Óscar Contardo's Blog, page 3

January 24, 2018

Gabinete sin complejos

En Educación, Gerardo Varela, un abogado liberal que valora el rol del sector privado en la provisión de bienes públicos; en Relaciones Exteriores, Roberto Ampuero, un escritor que ha hecho de la crítica a los regímenes de Cuba y Venezuela una de sus causas emblemáticas; en Cultura, Alejandra Pérez, periodista y presidenta del directorio de Canal 13, fiel representante de dicha industria. Y la gran sorpresa de la jornada, en Desarrollo Social, Alfredo Moreno, hasta ayer líder del mundo empresarial. En síntesis, señales contundentes de la decisión de Sebastián Piñera de recoger el guante y sin matices, delinear un gabinete en función de los fuertes contrastes marcados en los últimos años entre su sector y la centroizquierda.


Súbitamente, se diluyeron los vapores tecnocráticos y la batalla por la hegemonía cultural quedó a la orden del día. El país de los ‘modelos’ en disputa, de los desacuerdos en torno a derechos universales y al rol del Estado, fue reafirmado por decisión presidencial. En los hechos, más allá de las apelaciones formales a la ‘unidad’ de los chilenos, el gabinete presentado ayer exhibe por primera vez en mucho tiempo a una centroderecha sin complejos, segura de sí misma, decidida a refrendar en la orientación del próximo gobierno a esa mayoría electoral que se expresó con inusitada fuerza en la segunda vuelta.


La apuesta es clara: no rehuir la contienda ideológica abierta en 2010 tras la derrota de la Concertación y el término de la ‘democracia de los acuerdos’. Dejar finalmente atrás las culpas e vacilaciones que históricamente han perseguido a la derecha y dar una contundente señal de confianza en su visión de país y de mundo, aprovechando de paso un momento en que la centroizquierda se encuentra en el suelo.


En lo que respecta a la conducción política, Sebastián Piñera volvió a confirmar que su círculo de confianza es bastante acotado y que, en las actuales circunstancias, no había espacio para innovar. Así, Andrés Chadwick vuelve al ministro del Interior y Cecilia Pérez a la vocería, sumándose en la articulación con el nuevo Congreso Gonzalo Blumel, coordinador programático de su campaña. Con estos nombramientos, el futuro presidente decide concentrar la iniciativa política en un equipo que presenta una genuina extensión de sí mismo, que lo conoce como nadie y que trabaja con él prácticamente de memoria.


En materia de conducción económica, las nominaciones estuvieron dentro de lo esperable: Felipe Larraín en Hacienda y José Ramón Valente en Economía; dos nombres de alto reconocimiento en el marcado y que, en lo fundamental, vienen a dar tranquilidad y certidumbre al sector privado. La responsabilidad fiscal y destrabar la inversión serán por tanto los principales desafíos de esta dupla, es decir, recuperar la senda del crecimiento y la creación de empleo en un contexto internacional donde, por fortuna, los vientos vuelven a soplar a favor.


En definitiva, Sebastián Piñera jugó sus fichas apostando a reforzar las claves del actual ciclo político; asumiendo que la sociedad chilena se encuentra en una disyuntiva todavía no resuelta y que los sectores que hace cuatro años apostaron por cambios refundacionales, hoy están derrotados y lamiéndose las heridas. Hace exactamente un año el Frente Amplio vio la luz buscando convertirse en la verdadera alternativa política al Chile de la transición y de la hoy llamada ‘modernización capitalista’. Con el gabinete anunciado ayer, Sebastián Piñera confirmó que acepta el reto, y que la centroderecha que lo acompaña sale ahora a disputar el futuro con una inédita confianza en sí misma.


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Published on January 24, 2018 04:00

Sobredosis

El gabinete nombrado ayer es la primera señal concreta que ofrece el Presidente sobre el rumbo que quiere imprimirle a su segunda administración, y se trata de una señal tan clara como inquietante. En efecto, Sebastián Piñera sigue convencido de que la mejor vía para resolver nuestros problemas es más Sebastián Piñera y, por eso, privilegió la cercanía personal antes que cualquier otra consideración. El diseño del equipo político no permite ninguna duda, pues allí no entra nadie que no pertenezca al círculo más estrecho. Como si esto fuera poco, el Presidente se da el lujo de repetir a dos de sus miembros. El diagnóstico implícito es que ese equipo lo hizo muy bien, y que el país no ha cambiado nada en lo sustantivo. No es seguro que el innegable talento de Gonzalo Blumel sea suficiente para revertir la sensación de déjà vu.


