Kioskerman's Blog, page 22
October 12, 2011
Estaba pensando
October 11, 2011
Sobre Blood on the tracks
Peter Hamill escribe en las liner notes (esos textos que se escriben en los discos) de Blood on the tracks:
"So forget the clenched young scholars who analyze his rhymes into dust. Remember that he gave us voice, When our innocence died forever, Bob Dylan made that moment into art. The wonder is that he survived."
Algo como: "Olvidense de los enfurecidos jóvenes eruditos que analizan sus rimas hasta convertirlas en polvo. Acuérdense de que él nos dio voz, Cuando nuestra inocencia murió para siempre, Bob Dylan hizo de ese momento arte. Lo sorprendente es que sobrevivió."
Más adelante dice también que en Blood on the Tracks Dylan se ha corrido del escenario de la historia, el que estaba lleno de gente en los 60. Que ahora está solo. Que es un pelo en la piel de la tierra y que es a ese pelo solamente que le habla en este disco. Es decir, claro, que Bob se canta a si mismo.
A mi se me hace evidente en este disco que el niño poeta que cantaba y se movía como Verlaine y Rimbaud, de la mano de Ginsberg, Guthrie y Kerouac, en el Carneggie Hall, es ahora un señor con barba filosa.
Que pasó de ser el que describía la guerra en los 60 a explicar su dolor, tras la separación con su mujer. Y lo veo a Dylan llorando, lo cual parecería imposible en los discos de los 60 (Blood es de la mitad de los 70). Es raro ver al trovador llorando.
En los liner notes Hamill relaciona esto con una frase de Yeats que dice: "Hacemos retórica de nuestras peleas con otros y poesía de nuestras peleas con nosotros mismos".
Es increíble como Dylan se va enojando cada vez más en Idiot Wind. Sobre el final, directamente se caga a trompadas.
La última vez que se había enojado con esa intensidad había sido en Like a Rolling Stone. Después, hasta Cobain creo, no oí un grito como ese en el rock.
En el cierre de su reseña Hamill dice: "El arte totalitario nos dice que sentir. El arte de Dylan siente y nos invita a participar".
"Hacemos retórica de nuestras peleas con otros y poesía d...
Sobre The tree of life
Un amigo me pidió que escribiera algo sobre The tree of life. El nombre de la película no me gusta nada. Y creo que una descripción lineal como ese título, nada tiene que ver con la película, que es una experiencia etérea que se siente con las venas.
El árbol de la vida, para ser más locales, es la mejor experiencia cinematográfica que experimenté en mi vida. Posta. Y me alegra haberlo hecho junto a mi mujer. Y que los dos sintiéramos paz dentro de la sala del cine. Quiere decir que algo aún muy fuerte me ata a ella (la primera vez que me enamoré de M. L. fue cuando nos reímos en sincro al ver las primeras acrobacias de Tom Cruise cuando abre Misión Imposible 2).
The tree of life es medio una misión imposible. Una misión imposible porque el director, Terrence Malick te desafía desde el segundo uno, cuando ves a una cosa, que se supone que es un poco como el Nirvana, hablando, dialogando, sobre fondo negro. El cineespectador desprevenido se lo toma como una tomada de pelo y se pregunta por qué no eligió ver The Lion King en 3D, como su pareja había sugerido. Para mi, que estoy delante de él, es simplemente una patada en la nuca del director para que me despierte y me lo tomo como viene. Y no me lo tomo a la ligera. Estoy peleándome en mi interior. Entre lo sacro y sincero que encuentro en esta película, que es mística como el viento y la estupidez humana, que no sabe cerrar el pico cuando es necesario. Me refiero a mi mismo, claro.
Y asi también es un poco el planteo de la película: podemos elegir el camino de la naturaleza o el camino de la gracia, decían las monjas, amigas de la flaca que es la protagonista. En este film, la naturaleza es un torpe pero buen tipo Brad Pitt y la gracia es una ágil pelirroja que te recuerda lo especiales que son las mujeres. Ella siempre está ahí mirando, observando de lejos. Ambos bailan entre luces y sombras, y luego se abrazan como si nunca se hubieran visto antes, en la orilla del mar.
Lo que tengo para decirte de esta película, Martín, es que es una película que no es para explicarse. Que es verdaderamente una experiencia. Generalmente salgo del cine medio aturdido. Esta vez salí sorprendido. Me quedé pensando. La vi un domingo de octubre a la noche. Y ahora es el martes después, a la noche y son la una y veinte. Y todavía tengo esta película en la cabeza: la rastreo en YouTube, hago planes para verla otra vez en el cine esta semana, y mientras escribo esta tonta reseña tengo su banda sonora en los auriculares.
