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drogas y en años recientes las bandas criminales como la Mara Salvatrucha.
Cuando lo comentó con su madre, ella le recordó que su padre y sus abuelos habían emigrado escapando de la mafia en Sicilia.
paliar
pelele
Esto es un baño turco! —exclamó Frank. —Respira. A todo se acostumbra uno —replicó ella jadeando.
donde dos señoras con delantales azules preparaban a mano las tortillas de harina de arroz y de maíz.
salpullido en la piel y se les hincharon
pero cuando Selena le explicó que conocía a su nieta y le mostró una fotografía, les abrió la puerta y los invitó a entrar, muy conmovida.
Cómo fue el accidente, señora? —le preguntó Selena.
riñas
mareros?
escarmentar
criadero—,
tirones.
añil,
puntera,
jiqu...
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Marisol tuvo un par de pretendientes, pero los había rechazado; llegaba cansada y sólo deseaba pasar tiempo en la casa.
—Según la declaración de Marisol, ese fue el hombre que le disparó antes de que
ella escapara del país con Anita —dijo Selena.
manoseaba.
cipota
le había dado instrucciones a su suegra de no dejarlo por ningún motivo a solas con la niña.
A una maestra, que quiso intervenir, le explicó que él era el tío y la iba a llevar a una fiesta de cumpleaños. Parece que vio por el espejo retrovisor que la maestra le tomaba una foto con el celular.
vehículo y comprendió de inmediato que estaba en poder de Carlos Gómez.
Desde ese día, contagiadas por el miedo de su madre y su abuela, Anita se escondía cuando Gómez aparecía.
Si yo lo rechazaba se ponía furioso. Eso duró varios meses. Se volvió muy impaciente,
Lo evitaba como podía a ese maldito! ¡No quería ni verlo! —explotó la abuela—.
Yo no quería que se llevara a mi nieta, pero la Marisol no podía dejarla aquí a merced de Gómez, ¿verdad?
Era el único pariente de Marisol en El Salvador, el resto de su familia estaba en Guatemala.
salpullido
barrotes
Gómez, que estaba de turno, le pidió a su compañero que lo reemplazara durante un rato mientras hablaba con la supuesta turista mexicana, y salió a la calle.
correajes,
Podríamos sentarnos un momento, capitán? Hace un calor de infierno…
Le gustaban jovencitas, antes de que se desarrollaran, inocentes, pero esa mujercita estaba para comérsela.
—Hace varios meses, debe de haber sido a comienzos de octubre del año pasado, no me acuerdo exactamente. —No tengo nada que ver con esa Marisol.
mechón
—Tenés que irte, aquí no podés estar —le ordenó Gómez agarrándola de un brazo.
penumbra,
Marisol fue la única que se le resistió en sus cuarenta años de existencia y eso no fue porque él fallara, sino porque ella era una bruta.
huesuda
estrujaba
lo mejor eran los labios y esas piernas, esas sandalias, las uñas de los pies color coral, tenía clase. Pidió un whisky, se sentía
hay muchos desgraciados, ladrones, mareros, para eso estamos los de seguridad, somos seis, nos turnamos cada ocho horas, dos
desenfundé
helechos,
cómo iba a suponer que era la Marisol, a esa hora ella no tenía nada que hacer en el parque, eran
—Mentira. También era mentira que yo iba a verla a su casa, como le dijo a la
rapó