Algo parecido puede decirse del equipo económico, compuesto por Felipe Larraín y José Ramón Valente, secundados por Juan Andrés Fontaine en OOPP. Estos nombres no encarnan ninguna audacia ni novedad, y son la mera confirmación de que la derecha volverá a hacer lo mismo que ya hizo antes. Por otro lado, el ingreso de Alfredo Moreno ratifica que la actual oposición no ve nada de malo en circular entre el sector privado y el público, como si la política no fuera una vocación, sino una actividad de entrada y salida. La lista sigue: el nombramiento de Ampuero en cancillería implica desperdiciar (nuevamente) una excelente vitrina de proyección, sin lograr ganancias muy visibles. Con todo, el caso más enigmático es el de Educación. Todo lo anterior podría haber sido comprensible si aquí el Presidente hubiera dado con un perfil adecuado. No obstante, en un área ultrasensible, el primer mandatario se inclina por un abogado experto en fusiones, defensor estricto de la ortodoxia económica, y que no ha titubeado en comparar a Carlos Alberto Délano con Gabriela Mistral (sí, tal como lo leyó… y, sí, es ministro de Educación). Aunque cabe darle el beneficio de la duda, cuesta imaginar una figura menos apropiada para ejercer la difícil tarea de mediar entre tantas visiones e intereses contrapuestos.


En suma, este gabinete tiene los mismos fundamentos que el equipo presentado hace ocho años, y todos sabemos que las mismas causas suelen producir los mismos efectos. Sebastián Piñera sigue siendo idéntico a sí mismo, y por eso relegó a las figuras más directamente políticas (Larraín, Espina, los Monckeberg) a tareas estrictamente sectoriales, como tejiendo alrededor de ellos una especie de cordón sanitario. Este diseño sigue confiando en que una paleta limitada de herramientas y talentos (buena gestión, ortodoxia económica y cercanía con el Presidente) es  suficiente para enfrentar los desafíos que plantea el Chile actual. Se prescinde así de cualquier visión un poco más compleja, susceptible de incorporar elementos y fenómenos que a la derecha le cuesta tanto percibir. Dicho de otro modo, no hay en este gabinete un remedio a los puntos ciegos de Sebastián Piñera, sino una suerte de réplica de sus propias virtudes y falencias. Los dioses ciegan a quienes quieren perder.


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Published on January 24, 2018 04:00

Parra, un mapuche por naturaleza

Cierta vez preguntaron a Nicanor Parra cuál era su autor chileno favorito. “Pascual Coña”, respondió. Si para conocer a los ingleses es necesario leer a Shakespeare, para conocer a los chilenos se debe leer a Coña, agregó. El poeta se refería al célebre lonko de fines del siglo XIX, cuyas memorias fueron transcritas por el padre capuchino Ernesto Wilhelm de Moesbach. Allí Coña relata las últimas décadas de libertad mapuche, la resistencia militar y el posterior despojo, un relato que conmovió al poeta por su hidalguía y autenticidad.


“Cuando leo a Pascual Coña veo a Chile por primera vez”, dijo a revista Paula en 1998. Tiene razón el poeta. Para conocer a Chile y los chilenos es casi obligatorio leer a Pascual Coña. En las páginas de ese libro aparecen retratados tal cual son. O tal cual eran en aquellos tiempos de codicia, racismo y violencia rural. Parra vivió en Lautaro, allí conoció a los mapuche, aprendió los protocolos del saludo, a contar en mapuzugun y se sumergió en la filosofía de nuestros mayores. De ese conocimiento nace uno de sus más célebres “artefactos”:


Muchos los problemas


Una la solución:


Economía Mapuche de Subsistencia


 


Este formaba parte del Discurso del Biobío pronunciado en 1996 tras recibir el doctor honoris causa de la Universidad de Concepción. En dicho texto Parra fija posiciones en torno a temas globales que lo inquietan. Uno de ellos, el medioambiente. “Ni socialista ni capitalista / sino todo lo contrario / ecologista / intransigente”, reflexiona ante la comunidad académica. A su juicio, en la visión mapuche no consumista radicaba parte del secreto de la salvación planetaria. “Me parece una de las pocas cosas serias, de fondo, que yo podría decir”, subrayó el mismo año en otro discurso en el Instituto Chileno Norteamericano de Cultura.


De allí tal vez su advertencia en la Universidad de Concepción:


A sea quien sea


Depredadores


manga de langostas


Un poquitito de sentido común


Llévense el cobre


llévense en cochayuyo


Llévense los mariscos + deliciosos


La albacora


los locos


la centolla


Prácticamente ya no queda nada


Pero cuidado con el bosque nativo carajo


Se tendrán que batir con los mapuches!


