Bruno Moreno Ramos's Blog, page 16
November 24, 2023
Indemnizaciones episcopales
Los españoles estamos tan acostumbrados a la forma de actuar de los (malos) políticos, que ya nos parece lo más normal del mundo, incluso por parte de los que nada deberían tener que ver con la política. Acabo de leer las declaraciones del Secretario y Portavoz de la Conferencia Episcopal Española sobre las indemnizaciones por presuntos abusos y me cuesta creer que no se haya levantado un gran clamor de protesta entre los fieles en respuesta a ellas.
Mons. García Magán ha explicado que la Iglesia pagará indemnizaciones a las víctimas no solo cuando la justicia obligue a ello, sino también cuando no haya una sentencia en ese sentido y, por lo tanto, no exista obligación legal ninguna de hacerlo. Esto suena muy bien, porque ¿quién no está de acuerdo en que las víctimas reciban toda la ayuda posible? En consecuencia, nuestros obispos, que han decidido que las víctimas obtengan esa indemnización, están actuando rectamente, en justicia y como verdaderos hombres de Dios, ¿verdad? Me temo que no.Leer más... »
November 22, 2023
¿Por qué no se habla del Juicio Final? (II)
Hace un par de semanas, estando yo en tierras norteamericanas, me llamó la atención en la Misa dominical que la segunda lectura apenas duró diez segundos. Refunfuñé por lo bajo y pensé lo que supongo que pensarían los demás: ya se ha equivocado el señor que está leyendo, se ha saltado casi toda la lectura, deberían escogerlos con más cuidado, etc.
Después, sin embargo, me picó la curiosidad y fui a comprobar el texto de la lectura de ese día. Descubrí que el buen señor no se había saltado nada y se había limitado a leer la “versión corta” que aparecía en el leccionario. El problema era que esa versión corta era un ejemplo asombroso de corrección política en formato eclesial.Leer más... »
November 19, 2023
Nos han robado la palabra hostia
En esta breve entrevista, D. Antonio Izquierdo, párroco de San José Obrero (Móstoles), nos habla del magnífico libro que acaba de publicar en la Editorial Monte Carmelo. El título del libro, Jesús es la hostia, recupera y proclama orgullosamente una profundísima verdad de fe, aunque el mundo la haya olvidado y solo la recuerde para blasfemar.
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- El título es provocador y de primeras echa un poco para atrás, ¿no?
Efectivamente: el título, como explico en el brevísimo prefacio, busca justamente reparar que nos hayan robado esa preciosa palabra que tan hermosamente habla del misterio más hondo de Cristo en su ofrenda pascual, y de lo que, por gracia, nos regala ser unidos a Él.
Es cierto que choca; pero, a pesar de lo controvertido de la elección del título, espero que ver quién lo prologa sirva de antídoto a una primera mala impresión.
- Ciertamente, que Mons. Reig Pla haya querido escribir el prólogo es toda una garantía. El subtítulo también es interesante: “Una profesión de fe”. ¿Tiene algo que ver con sus razones para escribir el libro?
Bueno, no sé si es muy “libro”. Se lee en un ratillo de nada, porque es realmente muy breve, apenas 120 páginas. Pero sí, surgió como un agradecimiento por mis 25 años de sacerdocio, a modo de profesión de fe. Una forma de devolver (redditio) el maravilloso regalo de la fe que me ha entregado (traditio) la Iglesia. En ese sentido, es un libro muy testimonial, aunque explico cosillas al hilo de mis propias experiencias.Leer más... »
November 15, 2023
Cuando las barbas de Brooklyn veas pelar
Acabo de leer una carta del obispo de Brooklyn que me ha estremecido. En ella, con un tono de completa normalidad, Mons. Robert Brennan explica que la asistencia a la Misa dominical ha bajado un 40 % en los últimos cinco años, de unos 200.000 fieles asistentes a unos 120.000. ¡Solo en los últimos cinco años han desaparecido ochenta mil fieles, cuatro de cada diez!
Al investigar un poco, he encontrado otra carta de un obispo anterior de la misma diócesis, Mons. DiMarzio, que reconocía que entre 1995 y 2016 los asistentes a Misa habían descendido un 23 %, de 280.000 a 220.000. ¡Otros sesenta mil fieles desaparecidos, uno de cada cuatro! Y quién sabe cuántos se habrían perdido antes de esas fechas. Es decir, se trata de una tendencia de larga data que, además, se ha acelerado vertiginosamente. Si las cosas continúan así, en diez o quince años prácticamente habrán desaparecido los católicos de Brooklyn, una gran diócesis neoyorquina de cinco millones de habitantes (es decir, mayor que cualquier diócesis española).
