Rafa Osuna's Blog, page 3

Se me cae a cachos. 2 - El último blog

Dicen que el éxito de una web se consigue a partir de trabajar mucho. Necesitas muchos contenidos de calidad y mucha perseverancia para tener suficiente tráfico y que la web despegue. En el caso de Se me cae a cachos el éxito no llegó gracias a mi trabajo sino a un incidente que muchos conoceréis: lo que yo, desde entonces, llamo “el asunto La Moncloa”.

La idea inicial con Se me cae a cachos era cubrir ese hueco que había descubierto tras mi primera (y única por ahora) experiencia personal con las enfermedades venéreas. Quería que cualquier persona que no se atreviese a confesar que le picaban los huevos por culpa de un polvo descuidado pudiese buscar información en una web en la que se hablaba con el lenguaje de la calle. Sin asustar. Sin contar leyendas urbanas como esa del actor porno que contagió a 500 mujeres de gonorrea. Con información veraz y, sobretodo, contando las cosas muy claritas. Que no fuese necesario haber estudiado 6 años de medicina y 3 de especialidad para entender lo que ponía ahí.

Joder, la idea era buena. No me podéis decir que no. Muy buena. Una información que busca mucha gente (aunque no lo confiese) y que no tenía ningún sitio en la Red donde se tratase de manera tan legible. Sólo había un problema: que yo no tenía ni idea de este tipo de enfermedades. Pero ni idea. Cero. ¿Y pensáis que eso me echó para atrás? Pues no. Todo lo contrario. Pensé que ese era un escollo menor. Que leyendo un poco por aquí y por allí y traduciendo lo leído a lenguaje de humanos, conseguiría un contenido excelente para mi blog.

Total, que me puse manos a la obra. Empecé a leer informes médicos, a buscar el significado de palabras que no había escuchado ni leído hasta ese momento, y a traducirlo al lenguaje de la calle. Me tiraba todas las noches hasta las tantas estudiando sobre enfermedades venéreas y, luego, escribía un par de posts a la semana. Cada post llevaba muchas horas de estudio detrás pero, claro, eso no se aprecia. No le puedes explicar al lector lo jodido que ha sido recopilar toda esa información y ponerla en un lenguaje que entienda su mente de poligonero. Porque, ¡joder!, iban pasando las semanas y a penas conseguía lectores. Y los que llegaban y ponían algún comentario en los posts, demostraban que no habían entendido nada. O eran lectores de los de “yo me quedé en la ESO” o yo estaba fracasando en mi intención de hacer comprensible el tema.

Eso no podía seguir así. Perdía mucho tiempo para no conseguir resultados. Estaba dejando de lado mi vida de juerguista para escribir sobre pollas y coños llenos de pus y no obtenía ninguna ventaja a cambio. Así que decidí tomarme un periodo de reflexión para ver si tiraba la toalla o le daba otro enfoque a la web.

El periodo de reflexión duró sólo 3 días. Recuerdo que era un viernes por la noche cuando, de copas con compañeros de trabajo salió una idea de negocio que, con algunas pequeñas modificaciones, pensé que me podría venir fenomenal para Se me cae a cachos.

Al día siguiente por la mañana, sin ni siquiera desayunar, me puse a refundar la web. Y así nació lo que todos conocéis. Se me cae a cachos pasó a ser una red social de afectados por enfermedades venéreas donde cada uno pone qué es lo que ha pillado, qué hizo para pillarlo y cómo tiene sus partes bajas en el momento de escribir su experiencia.

Tal y como ideé, empezaron a llegar participaciones de personas (me ahorraban tener que ser yo el que crease contenidos para la web) pero, sobre todo, empezaron a llegar lectores que comentaban sobre lo que otros habían escrito. Pocos de los comentarios eran serios. La mayoría se reía de la situación en la que se encontraba el que había pillado esa enfermedad venérea y daba consejos de lo más surrealistas. Y, aunque parezca mentira, la gente seguía contando sus experiencias a pesar de que sabían que se iban a reír de ellos.

El tráfico creció bastante con respecto a lo que había hasta ese momento aunque todavía me parecía insuficiente. Pero llegó el asunto La Moncloa y todo se me fue de las manos.

Si normalmente la web recibía uno o dos casos al día de personas contando sus experiencias, un día de repente empecé a recibir del orden de 10 casos diarios. Todos de usuarios con distinto nombre pero, curiosamente, con una manera muy similar de escribir. Sin faltas de ortografía, algo poco corriente en el resto de colaboraciones que recibía. No es que me importase que algunas de las historias que recibiese fueran falsas. Es más, estaba seguro de que era así. Si a la gente le hacía gracia y esas historias les animaban a participar con sus comentario, pues estupendo. Mejor para la web. Pero que alguien se molestase en mandar tantas historias inventadas ya me parecía demasiado. Así que miré las direcciones IP desde donde llegaban esas historias y descubrí atónito que pertenecían… ¡A LOS SERVIDORES DEL PALACIO DE LA MONCLOA! La sede de la presidencia del Gobierno. Alucinante.