La cercanía de Parra con nuestra cultura lo hizo también vincularse con los poetas de Wallmapu. En 1994 fue invitado por Elicura Chihuailaf y Jaime Valdivieso al “Zugutrawun” (Reunión de la Palabra), Encuentro de Escritores Mapuche y no Mapuche en Temuco. Asistieron poetas de la talla de Gonzalo Rojas, Armando Uribe, Jorge Teillier, pero Parra -vestido a la usanza con manta y trarilonko- fue el absoluto protagonista del evento. Allí dio a conocer su poema “Hay Mapuches & Mapuches”, un texto en clave humor negro sobre el ser mapuche y sus diversas interpretaciones, una discusión -a ratos áspera y controversial- que cruzó dicho evento y que Parra zanjó con ironía.


Hay diferentes órdenes de mapuches


x adopción x raza x astucia


mapuches x conveniencia


mapuches hay x aire de familia


yo por mi parte


Soy un mapuche x derecho propio


mi padre es el Sol


y mi madre es el agua de la vertiente


(la culebra de la vertiente)


estoy en libre plática


pido que se me declare mapuche


no tengo ninguna idea preconcebida


Soy un mapuche x naturaleza


dudo que haya alguien más mapuche que yo.


Pero Parra fue mucho más allá en su relación con los bisnietos de Pascual Coña. Llegó a ser también un militante de la causa. A los 96 años y desde su casa en el balneario Las Cruces, el poeta se unió a la larga huelga de hambre que sostenían 32 prisioneros políticos en distintas cárceles del sur, entre ellos los líderes de la CAM. “Me sumo a la huelga de hambre (a la buena)”, comunicó a los medios. Siguió solidarizando hasta el último minuto de aquella protesta del año 2010, que se prolongó por más de cien días. Restitución de tierras, desmilitarización de las comunidades y la no aplicación de la Ley Antiterrorista eran las demandas de los presos mapuche.


Las mismas de ayer. Las mismas de hoy.


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Published on January 24, 2018 04:00

¿Fallo catastrófico o un mal proyecto de ley?

El fallo del Tribunal Constitucional (TC) sobre el Sernac, confirma las falencias y busca corregir los  errores que el proyecto presentó desde su origen, al otorgar múltiples y amplias facultades que permitirían al Sernac actuar como mediador, sancionador, legislador, fiscalizador y regulador, omitiendo adecuados mecanismos de control que aseguraran su necesaria imparcialidad.


Más que un fallo catastrófico, se trata de un mal proyecto de ley que hizo caso omiso de criterios técnicos, manteniendo problemas estructurales que fueron advertidos en reiteradas ocasiones durante su prolongada tramitación en el Congreso. El TC confirma la inviabilidad de entregar al Sernac facultades normativas, sancionatorias y jurisdiccionales. El fallo pone en evidencia los defectos de un diseño institucional que dificultaban la indispensable imparcialidad e independencia en sus decisiones y que generaban un amplio margen de discrecionalidad, alterando la relación entre consumidores y proveedores, al representar los intereses de una de las partes, para luego dirimir los contenciosos e impugnaciones en contra de la otra.


El gobierno erró el camino para fortalecer al Sernac al asumir que acumulación de facultades y una mayor dotación de funcionarios sería garantía de eficacia y expectativas cumplidas, sin considerar las dificultades jurídicas y prácticas derivadas de un diseño equivocado, lo que hizo evidente e indispensable la necesidad de buscar equilibrio y restablecer la necesaria certeza y seguridad jurídica para todos los actores del mercado.


No es efectivo que el Sernac “quedará peor que antes” y que perderá la facultad de recibir reclamos y mediar entre consumidores y proveedores, como han dicho autoridades de Gobierno, pues el alcance de la declaración de control constitucional preventivo que ha realizado el TC no se extrapola a facultades  que ya tenía previamente el Sernac.


El fallo dejó intactas las facultades fiscalizadoras que contemplaba el proyecto de ley, como también el significativo aumento en el monto de las multas -que en casos de juicios colectivos pueden llegar hasta los 38 millones de dólares-  manteniendo el aumento en la prescripción de seis meses a dos años, por lo que no puede considerarse como un fallo contrario a los derechos de los consumidores.


No debemos subestimar la importancia del sano desarrollo de los mercados y el rol fundamental que el equilibrio en las garantías entregadas a las partes cumplen en este ámbito. Es indispensable fortalecer la confianza entre consumidores, proveedores y servicios públicos, propendiendo a generar una cultura de respeto, en la lógica de evitar abusos que no solo dañan a los consumidores sino a toda la sociedad, lesionando la indispensable buena fe en que se sustentan las relaciones en un Estado de derecho.


