El atlético invisible
Rate it:
Open Preview
Kindle Notes & Highlights
Read between July 14 - July 26, 2023
62%
Flag icon
¿Quieres que vuelva a la tienda? —No quiero que hagas nada —dijo Glenda—. Tú decides, ¿vale? Lo decides tú sola, pero a mí me parece que, si te quedas, básicamente lo que harás serán empanadas.
63%
Flag icon
Por otro lado, podrías ir y enseñar toda esa ropa de alto copete y visitar un montón de sitios elegantes muy, muy lejos de aquí, y conocer a un montón de gente nueva y siempre sabrías que, si al final te llevas un tortazo, siempre puedes convertirlo en empanada.
63%
Flag icon
Tu libreta del banco. Tu dinero está a salvo y puedes sacarlo cuando quieras. Juliet dio varias vueltas a la libreta en sus manos. —Para mí que nadie de mi familia ha estado nunca en un banco menos el tío Geoffrey, y lo pillaron antes de que llegase a casa.
63%
Flag icon
Me contó de que Huebo le dijo que lo hiciera. Huebo le dijo que, cuando Trev descubra quién es Trev, o algo así, sabrá, ya sabes, lo que puede hacer y tal.
63%
Flag icon
Pepe, que acababa de descubrir la salsa guau-guau, soltó una risa ahogada. La botella estaba casi vacía y, en teoría, no debería de quedarle estómago.
63%
Flag icon
Pero ¡le amo! —gimoteó Juliet. —Pues no pasa nada, quédate aquí —dijo Glenda—. ¿Os habéis besado, siquiera? —¡No! Él nunca acaba de decidirse. —A lo mejor es uno de esos caballeros a los que no les gustan las damas —señaló Pepe con tono remilgado.
63%
Flag icon
Más o menos a esas alturas sabía, y lo sabía con todo el cuerpo, que tendría que estar deshaciéndose en un mar de lágrimas.
63%
Flag icon
Me pregunto qué habría pasado si lo hubiese dejado destapado —dijo—. Me pregunto cuánto tardan los cangrejos en aprender.
64%
Flag icon
Las cosas que no sé… Las cosas que no sé… —murmuró Huebo. —¿Qué pasa con ellas? —dijo Glenda. —Las cosas que no sé… —dijo Huebo—. Creo que están detrás de la puerta, porque creo que las dejé allí porque creo que no quiero saberlas.
65%
Flag icon
Ah, sí —dijo Huebo, cuyo tono de voz cambió ligeramente—. ¿Estamos cómodos, señorr Huebo? Sí, gracias. Las cadenas casi ni se notan. Perrfecto. Ahorra, hábleme de su madrre, señorr Huebo. Conozco el concepto, pero que yo recuerrde nunca he tenido una madrre. Gracias por prreguntarr, de todas formas.
65%
Flag icon
Abrrió la puerta, señorr Huebo. Usted crree que no, perro lo hizo. Y ahorra es muy imporrtante que la vuelva a abrirr. —Pero ¡lo que hay detrás de la puerta está mal! Los dos curiosos estiraron el cuello para oír mejor. —Nada está mal. Nada en absoluto está mal. En el pasado, abrrió la puerrta con la imprrudencia de la infancia. Ahora, para comprrenderr la puerrta, debe abrrirrla con la sabidurría del adulto. Abrra la puerrta, señorr Huebo, y yo le acompañarré hasta ella.
66%
Flag icon
¿Por qué me dijo que no abriera el libro, señora? —Porque quería que lo leyeses —dijo su voz—. Tenías que descubrir la verdad por ti mismo. Así es como todos encontramos la verdad. —¿Y si la verdad es espantosa? —Creo que ya conoces la respuesta a eso, Huebo —respondió la voz de la señora. —La respuesta es que, espantosa o no, sigue siendo la verdad —dijo Huebo. —¿Y entonces? —añadió la voz femenina, como una maestra animando a un alumno prometedor. —Y entonces la verdad puede cambiarse —dijo Huebo.
67%
Flag icon
Me dijo que era un trasgo, señor Huebo. Me dijo que era un trasgo. —Estaba mal informado —replicó Huebo—. Sé que soy un orco. Creo que siempre he sabido que era un orco. He abierto la puerta, he leído el libro y sé la verdad de mi alma, y soy un orco, y por algún motivo soy un orco con unas ganas atroces de fumarse un puro.
67%
Flag icon
¿Qué más da? —dijo Trev—. Todo eso es historia antigua, de todas formas. Hoy en día hay vampiros paseándose por todas partes. Y tenemos trolls, gólems, zombis y toda clase de gente que solo quiere ganarse la vida. ¿A quién le importa lo que pasó hace siglos?
