Óscar Contardo's Blog, page 5

January 5, 2018

Fin a la delación compensada

La delación compensada consiste en eximir de toda sanción a aquel miembro de una colusión que se delate primero ante la Fiscalía Nacional Económica (FNE) y le proporcione antecedentes suficientes para formar un requerimiento ante el Tribunal de Defensa de Libre Competencia (TDLC). ¿Es un mecanismo intrínsecamente injusto? Ciertamente hay diversas visiones, pero más allá de que unos u otros tengan razón, no es la pregunta que debiéramos estar haciéndonos como sociedad.


El asunto en cuestión debería ser: ¿Queremos detectar las colusiones en Chile para eliminarlas y sancionarlas? Y acá, la respuesta es -sin lugar a dudas- unánimemente afirmativa. Entonces, pareciera que sí necesitamos la delación compensada, en cuanto es el mecanismo más eficiente para desmantelar carteles.


La evidencia empírica es contundente: por ejemplo, de los 11 casos de colusión sancionados en la Unión Europea en 2017, todos se descubrieron gracias a la delación compensada.

Sin embargo, para que este mecanismo funcione debemos eximir al que se delata primero y aporta antecedentes de toda sanción pecuniaria y de presidio. No así, eximir del pago de indemnización a consumidores o afectados por la colusión.


En Chile, la delación compensada se creó el 2009 mediante el artículo 39 bis. Entre el 2009 y el 2016 la ley de libre competencia no contemplaba una sanción de presidio para casos de colusión, por lo cual, quien se delataba primero, se le eximía de toda multa.

Sin embargo, la demanda penal por parte del Ministerio Público en contra de las farmacias, en virtud de una figura penal escasamente utilizada y muy compleja, aniquiló la delación compensada. La razón es simple: nadie, en su sano juicio, se va a delatar si sabe que aunque se eximirá de la multa, los mismos antecedentes que entregue, serán utilizados para arriesgar una pena de cárcel. Por ello, los casos en Chile con delación compensada se cuentan con los dedos de una mano.


Por otra parte, en agosto de 2016 se introdujo la pena de presidio de hasta 10 años y un día, junto con presidio efectivo de un año, para casos de colusión. El legislador se enfrentó a la pregunta de cómo diseñar la delación compensada para que fuese efectiva. La respuesta fue entregar la acción de colusión penal exclusivamente a la FNE. No fue el mejor formato, en cuanto la acción exclusiva de la FNE debiera haberse extendido a toda responsabilidad penal emanada de los hechos.


Bajo estas circunstancias, la querella por estafa del Consejo de Defensa del Estado (CDE) en contra de los laboratorios demandados por colusión -incluido el que inició la causa mediante delación compensada- viene a condenar a muerte a la delación compensada. Y si bien la causa de los laboratorios se rige por la ley del 2009, igualmente la acción del CDE evidencia la falta de predictibilidad y transparencia del sistema. Además, el CDE podría haber cumplido su función de mejor forma haciéndose parte en la causa de libre competencia y -de obtener sentencia condenatoria- pidiendo perjuicios para el Estado. Esta vía es, sin duda, más expedita y no duplica el uso de recursos públicos.


Estados Unidos atravesó por un problema similar desde 1978 hasta agosto de 1993, cuando se reformó la delación compensada para que todos los directores, ejecutivos y trabajadores de una empresa que se delataba primera, estuvieran exentos de responsabilidad penal. Como resultado, se incrementó en 20 veces el número de delaciones compensadas.


En Chile, el fenómeno de la “silla vacía” que levanta sospechas entre empresas que se coluden (porque una no llegó a la reunión), no va a tener como resultado que el resto se ponga nervioso y vaya a delatar la colusión. Las otras empresas estarán bastante seguras que más bien la “silla vacía” corresponde a un taco o enfermedad. Claramente nadie se arriesgará a delatarse sabiendo que el CDE, el Ministerio Público u otro, puede perseguirlo penalmente aunque se delate. Qué “tranquilidad”.


