M.C. Arellano's Blog, page 4

April 29, 2020

De bizcochos, azaleas y que pasen de tu culo

Te pasas toda tu vida trabajando sin remuneración alguna en tu pasión artística y, cuando al fin la cristalizas en algo tangible, parece que a la gente le da igual. O te dicen que "es muy bonito".¿Qué pasa cuando pasan de tu culo?

¿Tú para qué haces lo que sea que hagas?
Voy a usar aquí fundamentalmente el "escribir" porque es de lo que va mi chozo, pero se puede aplicar a cualquier disciplina: bailar, dibujar, cantar, colgarte de un trapecio por los dedos de los pies, componer, el macramé... Cualquier cosa que te apasiona y a la cual hay que dedicarle años de aprendizaje para alcanzar un cierto dominio y una práctica constante para desarrollar su maestría.
Normalmente, además, le dedicamos el "tiempo libre" a esta cosa que nos apasiona, de forma que se va filtrando progresivamente en el concepto de ocio y te acabas sintiendo culpable el día que llegas reventado del curro y en la hora libre que te sobra tras la higiene, el tema hogar y las cosas urgentes no eres capaz de escribir. Esto es otro tema, pero viene bien para ilustrar que es algo en lo que tienes invertida mucha vida. Probablemente se haya filtrado, además, en tu identidad. Si te quitaran la escritura, ¿qué quedaría de ti? ¿Serías sólo el pobre cajero de supermercado que ahorra todo el año para poder pegarse un viaje de semana y algo en septiembre?
Hay mucha inversión emocional en la pasión de uno. Si eres un proletario que trabaja ocho horas por un sueldo en algo que ni te va ni te viene, adquiere una importancia aún mayor. Puede que llegue un momento en que sientas que eres lo que haces.
Y por eso duele en el alma que no le importes a nadie.

Qué viaje nos acabamos de pegar, colegas.
Si te has sentido identificado con toda la parrafada anterior, mira, lo siento. Been there, es una mierda, pero la buena noticia es que se puede entrar ahí con una guadaña, ponerse uno a segar broza y quedarse nuevo. Spoiler: no tenemos ningún control en lo que le gusta o le deja de gustar a los demás. Lo que le gusta y le deja de gustar a los demás no tiene ningún poder sobre tu identidad. LOS DEMÁS NO ESTÁN MINANDO TU IDENTIDAD PORQUE LES DÉ IGUAL TU LIBRO. La calidad de tu trabajo es independiente a que le guste a la gente o no.
Yo sé que nos encantaría a todos poder compartir nuestras pasiones con la gente que consideramos nuestros amigos o familia y sentirnos reconocidos y tal, pero es altamente probable que eso no pase. No es porque te quieran menos. La gestión de tu identidad como persona que escribe es responsabilidad única y exclusivamente TUYA. ¿Que a los demás les chupa un pie? Pues mira, tienen todo el derecho, toda la razón del mundo, si les chupa un pie. Si además te dicen "qué bonito" igual hasta están intentando hacer el esfuerzo de mostrarte que les importas aunque lo que hayas escrito les chupe un pie.
Tenemos una fantasía muy clara (y perniciosa) de dedicarle tiempo algo, dar lo mejor de nosotros, compartirlo con el mundo, y recibir una recompensa a cambio. Ya hablé de las dichosas recompensas que nos imaginamos. Y mira, no. Vuelvo a la pregunta del principio:

¿Tú para qué haces lo que sea que hagas?
1. Yo lo hago por el reconocimiento y la admiración. Bueno, pues entonces cambia el chip e investiga lo que le gusta a la gente y dáselo. No puedes obligar a nadie a que le guste el macramé. Si sólo lo haces por el reconocimiento y la admiración, prueba a subir selfis o fotos de tu gato a redes sociales varias. Verás como suben los likes.
2. Yo es que quiero sacar dinero de esto. Bueno, pues entonces cambia el chip e investiga lo que le gusta a la gente y convéncela de que te paguen por dárselo. Si a la gente le gusta el ganchillo y no el macramé, no tienes derecho a cabrearte porque no te compren el macramé. Vuélvete empresario.
3. Yo lo hago porque me mola. Entonces, ¿qué tiene que ver la gente en esto?

A este último grupo es al que sigo hablando. El resto, ya os podéis ir a hacer estudios de mercado, gracias por venir.

Spitzweg, El poeta pobre.Viene a representar el público objetivo de esta entrada.
Duele que pasen de tu culo
Duele que pasen de tu culo porque en nuestra cabeza significa cosas. Que no nos quiere nadie, que somos una basura en lo que hacemos, que nos convierte en insignificantes, que inserte aquí mierdas aprendidas probablemente en la infancia o etapa escolar a base de malinterpretar estímulo-recompensa. Mira, sí, la gente va a pasar de tu culo. No tiene por qué ilusionarle lo mismo que a ti. Tú quieres que te acepten con tus ilusiones, acéptalos a ellos con sus no-ilusiones. No te cabrees con tus seres queridos porque no les mole lo que haces, porque entonces lo que estás haciendo es esperar tener un club de fans y que se comporten como lo harían en tu fantasía, pero es que son personas. Independientes. No están ahí de bulto en tu historia para aplaudir cuando hagas tu entrada triunfal. No son atrezzo.

