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La autorrealización que propone el individualismo es nuestra lucha más antigua y latente. Por desgracia, es un discurso que se vende sin dificultad porque encumbra el ego del hombre al engañarle que no depende de nada en particular para lograr su objetivo.

Sin embargo, la evidencia histórica nos demuestra que el individuo ha logrado, no solo experimentar placer sino también superarse, cooperando en el colectivo.

Según Charles Taylor, solo hay dos formas de concebir al mundo y nuestra relación con él:

1. Miméticamente: reconociendo que fuimos diseñados y creados con significado y propósito, más allá de nuestras concepciones humanas.

2. Poiéticamente, viviendo de la manera que nos plazca, ideando nuevas formas y disponiéndolas a merced de nuestros deseos sin un propósito en particular.

Ningún avance que el mundo logró, se realizó sin previo y constante aviso, de la noche a la mañana. Todo triunfo, bueno o malo, que apreciamos tiene como trasfondo, una lucha sin pausa, en busca de su aceptación.

Como cristianos, hoy nos lamentamos por lo que sufrimos, pecados que imperan como el matrimonio igualitario, sin embargo, olvidamos que fuimos nosotros quienes ignoraron sus pasitos introductorios.

Teológicamente, encontramos respaldo en la escritura como también en los principales concilios ecuménicos. En Nicea y Calcedonia, fueron destruidas las herejías con respecto a la persona de Cristo; Modalismo, Adopcionismo, Monofisismo y Nestorianismo.

Podemos distinguir las naturalezas de Jesús pero no debemos mezclarlas o dividirlas. De ser así, heréticamente, expondremos a un humano divinizado o dios humanizado.

Teológicamente, encontramos respaldo en la escritura como también en los principales concilios ecuménicos. En Nicea y Calcedonia, fueron destruidas las herejías con respecto a la persona de Cristo; Modalismo, Adopcionismo, Monofisismo y Nestorianismo.

Podemos distinguir las naturalezas de Jesús pero no debemos mezclarlas o dividirlas. De ser así, heréticamente, expondremos a un humano divinizado o dios humanizado.

Estamos expuestos al desamparado, la escasez y soledad, a causa de los placeres egoístas de ciertos grupos; a quienes, sin temor referimos como la Élite.

Ellos, destinan bienes para sí, estabilidad en su placer y seguridad, acusándonos a nosotros, en caso de denuncia. Así que, no solo nos esforzamos para evitar la escasez, sino también nos protegemos, aferrados a nuestro primer fin, para no caer en sus garras.

Si bien pudiéramos considerar a Jesús como un personaje distinto e inferior a la deidad, encontramos que los autores de Antiguo Testamento, no escatiman al relacionarlo con Jehová.

Jesús se relaciona con Dios, como el Logos encarnado, al referirse a sí mismo como el “Yo soy”; expresión que tiene connotación con Yahweh en el A.T.

Sobre el monoteísmo.

Dios decidió revelarse, desde el principio, como el único ser que crea y gobierna y, sobre todo, demanda una adoración exclusiva, pues, es Dios celoso.

Inclusive, ordena a los pueblos paganos y sus dioses, rendirse ante Su poder y reverenciar su persona. De modo que, no hay forma que alguien más sea digno de adoración individual o colectiva.