Ruy Xoconostle W.'s Blog, page 25
January 8, 2015
Kurt Cobain: no apologies

Escribo esto porque mañana se cumplen 20 años de la muerte de Kurt Cobain y porque fui muy joven en los noventa y me tocó vivir el Nirvana craze. Creo que me gustó el Sonido de Seattle (ya saben, Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden, Alice in Chains, esencialmente) porque mi afiliación musical era predominantemente “rockera”. A principios de esa década el glam rock o hair metal tuvo su última cabalgata hacia el horizonte con discos (¡en esa época aun importaban los LP, no solo los sencillos!) como Dr. Feelgood de Mötley Crüe y Flesh & Blood de Poison y los Use Your Illusion de G’NR –el último de los mohicanos de su género–, pero la power ballad y la fórmula riff-verso-coro-riff-verso-coro-solo-coro ya estaba muy desgastada. Los casi veintiañeros buscábamos algo más, y si bien el cambio no vino radicalmente en la forma, sí lo fue de fondo. El hard rockcelebraba el desmadre adolescente como una caricatura de aquellos valores disruptivos del punk rock (con mucho mousse para el pelo), mientras que el Sonido de Seattle y la oleada de ”rock alternativo” que le siguió llevaron la depresión y la inconformidad a un nivel más profundo.
Mis amigos “mascatuercas” –es decir, aquellos que consumían música más electrónica y menos guitarrera, por lo general metidos en la onda Depeche Mode y The Cure, o en bandas de guitarras más ligeras, como The Smiths o Stone Roses– me aportaron el amor por cosas emocionalmente perturbadoras (como el álbum Disintegration de The Cure el Substance de New Order)pero no podían entender mi fascinación por las canciones de ese rock pesado pero no tan pesado, metalero pero no tan metalero (el trash y el death eran cosas en las que yo no me metía. Vaya, incluso consumía muy poco Metallica). Cuando vino la breve revolución del rock alternativo, mis amigos mascatuercas y yo al fin pudimos comulgar con bandas en común, como Smashing Pumpkins o R.E.M. Aquello era rock, pero también tenía texturas electrónicas, nuevos sonidos, nuevos significados, o al menos así nos parecía a nosotros tan jóvenes, tan casi veintiañeros.

Cliff Poncier (Matt Dillon) y Janet Livermore (Bridget Fonda).
En aquella época vi Singles de Cameron Crowe y amé el look grunge de Cliff Pontier y quería una novia como Bridget Fonda. Me compré unas botas y unas bermudas y me dejé el pelo largo (nunca conseguí una Bridget Fonda). Iba al Bazar de Lomas Verdes al puesto del “Chipotes” a ver playeras y discos compactos. Conocí el Ten de Pearl Jam por la misma época en la que empecé a fumar marihuana, así es que canciones como “Oceans” y “Black” se convirtieron en algo realmente especial. Un shot de juventud. Por esa misma época supe de Nevermind, el disco más popular en la radio universitaria gringa según la revista Rolling Stone. En la portada aparecía un bebé bajo el agua persiguiendo un billete de 1 dólar. La banda se llamaba Nirvana.
What else should I be? All apologies
What else could I say? Everyone is gay
What else could I write? I don’t have the right
What else should I be? All apologies
Conseguí el Nevermind y lo escuché obsesivamente y lo amé. Un par de semanas después, vía el Chipotes, conseguí el disco anterior, titulado Bleach. Lo amé enloquecidamente, y la fecha que “About a Girl” es la canción más hermosa de Nirvana. Súbitamente pensé que quería tirar mis discos ochenteros de rock con sus melodías predecibles y sus sonidos demasiado familiares. Lo mío ahora eran las guitarras sencillas y rasposas, las letras sinsentido. No existía Wikipedia ni songmeanings.com, así es que no tenía manera de crowdsourcear qué era lo que Cobain quería decirnos en “Lithium” o “Polly”. Solo podía confiar en lo que estaba escuchando, en darle rewind a la canción y escuchar otra vez y tratar de cachar algo. Por alguna razón, toda esa música anti-virtuosa (yo que venía de mamar a Yngwie J. Malmsteen y Steve Vai y Joe Satriani y Eddie Van Halen) tenía más sentido. Quizá eran mis diecinueve. Supongo.