Es que es muy solitaria la vida del artista y nadie me comprende
Oh, no me importa que no me hagan caso, yo es que soy como un Van Gogh amargado anhelando una comprensión megacósmica entre iguales, un incomprendido, un alma singular. A ver. Otra vez: que no. Que nadie te debe nada. Guardarle rencor al mundo porque no entiende tus chistes está muy feo. Te has imaginado personas que no existen y quieres que tu prima Paqui y tu cuñá Loli encajen en esas personalidades ficticias que te gustaría, pero la Paqui está consagrada a la horticultura y le cabrea que le digas que sus azaleas "son bonitas" después del currazo que le ha puesto a que no se le mueran, y la Loli sólo lee thriller de terror y le enerva que no distingas que ha cambiado de harina en el bizcocho que te ha traído esta semana, porque el tiempo que le dedica a la repostería parece caer siempre en saco roto y todo el mundo pasa de su culo.

Y qué hago
Igual suena muy budista (o estoico, no me acuerdo, al final todos los rollos de responsabilizarte de las cosas que están dentro de tu control vienen a ser lo mismo) pero lo más sano es controlar las expectativas. Ser conscientes de todo lo anterior. Leer a Marco Aurelio. Reforzar tu autoestima, incluso terapia mediante, viene muy bien para la vida en general. Quejarte menos. Pretender que la gente te admire cuando estás haciendo algo sólo para ti no es realista.

Vaya, he vendido dos libros, pensaba que iba a gustar más, bueno, ha quedado muy bien, para la próxima voy a mejorar esto y esto. Ostras, Paqui, qué hermosotas tienes las azaleas; Loli, qué rico el bizcocho. Qué buena tarde se ha quedado.
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Published on April 29, 2020 04:38

March 13, 2020

De romanticismo, fantasía y poetas muertos

Pues he publicado otra cosa.
Se llama Libro de horas de las oscuras golondrinas y es una arenga romántica al amor, la magia, la historia, la poesía y lo sublime. Pero, mejor, vayamos por partes.

Vi un anuncio de un concurso de novela romántica y tuve uno de esos arranques de "no hay huevos" como el que dio origen a La suerte del Dios Hambriento y a Tailwhisper. ¿Por qué no escribir una novela romántica pero... romántica de verdad? Es decir, con todos esos elementos que la hagan digna representante del Romanticismo, no de encoñamientos tóxicos baratos que echan por tierra el noble concepto de amor y lo convierten en una espuerta llena de celos, triángulos y mentiruscos atados con piedras que se empeñan en meternos como "historias de amor" (y que tanto nos indignan en esta casa).



No, se puede hacer de otra manera. Se puede escribir una historia de amor con un conflicto que no implique andar engañando a nadie, que acabe bien, que tenga su punto de aventura, que explore la melancolía de las ruinas, que mire al pasado con nostalgia y cierta exaltación, donde lo sobrenatural ocupe un lugar destacado, el terruño tenga preponderancia, la poesía sea más poderosa que la violencia y la voz narrativa tenga una excusa para todos los retruécanos habidos y por haber.

El escenario

Libro de horas de las oscuras golondrinas se desarrolla en Toledo, en marzo de 1864. Esta novela me ha exigido cuatro veces más trabajo de documentación que nada que haya escrito hasta ahora (y eso que Tailwhisper me hizo ponerme en biología a marchas forzadas). Y es que no quería inventarme sitios que no existiesen en 1864 ni llamar por otro nombre a edificios que en ese momento tenían otra función (como el Hospital de Santa Cruz).


Grabado de Guesdon que he utilizado para la portada.
Mi madre, Sixto Ramón Parro, Julio Porres y el blog de Toledo Olvidado han sido mis fuentes más consultadas. ¿Qué pinta tenía el Alcázar? ¿Se habían cargado ya la puerta del Alcántara? ¿Qué tipo de vegetación había en el Valle? ¿Se podía llegar andando a tal sitio? ¿Estaba abierta esta iglesia? De verdad, en cuanto te importa un poco el rigor histórico se sale la cosa de madre.
Además, ¿cuál era la moda en 1864? ¿Cuánto la seguirían en Toledo, que eran cuatro piedras asoladas por la despoblación? No sé si sabéis algo de moda del siglo XIX, pero es una pesadilla de cambios y crinolinas y faldones y corsés y llevar la cabeza cubierta o no. Encajes, pañuelitos, abanicos: luego nos extrañamos de la actualidad, pero es que menudo bagaje traemos.

La historia

Como la intención de esta historia era ponerse romántica de verdad, no tuve ningún problema a la hora de remangarme y sacar visigodos y romanos a pasear, remanentes nórdicos traídos por los primeros, problemas mediterráneos heredados por los segundos; ¡mitología, Magna Mater, córvidos odínicos, Erinias! ¡Que no falte de nada! Por no faltar, que no falten tampoco los personajes históricos: ¿dónde estaba este señor en 1864? Ah, ¿que estaba en otro sitio pero justo en marzo hizo un viajecito a Madrid? Bueno, está a un tiro de piedra, y sus biógrafos no pueden saberlo todo...

