Pablo Navarro Valero's Blog, page 2

February 12, 2025

Épica prosaica

—Homero, amado mío, bienvenido a tu hogar. ¿Cómo te encuentras?

—Como cuando en un silencioso paraje de un bosque umbrío irrumpe un monstruoso jabalí, de albos colmillos y curvas mandíbulas que, asediado por las dentelladas de los perros, de frondosos pelajes, y por los dardos de los cazadores, de inquebrantable empeño, huye desesperado tratando de salvar su vida y justo entonces Zeus Crónida, que las nubes reúne, decide desatar una oscura tormenta sobre la tierra, desde la cual se precipitan fragorosos rayos sobre los árboles, de recias copas, y uno de esos rayos arranca de raíz un poderoso roble, el cual, en su caída, golpea al jabalí en los cuartos traseros, astillando sus huesos al tiempo que, a pocos metros de allí, un caudaloso río se desborda, arrastrando toneladas de rocas y de lodo, y arrambla con los animales contendientes, provocando la muerte del jabalí por ahogamiento a la vez que sufre las mordidas letales de los cánidos y el dolor insoportable de las extremidades quebrantadas, así es como yo me encuentro.

—Vamos, que sigues estreñido.

—Eso es.

NOTA: Este texto trata de hacer humor por contraste al situar a Homero, autor de la Ilíada y la Odisea, en un contexto rebosante de cotidianidad. El largo párrafo relatado por el aedo constituye un recurso estilístico llamado precisamente símil homérico en su honor. Por supuesto, también pretende ser un humilde homenaje a tan eximia y épica figura de las letras universales.

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Published on February 12, 2025 03:37

January 18, 2025

10 formas de ganar el Premio Cervantes

Desde hace unas semanas, estoy siguiendo las enseñanzas de un joven sabio llamado Pablo Zamit. Con él he aprendido, por ejemplo, que la industria p0rn0gráf1ca está generando una sociedad de muertos vivientes, que hacer caridad sigilosa puede elevar tus niveles de oxitocina o que el juicio social es el mayor estresor al que nos vemos sometidos en nuestro día a día. Uno de sus pódcast sobre productividad se titula Conviértete en una máquina de crear ideas, y en él nos habla de una técnica para estimular la creatividad propuesta por el escritor millonario James Altucher. Dicha técnica consiste en elaborar listas de diez ideas sobre cualquier cuestión que se te ocurra. No importa si la cuestión o las ideas son disparatadas o imposibles (aunque no tienen por qué serlo) porque se trata simplemente de un ejercicio que busca fortalecer nuestro músculo creativo. Las ideas deben ir acompañadas de un primer paso necesario para ponerlas en práctica, el cual también puede ser disparatado o imposible. Has de apuntarlo todo en una libreta y, cuando juntes varias listas, puedes practicar el llamado sexo de ideas, que consiste en juntar dos ideas para ver qué pasa, pues, como dice mi maestro «a veces, una idea mala fusionada con una idea imposible da como resultado una idea genial».

Esta introducción ha sido necesaria para comentar que, hace unos días, estaba yo en el gimnasio cuando se me ocurrió que podría aprovechar los descansos entre series, que a veces se prolongan hasta por tres minutos, para practicar el ejercicio del que acabo de hablar. Pensé que podría resultar gracioso buscar diez formas disparatadas de ganar el Cervantes y, cuando tuve la lista concluida, pensé también que podría aprovecharla para escribir un nuevo artículo para mi blog, por lo que aquí dejo esta descabellada lista de ideas (la última es la más loca). Si alguien lograse hacerse con tan célebre galardón gracias a mí, espero que al menos tenga el detalle de dedicármelo

Idea 1. Sobornar a los miembros del jurado (primer paso: conseguir muchísimos millones de euros). 

Idea 2. Chantajear a los miembros del jurado (primer paso: investigarlos a fondo para encontrar sus trapos sucios). 

Idea 3. Hipnotizar a los miembros del jurado (primer paso: aprender hipnosis). 

Idea 4. Plagiar la obra de un futuro ganador (primer paso: conseguir una máquina del tiempo). 