67%
Flag icon
El pensamiento táctico y el análisis de combate forman parte del utillaje orco —dijo Huebo. —¿Lo veis? Nadie que use maquillaje va a arrancarnos la cabeza, ¿a que no? —¿No conociste a mi ex mujer?
67%
Flag icon
Pero todos han huido —dijo Huebo—, por lo que soy. —Bueno, ya sabes, son gente corriente —le recordó Glenda—. Son… —Imbéciles —concluyó Trev. Huebo se volvió y avanzó por el pasillo opuesto, apartando a patadas los restos de madera y cadena. —Pero el mundo está lleno de gente corriente.
68%
Flag icon
Además, ¿cómo puede estar seguro de que los orcos eran tan malos? —Hicimos cosas atroces. —Hicieron —corrigió Glenda—. Ellos, no nosotros, no usted. Y si de algo estoy segura es de que, en una guerra, nadie va a decir que el otro bando está formado por gente muy maja. Y ahora, ¿por qué no se va a entrenar? ¿Tan difícil es?
69%
Flag icon
El Bibliotecario levantó el libro y el doctor Hix gimió. —¿Otra vez eso? —dijo—. De acuerdo, ¿qué quieren? —Tenemos un orco en los sótanos —anunció Glenda. —Sí, lo sé —dijo el doctor Hix. El Bibliotecario tenía la cara grande, pero aun así no lo bastante para dar cabida a toda la sorpresa que deseaba mostrar.
69%
Flag icon
Entonces, ¿lo que me está diciendo es que todo lo que sucede permanece sucedido en alguna parte y puede consultarse si se sabe cómo?
70%
Flag icon
—Eran armas. Seres vivos usados como armas. Y no parecen tan distintos de los humanos.
70%
Flag icon
Bueno, oficialmente están todos muertos —dijo Hix—, pero corren rumores. —Y los hombres los conducían a la batalla —dijo Glenda. —Dicho de esa manera, supongo que sí —contestó Hix—, pero no estoy seguro de que eso cambie nada. —Yo creo que lo cambia todo —replicó Glenda—. Lo cambia si lo único de lo que habla la gente es de los monstruos, y no de los látigos. Las cosas que se parecen mucho a las personas, bueno, son como una especie de personas. ¿Qué no puede hacerse de las personas si uno se empeña?
70%
Flag icon
Cuando los reyes luchan contra otros reyes y ganan, le cortan la cabeza al perdedor, ¿verdad? —planteó Glenda. —A veces —respondió Hix. —Lo que digo es que no puede culparse a un arma de cómo la usan. ¿Cómo es eso que dicen? La gente no puede evitar que la hayan hecho como es. Y creo que a los orcos los hicieron.
70%
Flag icon
—Ya me lo parecía, pero formamos parte del orden universal. La luz y la oscuridad. La noche y el día. El dulce y el amargo. El bien y el mal (dentro de un margen estatutario aceptable). Lo que pasa es que viene bien tener gente sensata y fiable en ambos bandos, pero, en fin, me alegro de que hayamos podido serle útiles. No vemos a mucha gente por aquí abajo. Bueno, no a gente propiamente dicha.
70%
Flag icon
No irá a causarle problemas al señor Huebo, ¿verdad? —dijo—. Porque si lo hace, señor Ottomy… —se inclinó hacia delante— nunca más se sabrá de usted. —No debería amenazarme así —dijo el cancelero. —Tiene razón, no debería —dijo Glenda—. Tendría que haber dicho que nunca más se sabrá de ti, pedazo de imbécil falso y miserable. Ve a chivarte al archicanciller y verás lo bien que te va.
70%
Flag icon
¡Se comen viva a la gente! —exclamó Ottomy. —También lo hacían los trolls —dijo Glenda—. Hay que reconocer que luego los escupían, pero no en muy buenas condiciones para disfrutar de la vida. Antes combatíamos contra los enanos y cuando te talaban a la altura de las rodillas no era ninguna broma. Sabemos, señor Ottomy, que el leopardo puede cambiar de pantalones. —Olisqueó—. Y a lo mejor sería buena idea que usted hiciera lo mismo. Si me entero de que ha causado algún problema, me va a oír. Allí arriba es el archicanciller. Aquí abajo, en la oscuridad, es la cubertería.
71%
Flag icon
¿Por qué nos decimos unos a otros que el leopardo no puede cambiar de pantalones?, caviló mientras lo veía alejarse a toda prisa. ¿Es que alguien ha visto alguna vez a un leopardo llevando pantalones? ¿Y cómo podrían ponérselos si los tuvieran? Pero lo decimos de todas formas, como si fuese una especie de verdad sagrada, cuando lo único que significa es que nos hemos quedado sin argumentos.