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Published on January 05, 2018 21:45

Una acción que no perjudica la delación

La querella presentada por el Consejo de Defensa del Estado (CDE) hace unos días en contra de ejecutivos de laboratorios que participaron en un cartel de insumos médicos, no mata la delación compensada. En los últimos años, numerosos carteles han sido descubiertos por la delación compensada, en mercados en los que no se sospechaba la existencia de colusión. La delación persigue la deserción de uno o más miembros del cartel, a los que se les ofrece la reducción o exención de la pena, si confiesan el ilícito y aportan pruebas que permitan condenar al resto de los miembros. Esta herramienta es necesaria por la dificultad de probar un acuerdo entre rivales, el que es normalmente secreto. El mecanismo opera creando un incentivo alto para confesar (exención o rebaja de multa, e incluso, recompensas) ante un costo por ser descubierto (multa o cárcel). Con esto, el delator traiciona al cartel y no “muere en la rueda”. En Chile, hay incertidumbre para el delator porque si no es el primero, solo obtiene una rebaja de la multa; y si se prueba que organizó el cartel y coaccionó a otros miembros, pierde el beneficio y es multado. Pero también se han descubierto carteles por otros medios: testigos, presunciones y documentos obtenidos en allanamientos. El caso Farmacias demostró que incluso una conciliación, ya iniciado el juicio, permitía aportar pruebas para probar un cartel.


La reforma legal del año 2016 criminalizó la colusión. Coherentemente, se dispuso que solo el primer delator estaría exento de responsabilidad penal, pero exclusivamente respecto del delito de colusión. Por lo mismo, el tratamiento es distinto para hechos ocurridos antes de esa ley (como es el caso en cuestión), de los ocurridos después.


En el primer caso, el delito de colusión del 2016 no estaba vigente. Tampoco lo estaba la eximente penal para el primer delator. Consecuencia de esto es que el laboratorio delator, y sus ejecutivos, no estaban libres de toda pena, sino que solo de la multa que puede imponer el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia. La querella del CDE contra los ejecutivos por delitos como la estafa u otros análogos, era una situación previsible. Esto porque el legislador del 2016 creó un nuevo delito, pero no modificó ni derogó otros, como la adulteración fraudulenta de precios (que se utilizó para formalizar a ejecutivos de laboratorios en 2011), el fraude en subastas públicas o la estafa. La decisión fue consciente, ya que se propuso originalmente que la colusión penal estuviera en el mismo párrafo del Código Penal que esos ilícitos, pero fue rechazado.


Para el caso de hechos ocurridos después de la modificación del 2016, la situación es distinta. Al estar vigente una nueva ley que tipifica como delito la colusión, se aplicará a la delación las normas generales contenidas en el Código Penal. Al primer delator se le aplicará la ley más favorable, respetándose el beneficio de la exención. Pero el primer delator tampoco tiene inmunidad general frente al Código Penal, porque la exención no cubre delitos producto de las amenazas o de la violencia que pueda haber entre miembros del cartel para monitorear y vigilar el acuerdo ilegal. Por otro lado, la ley vigente no establece la exención de responsabilidad penal para delatores posteriores.


Es cierto que un programa de delación compensada requiere que haya incentivos para confesar, y reducir la incertidumbre. Para dicho fin, los empresarios deben tener la mayor certeza de que obtendrán el beneficio de la clemencia al solicitarlo. En este escenario, sí veremos nuevas delaciones, pese a la querella del CDE contra ejecutivos de laboratorios. Ésta no matará la delación, pero tampoco la hará más fuerte.


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Published on January 05, 2018 21:40

La caldera iraní

Sabemos desde hace mucho tiempo, pero especialmente desde 2009, que una parte importante de la clase media iraní aborrece la teocracia medieval de la que es víctima. Aquel año, en respuesta al fraude electoral masivo a propósito de la reelección de Mahmud Ahmadinejad, cientos de miles de personas, entre ellas muchos jóvenes, se lanzaron a las calles. La violencia de Estado sofocó a sangre y fuego la protesta pero no la ira.


Ahora, esa ira ha vuelto a estallar en las calles y la respuesta del régimen no es menos bárbara. Aunque la economía ha mejorado desde que Barack Obama levantó las sanciones contra Irán a comienzos de 2016, el destino de gran parte de los ingresos fiscales es el armamentismo, fruto de la competencia entre Teherán y Riad por mandar en el mundo musulmán y del imperialismo iraní en varios países. En parte por eso y en parte porque las ventas de petróleo, que han mejorado el PIB pero no la situación del empleo, se destinan al imperialismo, las protestas han vuelto a poblar las calles de gritos contra los ayatolás.


