Ricardo Secilla's Blog, page 3
February 9, 2021
El sueño de Tasdan. Fragmento de "Metal Oscuro: El Manuscrito del Sol Rojo"

Nuestro protagonista se ve involucrado en la búsqueda de un objeto legendario conocido como «el hacha del Poder». En mitad de un viaje, en el que vive innumerables aventuras y desventuras, tiene un enigmático sueño en el que ve a su compañera de viaje, la cual antes de desaparecer le había regalado un misterioso colgante conocido por el clan al que ella pertenecía como «el ojo».
Este es el fragmento de la novela en el que el propio protagonista describe dicho sueño:
«...Lo cierto es que me vi flotando en un vacío azul, moviéndome muy despacio hacia abajo. Apareció un fondo marino ensombrecido, lleno de algas y decenas de peces que se movían a mi alrededor.
Desde las rocas del fondo surgió un fuerte resplandor, algo muy deslumbrante. Me acerqué hasta estar frente al minúsculo punto que emanaba aquella luz: se trataba del colgante que me había regalado Xada. Hice un ademán de alcanzar al enigmático objeto, pero una mano se posó con suavidad en mi hombro impidiéndomelo. Cuál sería mi sorpresa cuando me di la vuelta y me encontré de frente con Xada. No pude evitar que cada parte de mi ser manifestara la profunda alegría que sentí al verla.
—¿Qué haces aquí? ¡Creí que nunca te volvería a ver! —exclamé. Entonces una horrible certeza me golpeó de forma despiadada, haciéndome sentir una amarga tristeza—. Sigues muerta y esto solo es un sueño, ¡no eres real!
Todo comenzó a tomar colores muy vívidos, como si el ambiente se electrificase, en apenas un instante el entorno se tornó hiperrealista.
—Que para ti no sea real no significa que no lo sea yo. ¿Acaso importa eso ahora? —preguntó Xada
Volví a mirar hacia el fondo, pero el «ojo» había desaparecido, de hecho el lecho marino estaba mucho más profundo, a pesar de lo cual yo podía percibir todo lo que había en la lejanía: montañas, valles, restos de naufragios e incluso lo que parecía ser una ciudad fantasma sumergida, que se encontraba debajo nuestra.
—Tasdan, tienes que recuperar el «ojo». Es algo que no debe caer en las manos de cualquiera: la realidad podría desmoronarse bajo tus pies.
—¿Por qué me lo diste?
—Porque eres el más adecuado, a pesar de lo cual necesitarás ayuda.
—Lo he perdido, Xada. No merezco tu confianza.
—Necesitarás ayuda —repitió apresurando su manera de hablar—. Debes encontrar al viajero que cayó del firmamento. Él te ayudará a entender.
Xada comenzó a desvanecerse como un espectro, a la vez que se alejaba. Estiré el brazo hacia ella, tratando de alcanzarla y retenerla junto a mí.
—¿Qué significa eso? ¡No te vayas! ¡Regresa!
Desperté temblando y con el corazón golpeándome el pecho, como si dicho órgano tuviera voluntad propia y quisiera salir al exterior por su cuenta.
Había empezado a llover. Me incorporé y vi a los nagasobekis y a Xon en pie. La hoguera se había apagado y al final del claro donde acampábamos pastaba Xencron con placidez. La temperatura era agradable y el olor a tierra húmeda flotaba en el ambiente».
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November 6, 2020
Metal Oscuro: Un Mundo en Eterno Crepúsculo
Crecí en unas tierras donde el día y la noche eran desconocidos. Vivíamos en un eterno crepúsculo, iluminados por Vindex, un pequeño y enigmático sol rojo.
Fragmento de Metal Oscuro: El Manuscrito del Sol Rojo

Imagina un mundo donde no existe la noche ni el pleno día, con un sol rojizo que siempre está en el mismo punto sobre el horizonte. Este es el escenario en el que transcurre Metal Oscuro y aunque se trata de un universo donde las leyes de la naturaleza no son exactamente iguales a las del nuestro, ¿sería posible la existencia de un mundo como el descrito en El Manuscrito del Sol Rojo?
Tasdan frente al mar en Metal Oscuro: El Manuscrito del Sol Rojo. Los dos astros más visibles en el cielo no son lunas, sino dos planetas que también orbitan en torno a Vindex, llamados por sus habitantes Mogan y Meglen.¿Por qué un eterno crepúsculo?
En los planetas que giran en torno a enanas rojas es muy común un fenómeno conocido como acoplamiento de marea: dicho fenómeno sucede cuando un cuerpo que orbita relativamente cerca de otro mayor termina mostrando siempre la misma cara a este debido a la diferencia gravitacional a que son sometidos distintos puntos de dicho cuerpo. En nuestro sistema solar sucede con Mercurio, que ofrece siempre la misma cara al Sol, y esto mismo sucede con casi todos los satélites, incluida nuestra Luna. En el caso de los exoplanetas que giran en torno a enanas rojas es común que esto se dé en los que están dentro de la zona habitable, puesto que se encuentran demasiado cerca de la estrella a la que orbitan (tanto el sistema TRAPPIST-1 como Próxima b son ejemplos de ello).
El fenómeno anteriormente descrito dificultaría mucho la habitabilidad de estos planetas, puesto que la parte permanentemente iluminada estaría literalmente abrasada, mientras que la zona oscura estaría helada. Sin embargo en la zona intermedia habría una especie de eterno amanecer donde, con la atmósfera adecuada, se podrían dar unas condiciones favorables para la vida tal y como la concebimos, dado que la diferencia de temperatura entre la cara iluminada y la oscura activaría fuertes movimientos de viento en el planeta y esto, sumado al efecto Coriolis y a la posible existencia de océanos, provocaría dinámicas atmosféricas muy complejas que, en algunos casos, suavizarían el clima y posibilitarían la habitabilidad.
Las enanas rojas, a pesar de su baja luminosidad, son mucho más variables y violentas que el resto de las estrellas, por lo que reciben también el nombre de estrellas fulgurantes. A veces se cubren de manchas y atenúan su brillo y otras emiten gigantescas llamaradas que multiplican dicho brillo, por lo que para que un planeta pudiera mantener su atmósfera y albergar vida en su superficie tendría que contar con un potente campo magnético, lo que haría de las auroras planetarias un fenómeno frecuente.
Si pudiéramos estar en la superficie de uno de estos exoplanetas dotados de campo magnético durante uno de los momentos de máxima actividad de su sol el cielo debería ofrecernos un espectáculo extraordinario, de una belleza difícil de igualar.