71%
Flag icon
Un par de magos licenciados estaban trabajando en el varadero de la universidad, allí cerca. Uno de ellos la miró y dijo: —¿Tiene autorización para pasear por los jardines de la universidad, señora? —No, el personal de la cocina lo tiene terminantemente prohibido —respondió Glenda. Los estudiantes se miraron. —Ah, vale —dijo uno. Y eso fue todo. Así de fácil.
72%
Flag icon
Tenemos que alcanzar a un amigo. Podría estar en peligro —dijo Trev. —Y esto es muy romántico —añadió Juliet. El cochero la miró. —Si nos ayudas a pillarle, te daré un besazo —dijo ella. —¡Fíjate! —exclamó el cochero mirando a Trev—. ¿Por qué no se te ha ocurrido eso a ti? —De acuerdo, yo también te daré un beso —dijo Trev.
73%
Flag icon
Vale, que sí, eres un orco —dijo Trev—. Que sí, que se comían a la gente. ¿Tú te has comido a alguien últimamente? —No, señor Trev. —Bueno, pues no se hable más. —No puede arrestarse a alguien por algo que no ha hecho —dijo uno de los pasajeros de la góndola, asintiendo como un entendido—. Es una ley fundamental.
73%
Flag icon
¿Qué es un orco? —preguntó la señora que tenía al lado. —Ah, hace la tira de años, en Uberwald o un sitio así, despedazaban a la gente y se la comían. —Dichosos extranjeros —dijo la mujer.
73%
Flag icon
Si queréis vivir aquí, tenéis que hacer las cosas a nuestra manera, ¿entendido? Y eso significa que nada de picotear a la gente. Así no es como hacemos las cosas en Ankh-Morpork.
73%
Flag icon
Vetinari deja entrar a cualquiera hoy en día —comentó otro pasajero—. No me oiréis una mala palabra sobre los enanos… —Bien —dijo una voz a su espalda. El hombre se hizo a un lado y Glenda vio al enano que tenía detrás. —Perdona, amigo, no te había visto, como sois tan chiquitos
73%
Flag icon
Esa mujer que metieron en la Guardia el mes pasado, sin ir más lejos —dijo la anciana—. La rara que venía de Efebia o así. El otro día una ráfaga de viento se le llevó las gafas de sol y tres personas se convirtieron en piedra. —Es una medusa —dijo Glenda, que había leído la noticia en el Times—. Pero los magos consiguieron reconvertirlos en personas.
73%
Flag icon
¿Cómo puede decir que no era nada? —dijo Glenda. En el par de asientos de delante, Trev y Juliet cuchicheaban. —No era nada —repitió Huebo—. No sabía nada. No entendía nada. No tenía entendimiento, no tenía habilidad… —Pero eso no significa que alguien no valga nada —dijo Glenda con firmeza. —Sí que lo significa —dijo Huebo—. Lo que no significa es que sea malo. Yo no valía nada. Ella me enseñó a adquirir valía y ahora la tengo.
74%
Flag icon
A Glenda le dio la sensación de que trabajaban con diccionarios diferentes. —¿Qué significa «valía», señor Huebo? —Significa que uno deja el mundo mejor que cuando lo encontró —dijo Huebo.
74%
Flag icon
Parece una mujer sensata —dijo el hombre que no tenía nada contra los enanos. —Es una vampira —replicó Glenda con malicia. —Nada contra los vampiros, siempre que se ocupen de sus asuntos —dijo la señora de las pastas de almendra, que en esos momentos andaba ocupada lamiendo algo asquerosamente rosa—. Hay una trabajando en la carnicería kosher de mi calle y es un encanto de chica.
74%
Flag icon
No creo que lo importante sea con qué acabas —terció el enano—. Lo importante es lo que tienes al final comparado con lo que tenías al principio.
74%
Flag icon
Ya te lo he dicho, en el bus nocturno se ve de todo: críos que huyen de su casa, mujeres que huyen de sus maridos, maridos que huyen de los maridos de otras mujeres.
74%
Flag icon
Se llama ómnibus, ¿sabes?, y «omni» significa «todo» y en este bus pasa lo que se dice de todo, por eso llevo el hacha, ¿comprendes? Pero tal y como lo veo yo, la vida no puede ser solo hacha. —Alzó la voz—. ¡Llegamos a Sto Lat, gente! El recorrido de vuelta es a las seis en punto. —Guiñó un ojo a Glenda—. Y si no estáis ahí, me largo sin vosotros —dijo—. El bus se coge a la hora de coger el bus.