Esto abre para Donald Trump una oportunidad dorada. Prometió reiteradamente romper el pacto nuclear firmado por su antecesor con Irán mediante el cual Teherán limita su programa atómico a cambio del levantamiento de las sanciones. Pero hasta ahora no lo ha hecho. La Casa Blanca y el Congreso se han pasado la pelota de un lado al otro sin tomar una decisión final. Ahora, después de dudar unos días, Trump ha arremetido contra el gobierno de Hasan Rouhani por la represión contra las manifestaciones, calculando -con acierto- que Teherán iba a contestarle culpándolo de provocar los disturbios. Trump actúa así como agente provocador de su propia política exterior, acaso para poder cumplir esa promesa.


De ser así, 2018 arrancaría con una duplicación del gran contencioso internacional de 2017. Me refiero, por supuesto, al conflicto entre Trump y Corea del Norte, que alcanzó el año pasado niveles de alta tensión y puso a Corea del Sur y a Japón en estado de alarma extrema. Roto, en la hipótesis mencionada, el pacto entre Estados Unidos e Irán, el régimen de Teherán, que ya tiene contactos con Corea del Norte desde hace cierto tiempo en relación con el programa nuclear, no perdería tiempo y acentuaría esa relación, sabiendo las consecuencias internas que tendría para Estados Unidos.


Un sector de la opinión pública estadounidense, que de por sí juzga a Trump irresponsable y temerario en política exterior, vería en esto la confirmación de que su falta de sofisticación y su impulsiva tendencia a ver el mundo como el patio de un colegio de chicos pendencieros puede arrastrar al país -al planeta- a una conflagración. Todo esto lo saben bien tanto Teherán como Pyongyang, que nunca han perdido la ocasión de jugar con la situación interna de los Presidentes norteamericanos con los que se han enfrentado. Siendo 2018 un año electoral en Estados Unidos por las legislativas de mitad de mandato programadas para noviembre, cualquier agravamiento de las relaciones con esos dos enemigos puede ser bien utilizado por el Partido Demócrata y los críticos de Trump para hacerle pagar al republicano un alto costo en las urnas.


Esto también lo saben algunos aliados del Presidente que dependen de que no decaiga excesivamente la popularidad de la Casa Blanca para su propia reelección. Por tanto, no sería de extrañar que ya se estén produciendo presiones intensas del Partido Republicano para evitar que la Casa Blanca rompa el pacto nuclear en medio de este enfrentamiento entre Trump y los bárbaros de Teherán.


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Published on January 05, 2018 21:35

La sexualidad perversilla ante el horror

La primera novela de Pascual Brodsky rezuma madurez, coraje, temperancia y fuerza narrativa, cualidades que no son comunes en un debutante, por cierto, pero que son francamente exóticas dentro de aquel piño de novelistas chilenos menores de 40 años que han transformado sus autobiografías –de niños, de adolescentes, de jóvenes– en un cúmulo de libros prescindibles. Brodsky intuye, e intuye bien, que la linealidad suele ser un recurso pobre en este tipo de ejercicios confesionales o semi confesionales, de modo que Marcial, el protagonista, soluciona parte del dilema planteando un juego entre el yo y el él que no ha sido dispuesto para asombrar al lector impresionable, ni tampoco está, poniéndonos en el peor de los casos, destinado a confundir al lector bienintencionado. El autor pretende transmitir los matices de una sutileza oscurecida, que es la que se extiende con efectividad a lo largo de Años de fascinación: cautivar con calma, sin alardes ni rimbombancias, basándose en la consistencia de un relato que incluye el rostro brutal de la tortura, la infamia, el asesinato, la violación, y el vislumbre refrescante de la impudicia sexual.


No es difícil deducir desde el principio de la novela que Marcial es nieto de Carmelo Soria, el diplomático español que fue torturado y asesinado por agentes de la DINA en 1976. La historia de la madre activista, Isabel, es uno de los rieles por los que el muchacho descorre el velo de una intimidad dolorosa, sin duda, pero que no provoca en él los archiconocidos raptos de victimización. Por el contrario, Marcial e Isabel manifiestan un humor envidiable, y en un momento dado, echando mano del cinismo que abunda en situaciones diversas, el protagonista declara que a su alrededor, entre los adultos, ve a “personas que querían hacer justicia, o revolución al mismo tiempo que criar hijos, como si necesitaran a los críos para tomarle cariño a la vida, o para darle a la vida un pie forzado que organice. Los hijos como el pie forzado”.


