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Primera fase: El capitalista aparece en el mercado de mercancías y en el mercado de trabajo como comprador; su dinero se invierte en mercancías; recorre el acto de circulación D – M. Segunda fase: Consumo productivo por el capitalista de las mercancías compradas. Aquél actúa como productor capitalista de mercancías; su capital recorre el proceso de producción. El resultado es: una mercancía de valor superior al de los elementos que la producen. Tercera fase: El capitalista retorna al mercado como vendedor, sus mercancías se convierten en dinero; recorren el acto de circulación M – D. Por
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D – M representa la inversión de una suma de dinero en una suma de mercancías: para el comprador, la conversión de su dinero en mercancías, para el vendedor, la conversión de sus mercancías en dinero.
D – M se desdobla en D – T y D – Mp; la suma de dinero D se divide en dos partes: una de ellas se destina a comprar fuerza de trabajo, la otra a comprar medios de producción.
la masa de los medios de producción debe bastar para absorber la masa de trabajo, para que ésta pueda transformarla en producto.
Sí no contase con medios de producción suficientes el comprador, no tendría a qué dedicar el trabajo excedente de que dispone;
El valor desembolsado por él en forma de dinero
valor preñado de plusvalía (en forma de mercancías).
aparece en el estado o bajo la forma de capital productivo, de capital dotado de la propiedad de crear valor y plusvalía. Al capital...
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El valor de P es = valor de T + Mp, = D inver...
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el dinero aparece como primer exponente del valor del capital y, por tanto, el capital–dinero como la forma en que el capital se desembolsa.
Por tanto, la circulación global de su mercancía reviste la fórmula T –D – M; es decir, en primer lugar T – D ( = M – D) y en segundo lugar D – M; o sea, la forma general de la circulación simple de mercancías M –D – M, en la que el dinero figura como simple medio transitorio de circulación,
D – T es la fase característica de la conversión del capital–dinero en capital productivo, ya que constituye la condición esencial para que el capital desembolsado en forma de dinero se convierta realmente en capital, en valor creador de plusvalía.
y esta operación se reputa
Lo irracional consiste en que el trabajo, elemento creador de valor, no puede tener de por sí valor alguno; en que, por tanto, una determinada cantidad de trabajo no puede tampoco tener un valor que se exprese en un precio, en su equivalencia a una determinada cantidad de dinero.
mediante la transformación del capital–dinero en capital productivo, el capitalista obtiene la combinación de los factores materiales y personales de la producción,
Para que el dinero pueda convertirse por vez primera en capital productivo o funcionar por vez primera como capital–dinero para su poseedor, tiene que empezar por comprar los medios de producción,
En lo que atañe al obrero, su fuerza de trabajo sólo puede empezar a funcionar productivamente a partir del momento en que, al ser vendida, se la pone en contacto con los medios de producción.
el vendedor del trabajo aparece frente a su comprador como una fuerza de trabajo ajena que tiene que ponerse bajo sus órdenes, incorporarse a su capital, para que éste pueda actuar realmente como capital productivo.
no por la función propia del dinero como medio de pago. Si el dinero puede invertirse en esta forma es, sencillamente, porque la fuerza de trabajo se halla separada de sus medios de producción
No es el dinero el que engendra, por su naturaleza, esta relación; es, por el contrario, la existencia de esta relación la que convierte la simple función del dinero en función de capital.
los medios de producción, la parte material del capital productivo, tienen que existir ya como capital frente al obrero para que el acto D–T pueda convertirse en un acto social de carácter general.
Para que el capital pueda formarse y apoderarse de la producción, el comercio y, por tanto, la circulación de mercancías, necesitan alcanzar cierto grado de desarrollo,
la existencia de “jornaleros libres” en una escala social es condición indispensable para que la operación D–M, transformación del dinero en mercancía, pueda concebirse como transformación del capital–dinero en capital productivo.
la fórmula en que se expresa el ciclo del capital–dinero: D–M… P… M’–D’ presupone la existencia del capital en forma de capital productivo, y, por tanto, la forma del ciclo de este tipo de capital.
Al convertirse el capital–dinero en capital productivo, el valor del capital reviste una forma natural bajo la cual no puede seguir circulando, sino que tiene que destinarse al consumo, a un consumo productivo.
El uso de la fuerza de trabajo, el trabajo, sólo puede realizarse trabajando. El capitalista no puede volver a vender al propio obrero como mercancía
El resultado de la primera fase es, por tanto, el comienzo de la segunda, de la fase productiva del capital.
la circulación del capital se interrumpe, pero su proceso cíclico continúa, saliendo de la órbita de la circulación de mercancías para entrar en la órbita de la producción.
habrá que pagar al obrero, constantemente, en pequeños plazos, con objeto de que pueda repetir las compras necesarias para su propio sustento, la operación T–D–M o M–D–M.
para que la masa de los productores directos, la masa de los obreros asalariados, pueda efectuar la operación T–D–M, tiene que encontrarse constantemente con los medios de vida necesarios en forma susceptible de compra, es decir, en forma de mercancías.
Tan pronto como la producción a base de trabajo asalariado se generaliza, la producción de mercancías pasa a ser también, necesariamente, la forma general de la producción.
Esta, una vez que adquiere carácter general, determina, a su vez, una división progresiva del trabajo social;
En el mismo grado en que se desarrolla D–T, se desarrolla, por tanto, D–Mp;
Las condiciones materiales de la producción de mercancías se le presentan, en proporciones cada vez mayores, como productos de otros productores de mercancías,
Empieza generalizando la producción de mercancías y luego va convirtiendo, poco a poco, toda la producción de mercancías en producción capitalista.
los medios de producción y los obreros.
mientras se hallan separados, factores potenciales de producción. Para poder producir en realidad, tienen que combinarse.
Por el distinto papel que desempeña durante el proceso de producción en la creación de valor y, por tanto, en la producción de plusvalía, los medios de producción y la fuerza de trabajo, considerados como modalidades del capital desembolsado, se distinguen como capital constante y capital variable, respectivamente.
Si la fuerza de trabajo sólo es una mercancía en manos de su vendedor, del obrero asalariado, en cambio, sólo es capital en manos de su comprador,
Los medios de producción sólo se convierten en encarnación material del capital productivo, o en capital productivo, en el momento en que se les incorpora la fuerza de trabajo,
La fuerza humana de trabajo no es por naturaleza capital, como no lo son tampoco, por la misma razón, los medios de producción. Sólo adquieren este carácter social específico baj...
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El trabajo que rinde de más la fuerza de trabajo es trabajo gratis para el capital y constituye, por tanto, la plusvalía del capitalista,
preñada
Tercera fase: M’–D’ La mercancía se convierte en capital–mercancías como modalidad funcional del valor del capital ya valorizado que brota directamente, del propio proceso de producción.
Si la producción de mercancías se efectuase sobre bases capitalistas en toda su extensión social, toda mercancía, lo mismo el hierro que los encajes de Bruselas, lo mismo el ácido sulfúrico que los cigarros, formaría parte, por el solo hecho de serlo, de un gran capital–mercancías.
Cuando reviste la forma de las mercancías, el capital tiene necesariamente que cumplir la función propia de éstas. Los artículos que lo forman, artículos producidos de por sí para el mercado, tienen necesariamente que ser vendidos, convertidos en dinero; tienen, por tanto, que pasar por la operación M–D.
como objeto útil, la mercancía pasa al comprador; el cambio no afecta tampoco a su valor,
Se trata, sencillamente, de un cambio de forma.