Zoé Valdés's Blog, page 2873
January 6, 2012
Primera manifestación del 2012 en Santiago de Cuba.
Guy de Maupassant, adelantado a Freud. Por Antonio Astorga.
January 5, 2012
Dormir de un solo lado y bajo techo de vidrio.
DORMIR DE UN SOLO LADO Y BAJO TECHO DE VIDRIO.
La culpa de que después de su muerte Jesús Díaz no haya publicado nada nuevo no la tiene, desde luego, Guillermo Cabrera Infante, pero al parecer es lo que intentan dar a entender los hacedores de Diario de Cuba. La culpa es del mismo Díaz, que no dejó nada escrito, o al menos, todo parece indicar, nada publicable, lo que por el contrario si ha sido el caso de Guillermo Cabrera Infante que dejó una obra sólida escrita, publicada y por publicar.
Diario de Cuba, al igual que Cubaencuentro, ha dedicado ya varios artículos a intentar desprestigiar la figura del gran escritor cubano. No me extraña, es lo que ellos venden, la envidia y los despojos del castrismo: el raulato. Y para desprestigiarlo no encuentran nada más obsceno que algo que jamás escondió el propio escritor, que está publicado, y que reaparecerá próximamente en sus obras completas, como ha sido anunciado que va a aparecer todo lo que él ha escrito. Ya en Mea Cuba, que él mismo entregó como un mea culpa, como reza el título, Cabrera Infante se explicó ampliamente sobre lo que nunca ha negado, como sí lo han negado los cubanos ricos que tanto apoyaron y que pagaron esa revolución. La frase que escribió Cabrera Infante aprobando los fusilamientos en Cuba, en el temprano triunfo de la revolución, fue más que un pálido eco del clamor general de la mayoría de los cubanos, aunque ahora lo nieguen, y sin duda fue la frase que aprobaron también algunos cubanos que viviendo inclusive en el exilio siguieron apoyando al castrismo por una u otra razón, llámense militantes de las juventudes comunistas europeas, maceítos, 55 hermanos, lo que sea.
Guillermo Cabrera Infante hizo posteriormente a esa frase una obra literaria extraordinaria, pese a estar muy enfermo siguió escribiendo y luchando abiertamente en contra del castrismo, hasta el día en que murió. Notorios son los artículos que publicó en contra del castrismo en las páginas de El País y de otras publicaciones en el mundo entero. Cabrera Infante es una figura universal de nuestra literatura a la que los grandes de este mundo respetan y quieren. Todo lo que hizo después de esa frase su trabajo la borraría de un soplo, pero los envidiosos y mierditas malagradecidos se empecinan en sacarla a flote una y otra vez, y ni siquiera con eso ganan suficientes derechos de autor para pagarse sus frijoles.
Sin embargo, resulta curioso que el director de Diario de Cuba, Pablo Díaz Espí, no haga lo mismo con su propio padre, antiguo director de la revista Encuentro, quien no sólo apoyó al castrismo y a los fusilamientos durante muchísimo más tiempo que Guillermo Cabrera Infante, además, sería bueno recordar si mi memoria no me traiciona que en medio de una conferencia, en Chile, cuando todavía Díaz viajaba representando al castrismo por todas partes, con el dinero del pueblo cubano y del Fidelato, un participante le preguntó públicamente sobre Guillermo Cabrera Infante, y Jesús Díaz, que daba una conferencia sobre literatura cubana, respondió: "Hasta ahora estuvimos hablando de escritores, ¿es que vamos a empezar a hablar de gusanos?". Lo que se puede leer en Persona non grata del autor chileno Jorge Edwards quien se hallaba presente también.
Y así, durante años, Jesús Díaz, un escritor y un cineasta del realismo socialista cubano, apoyó al castrismo y a los fusilamientos que el castrismo llevó a cabo. Desde la revista castrista Pensamiento crítico pasando por el magazine El Caimán Barbudo hasta Cubaencuentro Jesús Díaz fue uno de los peores extremistas que el castrismo usó a sus anchas. Tanto, que ni siquiera un niño podía hacer chistes contrarrevolucionarios delante de él, porque así le ocurrió al hijo de un editor de sus películas, en el ICAIC, que siendo un niño hizo un chiste en contra del gobierno mientras Jesús Díaz y su padre estaban en la moviola, editando uno de sus bodrios pro castristas y anti exilio, entonces el director Díaz se volvió hacia el niño con el dedo en alto: "Para hacer chistes contrarrevolucionarios hay que ser un revolucionario".