Después siguió el increíble álbum de lados B, Incesticide, su siguiente y muy esperado LP, In Utero, y el perfecto Unplugged in New York. Y ahí terminó todo. Nos apagaron las luces. Adiós.
Cobain salía a tocar con unos Converse. Conseguí mis propios y privados Converse. Las conversaciones con amigos en torno a Nirvana inevitablemente derivaron en The Ramones. Conseguí discos de Ramones. Luego salió al tema The Clash y así fue como conocí a The Clash y llegué a la conclusión (como mucha gente) de que Joe Strummer era un iluminado o algo. Creo que Nirvana me hizo interesarme en la historia de la música popular, en entender que lo que ellos hacían no era realmente novedoso o especial –bueno, solo era especial porque estaba sucediendo en ese momento. Nirvana parecía la puerta de entrada a todo lo que se hizo en el rock antes, y a todo lo que seguiría haciéndose. También creó que Nirvana ayudó a extender otros horizontes en mi vida. Consumí filosofía, poesía, novela, cuento y teatro. Me enamoré de Shakespeare, de Borges, de Kerouac, de Nabokov, de Rimbaud, de Cortázar. Leía pacheco Piedra de sol de Paz y Altazor de Huidobro y sentía que volaba. Fue una época increíble y milagrosa. No estoy diciendo que Nirvana haya influenciado completamente todo ello, pero sí estuvo en medio. Su música era inconforme y apática, y contradictoriamente me animaba a conocer y leer y ver y explorar. Quizá era el mood. Los Gen-X sentíamos que ese era nuestro momento pero además era el momento. Podíamos tener McJobs, pero alimentábamos el alma con el gran arte (como relato en este post de 2010 sobre un regalo que recibí en la Navidad de 1995). Leí Todos los gatos son pardos de Fuentes en los días previos a la celebración de los 500 años del descubrimiento de América y sentía que la historia me estaba hablando personalmente. Así de idiota y drogado estaba, supongo.
Come
As you are
As you were
As I want you to be
As a friend
As a friend
As an old enemy
Take your time
Hurry up
The choice is your
Don’t be late
Ahora es común juzgar a Cobain, Grohl y Novoselic por la baja calidad de su música. No soy un experto en el tema, así es que cuesta trabajo argumentar a favor o en contra. Para las nuevas generaciones, Kurt Cobain quizá sea solo otro cadáver de la música sin ningún significado, como lo fue para mi generación Jimi Hendrix. Yo creo que Cobain fue un tipo que terminó siendo popular y polémico sin proponérselo. Quizá toda la energía del momento nos parecía concentrarse en él: México se estaba yendo a la mierda, entre crisis financieras, políticos asesinados y movimientos armados, o al menos eso pensábamos todos. “I hate myself and want to die”, dice la famosa frase de Cobain (que iba a ser el título del último álbum de Nirvana, que a la postre se llamaría In Utero), y probablemente resuma muy bien lo oscuro que se sentía todo en ese momento. Claro, cuando le preguntaban a Cobain, él siempre decía que no debía tomarse todo al pie de la letra. Todo era una GRAN broma. Igual que “Rape Me”: la canción decía claramente “viólame, amigo”, pero Cobain insistía en que se trataba de una declaración anti-violación. Claro.
Sin talento notable y sin misión, a veinte años de distancia Kurt Cobain puede parecernos tonto e ingenuo, innecesario. ¿Qué dirán los biógrafos de Skrillex en veinte años, de Lady Gaga, de Miley Cyrus? No estoy comparando a nadie, solo pienso que cuando nos medimos contra el tiempo, todo se vuelve relativo. Yo no soy la misma persona que hace veinte años. Ustedes tampoco. Sin embargo, por alguna razón misteriosa sí somos los mismos. Ahora todo el fenómeno Cobain me parece algo exótico que pasó hace mucho tiempo. A la vez, es algo que forma parte de mí. Se coló en mi ADN.
Hacia 1992, la estación de radio Rock 101 convocó a un concurso de cuento: el autor del mejor cuento según el jurado (formado por locutores de la estación, entre los que se contaba Jordi Soler) se iría a Reading, UK, a ver a Nirvana en vivo. Emocionado, escribí mi cuento (el cual titulé Litio, parte 2) y llevé a las oficinas de Rock 101 en Insurgentes Sur mi manuscrito. Un sábado, el sábado que Jordi iba a leer a los mejores diez cuentos al aire, yo tenía que jugar golf con mi padre y mi hermano. Me llevé un radio y no le puse atención al juego, solo a la locución. Y ahí pasó. Leyeron mi cuento. Litio, parte 2 quedó en segundo lugar. Me sentí decepcionado y satisfecho a la vez. Sí, se pareció tanto al amor.