© Ricardo Secilla
El Insólito Color de las Plantas
Las enanas rojas emiten su luz en un espectro desplazado al infrarrojo respecto a nuestro sol, por lo que hay investigadores que sugieren que en estos mundos no podría existir la vida vegetal, al menos tal y como la concebimos en la Tierra.
De existir plantas en exoplanetas que orbitan en torno a enanas rojas deberían ser de colores oscuros: pardas, grises o negras, para poder aprovechar la escasa radiación solar, pero también tendrían que tener mecanismos para bloquear la luz ultravioleta durante las fulguraciones de la estrella.
Visto todo lo anterior queda abierta la posibilidad de que incluso en nuestro propio universo sea posible un mundo similar al descrito en Metal Oscuro, al menos en lo que a condiciones astronómicas se refiere.
En cuanto a la cuestión biológica, las formas de vida que aparecen en Metal Oscuro están más en el campo de la especulación y de la imaginación, ya que muy probablemente la mayoría de estas criaturas no se originaron en el propio planeta, sino que se fueron filtrando a través de "grietas" de la realidad, llegando desde diversos mundos e incluso desde diferentes épocas en distintas versiones de la Tierra en el multiverso. Al converger todas estas formas de vida en el mundo que gira en torno a Vindex, las que sobrevivieron terminaron adaptándose y evolucionando hasta originar ecosistemas tan extraños como hostiles, algunos de los cuales se describen en el manuscrito; pero la biología y ecología de este mundo es otra historia que quizás desarrolle en otra entrada.
December 8, 2019
Conciencia, Inteligencia Artificial y Transhumanismo

En los últimos tiempos estamos asistiendo a un auge de la inteligencia artificial, la cual entra cada vez más en nuestro mundo cotidiano, algo que sin duda irá a más en los próximos años.La programación clásica que llevamos usando durante décadas se basa en operaciones matemáticas y lógicas puras, además de capacidad de almacenamiento de información, cosas en las que incluso nuestras máquinas más primitivas siempre nos han ganado. En cambio, cuando hablamos de inteligencia artificial nos movemos en un terreno que hasta ahora era exclusivo del ser humano: las cuestiones relativas al aprendizaje y al reconocimiento de patrones.
Las redes neuronales artificiales permiten emular hasta cierto punto el comportamiento de las neuronas biológicas, conectándose unas con otras en una estructura de capas y reajustando ciertos parámetros para permitir que la red aprenda, por sí sola o con ayuda, a hacer determinadas cosas, tratando la información de maneras similares a como lo hacen los cerebros biológicos. Aunque dichas neuronas están programadas de forma “clásica” cuando las ponemos en marcha nos permiten generar un comportamiento complejo que va más allá de la planificación con algoritmos; en otras palabras, hay una serie de propiedades emergentes, no programadas directamente, que aunque puedan ser más o menos predecibles nos llevan unos pasos más allá de lo que nos ha permitido la programación clásica.