Sin contar los numerosos cartelitos que colocaba el Secretario General del Partido del ICAIC, Jesús Díaz, en el mural de trabajadores cuando alguno faltaba al trabajo voluntario, y cómo soltaba la frasecita sata de "Fulano es un maricón" para describirlo como desafecto a la revolución.
Miembro del Jurado Casa de las Américas, Jesús Díaz visitó mi casa en una ocasión para regañarme porque mi novela Sangre Azul, la que yo había escrito con veinte años y que había mandado a concurso, era demasiado metafórica, hermética, e incomprensible, y para nada revolucionaria. Estando yo en el exilio, y cuando publiqué La nada cotidiana, en un almuerzo en Madrid, me regañó porque esa novela era demasiado realista, directa y crítica con la revolución de manera gratuita, ya por entonces preparaba la revista Encuentro y él se vendía como exiliado. Luego me acusaría en el diario Le Monde de extremista anticastrista.
Si enumeramos los años que Guillermo Cabrera Infante enfrentó a los castristas, desde el exilio, en solitario, y los años que Jesús Díaz siguió siendo un servil castrista, para luego convertirse en un emigrante de izquierdas subvencionado por los últimos vestigios del gobierno de Felipe González y por el gobierno español a través de la revista Encuentro, ya me dirán ustedes, hacia qué lado del procastrismo se hundiría la balanza. No olviden, además, que el primer texto que publicó la revista Encuentro fue un discurso de Raúl Castro.
Y en esa misma onda del raulato camuflado, sigue su línea editorial, más que menos, Diario de Cuba, desgajada de Cubaencuentro, todavía nadie nos ha explicado por qué. Dirigida por el hijo de Díaz, Pablo Díaz Espí, como ya dije, quien debería, antes de continuar publicando ataques en contra de Guillermo Cabrera Infante, de mí y de otros e ignorando la obra de otros artistas del exilio que no piensan como ellos, revisar el pasado de su padre, mucho más cercano en el tiempo del castrismo que el de GCI, revisar también el de algunos de sus colaboradores, que pese a que estuvieron encarcelados en Cuba y hoy son exiliados, no sólo apoyaron los fusilamientos castristas mientras fueron castristas y cobraron salarios junto a los ideólogos del castrismo, escribieron poemas y loas a Girón, de Angola, de la URSS, dirigieron programas televisivos de marcianos, publicaron novelas policíacas y de ciencia ficción (en un país donde hasta una época no muy lejana para acceder a ese tipo de información que daría lugar a esas obras, había que estar muy cercano al aparato y beneficiar de publicaciones extranjeras a las que no todo el mundo tenía acceso) y de cuanto horror les dio de comer durante su afiliación a la Hoja Castrista, que no Cristiana. Pero el propio Pablo Díaz Espí tendría que revisar su pasado, no tan lejano, y ya que quiere dárselas de transparente con semejante periodicucho, debería publicar la verdad acerca de quiénes pagaron y pagan tanto Cubaencuentro como Diario de Cuba, y aclarar si es cierto que han sido subvencionados por el gobierno de Zapatero, y por el castrismo, como se comenta entre corredores. Y esto no es una acusación, es una duda, una duda que muchos exiliados se callan, y una pregunta abierta.
Denigrar a una figura mayor de las letras cubanas es lo que hizo el castrismo siempre, ignorar el combate de esa misma figura por la libertad y la democracia en su país, tal como lo llevó a cabo Guillermo Cabrera Infante, no es sólo hacerle el juego al castrismo, es traicionar ese combate, en aras de convertirse en alguien famoso a costa de los que han conseguido la celebridad trabajando, enfermándose; es hacerse de una fama sucia arreguindados de los que han sido reconocidos como revolucionarios del idioma, premiados en todas partes, y verdaderos triunfadores dentro de los grandes de la literatura.
Jesús Díaz, ni muchos de los que le hicieron y le hacen la guerra a Guillermo Cabrera Infante, llegarán jamás, por mucho que intentaron e intenten imitarlo y copiarlo, a la chancleta del autor de Cuerpos Divinos (donde por cierto, él cuenta toda la verdad y reconoce su verdad), aunque sabemos cuán lejos puede llegar la mediocridad babosa de los Salieris, pero también esos Salieris morirán sabiendo que lo poco que lograron solamente lo consiguieron cuando el genio se les acercó, aunque sea por una vez, y les acarició amablemente la cabeza, o por el contrario, los despreció.
Zoé Valdés.
Filed under: Historia, Literatura, Política Tagged: Cuba, Diario de Cuba, Felipe González, Guillermo Cabrera Infante, ICAIC, Jorge Edwards, Mea Cuba, Raúl Castro

Vernissage de Cuba à l'huile de Justo Vega, hoy en Ars Atelier.