Las empresas han desarrollado una cultura de servicio al cliente, que si bien no termina con la inevitable asimetría entre consumidores y empresas, contribuye a que sean casos aislados aquellos en que no existe reparación y compensación a consumidores vulnerados en sus derechos. La mejor forma de garantizar derechos de los consumidores es facilitar el acceso a la justicia y en este sentido, la apuesta debe orientarse también hacia medios electrónicos.


Una frase célebre de Thomas A. Edison, ilustra bien lo que ha pasado con la reforma al Sernac: “Una experiencia nunca es un fracaso, pues siempre viene a demostrar algo…” Es razonable la reacción del Gobierno, pero no es el fallo el catastrófico, sino un proyecto de ley que se mantuvo porfiadamente alejado de criterios técnicos. Los resultados evidencian el proceso.


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Published on January 24, 2018 03:49

Uber, Cabify y el tsunami disruptivo

Esto no amerita demasiadas vueltas ni tecnicismos. Aclaro primero tres conceptos para poner las cosas en orden: iteración, innovación y disrupción.


La iteración es hacer lo mismo, pero mejor. La innovación es, esencialmente, hacer cosas nuevas. La disrupción es hacer cosas nuevas —es decir, innovar— que dejan a otras obsoletas, destruyendo, pero a la vez creando nuevas posibilidades y oportunidades. Destrucción creativa, pues, un concepto que al parecer acuñó un tal Werner Sombart, sociólogo alemán, y popularizó el famoso moravo Joseph Schumpeter.


Dicho esto, las innovaciones disruptivas han existido siempre —o casi, supongo—, pero hoy son pan de cada día; constantes, radicales y profundas como nunca antes en la historia. Y esto no solo es cosa de novedades guau, sino parte de fenómenos que han dejado hasta nuestra forma de pensar —o eso que en inglés llaman mindset— rayana en la inutilidad.


En su libro No ordinary disruption —lo pueden comprar y descargar vía Amazon en lugar de ir a la librería local, donde además no está—, Dobbs, Manyika y Woetzel dicen que las fuerzas disruptivas que actualmente rompen todas las tendencias en la demografía, la economía, la geopolítica, la tecnología y la conectividad, por mencionar solo algunos ámbitos, son tan masivas, poderosas y rupturistas que están remeciendo y quebrando patrones que por mucho tiempo han regido en casi cada mercado… de hecho, casi en cada aspecto de nuestras vidas. Y el que estén produciéndose al mismo tiempo hace que el mundo cambie de manera tremenda, dejando las intuiciones en las que nos formamos muy poco efectivas para comprender el entorno y tomar decisiones.


Los gurúes de Silicon Valley andan por la misma frecuencia. Salim Ismail, en su libro Exponential organizations, dice que el pensamiento lineal y los pronósticos en esa sintonía son hoy muy peligrosos para las empresas… en realidad, para todo. Suponen que el cambio se puede proyectar usando herramientas lineales y tendencias del pasado para predecir un futuro mucho más acelerado, de crecimientos exponenciales. Tarea: revisen lo que es la Ley de Moore y lo que pasó, por ejemplo, con Kodak y con Iridium, de Motorola Inc.


Sin más rodeos, lo que sospecho le está ocurriendo al gremio de taxistas, a funcionarios y legisladores, a propósito de la posible aprobación de regulaciones proteccionistas para controlar —no prohibir, que sería el colmo— Uber y Cabify, es que no tienen en mente estos conceptos, que no son teorías sino explicaciones de fenómenos muy reales que están dejando a los dormidos, a los ingenuos y a los desinformados tragados, ahogados o arrastrados por el tsunami de innovaciones tecnológicas disruptivas. O todo a la vez. Y si lo saben, están pataleando como pueden entre las aguas para salvar la popularidad o el trabajo, dependiendo del caso.


Mis únicas sugerencias para el mediano y el largo plazo, que nada tienen que ver con los detalles de las regulaciones mencionadas, son simples: tener conciencia, primero, de que el problema o desafío para taxistas y políticos no son estas firmas, sino lo que representan: disrupciones, a mi modesto juicio, imparables y menos por un papel. Basta mirar los avances en materia de vehículos autónomos, que ya funcionan, y su eventual incorporación a la industria del transporte. Lo segundo es que se olviden del argumento de la «competencia desleal». Las legislaciones y las instituciones, en general, no le están siguiendo el paso a las tendencias y las fuerzas disruptivas. Incluso muchas empresas y gremios están casi en la máquina de vapor en términos culturales. Aquí la cosa es que el modelo de negocios de Uber y Cabify está atendiendo mis necesidades de transporte mejor, y la prueba de ello es que la última foto que tengo montándome en un «techo amarillo» está en blanco y negro. Lo tercero es que piensen seriamente en reinventarse; no hay otra salida a la vista. No sé… ¿un servicio vintage de techos amarillos? Parece mofa, pero créanme que casi lo digo en serio.