Las redes neuronales artificiales no son algo nuevo, puesto que los primeros modelos fueron creados en los años 40 del pasado siglo XX. Sin embargo, aumentar el número de neuronas de una simulación exige un cálculo constante para recalibrar las conexiones de cada una de estas, lo cual requiere una capacidad de cálculo que se incrementa exponencialmente conforme se aumenta el número de neuronas. Esto ha hecho que tengamos que esperar décadas, hasta tener máquinas lo suficientemente potentes como para simular redes funcionales y dinámicas.
Aunque las redes neuronales actuales pueden aprender a reconocer patrones y llevar a cabo mejor que los humanos funciones muy concretas, en la actualidad tienen importantes limitaciones: para empezar, una red puede aprender muy bien a hacer determinadas cosas, como reconocer rostros; sin embargo, si la misma red es entrenada posteriormente para otra función, por ejemplo jugar al ajedrez, olvidará todo lo aprendido y perderá su capacidad de reconocer rostros.
En la actualidad las redes aún están muy lejos de acercarse a la plena funcionalidad del cerebro humano, aunque es posible que conforme avance la potencia de cálculo de las computadoras se pueda emular algo similar a un cerebro artificial. Es muy probable que la base computacional de dicho cerebro consista en coordinar infinidad de redes neuronales, combinándolas con bases de datos tradicionales que permitan conmutar las distintas aptitudes aprendidas.
Pero si llegado el momento esto sucede, ¿llegarán estas máquinas a ser conscientes? Esto nos lleva a preguntarnos: ¿En qué radica la conciencia? ¿Podrán los cerebros artificiales ayudarnos a responder esta pregunta?
Si la conciencia es una propiedad que emerge de la propia complejidad del cerebro, es decir, de la “autoorganización” de la materia a través de un largo proceso evolutivo que la lleva a autodescubrirse, entonces la conciencia emergerá por sí misma de las mentes artificiales en cuanto estas lleguen a cierto nivel de complejidad.
Por otro lado hay quien piensa que la conciencia es lo único que verdaderamente existe, siendo el mundo que percibimos un mero reflejo de un mundo real que no podemos llegar a conocer (volvemos al mito de la caverna de Platón). Según esto la conciencia existe por sí misma, pero necesita de un cerebro para interactuar con el mundo “real”. Es una idea interesante, pero no nos sirve para arrojar luz sobre la cuestión de si un cerebro artificial podría llegar a poseerla.

Otro asunto es el miedo que suscita el avance de la inteligencia artificial. Existen infinidad de novelas, películas y videojuegos en los que las máquinas, una vez que toman conciencia, deciden acabar con sus creadores humanos. ¿Hasta que punto podría darse semejante escenario en un futuro posible?
Bajo mi punto de vista es algo poco probable: el cerebro humano se ha conformado después de millones de años de evolución en los que los instintos de conservación y reproducción han sido el eje central. Aunque por supuesto de todo eso surge toda una complejidad que va más allá, nuestro origen biológico y larga trayectoria evolutiva nos hace ser instintivamente peligrosos y agresivos en determinadas situaciones.
Los cerebros artificiales, en cambio, serían creados y entrenados para diferentes funciones que nada tendrían que ver con autoconservación y reproducción. Bajo este punto de vista, el verdadero peligro de la inteligencia artificial sería el mal uso de esta por parte del ser humano, por ejemplo, para aplicaciones bélicas. Una inteligencia artificial dentro de un misil, entrenada para guiar a este hacia su objetivo, no tendría reparos en autoaniquilarse impactando contra su objetivo si ha sido entrenada para ello, ya que este “instinto” sería tan fuerte como el de autoconservación en los cerebros biológicos.
Como ya he dicho, en la actualidad estamos muy lejos de emular algo que se acerque al cerebro humano, aunque en un futuro, si continúa aumentando la capacidad computacional, podría darse el caso de que los cerebros artificiales nos alcanzasen e incluso nos superasen, dejando al ser humano obsoleto. Podemos especular con una sociedad robotizada en la que los seres humanos sean la reliquia de un mundo en extinción, o por el contrario con una sociedad en la que, tal y como pretende el movimiento transhumanista, nos vayamos fusionando poco a poco con las máquinas hasta llevar la evolución de nuestra especie un paso más allá.
Dejando aparte prótesis y órganos artificiales, que también podrían estar dotados de cierta inteligencia para mejorar su eficiencia, en un futuro se podrían implantar en el sistema nervioso central microcomputadoras que emularan numerosas redes neuronales. Se conectarían al cerebro biológico corrigiendo enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson, supliendo daños en el encéfalo o en la médula espinal debidos a algún tipo de accidente, o simplemente haciéndonos más inteligentes. Quizás esta simbiosis se convierta algún día en algo normal, mejorando nuestras capacidades como especie y aportando a los cerebros artificiales la parte empática y humana que no sabemos si podrían llegar a tener por sí mismos.
Puestos a especular, algo que sería más complicado, tanto desde el punto de vista técnico como filosófico o ético, sería la copia de la estructura de cerebros biológicos, neurona a neurona, al interior de una computadora que emulara el funcionamiento de dichos cerebros. Si algo así llegara a ser posible algún día, ¿qué sucedería con la conciencia en estos casos? ¿Se duplicaría? Podríamos vivir en realidades virtuales donde cualquier cosa sería posible: volcar nuestra mente a diferentes cuerpos, o hacer copias de seguridad de nosotros mismos en lugares seguros. ¿Podría ser esto una forma de inmortalidad?
También podrían usarse las mentes virtualizadas para viajes interestelares: una mente podría quedar grabada en una computadora e iniciar su emulación después de milenios de viaje a través del espacio. Sería en cierto modo una forma de hibernación. Sospecho que de producirse algún día un contacto con una civilización extraterrestre muy avanzada pueda ser con entidades de este tipo.
Especulaciones aparte, la inteligencia artificial es algo que transformará nuestro mundo de maneras que todavía no podemos ni imaginar, algo para lo que la sociedad debe estar preparada y atenta para que se haga un uso que, de ser el adecuado, traerá grandes beneficios a nuestra civilización.
November 18, 2019
Entrevista sobre El Navegante de la Eternidad realizada por Ana Escudero Canosa