ESTE POST QUEDARÁ FIJO EN LA ENTRADA, DEBAJO SEGUIRÉ POSTEANDO COMO HABITUALMENTE HAGO. GRACIAS.
Ars Atelier,
84, rue Quincampoix
75003
Mº Rambuteau.
Cerca del Centro Georges Pompidou.
París.
Bus 29.
Filed under: Arte, Artes Plásticas, Cine, Cultura Tagged: Justo Vega

¡Grande Clara Morera!
La obra de Clara Morera, grandiosa, siempre me saca lágrimas:
—

Filed under: Arte, Artes Plásticas, Cultura Tagged: Clara Morera

Les Mystères du Châteu de Dé. Man Ray. (1929).
—
El Hombre Profundo me dio la orden de ir a trabajar con la GusanaQueVolvíaComoMariposa, millonaria por demás, y me explicó que por el trabajo que hiciera con ella en la Biblioteca Nacional me pagarían en dólares el equivalente de mi salario. Acepté, necesitaba los dólares y cambiar de aire. Me asfixiaba en todas partes.
Me presenté en la Biblioteca Nacional una mañana soleada, siempre que visitaba la Biblioteca Nacional me daba dolor de barriga que apenas podía contener. Como soy estreñida me cuesta ir a los baños públicos, me da terror que me oigan pujar, me aguanté. Al rato se me pasó; mientras esperaba observé a los primeros lectores sentados en el recinto iluminado a través de la luz natural que se colaba por los ventanales. Pasados unos veinte minutos fue a mi encuentro una de las responsables del trabajo, que haríamos juntas se apresuró a anunciar ella; la señora Zoyba Lalique, a quien yo admiraba y conocía de mis numerosos viajes a la Biblioteca.
Zoyba Lalique me explicó que mi trabajo consistiría en extraer información de la prensa de los años treinta, cuarenta y cincuenta, en relación a La Habana, la arquitectura, la cultura, etc. Ella me daría la lista en cuanto llegara la señora Manía Loyna Loba, entre tanto desplegó ante mí una serie de publicaciones prohibidas para el común de los mortales cubanos que frecuentábamos la biblioteca:
-Pero, ¿está usted segura que yo puedo revolver en toda esta información? -pregunté azorada.
-Sí, claro, te han autorizado-respondió con ese deje de ironía que destila de cada frase de las personas brillantes.
Alrededor de las doce del día llegó la señora Manía Loyna Loba, supe enseguida que era ella porque la acompañaba un séquito de negros oficialistas, los esclavos del castrismo, todos trajeados y haciéndole murumacas en su honor, uno de ellos se hacía nombrar Pepite Suchel, y hablaba en cubano con acento francés, sin ser francés y sin haber pisado jamás Francia. Pepite Suchel presentó a la gran dama aristocrática de Miami, la señora Manía Loyna Loba, que escribiría un libro sobre Cuba, ahí se trabó y garraspeó, con los datos e informes que le haríamos Zoyba Lalique y yo.
Manía Loyna Loba apenas nos miró, volvió a extender la mano como para que se la besáramos, cosa que nadie hizo, y hasta le salieron raíces esperando la reverencia, que tampoco le hicimos.
-¡Debo correr a un almuerzo con Fidel! -canturreó y partió ligera seguida por el séquito de negros esclavos oficialistas.
Me apresuré a trabajar en los papeles, con la sospecha de que aquello olía a tilapia podrida, más que a queso. Esa misma tarde Zoyba Lalique me pidió que volviera a casa, le habían informado "de arriba" que mejor prescindiera de mí, que me usara para otros trabajos. Sospeché que había caído en desgracia con la señorona de Miami.
-¿Podría darte la transcripción de las cintas una vez que empecemos a escribir el libro? -El "empecemos" lo soltó con otro guiño irónico, como eufemismo, nadie ignoraba que el libro lo escribiría ella y lo firmaría la gran dama miamense.
-¿Me pagarán lo mismo? -inquirí desconfiada.
-Supongo que sí -se cuidó de contestarme.
-Cuando le den la respuesta exacta usted sabe donde encontrarme, allí me avisará -recogí mis bártulos y me largué.
Antes de salir de la Biblioteca Nacional Zoyba Lalique me condujo a un baño especial para los trabajadores de la biblioteca -me había vuelto el dolor de barriga-, allí lancé el zeppelín que me tenía ya doblada por la mitad, en uno de los pocos inodoros libres de sarro de toda la isla.