El libro

El libro es una historia de amor con ambientación fantástica urbana decimonónica. La historia de amor es de amor; de dos personas que se enamoran y un amor que triunfa sin mentiras, monsergas ni autoengaños. Si por el camino tienen que superar casi dos mil años de familias enfrentadas y encargarse de una profecía ominosa, eso sólo redunda en la fortaleza del vínculo que se crea.
Está lleno de referencias históricas (Bizancio, Roma, el mundo visigodo e hispanorromano, mitología griega, el filioque...) y artísticas, así como de lugares el Toledo del siglo XIX.
La voz narrativa también se ha escapado al siglo del Romanticismo; es mucho más poética que en otras obras tanto por la profusión de metáforas como por la utilización sin cortapisas de formas literarias variadas que suelo desechar en otro tipo de novelas por recargadas. Este ha sido un libro donde soltar la señora becqueriana irredenta que llevo dentro y desemelenarme, abusar de subordinadas y de hipérboles, sacar sustantivos y adjetivos de los sótanos del diccionario... No sé si podré reponerme de esto y volver a un uso certero como en Tailwhisper.

Una vez metes el pie en el Romanticismo, no puedes sacarlo. Sólo queda aceptarlo y hundirte en él a tiempo completo; disfrutar de lo sublime y poner el alma en cada verso de la existencia, olvidarte de las medias tintas y sentir, a tiempo completo, la gloria exacerbada de la creación.

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Published on March 13, 2020 10:37

October 23, 2019

De censura, idiotización y libros chungos

Yo crecí en los 80 y sobreviví, como dice la canción. Según varias definiciones que he encontrado por la red, además, soy "millenial", que es otra etiqueta que pone la gente para defender Su Chozo indefinido y que mete en el mismo saco a nativos digitales y a gente a la que no nos dejaron tocar un ordenador sin supervisión hasta las quince años, pero que supongo que aglutina a un montón de peña a la que timaron con aquello de que sacarte una carrera te ayudaría a encontrar trabajo y utopías así.

Los niños, en mis tiempos, salían a la calle en bicicleta y se escalabraban en el parque, además de llevarse reprimendas si suspendían en el colegio y de leer cosas peligrosas. Sí, leíamos cosas chunguísimas, nos llenábamos los abazones mentales con incorrección política, la abrazábamos a manojos. Mortadelo y Filemón, Astérix y Obélix, Los Cinco, Torres de Malory. Droga dura, colegas. Bueno, a mí no me parecía droga dura en su momento, pero al parecer son demasiado para las nuevas generaciones. Las reediciones de estas obras de Enid Blyton han sido "editadas" para quitarles las partes polémicas, supongo que bajo esa mirada sobreprotectora que tiene la gente que opina que los niños tienen el criterio de una lechuga iceberg.

¡No, hijo mío, no leas eso, que es peligroso y políticamente incorrecto! ¡Vente mejor a ver Sálvame!
A ver, que yo me acuerdo de leerlos, y me acuerdo específicamente de Ana y de Jorge, y de pensar a mis tiernos años de primaria "claro, son libros viejos, de cuando pensaban que las niñas eran tontas y no les dejaban hacer cosas guays". FIN DEL TRAUMA. Había muchos "libros viejos" por mi casa, porque mi madre y mi tío habían leído mucho, y en ellos la gente hacía cosas raras de ese tipo, como comer galletas de gengibre, jugar al lacrosse y tener una mentalidad que iba atrasada 30 años.

Qué bien, pensaba yo, que ahora no es así y las niñas podemos hacer lo que queramos. Podíamos. Podíamos montar en bicicleta, ensuciarnos, gritar, hacer el cafre, lo que quisiéramos. Es lo que veía en mi casa y lo que vivía en mis carnes. Y, lo que es casi más importante, esos libros eran la prueba de que en cierto momento anterior no había sido así. Las cosas habían cambiado a mejor, lo cual significaba que las cosas injustas o estúpidas que se hacen tradicionalmente pueden cambiar a mejor.

Esconder y maquillar las obras que son hijas de su tiempo no es más que hacer un "nunca hemos estado en guerra con Eurasia". Qué va, aquí hemos sido siempre todos seres de luz. Para forjar el criterio no tienes que alterar datos, tienes que presentar lo que había y lo que hay y jugar al "busca las siete diferencias".

Los niños no son idiotas a menos que los idioticemos a base de mentirles. A las atrocidades hay que mirarlas a los ojos para que no te muerdan el culo: la literatura puede servir perfectamente como vacunación ante mierdas inadmisibles. Exponerte a una dosis segura de que hay gente que pensaba (y que igual todavía piensa) que las niñas son tontas y pensar sobre ello y considerarlo una chorrada supina te previene para reírte en la jeta de quien te encuentres en la vida real intentando convencerte de eso, en lugar de tomarlo en consideración como idea nueva.

No se protege a los niños del horror ocultándoselo, sino enseñándolos a reconocerlo y a enfrentarse a él. Claro, que esto segundo requiere dedicación y no se lo puedes dejar a la tablet. Requiere contestar preguntas, implicarse, hacer un ejercicio de criterio propio. No seáis vagos si estáis educando cachorros. No deleguéis en los colegios lo que deberíais hacer en casa. No le echéis la culpa a los demás de que no ejercen la labor que deberían ejercer los progenitores.