Comic para B.Ü.L.B
Hice un mini comic, que fue impreso por los muchachos de B.Ü.L.B, en Ginebra, Suiza. El comic trata sobre la situación actual de la tira de diario en el mundo, en relación con la novela gráfica. Me basé en el Tapiz de Bayeux, que en mi opinión es un comic de la edad media y en las tiras Peanuts y Krazy Kat.
En el siguiente link se ve la pequeña caja donde vienen los mini comics. Dentro de la caja hay cinco mini comics, de diferentes autores de todo el mundo. Vienen doblados como una acordeón e impresos en ambos lados. Subí las fotos a mi web porque Blogger las achica demasiado.Link: http://www.kioskerman.com.ar/bulb.htm
En este otro link, el oficial de B.Ü.LB, hay más información sobre esta caja y otras más. Hay una por cada letra del abecedario. También pueden comprar su caja.Link: http://www.bulbfactory.ch/comix/collection.php?b=124#book
October 4, 2011
Sobre Krazy Kat
Me pidieron palabras sobre "un libro que le recomendaría a un amigo por puro capricho". Ese libro tendría que ser el compilado –en forma de ladrillo– que editó la editorial norteamericana Fantagraphics en agosto de 2008, y que trae todos los dominicales a color de Krazy Kat, desde 1935 a 1944.
George Herriman, su autor, es, para mí, lo que Rimbaud es a la poesía o Picasso a la pintura: alguien que inventó su propio sistema. Herriman agarró el cómic en sus inicios y se puso a jugar como un perro con un hueso nuevo. Todos los días hacía eso. Se nota que él se divertía. Y lo hizo durante muchísimos años, sin parar. Cada vez mejor. Él me demostró que, como dice William Blake en sus proverbios, "crear una pequeña flor es un trabajo de siglos".
El autor de Krazy Kat, descendiente en parte de nativos norteamericanos, estaba, en mi opinión, en contacto con el más allá. O por lo menos con un más allá que la vereda de enfrente de la calle donde vivo.
¿Cómo puede representarse ese espacio inmenso que hay en la "nada misma"? ¿Cómo interpretar la quietud y la paz de un paraíso de silencio? J. R. R. Tolkien, como otros antes que él, eligió llenarlo de vegetación. Herriman, en cambio, le sacó todo el follaje al paraíso, instaló un gato, un ratón y un perro (entre otros seres), un par de montañas psicodélicas y encontró un lugar al que pocos han regresado desde entonces (tal vez sí Charles M. Schulz). ¡Y lo hizo cuando aún el medio no había aprendido a caminar!
Es como si el revolucionario Bob Dylan se hubiese transformado en eléctrico en el mismo momento en que el folk norteamericano estaba surgiendo. Así de radical veo el trabajo de Herriman y también su legado. El tipo sacudió las bases, tal vez sin saberlo, desde el comienzo. Despojó los escenarios hasta que se parecieran lo suficiente a los valles del desierto de Arizona que él conocía. Lo mismo que intentó hacer su contemporáneo, el genial Frank King, pero sin igual éxito, en las primeras tiras de Gasoline Alley.
Krazy Kat es como si tomaras al teatro "El Globo", donde presentó algunas de sus obras Shakespeare, le sacarás las paredes y lo ubicaras en el desierto más surrealista que se te pueda ocurrir. Y luego cambiaras los actores por animales fantásticos. Lo interesante es que Herriman se quedó con algunas cosas prestadas del gran poeta inglés: tomó el ritmo del teatro isabelino y los mezcló con el léxico de la calle de Nueva Orleans. Así inventó su propio idioma.
Composición, color, guión, tipografía, línea….Krazy Herriman hizo todo. Todo de un saque. Y nos dejó con muy poco por hacer. No creo que ningún cómic de la historia, y admito que es una breve historia, se haya acercado a la bestialidad que supone Krazy Kat.
A cualquiera que me pida vivir el valor como material de elevación espiritual que puede tener el cómic, le diría que lea Krazy Kat. Que mire a través de esas viñetas, que si es posible las acompañe con una noche solitaria de verano. Y se dará cuenta, tal vez, en el mejor de los casos, lo que Krazy significa para mí: un elenco que puede ser tan intenso como la noche misma.