Idea 5. Obligar/convencer a un gran escritor para que produzca obras para mí y me deje firmarlas (primer paso: elegir a ese escritor [¿Vargas Llosa…?]).

Idea 6. Desarrollar una inteligencia artificial que escriba obras revolucionarias (primer paso: matricularme en Ingeniería Informática). 

Idea 7. Plagiar la mejor literatura de alguna civilización alienígena (primer paso: entrar en contacto). 

Idea 8. Modificar los valores estéticos de la sociedad para que se aprecie lo que yo escribo (primer paso: publicar un tratado revolucionario de Teoría Literaria). 

Idea 9. Impedir que haya más candidatos (primer paso: convencer a los mejores escritores hispanohablantes de que no escriban nada más). 

Idea 10. Desplegar una amplia y exitosa carrera literaria que merezca el premio (primer paso: dedicar catorce horas diarias durante el resto de mi vida a escribir y estudiar literatura [resultados no garantizados]). 

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Published on January 18, 2025 09:06

January 11, 2025

Balance lector de 2024

El recientemente finiquitado año 2024 ha resultado increíblemente positivo para mí, sobre todo porque me ha dispensado cantidades muy pequeñas de problemas y de sufrimiento. Esperemos que 2025 siga su estela en ese sentido.

Centrándonos en la lectura, que es la cuestión que nos atañe ahora, se puede decir que ha sido bastante flojo, ya que me he leído tan solo 25 libros, cuando otros años la cifra suele andar más cerca de los 35. En cualquier caso, es más del doble que la media nacional (que supuestamente está en 10 libros al año, aunque yo no me la creo, e intuyo que será más bien de cero coma algo) y también es una pequeña fracción de lo que devoran los superlectores, esa gente superior.

Ha sido un año atípico también en el hecho de que, de verdad, no sé por qué, me he desentendido bastante de las bellas letras, no leyendo ninguna obra de teatro ni ningún poemario, y realizando tan solo ocho incursiones en el terreno de la narrativa, con dos novelas y seis libros de relatos. Las novelas fueron, La voluntad, de Azorín, de la que destaca su prosa sublime y sus reflexiones existencialistas, y En una noche oscura salí de mi casa sosegada, del premio Nobel austriaco Peter Handke, que me leí porque me la encontré en el trabajo y me llamó la atención, al ser su título un verso de San Juan de la Cruz (Handke es un reconocido hispanófilo). Es una obra misteriosa y surrealista que no recomendaría a todo el mundo, pero que yo no me arrepiento en absoluto de haber leído. En cuanto a los libros de relatos, destacan Madrid, Nebraska, al que dediqué este artículoLa reliquia viviente, de Turgueniev, del que me fascinaron sobre todo sus inolvidables personajes de los bosques rusos; el último libro de Gonzalo Calcedo, La chica que leía El viejo y el mar, del que estoy pendiente de escribir una reseña; y, sobre todo, los Nueve cuentos de Salinger, que me dejaron completamente fascinado y con ganas locas de volver a escribir ficción (estamos en ello jejejejeje). 

Pero no menos extraño ha sido que me haya dado por aventurarme entre las páginas de dos libros de filosofía dura, con, nada más y nada menos que Así habló Zaratustra, de Friedrich Nietzsche, que me leí casi por completo en los descansos entre series del gimnasio y del que quiero hacer un artículo de fragmentos sublimes porque, madre mía el colega, qué prosa poética se gastaba. La otra obra filosófica fue El amor, las mujeres y la muerte, de otro alemán, Arthur Schopenhauer, gran influencia de Azorín y otros noventayochistas. Es un librito maravillosamente escrito y que contiene ideas muy locas y sombrías. 

