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Pero la religión es cosa de fe y ella no la tenía, hacía demasiadas preguntas.
Dejó el culto porque no soportaba que el pastor de turno le dijera qué pensar, cómo vivir y hasta por quién votar.
Con los hombres el pastor era más tolerante.
plomero había tenido una brevísima carrera en la lucha libre, que le dejó la nariz quebrada,
La bebida le encendía al hombre una rabia incontrolable que antes le había servido en el ring de lucha libre, pero en la vida normal no encontraba salida y se iba acumulando a presión en sus venas.
golpeó la nuca y quedó inerte en un charco de sangre,
Pero resultó que no estaba muerto, sólo aturdido.
Leticia nunca más lo vio y nunca más permitió que alguien la amenazara.
Ya nada la unía a esa tierra, pero tenía numerosas amistades en la comunidad de inmigrantes salvadoreños del área de la Bahía; así mantenía el acento, algunas tradiciones, la música
la guerrilla en el año 1992, terminó oficialmente la guerra civil, pero no acabó la violencia. Los criminales y narcos, tatuados de pies a cabeza, que llenaban las prisiones, pertenecían a las infames maras, que ningún Gobierno había podido desmantelar.
Cuando tenía veintidós años,
Leticia viajó a El ...
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En la región todos recordaban lo ocurrido. Leticia y el guía llegaron
Edgar Cordero murió cuando Leticia estaba con Bill Hahn, su tercer marido.
No estaba enfermo ni viejo, simplemente se le apagó la vida, un tránsito amable.
Esa curiosidad por la historia le valió un empleo en el museo de Oakland, donde ganaba un sueldo modesto pero suficiente para mantener a su mujer con decencia.
Era un hombre introvertido y de sentimientos intensos, que se había enamorado de Leticia a la primera mirada en el hall del museo.
Llevaban casados poco más de dos años y Leticia nunca había estado más contenta en su
Leticia se enteró por un policía, que llegó para pedirle que lo acompañara a identificar el cadáver.
Al besarlo largamente en los labios le repitió la promesa que se habían hecho muchas veces: estarían siempre juntos.
Llevaba más de dos años sin trabajar, le quedaba muy poco dinero en el banco y debía velar por la pequeña Alicia.
Ese año 2000 ella tenía veintisiete años, una hija de dieciocho meses y la vida en hilachas. Entonces volvió a aparecer Cruz Torres, como enviado del cielo.
clientes capaces de pagar sus exorbitantes honorarios.
Por el nombre seguramente era latina, pero no calzaba con el estereotipo, era alta y blanca.
Finalmente el Gobierno cedió a la presión y tuvo que rescindir la orden, pero para entonces ya había miles de menores sin sus padres. Selena
—El Proyecto Magnolia trata de ayudarlos
Frank adivinó que eso era parte de la campaña para mejorar la imagen. La firma tenía reputación de defender con éxito a criminales de evidente culpabilidad, que pagaban una fortuna.
La impunidad de los superricos se toleraba menos. Eso explicaba los gestos de súbita filantropía, poner a mujeres en puestos claves y contratar profesionales de color.
Las había tomado impulsado por la atracción sexual, la primera para demostrarle a Selena que era un hombre de principios y buenos sentimientos, y la segunda para ir preparando el terreno
—Muy poca gente puede jactarse de tener una bisabuela —comentó Frank.
Vidente, dijiste? —Psíquica. Es un don de nacimiento.
Estás bromeando! —Es muy famosa. ¿No has oído hablar de Dora Durán? Han hecho varios reportajes sobre ella.
—Uno de los casos recientes fue de un niño de nueve años que desapareció. Mi abuela ubicó el cuerpo dentro de un pozo.
menos que él merecía después de haberle dedicado varias horas, pero ella lo defraudó.
Ella seguía encontrando pretextos para postergar la boda y él había perdido la cuenta del tiempo que llevaban juntos.
Milosz la había amado desde que ella era adolescente; dos veces estuvieron a punto de casarse, peleaban, se distanciaban y volvían a encontrarse y a empezar de nuevo. Estaba cansado
Selena era su único amor.
En su nuevo empleo ganaba menos de la mitad que antes, pero había encontrado su lugar en el mundo. Al enterarse de la separación
Frank era el único delgado en esa tribu de buenos vividores.
Tenía un año y todavía no hablaba. Anita es muy lista. Se niega
Las condiciones eran pésimas: comida escasa, falta de sanidad básica, luces encendidas toda la noche, abuso verbal.
El personal carece de entrenamiento para esta crisis y está sobrecargado. Algunos piden traslado porque no tienen estómago para cumplir las órdenes.
A veces los parientes no se presentan a reclamarlos porque son indocumentados y tienen miedo de que los arresten y los deporten. El caso de Anita es poco usual,
Para el Gobierno el costo diario por niño era altísimo. No
permitían la entrada a organizaciones
Las trabajadoras sociales estamos copadas, hay demasiados niños.
—Sabiendo que pueden quitarles a los hijos, no entiendo cómo esa gente corre el riesgo de cruzar la frontera —dijo Frank.
donde la pobreza mata lentamente, la violencia doméstica mata a las mujeres,
crimen organizado matan con violencia y los gobiernos corruptos matan con impunidad.
Nadie quiere dejar todo y salir escapando, lo hacen por desesperación. —Eso no le corresponde