Tenía las pruebas de lo que sabía que podría ser una noticia de impacto y quería que darlas a conocer sin desvelar mi identidad. Fue sencillo. Escribí un dossier en el que recopilé los distintos casos publicados en Se me cae a cachos que habían llegado desde La Moncloa. No sólo los textos sino, también, las direcciones IP. Un total de 47 casos de enfermedades venéreas enviados por personal del Palacio de la Moncloa.

Mandé la noticia desde la red Tor, que me permitía mantener mi anonimato, a varios medios de información. Solo tres de ellos se pusieron en contacto conmigo, por medio del formulario de contacto de la web, para que les dijera si la información era cierta o no. A los tres les contesté, también desde Tor, confirmándolo todo. Y, finalmente, solo un medio, el diario 22 Minutos, publicó la noticia. En primera página de la edición web del día, y de la edición en papel del día siguiente, se podía leer el titular: “En la Moncloa se les cae a cachos. 47 casos de enfermedades venéreas entre los trabajadores de Presidencia”.

¡Menudo bombazo! La Moncloa tuvo que sacar un comunicado oficial en el que no desmentían la noticia pero decían que investigarían el caso. A partir de ese momento, fueron radios, televisiones, prensa escrita y muchas webs las que se hicieron eco de la noticia. Algunos de los medios a los que les había enviado el dossier y habían pasado de él ahora publicaban la noticia.

Os lo podéis imaginar, ¿no? El tráfico a la web creció de manera bestial. El mismo día que salió la noticia en 22 Minutos tuve que pedir en la empresa donde tengo alojada la web que me pasasen de un hosting compartido a un servidor propio. Y aun así, en los siguientes días hubo momentos de saturación del servidor.

Una verdadera pasada que hizo que Se me cae a cachos pasase de ser una web como tantas otras al fenómeno que es ahora y gracias al cual me han pasado cosas curiosísimas que espero contaros en las siguientes entregas.

Puedes leer el post Se me cae a cachos. 2 en El último blog.

Se me cae a cachos. 1 - El último blog

Me llamo Freddy Nolan y soy el creador de Se me cae a cachos, la famosa web satírica sobre enfermedades venéreas.

Bueno, realmente no me llamo Freddy Nolan pero me vais a permitir que utilice ese nombre para contaros algunas historias divertidas en las que me he visto envuelto por intentar mantener el anonimato. Historias que hasta ahora no le he podido contar a nadie y que quiero compartir con vosotros. Se trata de anécdotas en las que se ha visto involucrada mucha gente del sector de los blogs, el marketing online o las redes sociales. Si alguno de ellos está leyendo esto, que esté tranquilo, cambiaré los nombres.

Nadie a mi al rededor sospecha que yo sea el autor de Se me cae a cachos. Y quiero que siga siendo así. Trabajo en una agencia de comunicación y marketing, y estoy convencido de que si mis compañeros y clientes se enterasen de que soy el famoso bloguero anónimo nuestras relaciones laborales ya no serían iguales. No me tratarían como al profesional que soy. Lo mismo ocurre con mi entorno más cercano. Ninguno de mis amigos o familiares saben a lo que me dedico cuando por las noches me pongo delante del teclado de mi ordenador. Todos creen que sigo con mi trabajo de la agencia hasta altas horas de la noche y prefiero que sigan pensando lo mismo.

En las próximas entregas os iré contando varias situaciones divertidas a las que me enfrento en mi día a día. Muchas de ellas fruto de mi esfuerzo por seguir manteniendo el anonimato. Pero hoy, obligatoriamente, tenía que empezar por el principio. ¿Qué me llevó a crear la web Se me cae a cachos?

Durante una etapa de mi vida profesional me dediqué a escribir textos para clientes. Los que trabajamos en esto, como nos gusta utilizar palabras en inglés, lo llamamos copywriting, que no es más que escribir bien de manera que el cliente se quede contento. Vamos, que al igual que hacen los tertulianos de la tele que son capaces de hablar de política internacional un día y al día siguiente de la reproducción del saltamontes en cautividad, yo escribía un día sobre energías renovable en el blog de un cliente y al día siguiente redactaba el texto de una landing page para una tienda de comida de perros. El caso es que escribía mucho y siempre para otros.