De niño, vale agregar para completar el cuadro, el narrador fue un ser lleno de humanidad, como lo prueba esta frase sensible e inteligente: “Los domingos despertaban en Marcial el genuino deseo de no asistir nunca más al colegio, acumular anotaciones en el libro de clases, miles de suspensiones hasta ser expulsado y morir. Despertarse por la mañana era lo más difícil que conocía en la vida”.


El otro eje sentimental, o el otro riel, ya que veníamos con eso, lo constituye Sofía, la novia de Marcial, quien a los once años fue violada por una patrulla de carabineros mientras regresaba a casa de su clase de gimnasia. El amor entre los jóvenes es a ratos tortuoso, pero el rasgo más llamativo de la relación se va desarrollando pausadamente, a través del encomiable manejo de las emociones y los impulsos. Me refiero a cierta dinámica sexual perversilla, que es de lo mejorcito que se ha escrito en Chile sobre el tema en las últimas décadas. El círculo afectivo madre-hijo-novia se inflama con los celos de Sofía ante los  comprensibles ímpetus de protección de Isabel tras los horrores vividos. “Yo empezaba a sentirme aplastado entre el útero pachamámico de Isabel y la Sofía eugenésica”, confiesa Marcial valiéndose del humor efectivo que lo define.


En Años de fascinación el autor aborda el escarnio de sí mismo con una soltura que alude al coraje que mencioné al principio. La niñez, los años escolares, la adolescencia, la presumible adultez, en fin, los diferentes estados de evolución personal jamás aparecen tiznados por las sombras vergonzantes de la autocompasión. Se diría que por momentos el protagonista es un observador pasivo de su propia existencia, algo que, lejos de quitarle fortaleza, le confiere al sujeto una exhalación de sabiduría que queda estupendamente reflejada en el gran desenlace de la novela, un episodio en donde sí se capta un posible sentido último de la palabra compasión.


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Published on January 05, 2018 21:20

La segunda muerte

No solo su derrumbe en vida fue doloroso. Ya convertido en un icono póstumo y a pesar de las millonarias ventas que usualmente lo citaban con el macabro mérito de ser el artista muerto que más discos vendía, el legado de Elvis tampoco ha envejecido bien y por varias razones. La primera, la más evidente, porque finalmente terminó imponiéndose la caricatura al legado artístico y el personaje al gran músico que fue.


El primer recuerdo que salta a la memoria cuando se habla del “rey del rock”, un apodo en sí mismo anticuado, tiene que ver con sobrepeso, abuso de pastillas, ostracismo en una mansión habitada por guardaespaldas y la decadencia en Las Vegas. Pero también con ese perfil conservador y esa aparente falta de épica y de compromiso social o de consistencia creativa que marcó su carrera. Un perfil que en días que corren, sobre todo en los días que corren en Estados Unidos con Trump de Presidente, asoma como una omisión imperdonable que lo distancia de perfiles más conscientes como el de Dylan, que leyó mejor que nadie sus tiempos, o los Beatles, que fueron realmente libres musicalmente hablando, o el mismísimo Chuck Berry, con quien siempre se le intentó rivalizar en la búsqueda de la paternidad del género. Para decirlo en simple, ha quedado la sensación de que Elvis finalmente encarnaba a esa América tradicionalista, . Y aunque mucho de eso es cierto (por lo pronto Memphis forma parte del cinturón bíblico del país del norte), aquello también tiene mucho de lugar común.


Elvis pagó caro el costo de haber sido un pionero. Su explosiva y definitiva irrupción a mediados de los 50 se extinguió rápidamente frente a lo que propuso el mundo y la música ya entradas los 60. Y ahí Elvis, cuando pudo haberse sumado, se instaló en esa peligrosa comodidad de casinos y calmantes que le quitaría la vida. Sin embargo y respecto por ejemplo del tema racial, no está de más recordar que este hombre que se sacó fotos con Nixon fue un profundo admirador de la cultura negra y de su música al grabar s desconocidos intérpretes afroamericanos e incluso a partir de ese mito de que se haría teñido el pelo como admiración a la raza negra.


Visitar Graceland es visitar un museo de cera, un panteón estrafalario de chiches y recuerdos y en medio de una ciudad profundamente conservadora. Y ahí aparecen las convenciones de dobles y los coleccionistas y esos fanáticos que han empezado a envejecer sin haber heredado la admiración por este viejo héroe musical. La imposibilidad de reconstruir a Elvis desde su importancia artística, ha sido quizás su segunda muerte y la más dolorosa. La nueva muerte de un ídolo que ha brillado por las razones equivocadas.