October 2, 2011
Edén de esta semana
October 1, 2011
Niñas como pájaros (a Bob Dylan)
Viste a su madre en el comedor.El rocío sigue cayendo desde los primeros instantes de la madrugada."Lluvia silenciosa" solía llamarlo el padre de la novia,quien arreglaba su bigote obtuso en el lavabo.
Las monjas son las primeras en Oírel llamado del Llanero Solitario.Proviene del Oeste, del desierto.Colocan banderas sin insignia en el techo del convento.Incendian calaveras y encienden los ojos de los perros dormidos.Y cantan las canciones de amor,del trovador.
En el Sur terminan de desarrollarse las gotas del rocío.Adquieren un color rojo carmesí.Lo cual es extraño para gotas de estas latitudes.La nieve rebeldecae de abajo para arriba.En señal de protesta congela a un gorrión en pleno vuelo.Y lo nombra de diez mil maneras distintas.
Mientras Claudia, dormida en el sillón de la abuela,oye documentales de Bob Dylan en su corazón.Y las pájaras lavenderas tejen asados de melocotón.Y los collares de mandinga, que electrifican al ganado,príncipe de los ángeles rebelados,que oye las campanas tocando en el cementerio,y se pregunta "por quién doblan las campanas".
Una espiga de algodón atraviesa el océano salvaje.Una espiga de algodón es devorada por un pez ballena.Una espiga de algodón saluda a un banderín de Pinocho.Le dice "Fuiste un amigo de la infancia".
Ahora los celtas ya no se ocupan tanto de su barca.Y el trovador se oculta tras su voz silenciosa.Y las estrellas no hacen nada.Y el acantilado mira para abajo,donde un barco en forma de ballena,expulsa a un niño rebelde, príncipe de los ángeles caídos,y lo deposita sobre la arena mojada,donde un hada madrina le hace el amor,hasta volverlo ciego,hasta volverlo espuma.
Jacinto Ermeides, gigante principal del condado de Mercing,se ha condecorado a si mismo con falsas medallas de guerra.Y, desolado, reza para que sus hazañas retrasadas,lleguen al puerto en buen tiempo.
Jilgueros de perladas alas,juntan mugre en el tigral.Al costado los tres tristes tigres lo observany planean un festín devorativo.
Madre, madre, madre,dame el consuelo que padre me ha negado.Esposa, ya sabes para qué existo.Dentro de un pequeño orificio, asoma el mundo, asoma un camaleón místico,asoma Ermeides Jacinto,asoma la colilla del cigarrillo,del último truhán que orinó en Retiro.
(Kioskerman. Septiembre de 2011)
September 30, 2011
Más pensamientos sobre Time out of Mind
Creo que Time out of Mind podría usarse como ejemplo para demostrar eso de que "el hombre y el universo son una misma cosa".
En Highway 61 Revisited, por poner un ejemplo de un disco de aquella época, uno puede oír a Bob Dylan amalgamado con la década del 60. Es un chicle, es una masa elástica: Dylan y su época se confunden, hasta el punto de que es imposible (y sería ridículo tal vez) poder separarlos.
Lo mismo sucede con Time out of Mind. Es Dylan más los 90.
Si uno viera imágenes de Dylan tocando en el 63 en Newport o en el Albert Hall en el 65 y lueg imaginase a Bob saliendo de alguno de esos dos escenarios y entrando a los tiempos modernos, uno podría ver el mismo espíritu, pero con un nuevo disfraz. La época actual es ese disfraz, es alquimia que lo une a lo que sucede ahora.
Es decir Time out of mind es el mismo Dylan de los 60, con un traje moderno. Nada ha cambiado en lo esencial. La sabiduría de Bob está intacta, pero Dylan continúa mutando. Lo que lo une al universo formal ya no es igual.
No veo que lo mismo suceda, por poner un ejemplo cualquiera, con Neil Young. Young podrá mantener su esencia hoy, pero su forma sigue en la década del 60. Es como si una parte de esa amalgama no hubiese avanzado y la otra sí. O como diría Robert Plant, "la canción es la misma".
Lo mismo aplica para Oh Mercy y la década del 80. Y Daniel Lanois está atrás de todo esto. Y tal vez Lanois sea un nuevo disfraz de Albert Grossman.
Y encima Time out of mind significa en realidad "tiempo fuera del tiempo". Porque la mente fabrica el tiempo. Es decir Dylan mismo está afirmando, desde el ítulo, que el disco es la misma esencia de siempre.
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