A Propósito del Día del Libro: la 'E' Genial

La textura del papel, el levísimo sonido de las hojas de un libro al pasar la página. La perspectiva de arrellanarse en el sillón con un libro nuevo... ese era yo.
El aroma de los libros viejos, de esos libros que ya tienen una vida, anterior a la tuya, que les hace aún más interesantes, como aquellas damas de cierta edad que con una sonrisa parecen revelar todo pero no revelan nada... ¿quien podría saber en qué lugares han reído antes, que ojos han visto todo de ellos? ¿Qué manos los han recorrido con amor? ¿Cuantas vidas han cambiado con su presencia?
O en cambio, el olor del papel nuevo, de la tinta recién estampada, el peso (de las palabras impresas). El tacto de esos libros encuadernados en tafilete, nervios en el lomo y corte de oro. O el del papel de ediciones rústicas pero de diseño esmerado, que no puedes esperar a leer. O el gusto de estampar mi ex-libris en algún libro recién comprado, para hacerlo verdaderamente mío, para ser leído por primera vez...

Como lector voraz confeso que soy, la idea de los libros electrónicos siempre me atrajo desde que se les escuchó mentar por primera vez, hace ya muchos años. Era la solución moderna a muchos 'problemas lectores.' Sin embargo la idea de que estos sustituyeran a las páginas impresas se me hacía ridícula. Era atentar contra la tradición, contra las bibliotecas, contra la búsqueda de una tarde en una librería, contra los aromas de papel y tinta en esas librerías, modernas o muy antiguas, contra perderse ensimismado en una feria del libro, contra llegar a casa con una bolsa de libros nuevos, contra la felicidad del hallazgo en un librería de viejo, vaya, ¡contra todos los placeres de ser un lector! Pero debo explicarme.



También es verdad, siempre se añora un buen libro recién comprado, pero como puede verse en la fotografía anterior, el hecho de tener un libro electrónico, en mi caso, varios de los excelentes Kindle, de Amazon, nunca me ha detenido de comprar libros (impresos), aunque siempre me encuentro con airadas opiniones en contra. Pero hay que mencionar que a lo largo de la historia siempre ha existido controversia ante los formatos y las nuevas tecnologías; en tiempos de Jesús, el hecho de que el Nuevo Testamento se escribiera en pergamino y no en papiro fue causa de conflictos. En tiempos de Sócrates no se creía en la escritura como manera de preservar el conocimiento: esa era tecnología egipcia y por lo tanto extranjera. El mismo caso se dio con el Buda. Ninguno de estos maestros escribió nada aunque sabemos que podían hacerlo, y en cambio fueron sus discípulos quienes decidieron utilizar tecnologías de punta (en su momento) para preservar sus enseñanzas.

Pero lo más importante es la enorme y extensa oferta de títulos a la que se puede acceder: la gran mayoría de las editoriales han reconocido el potencial del libro electrónico y cada día se publican más títulos en ambas versiones, la electrónica y la impresa, sin contar conque se puede descargar, en versión digital, cualquier obra editada antes de 1919 en sitios como Project Gutemberg.
Mi punto, querido lector, estimada amiga lectora, es que se puede tener lo mejor de ambos mundos, es decir, la fotografía no sustituyó a la pintura ni las motos a las bicicletas; las innovaciones hacen la vida más fácil, pero es difícil que sustituyan la experiencia, el gozo de las cosas que son perfectas en si mismas como ya lo anunciaba Umberto Eco con respecto a la invención del propio libro, el original: "Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera." Los libros impresos nunca desaparecerán en tanto parte de nosotros, de nuestros sentimientos, vivan en ellos, y puedo decir que una de las cosas en esta vida material de la que me siento más orgulloso es de mi biblioteca, la que heredaré a mi hijo como (espero) mi padre me herede la suya.
Pero si no ha probado nunca antes leer en un e-book, se lo recomiendo con toda seguridad. Lo que uno lee es la palabra escrita; el arte, la emoción o la pasión vienen de Shakespeare o de Leo Tolstoi, y no el medio por el que se lee y para estos fines los libros electrónicos (sí, también libros) son una invención genial.

Xavier H. Castañeda
Todas las fotografías son del autor.
Published on April 24, 2019 13:53
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