March 8, 2019
Conciencia, Inteligencia Artificial y Transhumanismo

En los últimos tiempos estamos asistiendo a un auge de la inteligencia artificial, vemos como esta entra cada vez más en nuestro mundo cotidiano, y esto es algo que sin duda irá a más en los próximos años.
La programación clásica, que llevamos usando durante décadas, se basa en operaciones matemáticas y lógicas puras, además de capacidad de almacenamiento de información, cosas en las que, incluso nuestras máquinas más primitivas, siempre nos han ganado. En cambio, cuando hablamos de inteligencia artificial nos movemos en un terreno que hasta ahora era exclusivo del ser humano: las cuestiones relativas al aprendizaje y al reconocimiento de patrones.
Las redes neuronales artificiales permiten emular, hasta cierto punto, el comportamiento de las neuronas biológicas, conectándose unas con otras en una estructura de capas y reajustando ciertos parámetros para permitir que la red aprenda, por sí sola o con ayuda, a hacer determinadas cosas, tratando la información de maneras similares a como lo hacen los cerebros biológicos. Aunque dichas neuronas están programadas de forma “clásica”, cuando las ponemos en marcha, nos permiten generar un comportamiento complejo que va más allá de la planificación con algoritmos. En otras palabras, hay una serie de propiedades emergentes, no programadas directamente, que aunque puedan ser más o menos predecibles, nos llevan unos pasos más allá de lo que nos ha permitido la programación clásica.

Las redes neuronales artificiales no son algo nuevo, puesto que los primeros modelos fueron creados en los años 40 del pasado siglo XX. Sin embargo, aumentar el número de neuronas de una simulación exige un cálculo constante para recalibrar las conexiones de cada una de estas, lo cual requiere una capacidad de cálculo que se incrementa exponencialmente conforme se aumenta el número de neuronas. Esto ha hecho que tengamos que esperar décadas, hasta tener máquinas lo suficientemente potentes como para simular redes funcionales y dinámicas.
Aunque las redes neuronales actuales pueden aprender a reconocer patrones y llevar a cabo mejor que los humanos funciones muy concretas, en la actualidad tienen importantes limitaciones. Para empezar, una red puede aprender muy bien a hacer determinadas cosas, como reconocer rostros. Sin embargo, si la misma red es entrenada posteriormente para otra función, por ejemplo jugar al ajedrez, olvidará todo lo aprendido y perderá su capacidad de reconocer rostros.
A día de hoy, las redes aún están muy lejos de acercarse a la plena funcionalidad del cerebro humano, aunque es posible que, conforme avance la potencia de cálculo de las computadoras, se pueda emular algo similar a un cerebro artificial. Probablemente la base computacional de dicho cerebro consistiría en coordinar infinidad de redes neuronales, combinándolas con bases de datos tradicionales, que permitan conmutar las distintas aptitudes aprendidas.
Pero si, llegado el momento, esto sucede, ¿llegarán a ser estas máquinas conscientes? Esto nos lleva a preguntarnos ¿En qué radica la conciencia? ¿Podrán los cerebros artificiales ayudarnos a responder esta pregunta?
Si la conciencia es una propiedad que emerge de la propia complejidad del cerebro, es decir, de la “autoorganización” de la materia a través de un largo proceso evolutivo, para acabar descubriéndose a sí misma. Si es así, la conciencia emergerá por sí misma de las mentes artificiales en cuanto estas lleguen a cierto nivel de complejidad.
Por otro lado hay quien piensa que la conciencia es lo único que verdaderamente existe, siendo el mundo que percibimos un mero reflejo de un mundo real que no podemos llegar a conocer (volvemos al mito de la caverna de Platón). Según esto la conciencia existe por sí misma, pero necesita de un cerebro para interactuar con el mundo “real”. Yo opino que esta idea tampoco aclara si un cerebro artificial podría llegar a poseerla.