Amigos, tratar de detener, retrasar, contener o adaptar los fenómenos disruptivos a modelos de negocio que van en retirada es como poner saquitos de arena en la playa para parar un tsunami. A los legisladores y políticos, y no para este caso particular sino en general, les sugiero cambiar sus planes de veraneo y darse una vuelta por Estonia. Está haciendo mucho frío ahora, pero van a ver cómo los bálticos —que también regulan— llevan como un siglo de adelanto mental en materia de políticas públicas y tecnología. Aquí hay un gran reto a la inteligencia y a la visión.


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Published on January 24, 2018 03:30

La emigración chilena y el segundo registro de chilenos en el exterior

Estudiar la emigración no es fácil, requiere del uso de múltiples herramientas estadísticas, metodológicas y demográficas. Así, la publicación reciente de los esperados resultados del 2º Registro de Chilenos en el Exterior debe ser bienvenida como una oportunidad de conocer algunas de las características del 5,6% de los chilenos que viven en el exterior. Los resultados entregados por el INE y el Ministerio de Relaciones Exteriores permiten comenzar a responder una serie de preguntas sobre la emigración chilena. Es necesario, como siempre, ser crítico de la forma en que se levantaron estos datos; al mismo tiempo que debemos preguntarnos sobre cuál debería ser la política del Estado chileno hacia sus comunidades en el exterior.


A diferencia del censo que se realiza en el país, el Registro utiliza dos fuentes de datos principales. Por una parte es una encuesta que se realizó vía electrónica o en persona por medio de los consulados en el exterior. Por otra, utiliza censos y otros datos demográficos de los países de residencia para complementar la información sobre los emigrados. Este registro usa así la misma metodología que uso en primer registro realizado entre 2003 y 2004. Obviamente el argumento es hacer que los datos de ambos sean comparativos. Sin embargo esto no es así. Entre otras razones, no son comparables porque el primer registro se realizó en alrededor de 100 países, mientras que el segundo se hizo en cerca de 130 países. Una segunda razón es que las fuentes censales y administrativas que se utilizaron difieren significativamente en tiempo. Se usan, por ejemplo, el censo colombiano de 2005, la encuesta de hogares de EE.UU. de 2010, y una fuente administrativa de Suecia de 2017. Finalmente es importante notar que el el primer registro participaron más de 200 mil personas, mientras que en el segundo fueron cerca de 60 mil.


Pese a estos problemas, que deberían mejorarse en nuevas ediciones del registro, los resultado permiten sacar una serie de conclusiones importantes tanto para conocer a los emigrantes chilenos, como para pensar en políticas públicas para esta población. La primera conclusión es que Chile, pese a que aun hay más chilenos fuera de Chile que extranjeros en el país, nos hemos convertido por el momento en un país de inmigrantes. Si bien las proyecciones del Celade ya indicaban una migración neta positiva para el país, los datos del registro indican que desde principios de siglo años han ingresado el triple de extranjeros que los chilenos que han salido. Esto nos lleva a la segunda conclusión, la población emigrada chilena está mucho más envejecida que la población de los países receptores y que la población chilena. Este es un punto clave en las políticas públicas hacia los chilenos en el exterior. El estado chileno debe rápidamente darse cuenta que este es un grupo de ciudadanos que no puede dejar de lado. Una tercera conclusión, es la permanente centralidad del exilio; fuente de la mayoría de la decisiones emigratorias. El estado debe pensar como conectar a esta población que dejo Chile en momentos sumamente traumáticos y que no está presente en la historia del país. Una última conclusión es que si sólo observamos los últimos 15 años, es Europa y no América Latina el destino preferente de la emigración chilena, una migración que a su vez es altamente calificada. ¿Qué nos dice esto de la retención de “cerebros” en Chile? ¿Qué efectos ha tenido, por ejemplo, las becas de postgrado en esta emigración?


