. Zombis mexicanos.
Festín de muertos. Antología de relatos mexicanos de zombis Rafael Villegas dicen:
Enero 27, 2015 A Raquel Castro y a mí se nos ocurrió pedirle a 18 escritores mexicanos que escribieran un cuento de zombis. ¿Zombis? Sí, esa curiosa clase de muerto que camina. El resultado es Festín de muertos. Antología de relatos mexicanos de zombis, que justo acaba de salir de la imprenta y llegará a las librerías del país (y, se rumora, de Estados Unidos) en las próximas semanas. El libro ha sido editado por Océano, en su colección El Lado Oscuro. Por lo pronto, dejo el índice y algunas páginas.
Por cierto, fue a Vanessa García Leyva a quien se le ocurrió en 2010 ponernos a Raquel Castro, Cecilia Eudave y a mí a hablar de zombis en Casa Vallarta, en Guadalajara. AHÍ empezó este libro.
“PRESENTACIÓN: MUCHOS MUERTOS VIVOS DE MÉXICO, Raquel Castro y Rafael Villegas
LA OTRA NOCHE DE TLATELOLCO, Bernardo Esquinca
EL SÓTANO DE UNA CASA EN UNA CALLE APENAS TRANSITADA, Édgar Adrián Mora
EL DEBER DE LOS VIVOS, Jorge Luis Almaral
SHOW BUSINESS, Omar Delgado
DÍA DE MUERTOS, José Luis Zárate
LOS PRIMEROS ATARDECERES DEL INCENDIO, César Silva Márquez
SOBREVIVIR…, Cecilia Eudave
LOS SALVAJES, Alberto Chimal
LOS DÍAS CON MONA, Joserra Ortiz
LOS ZETAS, Bernardo Fernández “Bef”
EL PUENTE, Gabriela Damián Miravete
COMO CADA VEZ, Karen Chacek
SALA DE RECUPERACIÓN, Antonio Ramos Revillas
ANGELITO, Arturo Vallejo
LA PRIMERA EN LA FRENTE, Ricardo Guzmán Wolffer
SEÑOR Z, Carlos Bustos
EL HOMBRE QUE FUE VALDEMAR, Norma Lazo
EL LUGAR DEL HOMBRE, Luis Jorge Boone
La portada es de Richard Zela”
El principio del cuento Los primeros atardeceres del incendio, es el siguiente: La fotografía fue tomada alrededor de las once horas. En ella, en primer plano y a la izquierda. Morena tiene los dientes hincados en el brazo de Saldaña. Su expresión es tibia, es la expresión de alguien que presencia un accidente automovilístico en la distancia. El brazo de Saldaña se ha convertido en un retazo de carne. Un pedazo de algo que está perdiendo calor, algo que antes funcionaba para sujetar, saludar o bañarse. Los ojos de Morena están vacíos, cierta automaticidad en ellos nos dice que es una máquina de comer. En la mirada de Saldaña hay sorpresa y su boca abierta lo confirma. De alguien más es el brazo que están mordiendo, de alguien más la piel que cede bajo el filo del hambre. En segundo plano se encuentra un aparador del mercado Juárez, ese mismo mercado que ha sido incendiado trece veces y que no ha muerto, como si se tratara de un zombi. En ese aparador está mi reflejo, porque soy yo quien ha tomado la fotografía y estaré ahí sosteniendo la cámara por los siglos de los siglos.
Published on January 27, 2015 18:03
January 7, 2015
La balada de los arcos dorados en EL UNIVERSAL
Mi estimado Elmer Mendoza
escribió en su columna de El Universal el siguiente texto sobre La balada de los arcos dorados
para leer el texto en el link original dar click AQUÍ
Contar acertadamente la vida de una ciudad no requiere de una trama perfecta, sino de una prosa sutil y cadenciosa a partir de la definición precisa de personajes, espacios y circunstancias probables cuidadosamente desarrolladas; es la impresión que deja la novela La balada de los arcos dorados, de César Silva Márquez, publicada por Almadía en su colección Negra, en agosto de 2014, en Oaxaca, México. Es una obra sorprendente y genuina.