Otra cuestión es el miedo que suscita el avance de la inteligencia artificial. Existen infinidad de novelas, películas y videojuegos en los que las máquinas, una vez que toman conciencia, deciden acabar con sus creadores humanos. ¿Hasta que punto podría darse semejante escenario en un futuro posible?
Bajo mi punto de vista es algo poco probable. El cerebro humano se ha conformado después de millones de años de evolución, en los que los instintos de conservación y reproducción han sido el eje central. Aunque por supuesto de todo eso surge toda una complejidad que va más allá, nuestro origen biológico y larga trayectoria evolutiva nos hace ser instintivamente peligrosos y agresivos en determinadas situaciones.
Los cerebros artificiales, en cambio, serían creados y entrenados para diferentes funciones que nada tendrían que ver con autoconservación y reproducción. Bajo este punto de vista, el verdadero peligro de la inteligencia artificial sería el mal uso de esta por parte del ser humano, por ejemplo para aplicaciones bélicas. Una inteligencia artificial dentro de un misil, entrenada para guiar a este hacia su objetivo, no tendría reparos en autoaniquilarse impactando contra su objetivo, si ha sido entrenada para ello, ya que este “instinto” sería tan fuerte como el de autoconservación en los cerebros biológicos.
Como ya he dicho, en la actualidad estamos muy lejos de emular algo que se acerque al cerebro humano, pero en un futuro, si continúa aumentando la capacidad computacional, podría darse el caso de que los cerebros artificiales nos alcanzasen e incluso nos superasen, dejando al ser humano obsoleto. Podemos especular con una sociedad robotizada, en la que los seres humanos sean la reliquia de un mundo en extinción, o por el contrario con una sociedad en la que, tal y como pretende el movimiento transhumanista, nos vayamos fusionando poco a poco con las máquinas hasta llevar la evolución de nuestra especie un paso más allá.
Dejando aparte prótesis y órganos artificiales, que también podrían estar dotados de cierta inteligencia para mejorar su eficiencia, en un futuro se podrían implantar en el sistema nervioso central microcomputadoras que emularan en su interior numerosas redes neuronales. Se conectarían al cerebro biológico corrigiendo enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer o el Parkinson, supliendo daños en el encéfalo o en la médula espinal, debidos a algún tipo de accidente, o simplemente haciéndonos más inteligentes. Quizás esta simbiosis se convierta algún día en algo normal, mejorando nuestras capacidades como especie y aportando a los cerebros artificiales la parte empática y humana que no sabemos si podrían llegar a tener por sí mismos.
Puestos a especular, algo que sería más complicado, tanto desde el punto de vista técnico, como filosófico o ético, sería la copia de la estructura de cerebros biológicos, neurona a neurona, al interior de una computadora que emulara el funcionamiento de dichos cerebros. Si algo así llegara a ser posible algún día, ¿qué sucedería con la conciencia en estos casos? ¿Se duplicaría? Podríamos vivir en realidades virtuales donde cualquier cosa sería posible, volcar nuestra mente a diferentes cuerpos, o hacer copias de seguridad de nosotros mismos en lugares seguros. ¿Podría ser esto una forma de inmortalidad?
También podrían usarse las mentes virtualizadas para viajes interestelares. Una mente podría quedar grabada en una computadora e iniciar su emulación después de milenios de viaje a través del espacio. Sería en cierto modo una forma de hibernación. Sospecho que, de producirse algún día un contacto con una civilización extraterrestre muy avanzada, pueda ser con entidades de este tipo.
Especulaciones aparte, la inteligencia artificial es algo que transformará nuestro mundo de formas que todavía no podemos ni imaginar, algo para lo que la sociedad debe estar preparada y atenta para que se haga un uso que, de ser el adecuado, traerá grandes beneficios a nuestra civilización.
January 17, 2019
El Navegante de la Eternidad en Prime Reading hasta junio

Las versión Kindle El Navegante de la Eternidad estará disponible en Amazon Prime hasta el 1 de junio de 2019.
Si quieres hacerte con él puedes acceder al siguente enlace:
El Navegante de la Eternidad
¡Espero que los disfrutes!
El Navegante de la Eternidad en Prime Reading hasta junio y Metal Oscuro gratuito hasta el 21 de enero

Las versión Kindle El Navegante de la Eternidad estará disponible en Amazon Prime hasta el 1 de junio de 2019.
Metal Oscuro: El Manuscrito del Sol Rojo estará disponible de forma gratuita hasta el día 21 de enero de 2019.
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Metal Oscuro: El Manuscrito del Sol Rojo
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October 24, 2018
Metal Oscuro en papel
Con Metal Oscuro: El Manuscrito del Sol Rojo me he demorado un poco en pedir la versión de tapa blanda, pero finalmente lo he hecho y aquí está el resultado:

Se ha quedado en unas 514 páginas, principalmente porque la letra tiene un tamaño con el que se lee muy cómodamente.

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September 26, 2018
Metal Oscuro y El Navegante de la Eternidad Gratuitos entre los días 27 y 29 de septiembre

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Metal Oscuro: El Manuscrito del Sol Rojo
El Navegante de la Eternidad
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Relato: El Hombre de la Camisa de Fuerza