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Published on January 05, 2018 20:44

El año más global de Santiago

Un churrasco italiano y un chacarero del Lomit’s ocupan la pantalla completa del computador cuando vamos al artículo “La nueva ola de sangucherías de Santiago”. No se trata de una publicación local: es el diario The New York Times en su sección “Viajes” el que le dedica un largo texto a “la boyante escena gastronómica de la capital chilena”, según explican en el primer párrafo. En total, diez sangucherías destacadas.


Santiago lleva varios años en el ojo de los grandes medios de comunicación del mundo, pero el 2017 fue simplemente demoledor. Muy en línea con lo sucedido con Chile, ganador del Mejor Destino de Turismo Aventura de Sudamérica por los World Travel Awards, y el destino número uno en los Best In Travel 2018 de la guía de viajes Lonely Planet.


El país y su capital están hot. Y argumentos sobran. Sigamos. Desde principios del año pasado, National Geographic Traveller nos ha estado piropeando. En su “Cool List: 17 for 2017”, Santiago apareció en segundo lugar. Celebraban el inicio de los vuelos directos de British Airways a la capital, así como la reapertura del Palacio Cousiño y el desarrollo de hoteles en edificios patrimoniales, como el Magnolia en el centro de Santiago. Afortunadamente, siguen encantados con Santiago. Por eso, distinguieron a la capital en su reciente listado anual de 21 destinos a nivel mundial que los viajeros deben visitar este año, llamado “Best of the world”. ¿Qué recomiendan esta vez? Visitar barrios donde el arte urbano es protagonista, como Yungay, Bellavista y Brasil, así como el Museo a cielo abierto en San Miguel. Y para rematar, National Geographic publicó también el año pasado el artículo “Seis ciudades inesperadas para el amante de la comida”. ¿Cuál era la única de Sudamérica? Santiago, donde recomendaban desayunar en Colmado Café, almorzar en el Café del Museo Precolombino y comer en Bocanariz. Todos en el barrio Lastarria. Gracias, National Geographic, por favores concedidos.


Continuemos con el influyente diario británico The Guardian. A mediados de año publicó un completo artículo llamado “Guía de Santiago: qué ver, además de los mejores bares, restoranes y hoteles”. Partía el texto diciendo que la capital chilena está emergiendo de las sombras de sus vecinos sudamericanos con una vibrante escena gastronómica y su veloz dinámica de nuevos barrios. ¿Cuántos nuevos turistas vendrán a Santiago en el futuro sólo por este artículo? Tal vez miles.


Volvamos a nuestro admirado The New York Times, que también se encariñó con esta ciudad, pues a su completo informe sobre sangucherías hay que sumar la crónica “36 horas en Santiago, Chile”. Entre un viernes y un domingo, el NYT sugiere partir almorzando en La Vega Central, pasear por los museos de Bellas Artes y de Arte Contemporáneo, aperitivo en Bocanariz (sí, de nuevo) y comida en el Restorán 040; el sábado comienza en el barrio Italia, luego se desvía al GAM, propone almorzar un  rumano en la Fuente Alemana, en la tarde visitar el Museo de la Memoria y terminar la noche en Sarita Colonia; y el domingo, brunch en el Galindo, visita al Parque Metropolitano y almuerzo en Las Cabras. ¡Grandes panoramas! ¿Falta algo como guinda de la torta? ¿Qué tal un paseo peatonal de clase mundial? Pues lo tenemos. En la calle Bandera, desde hace unos días, tres cuadras seguidas y más de tres mil metros cuadrados de pintura forman uno de los murales realizados en suelo, en la calle, más grandes del continente. Un notable ejemplo de urbanismo táctico que ya ha sido aplaudido por líderes internacionales en el área, como Brent Toderian que, dicho sea de paso, también estuvo el 2017 en Santiago, así como también vino la super estrella en temas urbanos, Janette Sadik-Khan; el starchitect Daniel Libeskind y el director de la oficina de arquitectura más grande del mundo, Kap Malic. Sin duda, el 2017 fue cosmopolita, global y lleno de aplausos para Santiago.