Ayudad a los niños a ser libres a la luz de los hechos en vez de hundirlos en la oscuridad de la sobreprotección.
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Published on October 23, 2019 03:53

September 29, 2019

Tailwhisper y la sangre roja

Me he cansado del proceso editorial. De mandar obras que no encajan en proyectos editoriales ajenos y quedarme esperando como un pasmarote a que no me contesten o a que lo hagan diciendo que la obra no es lo que buscan. Como desde que soy mayor estoy viendo que lo de poner tus propias reglas es más que posible, he decidido volver a autopublicar, sin tener que contar con nadie. Te da la libertad, por ejemplo, de dejarle la tilde al "sólo". 


Así pues, saco a la luz la historia de Tailwhisper, la inspectora de la Compañía de Quesos Libres de la Liga Verde, afincada en Londerra. Algún día tenía que acabar escribiendo algo así: animalitos, steampunk, rabia contenida, reflexión sobre lo que nos convierte en personas, ucronía.

El título completo es Tailwhisper y la sangre roja. Saldrá mañana en Amazon en papel y en versión digital. Quiero dar las gracias a Jesús por apoyar siempre esto de crear, de forjarte las propias reglas y tomar las riendas de tu destino.
Animalitos
Crecí en los ochenta. Las pelis de animalitos -de ratoncitos, mayormente- estaban en lo más alto: Los Rescatadores, Fievel, Stuart Little, Basil el ratón Superdetective; los libros de animalitos eran lo más: Beatrix Potter, La señora Frisby y las ratas de Nimh... Cuando tienes seis años y nadie te escucha es fácil sentirte identificado con bichos pequeños a los que se puede pisar. Además, lo de los roedores siempre me ha fascinado. Mi primer cuento, "¿Dónde está Clara/Julio?", iba de un hámster bebé de color naranja que se escapaba y su madre iba a buscarlo. Dicho hámster era mío y se llamaba Clara hasta que descubrimos que era macho. Pasó a llamarse Julio. 
La idea de roedores siendo personas pero sin antropomorfizarse me fascina. ¿Cómo se comunicarían entre ellos? ¿Y con otras especies? ¿Cómo escribirían, cómo se abrocharían las cosas con botones? ¿Cómo harían todas esas cosas que se dejan las pelis de dibujos?
Tailwhisper le debe mucho a Miss Bianca (que está homenajeada en el gorrito morado del cuarto capítulo), pero también a todas las protagonistas de series policíacas de la tele de señoras que investigan crímenes sin ser policías. Tailwhisper es mucho menos cándida que Miss Bianca y va con la desconfianza por delante; juraría que le ha caído encima algo de Yaya Ceravieja, sobre todo en el tema de conocer su propia oscuridad y tenerla cogida del gaznate para que no se la coma. 
Miss Bianca is filled with determination.
Steampunk
La estética decimonónica y la idea de un mundo sin electricidad (o donde la misma no es más que una curiosidad de aplicaciones limitadas) me fascina también. El concepto nació de esa imagen mental: una ratona blanca con un chaleco y un sombrerito de copa. La ratona no estaba para tonterías. A partir de ahí, sólo había que construir un mundo acorde...
Esto pero con animalitos con sombrero, rampas, mecas,leyes inclusivas y sanidad universal.Louise Rayner Chester, 1924.
Rabia contenida
Lleva bastante indignación amasada. Muchas cosas que me molestan personalmente y muchas cosas que le molestan a Tailwhisper y con las que intento empatizar. Buscar justicia de verdad en el tema de las capacidades diferentes, de las incapacidades invisibles; las pasadas de frenada condescendientes paternalistas, los conjuntos ideológicos primavera-verano, la romantización del pasado o la naturaleza, la dieta de la alcachofa... Al intentar sacarte de la manga una ucronía del mundo real es mucho más fácil meter estas cosas.
Qué nos convierte en personas
Ya no es sólo la propiocepción, sino el ser capaces de comunicarlo. Cada vez estoy más convencida de que un conocimiento adecuado del idioma es capital a la hora de articular el pensamiento. Tener nombres para las cosas, tiempos verbales para colocarlas... es imprescindible para saber quiénes y cómo somos, dónde estamos y qué queremos, para que no nos engañen. El tema me obsesiona bastante. Se resume otra vez en la tilde del "sólo": el adverbio es una palabra completamente distinta del adjetivo. Esa tilde se carga ambigüedades. Lo de qué se consigue "simplificando" el idioma ya lo contaba Orwell en 1984. 

Es mucha tela para 117 páginas, pero es precisamente ésa la gracia: no es una historia cerrada que aporte soluciones o puntos de vista absolutos. Es un tirar la piedra y esconder la mano, abrir melones de reflexión y pirarse silbando. Tengo la sensación de que va a cabrear a gente, de que va a haber lecturas anecdóticas y de que me estoy metiendo en un jardín, pero a estas alturas ya me da igual.


Post Scriptum: La magia de internet
Buscando enlaces para las películas que menciono en esta entrada he dado con la página de la Wikipedia de The Rescuers y, a través de ella, he encontrado esto:


La película está basada en una serie de libros de Margery Sharp que pasan a estar en el primer puesto de libros más buscados de una servidora. Mi sentido roedórico me dice que los libros van a tener una chicha extra que no sale en la película (sólo el argumento del primero ya le da en los hocicos a ambas películas) y me estoy preguntando dónde ha estado esta autora toda mi vida. Me hace una ilusión especial que Tailwhisper tenga una abuela literaria totalmente desconocida.
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Published on September 29, 2019 23:00

June 13, 2019

De niños, jóvenes y estupefacción

Llevo un tiempo preguntándome qué leches es la literatura juvenil.