El resto de libros encajan en lo que sería una de las obsesiones de mi vida reciente, el desarrollo personal. Las gran decepción de este año sería Padre rico, padre pobre, que me resultó muy aburrido y repetitivo y que podría resumirse en una sola frase (no compres pasivos financieros, compra activos financieros). Sin embargo, la mayoría fueron lecturas valiosas que voy a recomendar sin extenderme demasiado: Cómo ganar amigos e influir en las personas (extremadamente útil, aunque con enormes cantidades de relleno evitable, quizá merezca más la pena ver video-resúmenes que leerlo); Imbatible, de Tony Robins, una joya al que le dediqué esta reseñaLa medusa inmortal, de Nick Brendborg, que es muy interesante para leerlo como libro de divulgación científica pero que acepta una lectura muy valiosa como libro para la optimización de la salud. Por último, quiero mencionar dos obras que necesito volver a leer detenidamente tomando amplias notas: El paradigma, de Bob Proctor y El camino del hombre superior, de David Deida.

Quiero cerrar comentando que este año voy a pasar de plantearme muchos objetivos de lectura, ya que el año pasado me confeccioné una lista de unos veinte títulos de los cuales apenas llegué a atacar tres o cuatro. Creo que mejor voy a dejar que la cosa fluya, aunque hay ciertas obras que tengo en el punto de mira. Debería leer la Odisea y la Divina comedia ya de una vez, pero no sé si lo haré. En estos momentos estoy obsesionado con la narrativa breve y ando leyendo a Hemingway, Alice Munro, Tobias Wolff… y espero ir pronto a por Cheever, Chejov, relecturas de Carver y Bukowski, seguir profundizando en la obra Gonzalo Calcedo, explorar los cuentos completos de Carson McCullers, de Flannery O’Connor, de Soledad Puertolas, de Shirley Jackson, de Ignacio Aldecoa, unas veinte antologías variadas que he ido acumulando en mi estantería, desde cuentos rusos a cuentos tradicionales españoles pasando por magazines de misterio o relatos de fantasmas, cuentos medievales, leyendas ecuatorianas… 

Veremos cómo queda finalmente el balance lector de 2025, dentro de un año lo descubriremos. 

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Published on January 11, 2025 10:34

December 31, 2024

Reseña de «Parábola del náufrago», de Miguel Delibes

Parábola del náufrago es una pequeña joya poco conocida y, probablemente, muy infravalorada dentro de, al menos, cuatro ámbitos: la narrativa delibesiana, la novela experimental, la literatura surrealista y el género de la distopía. Así, no suele ser incluida entre las mejores novelas de Miguel Delibes, siendo, en mi opinión, muy superior a otras aclamadas con mayor unanimidad, como El hereje o Señora de rojo sobre fondo gris. En lo referente a la narrativa experimental, los manuales de historia de la literatura suelen prestar mayor atención a obras como Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos o Volverás a Región, de Juan Benet, pero el experimentalismo de Parábola no tiene nada que envidiar al de sus compañeras de tendencia, pues es comedido y plenamente justificado, ya que Delibes se proponía narrar una pesadilla. Con respecto al surrealismo, sorprende que esta novela no sea conocida como una obra señera de ese tipo de literatura, pues las situaciones que ofrece, como la castración de César Fuentes, la degradación perruna de Genaro Martín o los castigos aplicados a los insurgentes durante las fiestas patronales, son realmente exquisitas. 

Sin embargo, es la poca relevancia que la Parábola ha logrado dentro del fascinante género de las distopías lo que más llama la atención, aunque es probable que esto se deba justamente a sus mencionados rasgos surrealistas y experimentales, pues no suelen ser frecuentes entre las grandes novelas distópicas, como Nosotros, de Zamiatin, 1984, de Orwell, Un mundo feliz, de Huxley y Fahrenheit 451, de Bradbury, que más bien siguen los cauces de un realismo de corte clásico. 

Parábola del náufrago tiene su propio Gran Hermano, llamado Don Abdón, y que más que hermano es, a la vez, padre y madre de todos los empleados y habitantes de la ciudad. También posee su propia neolengua, inventada por el protagonista, Jacinto San José, llamada contracto, y cuyo objetivo no es tanto evitar el pensamiento racional como reducir los conflictos derivados de la comunicación humana. Y, del mismo modo, está impregnada de una crítica frontal hacia el totalitarismo, crítica inspirada por un viaje de Delibes a la República Checa comunista y por su propia experiencia durante el franquismo (curiosamente, en España se publicó sin problemas en 1969; habría que haberlo visto en la Rusia soviética).

