Steins; Gate
El mundo del anime es tan amplio que uno puede encontrar casi de todo, incluyendo cosas que jamás se le hubiera ocurrido buscar. Ya comenté en una entrada anterior cuál me parece el mejor anime entre los que he tenido la oportunidad de ver, pero hay más, mucho más, y con bastante frecuencia con un nivel de calidad muy elevado.
Es el caso de la serie que os presento hoy, emitida en Japón en el año 2011, un año que nos dejó joyitas como Puella Magi Madoka Magica o Usagi drop. Steins; Gate es una serie con un origen curioso, ya que no se basa en un manga, como suele ser lo habitual, sino en una novela visual, un género de videojuegos muy popular en Japón y muy desconocido fuera de sus fronteras, que vendrían a ser una especie de aventuras conversacionales en las que el jugador apenas participa salvo para elegir una de los diferentes alternativas que le ofrece el juego. De todas formas no voy a explayarme mucho aquí sobre las novelas visuales ya que probablemente hable de ellas más en detalle un día de estos.
Quizás el primer elemento que llama la atención de Steins; Gate sea su protagonista masculino: Rintarō Okabe. Si pensais que de tan inteligente que es, el Sherlock de Benedict Cumberbatch resulta un poco irritante, esperad a descubrir a Okabe, un individuo que se presenta a sí mismo como un científico loco, lleva siempre puesta una bata de laboratorio, habla consigo mismo delante de la gente sin cortarse ni un pelo y afirma que es perseguido en todo momento por una misteriosa “organización”. Ah, y por supuesto es un genio.
Lo segundo que sorprende es una trama llena de sucesos inexplicados que nos dan la sensación de que algo está pasando sin que sepamos exactamente qué. Ni siquiera los protagonistas lo saben: lo irán descubriendo poco a poco, al mismo tiempo que nosotros. No quiero contar gran cosa, para no desvelar algunas de las sorpresas que nos reservan los 24 episodios, pero sí diré que el punto de partida es la invención por parte de Okabe, más por casualidad que otra cosa, de una máquina capaz de enviar mensajes al pasado.
A partir de ahí las cosas empiezan a liarse. Mucho. Paradojas temporales. Universos paralelos. Visitantes del futuro. Para ser una serie que se desarrolla en muy pocos escenarios, sobre todo en el cochambroso laboratorio de Okabe, los sucesos que allí se producen acaban teniendo una repercusión enorme. Y aunque la historia es muy buena, adentrándose en territorios bastante más tenebrosos de lo que uno sospecharía viendo el primer episodio, me atrevo a decir que lo que hace que Steins; Gate enganche o no son los personajes. No solamente Okabe, también su amiga de la infancia Mayuri, Itaru o la protagonista femenina, Kurisu Makis, son algunos de los mejores personajes que he visto desfilar por la pequeña pantalla. Eso sí, son individuos que crecen con la historia, de modo que nuestra impresión inicial puede verse completamente desmentida unos pocos capítulos después. Por ello es conveniente darles una oportunidad, aunque la primera impresión haya hecho que nos cayeran antipáticos o nos pareciesen unos completos idiotas. Incluso Okabe, al final, termina por convertirse en un héroe a su pesar cuyo triunfo deseamos con toda el alma.
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