César Silva Márquez, nacido en Ciudad Juárez en 1974, con esta novela se ha convertido en un narrador mayor; su experiencia como poeta y novelista le permiten manejar ritmos poéticos y narrativos como herramientas seguras para conseguir una prosa imprescindible. Es una novela negra, pero utiliza recursos de diversas estéticas, como el sueño y la voz de un muerto que acompaña a Luis Kuriaki, un periodista de nota roja que no es capaz de escribir sus artículos. Hace unas horas, soñé al cantante Caetano Veloso: me decía que México necesitaba palabras nuevas para recuperar su existencia, que debíamos encontrarlas y reinventar el país. Desperté con La balada de los arcos dorados en la mente, donde los sueños contribuyen a explicar la vida presente y prevenir el futuro. Se percibe que el autor disfruta el acto de escribir, aunque reconozca que “la vida es una fecha marcada en rojo.”
El policía Julio Pastrana consiguió que lo asignaran a Ciudad Juárez, donde desapareció su prima Margarita; mientras busca, encuentra cadáveres todos los días, entre ellos varios que aparecen desnudos, con la ropa a unos metros y un balazo en la cabeza. Después de varios días de investigación ubica a una persona que pudiera ser la asesina; mientras esto ocurre, hallan fosas con cadáveres, cuerpos colgados de puentes y traficantes de droga muertos o viviendo sus últimos días y comiendo hamburguesas. Aparecen dos mujeres hermosas: Rebeca, que duerme con Kuriaki de vez en cuando, y Rossana, periodista que usa bragas de colores con quien Kuriaki se queda a dormir cada vez con mayor frecuencia.
Silva Márquez desarrolla la historia con desenfado, con una visión libre de la novela policiaca donde no juega demasiado con lo clásico que la define; por ejemplo, presenta una perturbación que no capitaliza al cien; lo que sí, consigue que la historia se desenvuelva como si se escribiera sola y él fuera apenas un ojo vigilante que permite que sus personajes jamás se sobrepongan a sus problemas personales; de tal suerte que la novela resulta un rompecabezas con la historia de cada quien. César es un escritor fino, correcto en cuanto al lenguaje y jamás abusa de licencias poéticas. No es fácil contar a Ciudad Juárez, pero él se las arregló para presentarnos un mapa donde abundan las Big Mac, los bares y los barrios donde el viento tiene miedo. Sus páginas son tétricas, cierto, producto de un espacio de grandes conflictos: “Mira la ciudad… la semana pasada mataron a dos médicos y un abogado, explotó un autobomba y…”, pero su narrativa no es grotesca ni delirante. La novela es breve, con huellas de reescritura tenaz que, como se sabe, es el recurso que distingue a los buenos novelistas, la parte consciente donde se definen las historias inolvidables. Digamos que enumera correctamente lo caótico que es cada personaje y le da sentido. Como asegura Martín Solares, “La novela no sólo es el lugar donde mejor se enfrentan algunas ideas, sino uno de los pocos espacios que cuentan con una geometría indiscutible.”
El autor se vale de eficaces convenciones como los vampiros, zombis, Batman, la familia Manson, Sharon Tate y las hamburguesas McDonalds que infestan el mundo y es fácil localizarlas por sus arcos dorados. Nos presenta una discusión sobre súper poderes en la que usted puede participar, ¿cuál le parece mejor: ser invisible o poseer gran fuerza bruta? Su opinión es valiosa. También hay carne asada, cerveza, whiskey y burritos, muchos burritos, que en esta novela le dan una fragancia especial a la ciudad.
Un elemento importante en la narrativa contemporánea mexicana es la no aplicación de la ley por quien debería hacerlo. Si se hace justicia, siempre es de otra manera. En esta novela, y de la mano del policía torturador que es Julio Pastrana, usted advertirá un novedoso equilibrio en el tema de la justicia y cómo las reincidencias es el factor humano a seguir en una investigación. César Silva, que es un trotamundos, sabe que los policías bailan de vez en cuando, y que los periodistas que no escriben sus notas adoran el ambiente del Noa Noa, ¿verdad que sí? Que en el 2015, donde estén, florezcan.
escribió en su columna de El Universal el siguiente texto sobre La balada de los arcos dorados
para leer el texto en el link original dar click AQUÍ
Contar acertadamente la vida de una ciudad no requiere de una trama perfecta, sino de una prosa sutil y cadenciosa a partir de la definición precisa de personajes, espacios y circunstancias probables cuidadosamente desarrolladas; es la impresión que deja la novela La balada de los arcos dorados, de César Silva Márquez, publicada por Almadía en su colección Negra, en agosto de 2014, en Oaxaca, México. Es una obra sorprendente y genuina.