Nunca me ha gustado la clasificación de libros por edades, ni siquiera cuando era pequeña. A estas alturas, ya escribiendo, me he dado cuenta de que cuando escribo "para niños" no estoy pensando en gente que lleva menos de x tiempo estando viva, sino en almas que combinan inocencia, capacidad de asombro y de fliparse y entrar en él sin reservas. Pienso en gente que quiere jugar y descubrir, tenga ocho años o cincuenta.



Así que me he dado cuenta de que no termino de entender bajo qué criterios se clasifica algo como literatura infantil o juvenil o qué. ¿Vocabulario, estructuras sintácticas? ¿Temática? ¿Proporción de ilustraciones? Asociar cualquiera de esas cosas con la edad del lector potencial me da cierta... Alergia. Repelús. Urg. Veo normal que los libros más sencillos en materia de sintaxis, vocabulario y tal sean más adecuados para gente que está aprendiendo a leer. Casualmente esa gente suele tener seis años (SUELE).

Haciendo una búsqueda así trapera en Google sobre definiciones, me encuentro profundamente insultada. Copio de la Wikipedia y ya cada uno que saque sus conclusiones.

Los temas tratados en la literatura juvenil no difieren en mucho de los de la literatura de adultos (amor, tragedia, guerra...) si bien se les da un tratamiento bastante más lineal tanto a estos como a los personajes, siendo estos últimos de poca variabilidad psicológica. Esta interiorización se minimiza dando mayor importancia a la acción que a la caracterización psicológica de los personajes. Asimismo, los personajes suelen ser creados para que el público lector pueda identificarse con ellos, especialmente los protagonistas. Sin embargo, algunos autores han señalado lo conveniente de que esta literatura, por su carácter de experiencia y la influencia que tiene en los lectores, ha de elegir cuidadosamente sus temas. En este sentido, se suele señalar como tema genérico la búsqueda de identidad del protagonista, a la vez que la identificación del lector con él.​

Vamos, "la literatura juvenil es p'a tontos". Mi yo de trece, de dieciséis años, me grita desde mi pasado que si esa gente se piensa que soy tonta. Así, en presente, sí. La idea de que por ser joven tienen que "masticarte" los temas, no sea que te atragantes, y te vamos a crear personajes molde, por si te falta un verano y no eres capaz de desarrollar un mínimo de empatía... IDOS A LA PORRA, QUE VAIS BIEN MANDADOS. Lo de que ha de elegir cuidadosamente sus temas... ¿Estamos hablando de censura, porque los niños y jóvenes no saben pensar y hay que "protegerlos"?

Sin embargo, me parece interesante lo de la búsqueda de identidad del protagonista. Eso sí puede tener algún sentido.

Cuidado, que me he dejado la mejor frase:

El objetivo de la literatura juvenil es el escapismo, la gratificación instantánea, la nostalgia y ser algo agradable y ameno para el lector.

Voy a respirar profundamente para no ponerme a estrangular gente de forma aleatoria y gratuita. ¿El de la literatura "adulta", entonces, cuál es? ¿Abonar el campo? ¿Calzar la pata de la silla? ¿De verdad buscan cosas diferentes adultos y jóvenes al leer? No confundamos tener o no núcleo con ser algo agradable y ameno para el lector.

Quizá lo que más me fastidia es que todo lo que es "para niños/jóvenes" se considera "menor" así en el subconsciente colectivo, porque también se considera a niños y jóvenes ciudadanos de segunda (que muchos derechos del menor, pero no los escucha ni dios). La gente crece y se le olvida lo que es ser niño o joven. Crean cosas para su idea de lo que es un niño o un joven, que suele coincidir con nociones de ausencia de criterio, de "pobrecitos que no saben" y de considerarlos, en general, imbéciles. Y lo que me da miedo es que esa condescendencia sobreprotectora haga efecto pigmalión y coarte el potencial que tiene la gente que lleva x tiempo viva, le cercene las oportunidades de ponerse a prueba, de que le gusten cosas que no son "para ellos".

¿Que hay truños publicados con la intención de que los lean los jóvenes? Sí. Pero la gran mayoría de lo que se escribe pensando en que lo lean jóvenes no es un truño. También hay toneladas de "literatura para adultos" con personajes planos, tramas simplonas, vocabulario sencillo y recursos literarios que se centran en el símil, la hipérbole y, con suerte, la metáfora. 

He decidido reflexionar sobre el asunto, porque estas definiciones no me convencen. Empiezo a sospechar que no existe la "literatura juvenil" como tal. O que, de existir, el término "juvenil" no quiere decir "dirigido a personas humanas que llevan x tiempo vivas". A lo mejor "iniciática", partiendo de lo de la búsqueda de identidad, me va pareciendo mejor. La literatura que ahonda, de forma primaria o secundaria, en ese descubrimiento del mundo o de uno mismo. Vamos, eso de la búsqueda de identidad un poco ampliado. A eso es a lo que pienso llamar literatura juvenil a partir de ahora.