Los datos del segundo registro, con todos sus problemas y consideraciones abren múltiples interrogantes sobre como debe relacionarse Chile con sus emigrados. La más importante de estas tiene que ver con otra discusión que se debiera dar en el próximo gobierno; la política y ley migratoria chilena. Si bien el tema ha estado presente en los programas de los últimos gobiernos, la presencia de la emigración en los proyectos de ley sobre migraciones de Piñera 2013 y de Bachelet 2017 es totalmente irrelevante. Ojalá que en la próxima iteración de un proyecto de ley sobre migraciones este tema ocupe la relevancia que se merezca.


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Published on January 24, 2018 03:26

El pícaro entre nos

Me imagino que más pronto que tarde vendrá una moda en que la poesía de Nicanor Parra pasará a ser objeto de estudios académicos pedantes y lateros, y que ese glorioso y enorme pescado resbaladizo que es la obra poética de Parra, será auscultado por los mistagogos del futuro con intimidantes herramientas de bruñido acero quirúrgico, todo con el probable propósito de despojarla de algunas de sus cualidades esenciales, como el arrojo, la espontaneidad y la picardía.


Evidentemente, el esfuerzo por entronizar científicamente la obra de Parra, para decirlo de algún modo, resultará inútil, pero yo leería con interés, o al menos con curiosidad, excentricidades ensayísticas que llevasen por título “Cuatro axiomas metalingüísticos básicos en las declinaciones de El Cristo de Elqui”, o “Alteraciones semióticas en la voz de Discursos de sobremesa”. Parra mismo se hubiese reído con el empeño vano de torcerle el alma a su cuerpo poético.


Como sea, persistirá lo que desde hace rato tenemos ante los ojos y al alcance de la mano: un glorioso y enorme pescado resbaladizo, provocador, multivocal y de muerte incierta, que seguirá boqueando con saludable intensidad por los años que vengan. Parra se preocupó mucho de que así fuese, y si bien era capaz de recitar de memoria fragmentos completos de Shakespeare o de explicar teoremas físicos de una complejidad desconcertante, nunca permitió que en su poesía, ni tampoco en su conversación, ondearan los faldones pesados de la solemnidad.


Eso lo comprobé cuando pasé un día entrevistándolo en Las Cruces. En aquel entonces, el antipoeta no permitía que el periodista se valiera de grabadora ni de notas al vuelo, por lo que efectivamente el asunto terminó siendo una conversación, claro que plagada de las artimañas de rigor, o de las pequeñas trampas con que el dueño de casa solía poner a prueba al visitante. Una de ellas consistió en la botella de tinto que había para mí sobre la mesa de la cocina (él no bebió, pero comió con apetito el arrollado y el tomate con ajo dispuestos para el almuerzo).


El vino se llamaba Neruda, en la etiqueta figuraba la esfinge inconfundible del poeta y el mensaje estaba más que claro: el anfitrión podía compartir con su enemigo en la mesa sin manifestar inquietud alguna. Que el producto no fuese de demasiada calidad, o que se agriara con relativa rapidez una vez descorchado, son consideraciones que no fueron tratadas en el momento, por lo que más vale dejarlas en el limbo. Por lo demás, el gesto era un juego, y el juego no tenía por qué tornar a denso.


De los muchos temas abordados, recuerdo con especial simpatía la fascinación que Parra demostró por ciertos trabalenguas ingleses de doble sentido, que, imagino, habrán sonrojado a tanta señorita o señorito victoriano en el pasado. Afortunadamente me sé un par de ellos (gracias Kipling, gracias Durrell) y, tras recitarlos, vi al hombre en la plenitud del gozo de salón: riendo de buena gana y golpeando con sus pesados calamorros el suelo de madera de la casa (el modo que tenía de celebrar alguna ocurrencia meritoria).


Fue ahí que se me re reveló, de cuerpo presente, el tremendo amor que Parra sentía por lo pícaro, esa cualidad que, de tan chilena que llegó a ser en los manuales históricos, pasó de pronto a desaparecer de vista cuando el país optó por la solemnidad. Entre otras cosas, al antipoeta le debemos eso, el no haber olvidado la picardía atávica que él consagró en su poesía. Que avancen entonces los estudiosos del futuro a deconstruir con herramientas intimidantes la obra gruesa del gran pícaro entre nos. El ejercicio, por cierto, más de alguna ironía planteará.


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Published on January 24, 2018 03:00

January 6, 2018

Paseo a Cuba

La Presidenta Bachelet se encuentra hoy en Cuba en visita de Estado, cuyo fin es promover las inversiones nacionales en el país caribeño, específicamente para aprovechar las oportunidades de la muy reciente ley de inversiones cubanas, que data de 2014. El problema es que se trata de un viaje inopinado para la mayoría, pues nadie sabía de él, tanto que incluso el ministro de Economía -a cuya área pertenece la temática del periplo- reconoció haberse enterado de él en ese momento, por la prensa.