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Published on January 05, 2018 20:39

Se puede

Uno de los implicados en el caso del “papel tissue” apelará a la Corte Suprema. A propósito de esa noticia, varios medios han hecho un recuento de los casos más conocidos de colusión de los años recientes. Además del “papel tissue”, están la “guerra del plasma”, el “caso pollos”, y el “caso farmacias”, entre varios otros. La eficacia que han tenido la Fiscalía Nacional Económica (FNE) y el Tribunal de la Libre Competencia (TDLC) para investigar y sancionar estas malas prácticas en los últimos ocho años ha sido notable. ¿Y por qué? Porque la Ley 20.361, de septiembre de 2009, marca un antes y un después en esta área.


En efecto, esa ley facultó a la FNE a rebajar penas al implicado que aporte información eficaz para la investigación (delación compensada). Aunque esa figura ya existía en Chile para los casos de terrorismo y narcotráfico, es en la legislación económica donde ha llamado más la atención. En Chile siempre hubo fallas a la libre competencia y, me atrevería a decir, las de antes eran más gravosas y lesivas que las actuales (con mercados menos abiertos a la competencia externa). Pero es solo ahora que el Estado puede defender a la sociedad de los abusos de mercado.


El implicado que delata a sus socios es tan culpable como los otros. Entonces, ¿es justo que, siendo culpable, reciba una sanción menor? ¡Mala pregunta! Sin delación compensada es difícil, si no imposible, hacer justicia. La compensación, por lo tanto, implica renunciar a un grado de justicia para tener más justicia. Sin esa compensación se mantiene un principio (todos los igualmente culpables deben recibir las mismas penas) pero no hay justicia porque no se pueden construir pruebas. Como era antes.


El caso Odebrecht o “lava jato” es un buen ejemplo al respecto. La delación compensada permitió obtener una declaración en EE.UU. acerca de la red de corrupción en cerca de 10 países de la región, especialmente Brasil (Chile no fue mencionado). La delación compensada en Brasil permitió acceder a los detalles y nombres de los implicados, incluyendo expresidentes y presidentes en ejercicio. Lo mismo en Perú, Colombia y otros países. Se sabe que Odebrecht operó de manera profunda y extensa en Argentina, pero allí no existe la delación compensada. Hasta ahora no ha sido posible lograr un acuerdo con la justicia de ese país.¿Hay más justicia en Argentina o en Perú respecto al caso Odebrecht?


Volviendo a Chile, la delación compensada en los casos de libre competencia ha sido tremendamente eficaz. El ex fiscal nacional económico Enrique Vergara, y el actual, Felipe Irarrázabal, han hecho un manejo impecable de ese instrumento. Los fallos del TDLC han sido inexpugnables, con un 100% de eficacia en las apelaciones a la Corte Suprema. Qué orgullo me da cuando veo que en Chile sí se pueden hacer bien las cosas importantes.


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Published on January 05, 2018 04:30

El chef sí importa

Se fue el 2017 y Chile mira el 2018 con optimismo. Tuvimos una elección presidencial y parlamentaria ejemplar. Una mayoría contundente eligió a Sebastián Piñera para conducir nuestro gobierno por los próximos cuatro años. En parte importante, el optimismo que se respira en el ambiente, tiene que ver con la confianza que tiene la gran mayoría de los chilenos de que el Presidente Piñera hará un buen gobierno y será capaz de reencauzar a nuestro país en una senda de progreso de la cual nos desviamos peligrosamente durante los últimos cuatro años.


Las condiciones internacionales que se supone (todo puede cambiar muy rápido) enfrentará el gobierno entrante son auspiciosas. De acuerdo a las cifras publicadas por el Banco Central de Chile, el precio promedio del cobre debiera estar en torno a los US$ 2,95 dólares la libra y el crecimiento de nuestros socios comerciales en torno a 3,6%. Estas proyecciones han llevado a algunos a pensar que independientemente de quien gobernara los destinos de Chile, nuestro país alcanzaría tasas de crecimiento económico iguales o superiores al 3% durante el 2018. De hecho, esta misma semana el ministro de Economía, Rodríguez Grossi,  señaló que “Chile crecerá más de 3% el próximo año aunque Navarro hubiese sido presidente”. El ministro es un profesional bien preparado y un hombre ponderado, sin embargo, en este punto tenemos una tremenda discrepancia.