César Silva Márquez, nacido en Ciudad Juárez en 1974, con esta novela se ha convertido en un narrador mayor; su experiencia como poeta y novelista le permiten manejar ritmos poéticos y narrativos como herramientas seguras para conseguir una prosa imprescindible. Es una novela negra, pero utiliza recursos de diversas estéticas, como el sueño y la voz de un muerto que acompaña a Luis Kuriaki, un periodista de nota roja que no es capaz de escribir sus artículos. Hace unas horas, soñé al cantante Caetano Veloso: me decía que México necesitaba palabras nuevas para recuperar su existencia, que debíamos encontrarlas y reinventar el país. Desperté con La balada de los arcos dorados en la mente, donde los sueños contribuyen a explicar la vida presente y prevenir el futuro. Se percibe que el autor disfruta el acto de escribir, aunque reconozca que “la vida es una fecha marcada en rojo.”
El policía Julio Pastrana consiguió que lo asignaran a Ciudad Juárez, donde desapareció su prima Margarita; mientras busca, encuentra cadáveres todos los días, entre ellos varios que aparecen desnudos, con la ropa a unos metros y un balazo en la cabeza. Después de varios días de investigación ubica a una persona que pudiera ser la asesina; mientras esto ocurre, hallan fosas con cadáveres, cuerpos colgados de puentes y traficantes de droga muertos o viviendo sus últimos días y comiendo hamburguesas. Aparecen dos mujeres hermosas: Rebeca, que duerme con Kuriaki de vez en cuando, y Rossana, periodista que usa bragas de colores con quien Kuriaki se queda a dormir cada vez con mayor frecuencia.
Silva Márquez desarrolla la historia con desenfado, con una visión libre de la novela policiaca donde no juega demasiado con lo clásico que la define; por ejemplo, presenta una perturbación que no capitaliza al cien; lo que sí, consigue que la historia se desenvuelva como si se escribiera sola y él fuera apenas un ojo vigilante que permite que sus personajes jamás se sobrepongan a sus problemas personales; de tal suerte que la novela resulta un rompecabezas con la historia de cada quien. César es un escritor fino, correcto en cuanto al lenguaje y jamás abusa de licencias poéticas. No es fácil contar a Ciudad Juárez, pero él se las arregló para presentarnos un mapa donde abundan las Big Mac, los bares y los barrios donde el viento tiene miedo. Sus páginas son tétricas, cierto, producto de un espacio de grandes conflictos: “Mira la ciudad… la semana pasada mataron a dos médicos y un abogado, explotó un autobomba y…”, pero su narrativa no es grotesca ni delirante. La novela es breve, con huellas de reescritura tenaz que, como se sabe, es el recurso que distingue a los buenos novelistas, la parte consciente donde se definen las historias inolvidables. Digamos que enumera correctamente lo caótico que es cada personaje y le da sentido. Como asegura Martín Solares, “La novela no sólo es el lugar donde mejor se enfrentan algunas ideas, sino uno de los pocos espacios que cuentan con una geometría indiscutible.”
El autor se vale de eficaces convenciones como los vampiros, zombis, Batman, la familia Manson, Sharon Tate y las hamburguesas McDonalds que infestan el mundo y es fácil localizarlas por sus arcos dorados. Nos presenta una discusión sobre súper poderes en la que usted puede participar, ¿cuál le parece mejor: ser invisible o poseer gran fuerza bruta? Su opinión es valiosa. También hay carne asada, cerveza, whiskey y burritos, muchos burritos, que en esta novela le dan una fragancia especial a la ciudad.
Un elemento importante en la narrativa contemporánea mexicana es la no aplicación de la ley por quien debería hacerlo. Si se hace justicia, siempre es de otra manera. En esta novela, y de la mano del policía torturador que es Julio Pastrana, usted advertirá un novedoso equilibrio en el tema de la justicia y cómo las reincidencias es el factor humano a seguir en una investigación. César Silva, que es un trotamundos, sabe que los policías bailan de vez en cuando, y que los periodistas que no escriben sus notas adoran el ambiente del Noa Noa, ¿verdad que sí? Que en el 2015, donde estén, florezcan.
Published on January 07, 2015 09:49