Asimismo, que no se entiende bien por qué se hace ahora, pues mal podrá entregar frutos dentro del actual periodo presidencial, que está en sus días postreros. Por otra parte, sorprende que el Canciller no pueda viajar por “motivos personales” y que, asimismo, siendo una visita con acento en los negocios, las asociaciones empresariales tampoco supieran nada y hasta el viernes ningún empresario había sido invitado a sumarse a la comitiva oficial, según consignó una nota de prensa.


Dejémonos de eufemismos: esto es un viaje emotivo con ocasión del término de funciones, en que la Presidenta se está dando un gustito ideológico. Y que el argumento de impulsar las inversiones y el intercambio comercial -que ha caído significativamente en los últimos cuatro años y no se advierte sobre qué base pudiere mejorar-, es un mero pretexto.


Este paseo a Cuba demuestra que la Presidenta Bachelet no ha cambiado. Que sigue viviendo en la lógica de su pasado de corte revolucionario, como en su mejor época de la RDA, y que mantiene su conexión más íntima con gobiernos que sean de izquierda dura, sin importar que se trate, como en este caso, de una dictadura que lleva 59 años en el poder, que no exhibe ninguna evolución a prácticas democráticas y en la cual se conculcan cotidianamente los derechos humanos del pueblo cubano. Dictadura que ha sobrevivido sólo por el financiamiento recibido antes de la URSS y hoy de Venezuela, mientras los venezolanos se están muriendo literalmente de hambre.


Pero además, que tampoco sintoniza con la evolución que habido en nuestro país, pues no asume las demandas ciudadanas de más transparencia, y que autoridades no abusen de su posición y de los recursos públicos. Porque aquí hay un viaje que se hace con aviones oficiales, viáticos y uso de otros fondos fiscales, bajo la argucia que es una visita de Estado, pero que no es tal, sino que busca satisfacer un simple anhelo presidencial. Se sigue creyendo que a los ciudadanos no hay que rendirles cuenta, que basta con una explicación que no se sostiene, pues está repleta de incoherencias, absurdos y omisiones, que linda en el desprecio a la gente, y que los fondos del erario son de libre disponibilidad presidencial. La lógica añeja de los privilegios del poder.


Al menos cabe esperar que la Presidenta, que lleva consigo la dignidad nacional, no corra esta vez a abrazar a Raúl, como lo hizo con Fidel.


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Published on January 06, 2018 22:00

¿Conjunto vacío?

Enero suele ser un mes noticioso en términos políticos y más todavía ad portas de un cambio de gobierno. De hecho, buena parte de las miradas están puestas en la selección de colaboradores que Piñera elegirá para configurar su primer gabinete. Es así que abundan las especulaciones, los datos o las medias verdades; casi todas difundidas por los propios interesados, en una mezcla de ansiosos movimientos y una tensa espera.


Con tanta información, resulta difícil distinguir lo plausible de la ficción. Así por ejemplo, nadie podría tomarse muy en serio la declaración que el Presidente electo hizo en campaña, afirmando que 3/4 de su futuro gobierno estaría conformado por militantes o simpatizantes de Evópoli, el partido más pequeño de su coalición. Tampoco habría que creerle mucho a Piñera por este simulacro de participación al que sometió a las directivas de las tiendas políticas que componen Chile Vamos, pidiéndoles listas de posibles candidatos cuando -hablemos con la verdad- lo más probable es que este tema ya lo resolvió hace semanas y, de quedar alguna duda, no será necesariamente resuelta por esa dirigencia que siempre él ha mirado con algo de desdén.


Lo que sí nadie olvida fue la errónea selección que Piñera hizo con motivo de su primer gabinete en la administración anterior, cuando su relato del 24/7, los pendrive o la excelencia de quienes en 20 días habían hecho más que la Concertación en 20 años, se desplomó de manera estrepitosa. Fue esa misma algarabía y arrogancia inicial, esa de la nueva derecha que de seguro se quedaba dos o tres períodos en el poder, la que finalmente contrastó con los paupérrimos resultados electorales del período siguiente.