No basta con tener todos los ingredientes para hacer una buena comida. El chef es muy relevante. Es más, probablemente usted como yo, ha visto finísimos ingredientes convertidos en malísimas comidas. ¿Quién no ha transformado alguna vez un filete en una suela? Bueno eso es lo que le ocurrió el 2017 a la economía chilena. Durante el año que recién termina, el precio promedio del cobre fue de US$ 2,8 dólares la libra y se estima que el crecimiento de nuestros socios comerciales habría sido de 3,5%. Es decir, las condiciones internacionales que enfrentó la economía chilena, (los ingredientes) durante el 2017 fueron prácticamente las mismas que se esperan para el 2018. Sin embargo, se estima que el crecimiento de nuestra economía durante el año pasado habría sido un magro 1,5% y la creación de empleos asalariados (excluyendo el sector público) fue negativa. Ahora gracias al cambio de chef, con los mismos ingredientes, podemos aspirar a un crecimiento de 3% o más para el 2018 y a que en Chile vuelvan a crearse empleos de calidad.


No está en las manos de los gobernantes influir en las condiciones externas con que les va tocar gobernar, pero sí depende de ellos sacarles el mejor partido posible a los ingredientes que tengan. Chile tiene gente ingeniosa y  jóvenes entusiastas y emprendedores, y empresarios experimentados y visionarios. Con esos ingredientes debiéramos ser capaces de progresar más rápidamente. Ese es el gran desafío del próximo gobierno.


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Published on January 05, 2018 04:26

Razones para renunciar a la DC

Por 50 años, desde que en 1967 fui candidato a presidente del centro de alumnos de economía en la UC, he pertenecido al Partido Demócrata Cristiano (PDC). Considero que ingresamos a un partido, y ellos existen, para permitirnos vivir allí nuestra inquietud por colaborar a constituir un mejor país o comunidad nacional. La nación a que pertenecemos, y donde vivirán nuestros hijos y nietos, no es algo dado y solo externo a nosotros e inmutable. La generamos cada uno con la forma cómo actuamos y nos ocupamos (o no) de lo social. Perteneciendo a un partido podemos hacer más y mejores cosas por el país que actuando solos.


Pero eso ocurre solo si el partido al que pertenecemos nos escucha y nos permite expresar nuestras opiniones y debatirlas con respeto y libertad. La escucha es fundamental en cualquier relación y organización efectiva. Además el propósito de todo partido político es invitar a las personas a participar en lo público, en el proyecto de sociedad al que invita. ¿Pero quién va a sentirse atraído a una organización donde no es escuchado?


El PDC ha dejado de actuar de ese modo acogedor y abierto desde hace ya varios años. Algunos de nosotros, y por harto tiempo, intentamos corregir ese error, pero no lo conseguimos.


Una de mis experiencias personales en esto fue en 2007 cuando intenté participar -preparándome concienzudamente- en el último Congreso Ideológico, esa vez en la Comisión de Educación. Pero no me dejaron. Dirigentes de la juventud de entonces, apoyados por otros dirigentes y una ministra, por la fuerza impidieron que la Comisión terminara de sesionar y así sacaron una  resolución no acordada donde decretaron que el partido se oponía al lucro y a la educación particular subvencionada.


¿Qué habrá conducido a ese ánimo intolerante y poco fraternal que está destruyendo al PDC? Es una pregunta que merece otra reflexión más a fondo. Pero cabe dejar mencionado que puede ser el ansia por conquistar y mantener poder, de controlar espacios en el Estado, de conservar puestos de trabajo en el aparato estatal, incluyendo el grave error de no poner límite a la reelección de parlamentarios y usar el partido para conseguir nombramientos.


Y la gota que rebalsó mi vaso, fue que la directiva del partido apoyara la expulsión de Mariana Aylwin y otros militantes, por advertir hace exactamente dos años que la DC debía cambiar, poner el acento en el crecimiento económico y dejar un progresismo de palabra que no generaba progreso para el país.


Y en vez de promover un debate sobre estas ideas, los dirigentes y varios parlamentarios responden buscando expulsar a quienes las proponen. Por todo esto renuncio. No quiero pertenecer más a un partido con esos comportamientos.


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Published on January 05, 2018 04:00

El acuerdo de París debe ser solo el comienzo

Con bombos y platillos, en diciembre de 2015 los 195 miembros de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático firmaron el Acuerdo de París. Es una genuina hazaña de colaboración internacional. Nunca antes tantos concordaron metas así de ambiciosas. El acuerdo establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), así como medidas de  adaptación y criterios de resiliencia de los ecosistemas. La aplicación tendrá lugar a partir de 2020, año en que finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto, y establece la fijación de metas hasta 2030.


