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voluntad de Dios en Sus decretos
soberanos de Dios. Y todo lo que Él decreta va a pasar. La voluntad de Dios en Sus decretos no puede ser frustrada. Es inmutable e inamovible.
En otras palabras, lo que Dios ordena, va a ocurrir,
decretos se muestra en numerosos pasajes de la Escritura: En Cristo también fuimos hechos herederos,
Cada lamento y dolor humano debe apuntarnos
la cruz. Es ahí donde vemos la “respuesta” al problema del mal, pues nos muestra a un Dios todopoderoso que lo orquesta todo para bien.
Tus ojos vieron mi cuerpo en gestación: todo estaba ya escrito en Tu libro; todos mis días se estaban diseñando, aunque no existía uno solo de ellos (Sal 139:16).
todas las demás cosas no ocurren al azar, sino que vienen de Su mano paternal”.1
Si Sus decretos nos dicen cómo son las cosas, Sus deseos nos dicen cómo deberían ser las cosas.
Sus decretos —aquello que Él ha determinado desde la eternidad pasada— no pueden ser frustrados.
Sus deseos —la manera en la que
quiere que vivamos— pueden se...
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No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre.
mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre
Para el apóstol Juan, caminar en la voluntad de Dios es lo contrario a la mundanalidad.
Que Él los capacite en todo lo bueno para hacer Su voluntad.
Y que, por medio de Jesucristo, Dios cumpla en nosotros lo que le agrada. A Él sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén
Hacer la voluntad de Dios, expresada en Sus deseos, significa hacer lo que a Él le agrada.
Esto es lo que más se aproxima a un encuentro entre la voluntad de Dios en Sus decretos y la voluntad de Dios
soberana), pero Él también ha revelado cosas que debemos conocer y obedecer (Sus mandamientos y Su Palabra). ¿tiene dios un plan
Deja de pensar en la voluntad de Dios como un laberinto, una cuerda floja o un tiro al blanco.
Pero si bien podemos pedirle a Dios
sabiduría, Él no nos carga con el peso de tener que adivinar Su voluntad para con nosotros, en cuanto a Su dirección, antes de tiempo.
corazón. Lo que estoy diciendo es que debemos dejar de pensar en la voluntad de Dios como un laberinto, una cuerda floja, un tiro al blanco o una
de esas novelas donde eliges tu propia aventura.
Nos perderemos lo mejor que Dios tiene para nuestra vida y tendremos que conformarnos con un final alternativo.
De hecho, esperar que Dios nos guíe de alguna forma mística es una invitación a la decepción y a la indecisión.
Confiar en la voluntad de Dios en Sus decretos es bueno. Seguir la voluntad de Dios en Sus deseos es obediencia. Esperar que Dios nos revele Su voluntad por medio de Su dirección es un desastre.
Dios no es una bola mágica que podemos sacudir y consultar cada vez que tengamos que tomar una decisión.
Él. Sabemos que Dios tiene un plan para nuestras vidas. Eso es maravilloso. El problema es que creemos que Él nos va a contar ese plan maravilloso antes de llevarlo a cabo.
Pero tal preocupación por conocer la voluntad de Dios, por más bienintencionado que sea nuestro deseo, es más necedad que libertad.
La mejor manera es la manera bíblica: Buscar primero el Reino de Dios y confiar en que Él se hará cargo de nuestras necesidades, aun antes de nosotros saber cuáles son y hacia dónde vamos.
Queremos agradarle. Queremos hacer la voluntad de Dios. Eso es bueno.
sobreespiritualizar cada decisión.
Su dirección es que somos, por naturaleza, bastante tímidos.
Otros necesitan ser animados a actuar luego de pensar.
Algunos cristianos tienen las mejores intenciones al buscar la voluntad de Dios, pero son demasiado cautelosos y un poco asustadizos. Esos cristianos necesitan ser amonestados, pero también requieren de nuestra paciencia y ayuda.
plena satisfacción en esta vida.
un asunto de perspectiva. Si piensas que Dios te ha prometido que este mundo será un hotel cinco estrellas, tu vida será miserable cuando enfrentes los problemas cotidianos de la vida.
Pero si recuerdas que Dios te ha prometido que estás de paso y que este mundo se sentirá más como una prisión o un desierto, podrías sorprenderte de lo feliz que pudieras llegar a ser.
La fe en Jesús no te garantiza que tod...
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Abel tuvo fe y murió; Enoc tuvo fe y no murió; Noé tuvo fe y ¡todos los demás murieron!2 Así que el hecho de tener fe no garantiza que tu vida —ni las de tus familiares y amigos— será un paseo por las nubes.
vida no siempre es divertida, y no deberíamos esperar que lo sea.
Nos han atiborrado de alabanzas por nuestra mediocridad y se han encargado de usar la psicología moderna y su nueva jerga para excusar nuestras debilidades.
queremos todo —solo necesitamos que Dios nos muestre el camino.
Su meta no era la satisfacción. Su meta era la comida. Y la fidelidad.
“Yo nunca me preocupé por la satisfacción. Trabajé. Comí. Viví. Crié a mis hijos. Fui a la iglesia. Fui agradecido”.
“Nunca me preguntaron acerca de la voluntad de Dios, y yo nunca lo pensé. Siempre pensé que mi salvación… dependía de que aceptara por fe aquello que creemos. Fuera de eso, no creo haberme preocupado pensando: ‘¿Es esto lo correcto para mí?’”.
Tal parece que a medida que lo hacía y caminaba con el Señor, no tenía tiempo para estarse preguntando si algo le gustaba o si estaba satisfecho.
No anhelamos la recompensa en la otra vida porque la estamos esperando en esta vida. Y cuando cada situación debe ser gratificante y darnos plena satisfacción, entonces las decisiones sobre dónde vivir, qué casa comprar, en qué habitación dormir y si debemos tener cerámica o laminado se convierten en asuntos de mucho peso. Cada decisión tiene demasiados riesgos. Estoy seguro de que muchos de nosotros nos sentiríamos más satisfechos si nos preocupáramos menos por nuestra satisfacción.