Shanya miró confundida al hombre sentado frente a ella e inmovilizado con una camisa de fuerza. Después de todo lo que le habían contado sobre él, esperaba algo más impresionante. Sin embargo, ante ella se hallaba un pobre diablo de apariencia inofensiva, lo cual resultaba chocante si se tomaban en cuenta todos los permisos especiales y precauciones que había necesitado para que la entrevista tuviera lugar. Al parecer, la camisa de fuerza no debía ser suficiente, puesto que un fornido enfermero permanecía en pie detrás de él.
Lo que más llamaba la atención de aquel infeliz, era la ausencia de pelo en buena parte del lado izquierdo de su cráneo, justo en la zona en la que destacaba una cicatriz casi circular.—Soy Shanya Nawa —dijo a modo de presentación mientras tendía la mano. Rápidamente se dio cuenta de su error y la retiró.—Hola Shanya, espero que no te moleste que te tutee. No tomes a mal que no te estreche la mano —dijo señalando a si mismo con la barbilla—. Mis carceleros han pensado que así estaría más cómodo.Shanya no supo muy bien cómo contestar. El hombre la contemplaba con una expresión entre familiar y divertida, una mirada que sin duda hubiera hecho sentir incómoda a cualquier otra persona, pero ella no era de las que se dejaban intimidar fácilmente, así que continuó con su ensayada presentación:—Trabajo para la revista “La Brújula del Misterio”. ¿Conoce esta publicación?—No. Es la primera vez que la oigo nombrar.—Me sorprende que no haya oído hablar de nosotros, se trata de una revista con tirada a nivel nacional.—En mi caso no es nada raro, dadas las circunstancias. ¿Y qué tipo de cuestiones suele tratar esa revista “tan importante” para la que trabaja?—Bueno, sobre todo temas relacionados con el misterio, ya sabe: parapsicología, ufología…—¿Y tú crees en esas cosas? —la interrumpió. Aquella pregunta sonó como retórica, casi como si él ya supiera la respuesta.—Pues…—El mundo está lleno de misterios, misterios reales que nos desafían desde la frontera del conocimiento, sin embargo las cosas que acabas de nombrar son misterios ficticios, creados por vendedores de humo…—Señor Likhati, no estoy aquí para discutir la veracidad de los temas sobre los que trata la revista para la que trabajo. Créame que me encantaría en otras circunstancias, pero no hay tiempo: Me han dado una hora para que lo entreviste.—Claro, mis disculpas. Llevo demasiado tiempo aquí atrapado, sin conversar con nadie. Mis carceleros no me dirigen la palabra, ni me permiten contacto alguno con otros reclusos.—Querrá decir internos. Esto no es una cárcel.—Llámala como quieras, yo estoy encerrado igualmente.—Estoy aquí paraque me cuente su historia. Su versión de los hechos ha interesado a mi redactor jefe.—Algo habré hecho mal. No me deben tomar muy en serio cuando he atraído el interés de uno de los responsables de semejante publicación. ¿Qué es eso que ha interesado a su jefe?—Hasta donde yo sé, usted sufre una especie de amnesia, provocada por el balazo que recibió en la cabeza cuando le capturaron...—¿Amnesia? ¡Yo no tengo amnesia!—Pero afirma no recordar nada de lo que se le acusa.—Porque yo ni siquieraestaba allí. Los medios de comunicación han tergiversado todo.—¿No estaba allí? ¿Cómo puede negar eso? Incluso tiene la cicatriz.—Si te muestro mi punto de vista, debes prometerme que todo será publicado íntegramente y sin interpretaciones sesgadas. ¿Puedes garantizar estas condiciones?—Puedo, puesto que soy la responsable del artículo. Acambio mecontarátoda la verdad.—Es lo que siempre he hecho.—Por favor, comience por el principio, cuando esté listo. Si no le importa identifíquese para que quede registrado en la grabación.Shanya sacó de su bolso una tablet y puso en marcha la aplicación que utilizaba para grabar notas de audio. El hombre comenzó su relato:—Mi nombre, como ya sabes, es Kiram Likhati. Desde hace más de seis años convivo… convivíacon una mujer llamada Mara Dasianrta. Ambos somos investigadores. Ella es neurobióloga y yo, bueno, mi campo de estudio es la inteligencia artificial.—Sin embargo, las personas de su entorno afirman que usted vive solo desde que se divorció, hace ya ocho años. Dicen que es un tipo solitario que ni siquiera tiene amigos,y que no poseeningún tipo de formación, más allá de la educación primaria. A esto hay que añadir que en ninguna universidad del país consta su nombre, ni el de ninguna Mara Dasianrta.—Pues te aseguro que ella existe —mientras dijo esto miró de tal forma a Shanya que esta no pudo evitar estremecerse—. Respecto a mí formación, puedo asegurar que tengo varios doctorados, uno de ellos en ingeniería computacional, pero nadie se ha molestado siquiera en ponerme a prueba para darme la oportunidad de demostrarlo.—Es difícil creerle cuando ni siquiera existe semejante titulación. Pero continúe, intentaré interrumpirle lo menos posible.