Sospecho, de todas formas, que no deja de ser una de esas etiquetas que pone la gente para poder excluir a otra gente de Su Chozo y sentirse mejores que los demás. También pasa con la fantasía. Deben de sentir una inseguridad muy grande respecto a la invulnerabilidad de Su Chozo, ya sea como escritores o lectores. La pertenencia al grupo guay, una y otra vez. Como si el instituto no se acabase nunca. Qué ironía tan deliciosa que le pongan la connotación peyorativa, precisamente, la literatura juvenil.

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Published on June 13, 2019 00:41

January 10, 2019

La sexta historia de Kami

Imaginaos un páramo nevado eterno. Un frío tan penetrante que os paraliza. Las pocas fuerzas que os quedan las usáis para intentar salir de ese infierno en el que cada vez sentís menos, pero no hay forma de dejar atrás el frío, el silencio. Cuanto más tiempo pasa, más difícil es avanzar... Y empieza a dar igual, porque estáis dejando de sentir.

Las enfermedades mentales suelen funcionar así, sobre todo la depresión. Desde luego, uno no sale solo de ese desierto blanco donde no parece existir pasado ni, sobre todo, futuro. La prisa de Sika por encontrar a su familia y enseñarle el camino de vuelta a la vida, al tiempo presente, está plenamente justificada.



No es fácil el camino del cuidador, del familiar de un enfermo mental. Acompañar a un ser querido a través de ese vacío nevado implica que él también ha de meterse, al menos un poco, en la nieve. Entender, empatizar. Y eso es horrible. Desgasta, destroza, lleva a veces a pensar que no puedes hacer nada por quien quieres, que todo es inútil.

Ahí es donde entra Kami en esta historia: al acompañar a Sika, cuida al cuidador. Un cuidador solo tiene una cantidad de papeletas abrumadora para acabar quemado, agotado. Si Kami no mira atrás durante la travesía, con sus colas extendidas como un abanico, es para no ver ni dejarse embaucar por esa posibilidad de que salga todo mal; de que, en realidad, toda la energía que están poniendo en salir de allí no sirva. No es la perspectiva que saca a nadie del pozo.

Al final de la historia, aunque Kami haya desarrollado una sexta cola, parte de su pelaje se ha vuelto gris. No se sale indemne de una experiencia vital semejante. En el mejor de los casos, consigues ser más sabio; normalmente es un conocimiento muy poco agradable.

Romantizar algo así es pernicioso y horrible. Horrible. No puedo hacer el suficiente énfasis en lo venenoso que es decir "Pasar por x me hizo más fuerte". Nunca, jamás, agradezcáis las cosas malas que os pasan porque NUNCA son mejores que la alternativa. Obviamente hay gente que necesita pegarse un tortazo contra el suelo para adquirir perspectiva, pero lo deseable en ese caso es que adquiera la perspectiva sin caerse. El problema de la gente que no sabe ponerse en el lugar del otro es la falta de empatía, no de vara. Adquirir ese ponerse en el lugar del otro a base de vara no soluciona nada.

El volver del invierno a Nara, con sus otros ciervos y su atmósfera vivaz, es volver al presente, a la vida, a la compañía de sus semejantes, al cuidado posterior a la enfermedad. El cuidador también vuelve a los quehaceres que ha dejado de lado por cuidar de un ser querido. Comienza su año nuevo, puede seguir con su vida. La pausa, el invierno silente, termina por fin.


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Published on January 10, 2019 22:59

January 6, 2019

La cuarta historia de Kami

No se habla de la cuarta historia.

La cuarta historia de Kami es la historia que no se cuenta. Aprovechando la asociación tradicional del número cuatro con la mala suerte en Japón, la cuarta historia sirve para introducir el silencio narrativo en la historia y, con él, algo que se le suele olvidar a los adultos: las cosas que no se saben. 



¿Os acordáis? Cuando tenías cinco, siete, diez años y había cosas que no os contaban. Las respuestas evasivas, los cambios de tema. Según la familia, podían evitarse las conversaciones sobre sexo, muerte, asuntos del pasado o el presente que el niño "no va a entender". Todos hemos crecido asumiendo esos huecos como parte de la vida. Sabiendo que, en algún momento, el hueco se va a llenar.

Hay un hueco especialmente doloroso que termina llenándose siempre: el de la muerte. Es el hueco que, cuando se llena, lo hace precisamente de vacío. Por mucho incluso que te expliquen, no entiendes hasta que no te pasa. La marcha de un ser querido, el que te arrebaten una parte de tu vida dejándote sin respiración... Eso no se termina de entender en la teoría. El cielo o las estrellas no explican la ausencia, no sirven de consuelo. No hay palabras para expresarlos.

No se habla de la cuarta historia.

Precisamente es la pronunciación del número cuatro en japonés, muy similar a la de la palabra "muerte", la que ha llevado a que sea considerado de mala suerte. ¿Qué pasa, entonces, con la cuarta historia? ¿Dónde ha estado, qué le ha pasado a Kami? Quizá, por mucho que lo intentara, es una de esas cosa que Ezo, inocente y joven, no puede entender hasta que no la viva. Ezo asume ese hueco con naturalidad, en su juventud; nosotros, los adultos de la era de la información, estamos muy acostumbrados a obtener siempre respuestas, a que la ciencia nos dé una explicación para todo. La cuarta historia debe ser incómoda, dejarle al lector una sensación de vacío: ante lo que no se conoce, como se siente ante todos los momentos que dejas de poder vivir con las personas que fallecen, que nos arrebatan.