No fui a UK, pero decidí escribir una novela inspirada en ese cuento, y la titulé Litio. Mi primera novela, escrita durante 1992 y 1993 en una máquina de escribir Remington. Escribí el titulo a mano y la firmé y rellené el fondo con marcador Esterbrook.

El día que murió Cobain lloré. Mi novia lloró. La muerte de un ídolo tiene el doble efecto de ser algo lejano, inalcanzable, y a la vez algo cercano e íntimo. Quizá sentí que “el sueño” se había acabado o alguna tontería melodramática. He was the man who sold the world. Sentí que Cobain me debía algo. Toda mi juventud. Yo solo tenía 21 años cuando se metió aquel escopetazo. Le eché la culpa a Courtney Love, a las disqueras, a los medios. Y a la larga le eché la culpa a él. Digo “a la larga” porque me costó un tiempo entender que el responsable siempre es el que jala el gatillo.
Supongo que por todo lo que he escrito aquí Kurt Cobain y Nirvana son importantes en mi vida. Hoy día rara vez escucho su música, pero de alguna forma me siguen acompañando. Y aunque constantemente pienso que debido al suicidio de Cobain me perdí la oportunidad de verlos alguna vez tocar en un escenario, pienso que no hay necesidad de sentirse mal. Nada de all apologies. Cobain y su banda me regalaron algo más grande, algo que me acompañará hasta el final, algo que forma parte de mí, algo que sigue vivo.
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October 21, 2014
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October 14, 2014
Un aviso especial sobre "Hackers de arcoíris"
Estimados lectores,
es un gran gusto para mí informarles que he cedido los derechos de publicación de mi obra Hackers de arcoíris a Editorial Planeta Mexicana, a fin de que aparezca una nueva edición en librerías de todo el país a partir de febrero de 2015.
Este acuerdo aplica solamente para el primer volumen de la trilogía. Se trata de una nueva versión “remixada” a partir del original publicado en 2011. Me encuentro en el proceso de edición junto con editores de Grupo Planeta, pero lo que puedo adelantar es que, aunque es considerablemente fiel al libro original, los contextos de algunos personajes cambiarán, se profundizará más en el background de los mismos y se agregarán unas 100 páginas.
Es mi intención continuar publicando Hackers de arcoíris hasta su culminación con el volumen 3 bajo los sellos de Editorial Planeta, pero eso es algo que no puedo garantizar de momento. De todos modos, aunque esto sucediera, les informo que la tercera parte, Código: Shiva, se publicará en el formato de “libro blanco” que he venido editando como autor independiente. De esta forma se permitirá mantener la continuidad de la serie en su forma original. Sin embargo, debo aclarar que la carga de trabajo actual y los planes con Editorial Planeta inevitablemente han movido para mí la fecha de publicación de Código: Shiva, la cual será en algún momento de 2016 y no 2015 como yo tenía planeado originalmente.
Les ofrezco una disculpa por este retraso.
Este acuerdo con Grupo Planeta permitirá que Hackers de arcoíris alcance a más lectores gracias a su fuerza de distribución y su calidad de impresión. También confío en que el nuevo libro será una cosa muy increíble, muy bien editada y visualmente bella :)
Finalmente, me tienen contento y emocionado los cambios que estamos realizando en el libro. Sin modificar la historia de un grupo de sicarios metahumanos que se enfrentan a una fuerza destructora e imparable, estoy convencido de que este Hackers de arcoíris es un mejor libro, más pulido, más redondo.
Hackers de arcoíris es una serie de novelas que nació de forma independiente y ahora dará el salto a una audiencia más amplia con el grupo editorial más grande de hispanoamérica. Esto solo se lo puedo agradecer a ustedes, los lectores, por sumergirse en la historia y haber apoyado el proyecto desde el principio.
¡Más noticias pronto por los canales habituales!
Ruy
October 12, 2014
"On a long enough timeline, the survival rate for everyone drops...

"On a long enough timeline, the survival rate for everyone drops to zero" #fightclub