Son fabulosas noticias, sin duda, pero solo en su categoría. Me explico: el cambio climático es el problema ambiental más conocido y más mediático, pero es solo uno de muchos. La actividad humana genera impactos a todo nivel, en decenas de variables ambientales, algunas más importantes que otras.


Una manera simple de ver el dilema global en que nos encontramos la proveee el concepto de “huella ecológica”, de la que la “huella de carbono” es solo una parte. Cada año, una red global que estudia nuestro impacto sobre el planeta nos recuerda que estamos sobregirados en aproximadamente un 60%. Es decir, necesitamos 1,6 planetas para proveer los recursos y absober los residuos de nuestras actividades y consumos. El déficit, de manera similar a las emisiones de GEI, no se reparte en forma homogénea, pues mientras países como Estados Unidos, Arabia Saudita, Reino Unido y Japón poseen una huella ecológica del orden de cinco veces superior a las de su capital natural, otros aún poseen un superávit ambiental (por ejemplo, nuestros vecinos Brasil y Bolivia). En Chile actualmente exhibimos un déficit de 20% aproximadamente, bajo la media planetaria, pero al debe desde 2005.


A objeto de ofrecer una mirada más desagregada de nuestro desempeño ambiental, el Centro para la Resiliencia de Estocolmo ha propuesto nueve variables consideradas prioritarias, o límites planetarios. Estos son 1) capa de ozono estratosférica, 2) biodiversidad, 3) contaminación de nuevos productos químicos, 4) acidificación del océano, 5) consumo de agua dulce y el ciclo hidrológico global, 6) cambio en el uso del suelo, 7) ingreso de nitrógeno y fósforo a la biosfera y el océano, 8) carga de aerosoles atmosféricos, y 9), por supuesto, cambio climático. La lista se podría extender, pero estas son las esenciales.


Muchas de estas variables están interrelacionadas entre sí. El aumento de dióxido de carbono en la atmósfera, por ejemplo, ocasiona cambio climático y acidificación de los océanos, el cambio en el uso de suelo impacta en la diversidad, etcétera. Los esfuerzos en un frente, por lo tanto, suelen impactar el desarrollo de más de un indicador. Pero la lista es una manera comprensible de individualizar las áreas más relevantes donde concentrar la atención.


¿Y cómo estamos?


Nada de bien, por desgracia. Hemos sobrepasados nuestra cuota de incorporación de nitrógeno y fósforo a los ecosistemas. Lo mismo ocurre en el plano de la biodiversidad, como consecuencia de la pérdida de diversidad genética. En otras tres variables nos encontramos en la zona de riesgo. Tal es el caso del cambio climático, cambio de uso de suelo y acidificación del océano. Solo pisamos sobre seguro en el uso de agua dulce y en la capa de ozono. Respecto a las dos métricas restantes –aerosoles en la atmósfera y contaminación de nuevos productos químicos- la comunidad científica no ha logrado reunir suficiente evidencia para fijar un diagnóstico.


No sólo los científicos han alzado la voz. Desde el informe Brundtland, Nuestro Futuro Común (1987) hasta la encíclica Laudato si, del papa Francisco (2015), el mensaje ha sido consistente: en nuestra casa común todo está conectado, y no podemos resolver un problema ambiental sin tomar en cuenta también los otros.


Podemos sentarnos a discutir sobre la composición exacta de esa lista de nueve, pero una cosa es segura: el cambio climático es solo el representante más conspicuo de un patrón más global. Estamos tomando de la Tierra más de lo que ella puede dar. Mientras las naciones se desvelan para alcanzar sus metas para evitar el cambio climático, el nitrógeno y fósforo se están transformando en la próxima bomba de tiempo.


En La Ruta Natural creemos que el Acuerdo de París está bien inspirado: permisos transables, y que responden al historial de desarrollo de cada país miembro. Pero es incompleto. La próxima ronda (¿París + 10?), debemos comenzar a hablar de la inclusión de estos ilustres ausentes.


La entrada El acuerdo de París debe ser solo el comienzo aparece primero en La Tercera.

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Published on January 05, 2018 03:51

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Óscar Contardo
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