74%
Flag icon
Al contrario de lo que suele creerse, la mayoría de los herreros son más fibrosos que corpulentos. Todo es cuestión de tendones, más que de músculos. —¿Y sabe manejarse cerca de un yunque? —Le sorprendería, señor. —Hay herraduras en la forja —dijo el hombre—. Tendrá que ajustar una de talla. —Sé cómo hacerlo —aseguró Huebo—. Señor Trev, me complacería que viniera conmigo y me ayudase con el fuelle.
75%
Flag icon
¿Cree que el mundo es un lugar mejor con usted dentro? Y le pido por favor que medite en serio su respuesta en lugar de echar mano a una del estante de «indignada». Me temo que eso último abunda demasiado últimamente. La gente cree que actuar y pensar son lo mismo.
76%
Flag icon
Y bien, ¿por qué vuelves, entonces? —preguntó Glenda. —Porque ustedes son buenos y han venido a por mí. ¿Cómo negarme? Pero eso no cambia lo que sabe todo el mundo. —Pero cada vez que haces una vela y cada vez que hierras a un caballo, cambias lo que sabe todo el mundo
76%
Flag icon
¿Es importante? Somos lo que somos ahora. —Pero ¡no hace falta que lo seas! —chilló Glenda—. Todo el mundo sabe que los trolls se comen a la gente y la escupen. Todo el mundo sabe que los enanos te rebanan las piernas. Pero al mismo tiempo todo el mundo sabe que todo el mundo se equivoca. Y los orcos no decidieron ser como son. La gente lo entenderá.
76%
Flag icon
¿A usted le gustó? —preguntó Huebo. —Era una poesía maravillosa —dijo Glenda. —La escribí para usted —dijo Huebo. La miraba con una expresión que despertaba miedo y desafío a partes iguales.
76%
Flag icon
Glenda desistió de pensar y arrancó a llorar. Hay que decir que no fueron las lágrimas dulces que habría derramado Mary la doncella, sino esas gordas que se acumulan durante mucho tiempo y suelta quien llora muy rara vez. Eran pegajosas, con un toquecillo de moco añadido. Pero eran reales. Mary la doncella no habría podido igualarlas de ninguna manera.
77%
Flag icon
¿Qué hacemos ahora? —preguntó Glenda. —No tengo ni idea. Pero ¿puedo contarte algo muy interesante sobre los barcos? No era exactamente lo que Glenda se esperaba, pero de algún modo era cien por cien Huebo. —Por favor, cuéntame algo muy interesante sobre los barcos —dijo.
77%
Flag icon
¡Oh! ¿Es una metáfora? —dijo Glenda, aliviada—. Crees que algo nos empuja a juntarnos. —Es algo parecido —dijo Huebo. Se bambolearon cuando el coche topó con un bache especialmente desagradable. —O sea que, si no hacemos nada, ¿estaremos cada vez más cerca? —Sí —dijo Huebo.
78%
Flag icon
Podemos hacer prácticamente cualquier cosa, pero no podemos hacer que la gente cambie de opinión. No podemos volverlos sensatos por arte de magia. Créame, si fuera posible, lo habríamos hecho hace mucho. Podemos impedir por medios mágicos que la gente se pelee, pero luego ¿qué hacemos? Tenemos que seguir empleando magia para evitar que luchen. Tenemos que seguir empleando magia para evitar que sean estúpidos. ¿Y en qué acabaría todo eso? Por tanto, nos aseguramos de que no empiece. Para eso existe la universidad, a eso nos dedicamos.
78%
Flag icon
Tenemos que dedicarnos a no hacer cosas por los cientos de veces que ha quedado claro en el pasado que, una vez se pasa del «abracadabra, pata de cabra, he convertido las palomas en pelotas de ping-pong», se empiezan a provocar más problemas de los que se resuelven. Ya fue bastante malo encontrar pelotas de ping-pong anidando en los desvanes. —¿Pelotas de ping-pong anidando? —dijo Trev. —No quiero hablar de ello —dijo Ponder con tono lúgubre.
79%
Flag icon
La verdad es que no es problema mío en absoluto —dijo—. Pero hay una clase de personas que no me gusta nada. He visto a demasiados: abusones y cabronazos. Si quieres aprender atletismo muy deprisa, nace por aquí con talento para el diseño y quizá unas pocas preferencias más sin importancia. Lord Vetinari se ha equivocado. Creía que podría embolsarse el fútbol y no está funcionando. No es como el Gremio de Ladrones, ¿entiendes? Con el Gremio de Ladrones lo tuvo fácil, porque está organizado. El fútbol no está organizado. Que se haya ganado a los capitanes no significa que todo el mundo vaya a ...more