—Mara y yo estábamos obsesionados por encontrar el mismísimo origen de la consciencia, así como las causas más íntimas implicadas en la generación de esta. Comenzamos a trabajar con simulaciones, y en un principio pensamos que encontraríamos la respuesta aumentando paulatinamente la complejidad de los cerebros artificiales en estas simulaciones. Pero comprendimos que, por complejas que fueran las redes neuronales, las neuronas individuales de las simulaciones eran demasiado sencillas en comparación con sus equivalentes biológicas. Decidimos estudiar a estas últimas con todo detalle para poder emularlas con la máxima precisión en un entorno virtual, y así mejorar el funcionamiento de las redes de neuronas artificiales.»Nos llevó un par de años de investigación darnos cuenta, pero al final descubrimos indicios de un campo que impregnaba toda la realidad, constituido por algo que bautizamos como “psicones”: unas entidades, o partículas elementales, por llamarlas de alguna forma, portadoras de la conciencia. Aquellos psicones eran tan pequeños que parecían completamente indetectables, sin embargo las neuronas biológicas parecían poseer cierta sensibilidad a este misterioso campo. Al menos daba la impresión de que los cerebros complejos eran sumideros donde se concentraban estas partículas.»Descubrimos que algunos estados alterados de conciencia, provocados por determinadas drogas, podían afectar a la forma de interacción con dicho campo, haciendo que los psicones se desacoplaran de las neuronas, o que incluso estas se tornaran más receptivas. —Lo que me está contando, ¿tiene alguna relación con los hechos?—Si no cuento esto no tendré ninguna posibilidad de que nadie me comprenda, todos piensan que estoy loco o que soy un mentiroso que se quiere librar de la cárcel. Seguramente esta opinión no cambiará por mucho que cuente mi historia, pero al menos déjame intentarlo.—Es que no disponemos de tiempo para…—No me llevará mucho.¿Sabes lo que son los agujeros de gusano?—Una especie de túneles que permiten viajar instantáneamente de un lado del espacio a otro.—Más o menos. ¿Y si te dijera que están por todas partes? El espacio-tiempo está plagado de ellos, constantemente aparecen y desaparecen. Lo que pasa es que son tan pequeños que nada puede atravesarlos, nada salvo cosas tan diminutas como los psicones. Pero ¿y si te dijera que estos agujeros de gusano no solo comunican distintos puntos del espacio-tiempo de este universo, sino que lo hacen con infinidad de universos?—¿A dónde quiere llegar?—Lo que quiero decir es que los psicones permean todo el multiverso, se mueven por la espuma cuántica portando información y formando estructuras que se rigen por una física desconocida, filtrándose por microagujeros de gusano, adhiriéndose a cerebros complejos, mediante un mecanismo neuronal que no llego a comprender del todo, y generando o alterando la consciencia en estos. A veces, en determinados estados alterados de conciencia, nos hacen captar información exótica, la mayoría de las veces a través de los sueños.—¿Puede demostrar lo que dice?—¿Cómo podría? Ni siquiera estoy seguro de haber interpretado bien los datos. Últimamente estoy barajando la idea de que el campo de psicones solo sea un eco de la reestructuración de la realidad en torno a la mente. Una realidad cuya naturaleza, más allá de lo que construye nuestro cerebro a través de unos limitados sentidos, es un verdadero misterio, yo diría que imposible de conocer.Shanya detuvo la grabación y dijo:—Señor Likhati. Está usted divagando, solo suelta incoherencias y cosas sin sentido. ¿Por qué no me habla de los hechos de los que es responsable?—Se me acusa, pero no soy responsable. Por favor, déjame continuar.Shanya hizo un gesto de resignación y reanudó la grabación.—¿Por dónde iba? ¡Ah, sí! Comencé a experimentar con determinadas mezclas de drogas y a utilizar ciertas técnicas de meditación. He dicho “comencé” y no “comenzamos”, porque Mara no quiso dar ese paso. Me dijo que aquello podía destruir la integridad de cualquier mente, trató de convencerme de que yo tampoco lo hiciera, pero mi curiosidad y avidez de conocimientos vencieron a mi sensatez.»Al principio fue divertido, porque aquello me provocaba visiones y sueños lúcidos alucinantes. Yo he visto cosas que vosotros no creeríais —al decir esto último sonrió como si hubiera hecho algún tipo de chiste que Shanya no llegó a comprender—. He visto mundos que sería incapaz de describirte.»Los problemas llegaron cuando comenzaron a producirse cambios inexplicables a mi alrededor. Al principio no le di importancia porque eran cosas muy sutiles: un vaso de agua vacío sobre la mesita de noche, pero que a la mañana siguiente aparecía lleno como por arte de magia, cambios en la posición de los muebles de nuestra casa, cambios que yo notaba, pero que Mara juraba y perjuraba que no eran tales, ya que al parecer para ella los muebles habían estado así desde “siempre”. Amigos y conocidos que aparecían de la nada como si me conocieran de toda la vida, en fin, cosas de ese tipo.—¿A dónde quiere ir a parar?—Sé lo que deboparecerteahora mismo, pero la verdad es que mi mente ha estado vagando a la derivapor el multiverso. Visitandoversiones de la realidad en las quealgunos hechos han sucedido de manera diferente. Lo que pasa es quelos cambios nunca habían sido tan radicales como hasta ahora.»Hace tiempo que dejé de experimentar, pero el daño ya estaba hecho: mi mente se ha desacoplado de su realidad original, y no sé qué hacer para detener esto. Un día desperté en la habitación de un hospital, con un terrible dolor de cabeza y rodeado de tipos armados y uniformados. Imagínate mi desconcierto cuando me acusaban de esos crímenes¡A mí, que en mi vida he tenido una sola multa de aparcamiento! Desde entonces me han encerrado en diferentes lugares y no han parado de hacerme preguntas que no sé responder. Mira cómo me han atado para esta entrevista ¡No soyHannibal Lecter!