Pero esta atípica obra delibesiana goza de otros elementos y virtudes de las que carecen las demás distopías, como el poderoso simbolismo del seto plantado en el refugio de recuperación, que crece impasible e inexpugnable, resistiendo como si nada los violentos y desesperados ataques de Jacinto; o la deliciosa prosa poética cargada de tecnicismos y onomatopeyas que nos regala el autor; o las apasionantes y angustiosas páginas durante las cuales la conciencia del protagonista le describe a este la aterradora parábola del náufrago que da título a la novela. 

Por supuesto, esta obra ofrece muchísimo más, pero confío en que estas palabras hayan podido animar a leerla a cualquier amante de la narrativa de Delibes, del experimentalismo, de la literatura surrealista o, especialmente, de las novelas de ciencia-ficción distópica. 

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Published on December 31, 2024 04:41

December 28, 2024

¿Estamos muertos?

—¡Sí!

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Published on December 28, 2024 01:21

December 24, 2024

La noche en que conocí a Andrés Bosch

Practicar boxeo ha traído grandes mejoras a mi vida: confianza, resistencia, pérdida de grasa, salud cardiovascular, aumentos de testosterona… Lo que nunca habría imaginado es que, gracias al deporte de los puños, iba a descubrir a mi nuevo escritor fetiche: don Andrés Bosch Vilalta

Todo ocurrió hace un par de semanas. Yo estaba informándome en la Wikipedia sobre el pugilismo patrio cuando vi un subapartado sobre el boxeo en la cultura popular en el que mencionaban la novela La noche. Casualmente yo tenía un ejemplar guardado en el cajón de los libros que vendo por Wallapop, por lo que pensé que podría rescatarla y echarle un ojo. El hecho de que hubiese resultado ganadora del Premio Planeta de 1959 me tiraba un poco para atrás, pero afortunadamente logré sacudirme el polvo de mis prejuicios. Desde entonces vivo obsesionado con Andrés Bosch, hasta el punto de haberme planteado en sueños la posibilidad de hacer un doctorado sobre su obra.

En fin, comencé a leer La noche y a las pocas páginas ya me sentía completamente atrapado por su poderosa fuerza narrativa. En paralelo a la lectura, empecé a buscar información sobre el autor y sus libros, pero curiosamente no encontraba casi nada: una escueta página en Wikipedia donde informan de los datos biográficos esenciales (fecha y lugar de nacimiento y muerte, obras publicadas, premios, poco más); un obituario firmado por Manuel Vázquez Montalbán, donde lo define como un buen escritor que casi nunca estuvo de moda, pidiendo que los críticos digan algo de él; una reseña en una web de boxeo inactiva desde 2013; y, por último, un artículo homenaje en un blog, entre cuyos comentarios figura uno del polémico crítico Manuel García-Viñó, fundador de La fiera literaria, donde califica a Andrés Bosch como el mejor novelista español del siglo XX.

Sinceramente, yo no creo que Andrés Bosch sea nuestro mejor novelista de la pasada centuria pero lo que sí puedo decir es que en mi vida he leído unas cuantas novelas, doscientas noventa y ocho, para ser exactos, y La noche es, sin ningún género de dudas, una de las mejores. Me fascinó su belleza sobria y sombría, su estilo crudo y eficaz, la personalidad y el conflicto del protagonista, la pléyade de personajes secundarios y extras que lo acompañan, caracterizados magistralmente por el autor con un par de pinceladas, como el olor, el tipo de sonrisa o, muy en la línea galdosiana, el uso frecuente de alguna expresión y, por mencionar una virtud más, las descripciones de los ambientes urbanos y naturales, que recuerdan al Baroja de La lucha por la vida, y que pueblan toda la obra llevando al lector a experimentar un orgasmo estético tras otro. 

Lógicamente, cuanto más leía, más me extrañaba el silencio de la crítica. En mi ansiosa búsqueda de información, exploré los fondos de la biblioteca de la UNED y los contenidos de Dialnet y de Google Books, pero lo hice en vano. Nadie había publicado ni un miserable artículo sobre Bosch en ninguna revista especializada, ni mucho menos había defendido alguna tesis doctoral. Esto no sería un problema si la causa radicase en el elevadísimo nivel exigido por los críticos y teóricos de la literatura, pero no es así, pues excrementos narrativos como Las edades de Lulú o panfletos ideológicos como Soldados de Salamina han obtenido atención en decenas de publicaciones. Nadie dijo que la vida fuese justa, aunque tampoco dijeron que sería tan cabrona.

