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by
Cal Newport
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June 29 - June 30, 2022
El principal objetivo de RescueTime es proporcionar a cada usuario información detallada sobre su comportamiento para que halle formas de incrementar su rendimiento.
La conclusión que se puede extraer de los datos de RescueTime es asombrosa: el trabajador del conocimiento de hoy en día casi nunca está más de unos pocos minutos sin enviar o recibir algún tipo de comunicación electrónica. Así que decir que consultamos el correo con demasiada frecuencia es quedarse corto: la realidad es que utilizamos estas herramientas de manera constante.
Es decir, cuanto más se mantiene la primera tarea en la mente del sujeto, peor rinde en la tarea siguiente.
«Cada vez que desplazas tu atención de una tarea a otra, básicamente le estás pidiendo a tu cerebro que cambie de recursos cognitivos. Por desgracia, hacer eso no se nos da muy bien».
Leroy halló una respuesta clara para la pregunta que da título a su artículo: ¿por qué es tan difícil hacer nuestro trabajo? Porque nuestro cerebro no fue diseñado para mantener vías de atención paralelas.
En él, su autor señala que, para alguien que se dedica a la gestión, las reuniones son una parte básica de su labor cotidiana, mientras que para un técnico o un creador una sola reunión puede suponer «la ruina», ya que romper su ritmo de trabajo es un problema grave.
«Cada cual aborda tres puntos: lo que hizo ayer, lo que está haciendo hoy y los problemas o bloqueos a los que se enfrenta ―me dice Sean―. Esa reunión dura quince minutos como máximo».
No obstante, la estrategia de Sean nos demuestra que, una vez que sabes qué daño quieres evitar y qué beneficios pretendes incrementar, surgen otros enfoques.
«Cuanto más tiempo se dedica al e-mail en una hora, mayor es el estrés en ese periodo».
en el caso de las personas con un alto grado de neurosis, la acumulación de correos incrementa el estrés (tal vez por la preocupación que generan todos los mensajes urgentes que se ignoran).
¿Su recomendación?: «[Sugerimos] que las empresas hagan un esfuerzo coordinado para reducir el tráfico de correo electrónico».
En otras palabras, una plantilla insatisfecha da lugar a peores resultados.
Los resultados eran previsibles: mientras el móvil sonaba al otro lado de la habitación, los indicadores de estrés y ansiedad aumentaron. También el estrés autoinformado por cada participante se incrementó y su placer disminuyó. El rendimiento en la tarea de la sopa de letras se redujo, asimismo, mientras el teléfono sonaba sin ser atendido.
El celular distrae aún estando lejos. Y hace disminuir la efectividad en la tarea. Aumenta el strés también.
presiones evolutivas subyacentes, que nos inculcan la idea de que ignorar una posible conexión es realmente malo.
«La clave no es solo que la herramienta levante un muro entre tú y tu correo electrónico ―explica Huffington―, es que te libre de la creciente ansiedad de saber que tienes un montón de mensajes esperándote a tu regreso, porque ese estrés destruye los beneficios de la desconexión desde el minuto 1».
Mientras mantengamos métodos de trabajo basados en la mensajería continua e improvisada, nuestro cerebro paleolítico permanecerá en un estado de ansiedad constante.
Este desajuste entre la forma en que el ser humano está programado para comunicarse y la forma en que se nos obliga a hacerlo por medio de la tecnología genera un sentimiento de frustración muy característico de la especie.
al priorizar la comunicación escrita (y abstracta) sobre la presencial no se tuvieron en cuenta los circuitos sociales tan complejos y sutiles que nuestra especie desarrolló para trabajar de forma cooperativa.
Así pues, cuanto más rica es la experiencia subjetiva del emisor sobre lo que intenta comunicar, mayor es la brecha entre su comprensión y la de su interlocutor, lo que demuestra que el egocentrismo es la clave de ese exceso de confianza.
Por ejemplo, tienes la seguridad de haber enviado un mensaje educado y agradable, mientras que quien lo recibe tiene igual de claro que se trata de una crítica mordaz.
el e-mail no es una forma universal de interacción, es más bien un pobre simulacro de los comportamientos complejos y matizados en los que durante la mayor parte de la historia de la humanidad se ha basado la comunicación. Y todo el mundo experimenta, cada vez más, los efectos de este desajuste.
¿cuántas de esas breves pero constantes peticiones de tiempo y atención que se hacen por e-mail en un día cualquiera se seguirían haciendo si hubiera que cruzar el pasillo e interrumpir el trabajo de alguien?
La mayoría de los trabajadores del conocimiento experimentan una sensación de infelicidad que emana de sus desbordadas bandejas de entrada.
en el sector industrial se dieron cuenta en los ochenta de que la actividad incesante no era la mejor manera de hacer las cosas).
tres formas que tiene la mente de colmena hiperactiva de hacernos infelices: la ansiedad de un buzón que se llena más rápido de lo que se puede vaciar; la frustrante ineficacia de comunicarse solo por escrito; y la sobrecarga fuera de control que resulta de suprimir el contacto personal.
esta idea de que las herramientas pueden a veces potenciar un determinado comportamiento humano se denominó determinismo tecnológico.
el formato usado por los medios de comunicación puede influir en la forma en que una sociedad interpreta el mundo.
Como quedó claro al contemplarlo en perspectiva, los «Me gusta» proporcionan a los usuarios un flujo irregular de indicadores de aprobación social, es decir, pruebas de que otras personas están pensando en ti.
Mientras que, hasta entonces, la gente solía entrar en Facebook de vez en cuando para ver lo que hacían sus amistades, a partir de ese momento era más probable que entraran una y otra vez a lo largo del día para ver cuánta aprobación habían obtenido sus últimas publicaciones.
Una propiedad clave del determinismo tecnológico es que la innovación altera el comportamiento de un modo no deseado ni previsto por quienes usaron la herramienta por primera vez.
Cayendo en la mente de colmena
Factor n.º 1 de la mente de colmena: los costes ocultos de la asincronía
Factor n.º 2 de la mente de colmena: el ciclo de reacción
De hecho, cuando Perlow convenció, tiempo después, a los equipos del Boston Consulting Group para reservar un tiempo de desconexión de sus dispositivos, sus miembros reconocieron que gracias a ello se había incrementado su rendimiento.
Factor n.º 3 de la mente de colmena: el cavernícola ante la pantalla del ordenador
el Homo sapiens está bien adaptado a la colaboración en grupos pequeños.
Maximilien Ringelmann. Él demostró que cuando más personas se dedican a tirar de una cuerda, la fuerza media ejercida por cada individuo disminuye, lo que conduce a rendimientos decrecientes a medida que aumenta el tamaño del grupo.
(Resumido de forma sencilla: cuantas más personas participan en un proyecto, más fácil es salir del paso con menos esfuerzo).
Peter Drucker y la tragedia de los bienes comunes de atención
Según recordó más tarde, Sloan dijo una vez lo siguiente, refiriéndose al éxito de un directivo: «Debes ser tolerante y no prestar atención al modo en que un hombre hace su trabajo».
los trabajadores del conocimiento suelen saber más sobre sus respectivas especialidades que quienes los dirigen.
al pasar del trabajo industrial al del conocimiento, renunciamos a la condición de autómatas a cambio de una autonomía onerosa.
Lo mismo ocurre con la mente de colmena hiperactiva: no es posible «domarla» con pequeños trucos, sino que hay que cambiarla por un método mejor.
Parte 2 Principios para un mundo sin e-mail