Menos de una semana había pasado cuando me llegaron a mi casa las cintas grabadas, conversaciones entre Manía Loyna Loba y Zoyba Lalique sobre Cuba, que yo debía pasar en limpio en mi vieja Remington desdentada de teclas y a la que tenía que teñir de vez en cuando con betún para zapatos. Empecé a oir la cinta en una antigua grabadora soviética, con toda evidencia la conversación era más un monólogo en el que Lalique hablaba erudita, de La Habana, de Cuba, de todo, y la Loba se contentaba con soltar suspiros de aprobación, que yo transcribí de la siguiente manera ad infinitum: "Aquí la otra señora suspira".
Pasé varias semanas tecleando hasta que se me acabó el papel. Fui a la oficina a buscar papel pero me lo negaron, les dije que era para el trabajo de Manía Loyna Loba, la gran dama de Miami, y la secretaria me tiró una trompetilla y miró para otro lado. Bajé del séptimo piso al quinto, entré en una oficina cualquiera y me robé un fajo de doscientas hojas. Volví a casa y me dispuse a trabajar, hasta ese instante no me habían pagado un centavo.
Zoyba Lalique me anunció por teléfono que no me llegarían más cintas, que ya ellas habían terminado, y que cuando yo tuviera el manuscrito listo se lo llevara. Lo tuve listo en poco tiempo, decidí invertir las tres horas que me tomaría esperar una guagua en caminar y me fui a pie hacia la Biblioteca Nacional bajo un sol que rajaba las piedras y derretía las neuronas.
Zoyba Lalique en persona recibió mi trabajo, agradecida, elogiosa de lo rápida que había sido.
-¿Cuándo me pagarán? -pregunté más desconfiada aún.
En eso salió de un saloncito que se encontraba escondido detrás de la sala de lectura la mismísima Manía Loyna Loba, con una caja como de zapatos entre sus manos.
-Toma, para tí, con esto te podrás comprar un par de zapatos -alardeó eufórica.
Mis zapatos no estaban tan mal, aunque es verdad que un poco gastados. Hacía dos años me los había enviado mi hermano desde el Norte revuelto y brutal.
Abrí la caja, que como en efecto era una caja de zapatos, dentro descubrí unos tenis viejos.
-Eran míos, los usé muy poco, me apretaban en el callito del dedo chiquito, no son tu talla por lo que veo, pero los podrás vender y comprarte unas chancleticas monas en la shooping -argumentó ingeniosa la cubana que antes había sido enemiga y ahora era una mandamás cualquiera.
-Okey, gracias -dije con desgano- ¿y cuándo me pagará?
-Eso es el pago por tu trabajo -soltó tan fresca Manía Loyna Loba, la gran dama aristocrática miamense.
-¿Esos tenis viejos? ¿Usted se está burlando de mí?
-No, para nada, ocúpate tú… -hizo una señal a Zoyba Lalique.
Entendí al punto, me habían tratado como a una esclava más, como lo que era. No quise comprometer a Zoyba Lalique, quien intentaba explicar apenada. Viré la espalda y me fui.
Años más tarde, ya vivía yo en Francia, supe de la muerte de la señora Manía Loyna Loba en el exilio, me enteré por una editorial escrita por La Vampira Paralítica de New Jersey, la misma que tanta basura habló de Reinaldo Arenas, y que hoy escribe en contra de Guillermo Cabrera Infante. Toda una palabrería absurda desplegada en elogios para la señorona Manía Loyna Loba, una de las ricachonas miamenses más castristas y más esclavista que yo haya conocido jamás. La Vampira Paralítica lamía el cadáver en un arranque de guataquería vergonzosa. En una de sus novelas Reinaldo Arenas multiplicó a La Vampira Paralítica en una turba de insectos, lo convirtió en una especie de pirañas hambrientas de fama. ¡Cuánta razón tenía!
Zoé Valdés.
Filed under: Arte, Artes Plásticas, Cine, Cultura, Literatura Tagged: Cuba, Guillermo Cabrera Infante, Man Ray, Miami, Reinaldo Arenas, Surrealismo, Zoé Valdés

Dilma Rousseff, más pragmatismo y menos ideología en América Latina.
The New Yorker cuestiona credibilidad de The Miami Herald y de El Nuevo Herald. Por Ivette Leyva Martínez.
January 4, 2012
Les hackers de Telecomix ponen a Cuba y a otras dictaduras en la diana.
Renovación a fondo de la Casa Cuba, Fundación Rosa Abreu de Grancher.
Filed under: Cultura, Educación, Historia, Sociedad Tagged: Casa Cuba, Ciudad Universitaria, Fundación Rosa Abreu de Grancher, Paris

Zoé Valdés's Blog
- Zoé Valdés's profile
- 103 followers
