Testosterona Quotes

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Paul B. Preciado
“Vacunarse de testosterona puede ser una técnica de resistencia para los cuerpos que hemos sido asignados como bio-mujeres. Adquirir una cierta inmunidad política de género: como coger un pedo de masculinidad, estar borracha de masculinidad. Saber que es posible devenir la especie dominante.”
Beatriz Preciado, Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era

Paul B. Preciado
“Primera falacia desenmascarada: tomar testosterona no nos cambia de sexo; cambia (o puede cambiar, dependiendo de la dosis) el modo en el que el género es descodificado socialmente. Segunda falacia desenmascarada: la testosterona no tiene por qué ser utilizada para cambiar de género, sino simplemente como cualquier otra droga, para modificar el cuerpo y sus afectos.”
Beatriz Preciado, Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era

Paul B. Preciado
“Leo este prospecto de Testogel consciente de enfrentarme a un manual de microfascismo y, al mismo tiempo, inquieta por los efectos directos o secundarios de la molécula sobre mi cuerpo. El laboratorio presupone que el usuario de testosterona es un «hombre» que no produce naturalmente una cantidad suficiente de andrógenos y, por supuesto, que es heterosexual (las advertencias de la transferencia de la testosterona a través de la piel se dirigen a su supuesta pareja femenina). Pero ¿esta noción de hombre hace referencia a una definición cromosómica (XY), genital (que posee pene y testículos bien diferenciados) o legal (que la mención «hombre» figura sobre su carné de identidad)? Si la administración de testosterona sintética está indicada en casos de deficiencia de testosterona, ¿cuándo y bajo qué criterios es posible afirmar que un cuerpo es deficitario? ¿Son mis signos clínicos concluyentes de una falta de testosterona?, ¿acaso no es verdad que mi barba no se ha desarrollado, que mi clítoris no depasa el centímetro y medio? ¿Y cuál sería la talla ideal de un clítoris y su grado de erectibilidad? ¿Y los signos políticos?, ¿cómo medir los signos políticos?”
Beatriz Preciado, Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era

Paul B. Preciado
“La testosterona es una de las pocas drogas que se difunde a través del sudor, de piel a piel, de cuerpo a cuerpo.
¿Cómo controlar el tráfico, como vigilar la microdifusión de finísimas gotas de sudor, la exportación y la importación de vapores, el contrabando de exhalaciones, cómo prevenir el contacto entre vahos cristalinos, cómo controlar al diablo transparente que se desliza desde otra piel a mi piel?”
Beatriz Preciado, Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era

Paul B. Preciado
“No hay ninguna droga tan pura como la testosterona en gel. No tiene olor alguno. Sin embargo, un día después de la administración, mi sudor se hace más ácido y más dulzón. Emana de mí un olor a muñeco de plástico calentado al sol o de licor de manzana olvidado en el fondo de un vaso. Es mi cuerpo el que reacciona a la molécula. La testosterona no tiene sabor. No tiene color. No deja huella. La molécula de testosterona se disuelve, en la piel como un fantasma atraviesa un muro. Entra sin llamar. Penetra sin marcar. No es necesario ni fumarla, ni esnifarla, ni inyectarla, ni tan siquiera tragarla. Basta con acercarla a la piel y así, por simple vecindad con el cuerpo, desaparece para diluirse en mi sangre.”
Beatriz Preciado, Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era

Paul B. Preciado
“¿Cómo explicar lo que me ocurre? ¿Qué hacer con mi deseo de transformación? ¿Qué hacer con todos los años en los que me he definido como feminista? ¿Qué tipo de feminista seré ahora, una feminista adicta a la testosterona, o más bien un transgénero adicto al feminismo? No me queda otro remedio que revisar mis clásicos, someter las teorías a la sacudida que provoca en mí esta nueva práctica de administración de testosterona. Aceptar que el cambio que tiene lugar en mí es la mutación de una época.”
Beatriz Preciado, Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era

Paul B. Preciado
“Por el momento, ninguno de los estados occidentales ha aceptado la legalización de la administración libre de la testosterona a las bio-mujeres, puesto que correría el riesgo de enfrentarse social y políticamente a una virilización semiotécnica de la población femenina. Dos pequeños problemas somatopolíticos que modificarían la descodificación visual y auditiva del género: el vello fácil y el cambio de la voz. Resulta asombroso que en Occidente, a principios del siglo XXI, en una sociedad extremadamente high-tech en la gestión de la reproducción, la descodificación del género se reduzca al vello facial y al timbre de la voz. Dejemos entonces que el vello facial y la voz, y no el pene o la vagina,
no los cromosomas X o Y, son los significantes culturales de género dominantes de nuestra sociedad. Dejemos entonces de hablar de hombres y mujeres y digamos simplemente: cuerpos con vello facial o sin vello facial, cuerpos con voz aguda o grave. Esto no son detalles, son importantes significantes sexopolíticos que podrían poner en cuestión la pertenencia natural de la virilidad a los bio-hombres. El problema último: desvelar el carácter técnicamente construido de los géneros, tanto de la masculinidad como de la feminidad.”
Beatriz Preciado, Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era

Paul B. Preciado
“Lo que no resulta explicable hoy, en una situación en una inferioridad política de las mujeres se oculta tras una aparente igualdad legal, es por qué no hay una masa de bio-mujeres que trafican y consumen testosterona para acceder a la posición hegemónica. Quizá, simplemente, las bio-mujeres no quieren el poder, prefieren seguir teniendo excusas para no triunfar, para no ganar dinero, para no tomar decisiones por sí mismas, para no dirigir los países en los que habitan, para no ser las únicas responsables de su placer sexual, de su mediocridad o de su éxito.”
Beatriz Preciado, Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era