Piñera ya aprendió, dicen sus más cercanos colaboradores. Sin embargo, han sugerido una serie de criterios que -a mi modesto modo de entender- no solo suben las expectativas, sino que también complejizan mucho la selección; contribuyendo a la posibilidad de defraudar a la opinión pública y a sus más fervientes partidarios. De esa forma, los futuros ministros han de tener capacidad técnica y política; individuos con destrezas para explicar y comunicar; personas que dejen por completo sus actividades privadas; con una hoja de vida intachable en lo judicial, comercial y personal; que no puedan ser ellos o sus familiares acusados de un potencial conflicto de interés; que no sean actuales senadores o diputados; que preferentemente representen a los nuevos rostros (es decir, solo excepcionalmente alguno podría repetirse el plato); que se equilibre la selección entre hombres y mujeres; y que tengan una proyección política (presidencial).


Con honestidad, y si somos rigurosos en la aplicación de los criterios, no logro siquiera completar la lista con un nombre por cargo.


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Published on January 06, 2018 21:55

Progresismo sin progreso

Llama la atención que aquellos que se autocalifican de progresistas, en realidad se refieren así exclusivamente a temas valóricos, lo que sin duda es subjetivo. El aborto, matrimonio igualitario, drogas y otros son temas importantes del debate social, pero es apenas parte del “progreso” y con posiciones encontradas. Los “guardianes” de los valores han sido siempre las religiones, las que curiosamente tienen distintos conjuntos de valores muchas veces opuestos entre sí.


Por ello, en esencia el “progresismo” ha sido por un lado normalmente un movimiento antirreligioso y, por otro, un intento de corregir problemas precisamente derivados del “progreso”. Por ejemplo, la condición social que emerge de la revolución industrial, o los procesos de urbanización. La izquierda que se autocalifica como progresista tiene una posición formal contra las religiones que alguna vez llamaron el opio de los pueblos.


Progresismo se opone a conservadurismo más que retroceso. Es una diferencia sutil, pero relevante. El camino recorrido siempre tiene una lógica profunda, anclada en la esencia del ser humano. La sabiduría más elemental recomienda respetar y entender el sentido de la historia, y la importancia de progresar en algunos aspectos a la vez. El caballo de batalla política de los progresistas es la idea de las “reformas”, que responden normalmente a ideologías políticas muy sesgadas. No toda reforma nos deja mejor que al inicio, no solo porque pueden estar muy mal pensadas, sino porque son difíciles de implementar. El “progresismo” vociferante no cree en la importancia de los acuerdos, sino en el “avanzar sin transar”.


Los “progresistas” tienen muchas vertientes revolucionarias que impusieron largas dictaduras que difícilmente podrían calificarse como progreso.


Si miramos la historia de la civilización sin duda constatamos un progreso fenomenal en diversos ámbitos. El progreso en efecto tiene múltiples direcciones, no solo la valórica, que es en esencia subjetiva.


El concepto de progreso es esencialmente relativo, como todas las ideas que provienen de nuestra consciencia dual. La industrialización fue progreso en relación a la agricultura, y ésta en relación a la vida nómade. Pero aún hoy, por ejemplo para los ecologistas, la industrializaación puede no ser vista como progreso. De hecho, hay cosas que tienen el doble aspecto de progreso y retroceso a la vez. La comida chatarra facilita la alimentación rápida, y la productividad, pero no es en general saludable. ¿Es progreso? De estos ejemplos hay demasiados en todos los ámbitos.


En mi opinión, el único progreso real para el ser humano es la libertad esencial. No hay dos seres humanos iguales y eso no es trivial. Es decir, el verdadero progreso es el poder lograr lo máximo de lo que cada ser humano es. Como vivimos en sociedad, debemos “sacrificar” algo de nuestra libertad personal en favor de lo colectivo para poder convivir adecuadamente y para poder resolver problemas que pertenecen a la sociedad más que al individuo.


En ese sentido, los verdaderos progresistas son aquellos que defienden la libertad de modo que cada cual pueda definir lo que es su propio progreso. Para que cada cual busque su propio camino de libertad esencial. Aquellos que quieren imponer sus ideas sobre el resto no podrían ser calificados de progresistas. Solo es progresista aquel que respeta profundamente la diversidad y la libertad. Estos atributos no le son propios a la izquierda antigua, lamentablemente la mayor parte de la que tenemos en Chile. La doctrina de la lucha de clases jamás podría ser considerada como progresismo. El Estado omnímodo que claramente castra las libertades, no es progreso. Los gobiernos que no se focalizan en la pobreza tampoco lo son.


En fin, es importante no dejarse llevar por eslóganes políticos . Todos los seres humanos son progresistas en esencia y es solo la libertad la que permite el verdadero progreso. La sociedad de oportunidades es la más progresista en definitiva.


La entrada Progresismo sin progreso aparece primero en La Tercera.

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Published on January 06, 2018 21:50

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Óscar Contardo
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