Cuando afirmamos que la Escritura es «infalible e inerrante», tenemos como premisa que Dios la inspiró. Por ende, no se trata de «un escrito humano que divinizó la iglesia» (Bultman y Tillich) o que, solamente, es respaldado por Dios (Barth).
El A.T. fue confiado y preservado por los judíos (Ro.3.2). Por otro lado, el Nuevo fue escrito por los apóstoles (o sus seguidores), recibido y aprobado por la iglesia.
— May 02, 2022 09:38PM
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