Vivimos como si no nos fuéramos a morir. Sabemos que es lo que nos aguarda a todos al acabar el camino, al final de nuestro viaje legendario por la vida, y lo ignoramos convenientemente precisamente para poder vivir la vida en su plenitud. La cuarta historia de Kami encapsula esta paradoja. Con un párrafo breve, sobre un fondo oscuro y ligeramente onminoso, Kami salta a la quinta histora, a hablarle a Ezo de amor, pasando a vuelpluma sobre la terrible certidumbre del final, como hacemos todos cada día. Habiendo una vida plena, llena de flores y color, regodearnos en la grisura del momento inevitable no parece tener sentido; quien no lo ha vivido no puede entenderlo del todo, quien ha pasado por ello desearía poder ahorrárselo a aquellos a los que ama. No, no hay forma de transmitirlo. No hay palabras.

No se habla de la cuarta historia.


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Published on January 06, 2019 23:34

December 15, 2018

La quinta historia de Kami

Se ha quedado un día estupendo para hablar de la quinta historia.

Es mi preferida, porque habla de amor. Creo que esto va a estar sembrado de spoilers de Kami y las nueve colas, así que seguid leyendo bajo vuestra responsabilidad. A continuación, una ilustración así enorme para evitar que nadie se trague ninguno por accidente.



¿Ya? Bueno, pues hablemos de amor.

Vamos a remontarnos un poco en el tiempo. Os recomiendo que repaséis esta entrada llamada Mono no Aware, en la que comento cómo Jesús despertó en mí la fascinación por la cultura nipona. Considero que una de las facetas imprescindibles del amor es compartir y compartir implica, obviamente, comunicación.

No es una idea nueva en mi obra. Ya en La suerte del Dios Hambriento queda bien claro:



Esta quinta historia crece sobre esta idea: el amor es comunicación. Nuestro pequeño cerezo está demasiado lejos del ciruelo como para hablar con él, y... Tampoco se atreve. ¿Y si el ciruelo no siente lo mismo? Al principio del relato, el cerezo prefiere la esperanza a arriesgarse a una certeza que puede que no le guste. Es el mismo fondo del no intentarlo del todo por si fracasas de Ezo del que hablábamos en la primera entrada sobre Kami.

No, no es casualidad que los personajes llamados Ezo y cerezo breguen con el mismo problema.

Kami se convierte, en esta historia, en el canal de comunicación entre el cerezo y el ciruelo. A través de la ardilla, crece su amor: crecen las ramas del uno hacia el otro hasta entrelazarse. Cuanto más se desarrolla este ramaje, más fácil le es a Kami saltar de uno al otro, mejor fluye la comunicación. Se crea, al final, un arco de ramas entretejidas, en el que juntos han creado algo precioso, sin perder ninguno el color de sus flores ni su identidad. Quienes se acercan a verlos comparten la alegría que produce esta belleza, porque al final donde hay amor hay un hechizo de área de gozo.



Valerme de árboles para hablar sobre amor tampoco es casual. Como los árboles no tienen gónadas, cualquiera puede ponerse en su corteza, sin importar cuántas X o Y lleven en la combinación de cromosomas ni lo que ponga en el DNI.

Y es que lo único realmente necesario para que el amor florezca así es la comunicación, el conocerse; compartir, crecer juntos. A mí, desde luego, me parece magia.

Bonus track: la base musical de esta historia y su inspiración directa es esta versión de la canción tradicional japonesa Sakura. Tomad magia.

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Published on December 15, 2018 03:43

November 28, 2018

Kami y las nueve colas

No sabéis el tiempo que llevo deseando poder escribir esta entrada.



Hace exactamente una semana se puso a la venta Kami y las nueve colas . Es un álbum ilustrado en el que la parte plástica corre al cargo de Zuzanna Celej y la edición es cosa de Pastel de Luna. La historia, obviamente, es mía.

Es un libro muy especial.

Permitidme que os deje aquí cómo empieza:


 He sido Ezo mucho tiempo. Todo aquel que se las ha visto con el síndrome del impostor sabe bien por qué Ezo se esconde y también reconocerá lo que pasa a continuación.



Aunque estemos hechos para volar, no podemos hacerlo con los ojos cerrados y las patas encogidas. Las consecuencias de intentar las cosas a medias (quizá, como una forma de protección: si lo intentas a medias y fracasas, siempre te queda el consuelo de no haberlo intentado "bien", de saber dónde está la causa del fracaso... El miedo a no conseguirlo después de haber puesto lo mejor de uno es un obstáculo enorme) pueden ser nefastas.


Así es como Ezo conoce a Kami: al caer sobre ella al intentar volar. Imaginaos envueltos en la vergüenza de haber caído sobre una ardilla y descubrir que tiene nueve colas. Sí, nueve colas. Como los kitsune. Kami no es un zorro, pero eso no importa. ¿Cómo se gana uno cada una de ellas? ¿Qué pasa en todo ese tiempo durante el cual uno se hace viejo y sabio para desarrollar esta última cualidad?