Pero dejemos que sean otros los que evidencien los méritos de La noche y de Andrés Bosch pues, finalmente, de tanto buscar, sí que logré encontrar algunos pronunciamientos de la crítica, honrosas excepciones en esta infamia artística que supone haber privado a nuestro narrador del reconocimiento que merece. Lo primero que cabría decir es que La noche ganó el Planeta con el voto unánime del jurado, un jurado entre cuyos miembros se encontraba nada menos que doña Carmen Laforet. Por otra parte, el mencionado García-Viñó le dedica a Andrés Bosch un capítulo de su ensayo Novela española actual, titulado «Andrés Bosch y las posibilidades de una nueva novela española». Allí lo define como el novelista español más importante surgido tras la guerra civil, junto a Carlos Rojas, declarando que «de todo lo que digo en este libro, esto es lo único que sé con plena seguridad». No he leído todo el artículo, pues no quiero destriparme otras novelas de Bosch, pero sobre La noche, García-Viñó destaca el alcance universal del protagonista (el inolvidable Luis Canales), restando importancia a la ambientación en torno al boxeo, asegurando que la esencia de la novela habría quedado inalterada si se hubiese utilizado el fútbol o el toreo como telón de fondo. Otro crítico muy respetable que dedicó palabras elogiosas hacia nuestro novelista, si bien no tan entusiastas, fue Gonzalo Sobejano, quien dijo de él que poseía un estilo depurado y que ofrecía unas narraciones cuidadosamente construidas basadas antes en la sobriedad que en el lucimiento. Por último, los profesores Pedraza y Rodríguez dedican a nuestro narrador algunas páginas del tomo XIII de su maravilloso Manual de literatura española. Allí ofrecen un comentario más que nada descriptivo, neutral. Dicen de Bosch que es un novelista que prioriza la psicología de los personajes por encima del argumento, que rechaza el realismo social aunque utiliza una estética realista o que gusta de alternar el enfoque objetivo con el subjetivo.  

El presente homenaje va llegando a su fin, pero puedo asegurar que esta no va a ser la última vez que Andrés Bosch aparezca por aquí, ya que desde mis humildes medios voy a tratar de hacer lo posible por honrar su memoria y otorgarle, al menos, una pequeña parte del reconocimiento que merece. 

Andrés Bosch junto a Manuel García-Viñó y Carlos Rojas

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Published on December 24, 2024 03:55

December 5, 2024

Tierra y paz

se despedaza la tierra y se destierra la paz que nunca llega y que sangra sangre sangrante y esputa su propio ser digestionado porque se despedaza la paz y la tierra llora muerte y la muerte empapa los ríos empedrados y las piedras caen por las largas laderas y las laceradas pieles anuncian el ocaso del tiempo del espacio de la luz y todo el espacio se llena de luz verdosa y todo lo vacía la pala del enterrador con paladas de sesos y de huesos y de cráneos y con paladas de paladares abocados a bocados de ternura sobre tiernas ternillas de terneras huérfanas nacidas sobre tierra terrosa como niños y niñas aterradas y como niñas y niños de mirada triste y piel de nieve y noche y como niños y niñas atados a una caja con sus pieles de llanto brillante brillando en brilloso líquido amniótico en la cárcel-orfanato mientras lloran atadas por el cuello a una pared como paredes que bloquean el paso de la paz y como la paz que no existe porque no puede nacer porque la muerte es la prima hermana de la paz y es lo más parecido a la paz que se permite por esta tierra, por esta tierra, por esta triste tierra…

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Published on December 05, 2024 23:47

November 24, 2024

Breves apuntes sobre el corpus narrativo de Miguel Delibes

Resulta complicado determinar con precisión cuántas historias, de entre las que escribió Miguel Delibes, pueden ser categorizadas como novelas y cuántas como relatos. Las proporciones dependerán de cómo consideremos un pequeño conjunto de narraciones fronterizas. 

