DK III. THE MASTER RACE: MÁS CERCA DE LA REGLA QUE DE LA EXCEPCIÓN


Al final, pasó lo que (industrialmente) tenía que pasar. El famoso Dark Knight Returns (1986), opus artístico de Frank Miller que retrató a Batman como un cincuentón punk, nihilista y ultraviolento, encarnación de una rebeldía inconformista enfrentada al eterno conservadurismo de acero, se transformó en aquello que nació combatiendo: Un yeite reiterado, más cerca de la regla que de la excepción.

Con el peso autoral diluido entre Frank Miller, Brian Azzarello y Andy Kubert, esta miniserie de ocho entregas parece estar enfocada hacia el tema del legado generacional. Dentro de las viñetas, DK III. The Master Race aborda el rol de Batman y Superman como figuras paternas y símbolos sociales, cuyas responsabilidades gravitan con más fuerza alrededor de Carrie Kelley (ex Robin, ex Catgirl) y los descendientes del Último Hijo de Kryptón y la Mujer Maravilla. Y fuera del mundo impreso, opera como lectura de la impronta que el propio Miller ha dejado sobre la cultura contemporánea, en particular su forma de aprehender el fenómeno del vigilantismo desde una mirada política que incluya la reacción pendular de las sociedades, de acuerdo con las coyunturas que les toque atravesar.

Explorando el destino inmediato de Bruce Wayne a tres años de los hechos narrados en el Dark Knight Strikes Again (2001), los autores retoman algunas resoluciones formales características de la saga, aggiornándolas a los tiempos que corren. La influencia de los medios de comunicación se amplía también al uso de los mensajes de texto y las redes sociales, mientras los niveles de violencia se mantienen en alza y derraman sobre la brutalidad del accionar policial y el recrudecimiento de la segregación racial. Dos ítems que, a la luz del título de esta tercera parte (The Master Race) estarían preanunciando el auge de un nazismo reencarnado en los habitantes de la embotellada ciudad kryptoniana de Kandor, que Superman mantiene bajo guarda en su Fortaleza de la Soledad. Si es que hacia allí apuntan realmente los cañones apostados en el minicómic Dark Knight Universe Presents, que acompañará y complementará cada edición del DK III.

Como en el DK original, se trata de un material provocador y virulento, pero que está muy lejos de impactar e impresionar como en la década del ’80. Sobre todo porque mucho de la ruptura que implicó en aquel entonces el Dark Knight Returns hoy forma parte del canon establecido dentro del Universo DC, una zona de confort que el DK III no parece dispuesto a romper y abandonar.

A no confundirse, The Master Race es una buena historia de Batman. Y hasta una muy buena historia de Batman, si me apuran. Pero el Dark Knight era (es) otra cosa. Y esa cosa (todavía) no dijo presente. ¿Habrá que esperar hasta la ya anunciada cuarta entrega de la saga, a cargo de Frank Miller, para volver a encontrarnos con el Señor de la Noche que tanto extrañamos? Veremos. Fernando Ariel García





















































Published on December 02, 2015 14:19
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