Solo esto bastaría para reflexionar y que mereciera la pena hablar de ello, pero hay tres cosas más que me gustaría analizar brevemente: las soluciones que se proponen en las dos cartas episcopales, las causas a las que los obispos atribuyen la terrible situación de su diócesis y una clarísima omisión que puede darnos una pista para entender mejor el problema.Leer más... »
November 12, 2023
La autoridad en la Iglesia
La autoridad que Cristo dejó a la jerarquía de la Iglesia es inmensa, estremecedora y sobrehumana, porque es reflejo de su propia autoridad divina: quien os escucha, me escucha a mí y quien os rechaza, me rechaza a mí; a quien les perdonéis los pecados, les quedan perdonados y a quienes se los retengáis, les quedan retenidos; te daré las llaves del reino de los Cielos, lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo; apacienta mis corderos; el Espíritu Santo y nosotros hemos decidido; columna y fundamento de la verdad; la autoridad que me dio el Señor; velan sobre nuestras almas. Como enseña el Concilio Vaticano I, la potestad de Pedro sobre la Iglesia universal es “plena”, ”ordinaria”, “inmediata” y “sobre todas las demás”.
Al mismo tiempo, la autoridad eclesial, del Papa y de los obispos, está limitadísima por la fe, la Escritura, la Tradición, la ley moral y el Juicio que espera a los que ejercen esa autoridad. Nadie, ni siquiera el Papa, puede enseñar nada contrario a la fe y, si lo hiciera, como enseña San Pablo, la única respuesta posible de un cristiano es anathema sit, sea anatema. Nadie, ni siquiera el Papa, puede mandar o enseñar algo contrario a la ley moral y, si lo hiciera, como siempre ha enseñado la Iglesia, es moralmente obligatorio desobedecerle y resistirle. Nadie, ni siquiera el Papa, puede enseñar algo contrario a la Tradición o ajeno a ella, porque, como recuerda el Concilio Vaticano I, “el Espíritu Santo fue prometido a los sucesores de Pedro, no de manera que ellos pudieran, por revelación suya, dar a conocer alguna nueva doctrina, sino que, por asistencia suya, ellos pudieran guardar santamente y exponer fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles, es decir, el depósito de la fe”. Nadie, ni siquiera el Papa, es impecable o puede esperar librarse del Juicio justo por sus infidelidades o pecados y ese Juicio final y universal será, además, mucho más duro para los pastores que para las ovejas.Leer más... »
November 4, 2023
Tradiciones perdidas
El otro día, un amigo mallorquín me dijo que había tenido problemas para encontrar un rosari de totsants para su ahijado y se lamentaba nostálgicamente de que pronto desaparecerían por completo. Se refería a una tradición de Mallorca de que los padrinos regalen a sus ahijados una especie de rosarios hechos con los ricos dulces de la isla. Por desgracia, la tradición, como tantas otras, va olvidándose poco a poco.
Todos, probablemente, podríamos contar historias parecidas: huesos de santo, panellets o buñuelos el 1 de noviembre, torrijas de Semana Santa, tortas de Santa Clara, rosquillas de San Antonio, roscones de Reyes, potajes de vigilia, monas de Pascua… Si salimos de los dulces y pasamos a todo tipo de tradiciones vinculadas a fiestas católicas, la lista se haría interminable, pero igualmente tendríamos que reconocer, con nostalgia, que la mayor parte de ellas están desapareciendo o han desaparecido ya. En el mejor de los casos, subsisten como algo puramente folclórico, vaciadas de su contexto cristiano.Leer más... »
October 27, 2023
La belleza es posible
October 23, 2023
No hay peor ciego
Como le dijo el juez al guardia jurado acusado de complicidad en el robo: “me creo que sea usted corto de vista, me creo que fuera de noche cerrada y no se viera bien, me creo que se hubiera producido un apagón, también me creo que hubiera niebla y hasta me creo que por mala suerte hubiera perdido las gafas, pero, cuando ayudó a los ladrones a meter el botín en la furgoneta, digo yo que algo vería, ¿no?”.