Así. es seguro que Delibes publicó, como mínimo, 20 novelas, que serían las siguientes:

La sombra del ciprés es alargada.Aún es de día.El camino. Mi idolatrado hijo Sisí. Diario de un cazador.Diario de un emigrante.La hoja roja.Las ratas.Cinco horas con Mario.Parábola del náufrago.El príncipe destronado.Las guerras de nuestros antepasados.El disputado voto del señor Cayo.Los santos inocentes.Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso.El tesoro.Madera de héroe.Señora de rojo sobre fondo gris.Diario de un jubilado.El hereje.

Por otro lado, también es seguro que publicó 29 relatos, que serían:

Del libro  La partida : «El refugio», «Una peseta para el tranvía», «El manguero», «El campeonato», «El traslado», «El primer pitillo», «La contradicción», «En una noche así» y «La conferencia».Del libro  La mortaja : «El amor propio de Juanito Osuna», «El patio de vecindad», «El sol», «La fe», «El conejo», «La perra», «Navidad sin ambiente» y «Las visiones».Del libro  Tres pájaros de cuenta y tres cuentos olvidados : «El otro hombre», «La vocación», «Bodas de plata», «La grajilla», «El cuco» y «El cárabo».Otros relatos: «La bruja Leopoldina», «Envidia», «El duro», «La broma», «La barbería», «La milana».

Ahora bien, las cifras definitivas dependerán del género que le asignemos, por un lado, al libro Viejas historias de Castilla la Vieja y, por otro, a las narraciones «La partida», «La mortaja», «El loco», «Los nogales» y «Los raíles».  

Con respecto a la primera cuestión, no me veo capaz de decir mucho y me limitaré a reflejar lo que opinaron algunos expertos. Gonzalo Sobejano no incluyó Viejas historias de Castilla la Vieja entre los libros de relatos de Delibes, mientras que los editores del volumen Viejas historias y cuentos completos y la Fundación Miguel Delibes, sí que lo hicieron. Por su parte, Ramón García Domínguez en principio no se posiciona pero después dice que Delibes publicó veintinueve cuentos, lo que implica que no considera como tales a los capítulos de Viejas historias de Castilla la Vieja, sino como partes de una novela, igual que Sobejano. 

En cuanto a la segunda cuestión, considero que, por su extensión de entre 4000 y 9500 palabras, las narraciones «Los nogales», «La partida» y «La mortaja» no pueden llegar a considerarse novelas breves sino relatos extensos. Por su parte, «Los raíles» y «El loco» sí que permitirían debate al respecto dadas sus extensiones de unas 15000 y 19000 palabras. Esta dificultad no pasó desapercibida para Delibes y así y se lo comentó a Ramón García Domínguez: «hay ciertos relatos míos que resulta difícil clasificarlos: si como cuentos largos o novelas cortas. La mortaja, por ejemplo. O El loco, o Los raíles…».

En definitiva, ante la imposibilidad de determinar si Viejas historias de Castilla la Vieja es una novela o un conjunto de relatos, y de dilucidar si «Los raíles» y «El loco» son relatos extensos o novelas breves, considero que la única conclusión certera a la que podemos llegar es a que Delibes publicó entre 20 y 23 novelas, y entre 32 y 51 relatos, que, en cualquier, caso darían un total de entre 55 (23 novelas + 32 relatos) y 71 (20 novelas + 51 relatos) narraciones. 

Ahora bien, todo este asunto podría complicarse si tenemos en cuenta que el vallisoletano poseía una opinión ambigua respecto a las narraciones breves, pues, por un lado, veía «más mérito en escribir breve que largo, en encerrar en diez folios una historia cabal sin necesidad de estirarla porque sí» y por otro consideraba que una «novela, breve o larga, es algo más complejo». Pero resulta interesante que Delibes, más que atendiendo a la extensión, diferenciaba los dos géneros narrativos precisamente en función de su complejidad, de tal forma que el cuento sería una historia lineal y simple mientras que en una novela se entrecruzarían historias y personajes. Tal vez de esto podríamos concluir que pudiera darse una obra A de una extensión menor que otra B, pero que debido a la complejidad en cuanto a historias y personajes, llegase a considerarse A como novela breve y B como relato extenso. 