Eso es lo que se imagina y explora en este álbum. A través del Japón mítico y legendario, bebiendo de los cuentos tradicionales (La grulla tejedora), de supersticiones ancestrales (no se habla de la cuarta historia); explorando lugares emblemáticos (Nara, el monte Fuji, el santuario de Ise) y codeándose con criaturas sobrenaturales (la Yukionna, los siete dioses de la fortuna), Kami crece y aprende, en busca de la mano anónima que una vez le prestó ayuda.

La empatía, la compasión y la paciencia son las fortalezas de Kami, los vientos que guían su viaje en busca de su Ítaca particular, haciendo de su periplo uno largo, al final del cual haya dejado un mundo mejor que el que encontró al nacer. Detenerse para ayudar, para escuchar y para acompañar vertebra la aventura, una en la que no hay antagonistas ni enemigos malvados, en la que no hay que luchar contra quien quiere hacerte daño sino simplemente con los propios miedos, con la enfermedad, con los imprevistos... Quizá sea este el aspecto más mítico y legendario de toda la historia: en este viaje no hay que enfrentarse a la maldad, sino a las complicaciones que ya vienen con la vida, que no son pocas.



Explicitar todo esto a los primeros lectores no es necesario. Los más sensibles lo intuirán y lo verán claro al volver al libro, años despues. Los que se queden con las aventuras de la ardilla que no tiene miedo ni frío ni hambre quizá se sorprendan cuando regresen a sus páginas en el futuro, si es que regresan, cosa que no siempre es necesaria. Como mínimo, todos se llevarán una pincelada de mitología japonesa y un soplo lírico, un picorcillo de la emoción de viajar y una semillita de curiosidad.

Ya hablaré en profundidad de cada una de las historias; sobre todo, de la quinta (que habla de amor y es mi favorita) y de la sexta (la más oscura). También de cómo nació y qué la inspiró. Por ahora sólo quiero regodearme en el hecho de que esta historia ha llegado a las librerías y en que las ardillas míticas han comenzado su travesía sin miedo, ni frío. Hambre sí, seguro que tienen, pero eso se soluciona con mucho salmón.
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Published on November 28, 2018 08:23

August 4, 2018

Lo peor que le puede pasar a tu libro de ciencia ficción

Spoiler: lo peor que le puede pasar a tu libro de ciencia ficción es que alguien compre los derechos y lo convierta en una película de fantasía.
Imaginaos que dais con un libro de ciencia ficción infantil que está bien escrito, es coherente y además trasmite un mensaje agridulce (el mundo no está preparado para ciertos avances y reacciona con odio hacia lo que no entiende, principalmente, aunque toca otros palos al hilo de eso).

Queréis leerlo, lo sé. Os lo dejo aquí, recomendadísimo, tengáis ocho años o sesenta y tres.



Intentando no hacer muchos spoilers, va de ratas inteligentes y tecnología. Su mayor virtud para mi yo de diez años fue que los roedores no eran antropomórficos ni llevaban delantales ni camisetitas: eran roedores haciendo cosas de roedores, no imitando a los humanos ni reflejando un mundo humano en miniatura. Los problemas los resolvían con su cerebro y física elemental. Todo correcto.

Alguien tuvo la idea, supongo que al rebufo de las películas de ratones (Los Rescatadores, Fievel, Stuart Little y demás) de hacer una película con esto y convertirla en una película de ratones más, con delantales. Behold:



Antropomorfización y ropa humana: checkCambiar el nombre just because: checkEnhorabuena, chavales, hemos dejado nuestra huella y satisfecho nuestro ego

En fin. De un libro genial salió un truño infumable. Adaptar a otro medio es traducir y traducir empieza por entender en medio (o idioma) original. Si lo que has entendido del libro es "ratones" en lugar de "reflexión profunda sobre qué nos hace persona y lo cabezones que podemos ser los humanos", pues es lo que pasa: te llevas a tu película los ratones y en el hueco de las cosas que no has entendido metes lo que te sale del níspero.

Magia, por ejemplo.

Y estoy hablando de magia usada de la peor forma posible en una narración: igualan magia a deus ex machina , sacándose de la manga un medallón mágico que no estaba en el libro que es lo que soluciona el asunto al final. No el cerebro ni la física elemental ni todas esas cosas que transmitían el mensaje del libro, no.

En fin. Es el tipo de soluciones que denigran la fantasía y crean la idea extendida de que no es un género serio porque todo lo hizo un mago. Es el tipo de reacción ante el público infantil "adaptando" algo como si los niños fueran idiotas o se les pudiera colar cualquier truño. Es un exponente de tantos "esto es lo que NO se hace" que deberían enterrar todas las copias en algún desierto despoblado, como hicieron con el videojuego de E.T.

Así que sí, lo peor que le pueden hacer a tu libro de ciencia ficción es echarlo en el cubo donde churras y merinas son la misma cosa, nadie ve necesario salir de sus ideas preconcebidas sobre los géneros que considera menores y actúa en consecuencia y tampoco les importa el resultado final.

En cualquier caso, La señora Frisby y las ratas de Nimh es un libraco. Leedlo. Entregaos a la magia de verdad.
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Published on August 04, 2018 02:37