—No sé quién es ese, pero tanta precaución es debida a que, antes de ser capturado era el hombre más buscado del país: ha perpetradouna decena de asaltos en los que ha conseguido llevarse una fortuna. Durante el último atraco, antes de que lo abatieran de un certero tiro en la cabeza, intentó matar a todos los rehenes. Solo sobrevivió uno, aunque muy malherido. ¿No recuerda nada de eso?—Yo nunca he robado, ni he matado a nadie.—Ha asesinadoa sietepersonas a sangre fría. Además, según el personal de esta institución, tiene tendencias autodestructivas: ya ha intentado suicidarse en dos ocasiones.—Porque todo esto me está enloqueciendode verdad. ¡Créeme por un momento e intenta ponerte en mi lugar!—Pero la historia que me ha contado no tiene sentido. Ha inventado una coartada tan imposible de verificar como de desmentir, y de paso ha fingido ser un enfermo mental, aunque eso no le ha evitado el encierro.Se hizo el silencio durante un breve instante, hasta que fue roto por Kiram.—Tú no eres periodista. ¿Por qué estás aquí?—Mi redactor jefe cree que a los lectores de la revista les puede interesar esas chorradas que usted cuenta.—Mara, eres una pésima actriz. Al principio de la entrevista pensé que no me reconocías porque en esta realidad no nos habíamos encontrado, pero ahora veo que estás fingiendo. ¿Es verdad que no me conoces? —Kiram pareció sufrir una especie de ataque nervioso.—¿Por qué me llama así? Le he dicho que mi nombre es Shanya. Hasta hace unos minutos usted y yo no nos habíamos visto nunca.El enfermero, que hasta ese momento había permanecido inmóvil tras él, le inyectó algo en el cuello. En unos segundos, Kiram se relajó hasta casi perder la consciencia.—Hemos compartido seis años juntos —Kiram levantó la mirada con dificultad, mostrando un semblante cansado y afligido—. Ya veo que me equivoco, que tú eres otra versión de ella y que la Mara que yo conocí no está en este mundo.Shanya se dirigió al enfermero:—¿Puede dejarnos a solas?—Lo siento —contestó este—. No creo que sea buena idea.—¡Vamos! Tiene una camisa de fuerza y está drogado. Además, el director me dijo que podía hablar a solas con él si así lo deseaba.El enfermero abandonó la habitación con cierto recelo. Cuando cerró la puerta, Shanya se acercó a Kiram y lo besó en los labios. Él no dijo nada, pero su expresión de sorpresa demandaba una explicación.—¡Casi me engañas! —dijo ella mientras desabrochaba las correas de la camisa de fuerza—. ¡Menudo cuento! Por un momento hasta he pensado que te habías vuelto loco de verdad.Kiram se terminó de quitar la camisa, no sin cierta dificultad, y mientras se frotaba las muñecas, casi inertes y dormidas, preguntó tímidamente:—¿Mara?—Nadie sospechó de mí como tu cómplice, por lo que ha sido arriesgado y no ha tenido ningún sentido que utilizaras el nombre de Mara en tus delirios. Pero da igual, al fin y al cabo ¿quién se iba a creer esas chorradas que cuentas?Shanya tomó la mano de Kiram y la puso sobre la tablet con la que aparentemente había estado grabando la conversación.—¿Vas a sacarme de aquí? —preguntó él esperanzado.—Lo siento cariño —susurró ella sonriendo—. Solo quería tu huella para autorizar la transferencia desde tu cuenta de las Islas Thanaksni. A ti ya no te necesito.—¿Qué? —Kiram se incorporó, pero al intentar caminar hacia Shanya se desplomó, lo que le habían inyectado hacía cada vez más efecto—. ¿Quién eres tú? ¡Tú no eres mi Mara!—¡Vaya! ¡Por lo visto es verdad que no te acuerdas! Te refrescaré la memoria.Desabrochó varios botones de su blusa, dejando ver una gran cicatriz en su pecho derecho.—Sí, éramos cómplices. Hasta que te cargaste a los rehenes y después, sin decir palabra, me disparaste a bocajarro. Pero sobreviví y, al no haber más testigos, la policía pensó que yo era una víctima más: el único rehén superviviente. Hicimos bien en mantener nuestra relación en secreto. Para tu información: Mara Dasianrta no existe, fue un nombre falso que inventécuando nos conocimos. Tal como pensamos, si cogían a uno, el otro estaría a salvo mientras el capturado no se fuera de la lengua. Todo se basaba en la confianza mutua, por eso me dolió tanto tu traición. ¿De verdad es tan importante para ti el dinero?—Pero ese tipo no era yo, es una versión muy deformada de mí. ¡Yo nunca te haría daño!Kiram trató de incorporarse sin éxito. Shanya se inclinó y le dijo al oído:—Es posible que esa bala te haya hecho creer que eres otra persona, pero para mí sigues siendo el mismo que me traicionó —a continuación se incorporó y gritó— ¡Socorro! ¡Se ha soltado!No tardaron en acudir dos enfermeros que lo ayudaron a levantarse para, a continuación, volver a ponerle la camisa de fuerza.Mientras, Shanya abandonaba aquella siniestra habitación con desconsuelo, para dirigirse a la salida de aquel lugar, un lugar que no volvería a visitar jamás.Por un momento se planteó si había algo real en lo que contaba aquel pobre tarado. Un amago de compasión pasó fugaz por su mente, pero lo descartó en cuanto sus pensamientos se enfocaron hacia el futuro.Para ella comenzaba una nueva vida.