En cualquier caso, resulta curioso que Delibes se alejase del cuento después de los años sesenta, ya que en 1993 declaró que este género constituía su «espacio literario natural», debido a la importancia que otorgaba a los personajes, pues, cuanto más breve es la narración, mayor papel juegan, de tal forma que en el cuento «basta una viñeta sensible del personaje central para imprimir a la narración un hálito de vida». Es probable que Delibes no se animase a escribir más cuentos por dos motivos. El primero, que el desarrollo de su carrera como novelista le fuese aportando la holgura económica necesaria para no tener que depender de la publicación de cuentos en revistas [1] y, el segundo, que sus novelas en general tenían una extensión lo bastante breve como para sentirse cómodo con ellas [2]. 

NOTAS

[1] Delibes explicó que recurría a los cuentos porque estaban bien pagados y se cobraban pronto, sin esperar a liquidaciones de derechos de autor.

[2] «no me digas que algunas de mis novelas no son narraciones notablemente… breves, al menos para lo que tradicionalmente se considera una novela», le dijo a Ramón García Domínguez.

BIBLIOGRAFÍA

DELIBES, M. (2007). Viejas historias y cuentos completos. Palencia: Menoscuarto. GARCÍA DOMÍNGUEZ, R. (2020). Miguel Delibes de cerca. Barcelona: Destino. SOBEJANO, G. (1984). «Introducción». En La Mortaja, Delibes, M., 11-66. Madrid: Cátedra.
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Published on November 24, 2024 00:25

November 23, 2024

Pseudo-haiku extrarradial

Voy regulero;

muy jodido de tiempo

y de dinero.

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Published on November 23, 2024 09:39

November 16, 2024

Reseña de «Leyenda del César Visionario», de Francisco Umbral

Leyenda del César Visionario es una singular novela histórica y una atípica narración sobre nuestra Guerra Civil con la que Francisco Umbral obtuvo el Premio de la Crítica en 1991. En sus 190 páginas de prosa desgarradora y lumínica, poética y precisa, el autor nos regala la vista y la mente con una ficción profusa en destellos del Cela de San Camilo 1936, del Valle-Inclán de Martes de Carnaval o del Galdós de los Episodios Nacionales

Sus impactantes contrastes se nos muestran, como un repentino acantilado, desde las primeras líneas, en las que contemplamos a un insustancial Francisco Franco llevando a cabo de forma simultánea un acto tan anodino como merendar chocolate y otro tan espantoso como firmar sentencias de muerte. Enseguida asistimos, a través de varias tramas entretejidas, a un insólito desfile de personajes en cuyas contradicciones hallamos su plena humanidad: la novicia promiscua que se entrega cada noche a los presos republicanos encerrados en el sótano del convento; el joven tipógrafo madrileño de izquierdas al que la guerra sorprende en suelo nacional y que se ve obligado a fusilar niños, alcaldes y maestros; el altivo capitán falangista, fervoroso nacional-católico y homosexual atormentado por el amor que siente hacia su joven protegido… En paralelo, presenciamos las tertulias político-literarias de los intelectuales del bando nacional, como Dionisio Ridruejo, Gonzalo Torrente Ballester o Luis Rosales, quienes, envueltos en el humo de los puros y los vapores del güisqui y el coñac, se reúnen cada tarde-noche para compartir sus preocupaciones en torno al devenir de sus obras y a la actitud que el Caudillo está manifestando hacia el papel de la Falange dentro del Movimiento y del nuevo régimen que ya vislumbran, ansiosos a la par que inquietos, en el horizonte.

Novela breve y condensada, trágica y dulce, con dosis exactas de experimentación formal y de costumbrismo, difícil de dejar y que apetece volver a leer, sorprendente por su belleza y su intensidad, Leyenda del César Visionario es, en definitiva, una obra que ningún entusiasta de la historia y de las bellas letras debería dejar de lado. 

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Published on November 16, 2024 22:39