Del mismo modo, cuando hablamos en este blog de problemas de la Iglesia que están a la vista de todos, cada día y en todas partes, uno sospecha que quienes sistemáticamente no los ven es porque no los quieren ver. En cierto modo lo entiendo, porque a menudo son problemas angustiosos, pero negarlos no conduce a nada, creo yo.
Vemos unos ejemplos, con las noticias que acabo de leer y los últimos artículos que he escrito sobre estos temas.Leer más... »
October 19, 2023
Estamos en la última trinchera
Cada vez que uso un símil bélico para hablar de cuestiones de fe, hay algún lector que me lo reprocha, alegando que es un lenguaje poco pacífico y cristiano. No obstante, como no pretendo ser mejor que nuestro Señor, San Pablo y los santos, que también usaron esas comparaciones, me voy a permitir decirlo: la Iglesia está en la última trinchera.
Durante los últimos meses, el terrible conflicto entre rusos y ucranianos nos ha recordado a todos algo que habíamos olvidado desde la Primera Guerra Mundial: las tácticas de la guerra de trincheras. Cuando dos ejércitos se atrincheran frente a frente, no tienen cada uno una sola trinchera. Si así fuera, en cuanto uno de ellos consiguiera traspasar la trinchera del otro, la guerra estaría perdida para este último. La realidad es que los ejércitos construyen multitud de trincheras, con distintas formas, defensas y posiciones, de modo que unas defiendan a otras, las cubran con su fuego y, en caso de que las primeras hayan sido tomadas por el enemigo, las segundas puedan servir de base para recuperarlas. Es lo que se llama defensa en profundidad.
¿Por qué explico esto? Porque es lo que la Iglesia ha hecho durante siglos, pero parece haber olvidado en las últimas décadas. El núcleo de la fe, lo irrenunciable del catolicismo, no es algo aislado, sino que ha estado siempre rodeado, sostenido, defendido y manifestado por una serie de tradiciones, signos, costumbres, presupuestos, expresiones artísticas, argumentos racionales, posturas filosóficas, ritos, canciones, formas de hablar y otras muchas tradiciones que daban forma concreta a la cosmovisión católica del mundo y de la vida. Esto se plasmó visible e instucionalmente en aquella época gloriosa que fue la cristiandad, pero la Iglesia, de alguna forma, lo llevaba siempre consigo, también a los lugares y las épocas que no eran mayoritariamente católicos.Leer más... »
October 17, 2023
Las monaguillas nunca son obligatorias
En el artículo anterior, el comentarista con el noble seudónimo de Diácono planteó una cuestión interesante sobre la conveniencia o incluso necesidad de que haya monaguillas (y no solo monaguillos) en las parroquias.
Como es sabido, las monaguillas, que siempre habían estado prohibidas, se permiten desde tiempos de Juan Pablo II. En 1992, se presentó un dubium al Consejo Pontificio para la Interpretación de los Textos Legislativos, en el que se preguntaba si el Canon 230 § 2, que regula los ministerios litúrgicos no estables y permite que los realicen mujeres, podía aplicarse a los monaguillos. El Consejo respondió, con la aprobación de Juan Pablo II, que, en efecto, el nuevo Código de Derecho Canónico de 1983 permitía que las niñas también fueran monaguillas.
Teniendo esto en cuenta, el comentarista argumentaba que, para obedecer la norma de la Iglesia, había que tener necesariamente monaguillos y monaguillas en las parroquias. En ese sentido, consideraba que tener únicamente monaguillos después de esa decisión era “desdeñar” las normas, “eliminar” un ministerio al que pueden acceder las mujeres y dejarse llevar por los “gustos personales”, algo que no cabe en la liturgia. A la vez, explicaba que a él lo que le gustaba era que fueran varones, pero se consideraba obligado por la normativa de la Iglesia a abrir esa posibilidad a las niñas y así lo hacía su parroquia.
Una cuestión fascinante, sin duda, y un deseo admirable de ser fiel a la Iglesia, especialmente en nuestros tiempos, pero ¿es cierto que ahora es moralmente obligatorio permitir que las niñas sean monaguillas en las parroquias? ¿Un párroco que quiera ser fiel a lo que manda la Iglesia debe tener monaguillas? Como ya discutimos el asunto en el artículo anterior desde el punto de vista racional, veamos lo que dice la propia Iglesia sobre ello.Leer más... »