En esa época veía que había bloggers que estaban consiguiendo mucho éxito escribiendo en sus propios blogs. Nada de hacerlo para clientes. Gracias a sus blogs, salían en la tele, eran ponentes en congresos, les invitaban a todo tipo de eventos, viajes, les mandaban regalos… Vamos, que quería ser uno de ellos. Tener mi blog, como los de Quique Pons o Eddy Flechas. Pero había un problema… no sabía sobre qué escribir. Hacerlo sobre mi trabajo, sobre marketing digital, me aburría mucho y ya había otros que lo hacían muy bien. Alguno, incluso, era compañero mío en la agencia. Tenía que buscar algo distinto, que me gustase y sobre lo que pudiese escribir dos o tres veces a la semana. Pero no se me ocurría nada.

Mientras seguía dándole vueltas a la cabeza sobre la temática del que sería mi blog, me ocurrió algo que fue determinante para que me decidiese. Durante esa época salía mucho por las noches. En la angencia en la que trabajo es normal tomarse unas copas con los compañeros después de trabajar. Y muchas veces esas copas siguen con una cena, y más copas, y…  A ver, ¿cómo os lo cuento? En mi agencia hay muchas compañeras que están muy buenas. Pero muy buenas. Yo creo que el jefe las selecciona por su físico más que por su valía profesional porque cuando voy por la calle no veo tantas chicas guapas como hay en mi trabajo. Así que imaginaos: copas por las noches con chicas guapas, yo que no soy precisamente un tipo feo, las cosas que se complican… Vamos, que varias mañanas me despertaba en la cama con compañeras del trabajo. Hubo semanas que me lo hice hasta con cuatro compañeras distintas. Os lo prometo. No soy precisamente nada fantasma.

Ese tipo de vida puede que sea la envidia de mucha gente. Seguro. Es más, reconozco que está muy bien. Pero tiene sus inconvenientes. Y uno de ellos se me manifestó una mañana cuando, al levantarme en casa de Angélica (¡qué buena está Angélica y qué fiera es en la cama!) e ir a darme una ducha, noté un picor bastante intenso en mis genitales. Cuanto más me rascaba por encima de los calzoncillos, más me picaba. Cuando me quedé desnudo y miré hacia abajo pensé que estaba alucinando. ¿¡Qué le estaba pasando a mi polla!? La tenía inflamada, roja y llena de sarpullidos. ¡¿Qué coño me había pasado Angélica?! ¿O habría sido la noche anterior con Elena? ¿O el lunes con Clara? Ni idea. Por si acaso, lo mejor era disimular y que Angélica no viese eso. Ese día no hubo polvete mañanero. Por una vez fui yo el que se inventó la excusa de que me dolía la cabeza.

En los siguientes días la cosa no mejoraba. Me salieron unas costras horrorosas y al rascarme se me iban quedando entre las uñas. Un asco. Para mis adentros no hacía más que pensar «Se me cae a cachos». Y como lo primero que hacemos cuando nos pasa algún problema de salud es buscarlo en Internet, me puse a googlear sobre enfermedades venéreas. ¡Gran error! Os recomiendo que no lo hagáis jamás. ¡Es horrible! Desde entonces evito lo de buscar imágenes en Google. Es algo que me da miedo. ¡Qué verdaderas monstruosidades se ven por ahí buscando “enfermedad venérea” o “enfernedad de transmisión sexual”! Pero es que, además, o leía lo que pone la gente en los foros, y entonces tenía claro que me iba a morir después de que de mi polla saliesen gusanos con cinco cabezas, o leía informes médicos que no había quien los entendiese con palabrejos del tipo tricomoniasis, linfogranuloma venéreo o ureaplasma.

Y entonces fue cuando se me encendió la bombilla: escribiría un blog sobre enfermedades venéreas con información veraz, pero usando un lenguaje sencillo. Vamos, algo que entendiese la gente. ¿Y qué es lo que escribe la gente en Google en estos casos? ¿Creo que tengo un linfogranuloma venéreo? ¡Pues no! La gente escribe cosas como Se me cae a cachos.

Y así nació mi web, por aquel entonces mi blog, Se me cae a cachos.

Mi web es como mi hijo. Le dedico más tiempo que a cualquier otra cosa de mi vida, excepto a mi trabajo. Y es que incluso he dejado de llevar la vida sexualmente intensa de antes porque la mayoría de las noches ahora las paso escribiendo en la web. No todas, por supuesto, que de vez en cuando uno tiene que darse un homenaje. Si le contase a un psiquiatra que he dejado de follar para dedicarme a las enfermedades venéreas, seguro que me daba cita para fija en su consulta para un par de días a la semana. Si además le dijese que tengo una doble personalidad, entonces estoy convencido de que me mandaba directamente a un manicomio.

Volviendo a la web, evidentemente, yo no sabía nada sobre enfermedades venéreas y, por eso, duró muy poco tiempo como un simple blog sobre esa temática para pasar a ser una web satírica con parte de red social, que es como todos la conocéis.

Pero ese ya es otro tema que os contaré más adelante.

Puedes leer el post Se me cae a cachos. 1 en El último blog.

Un profesional del marketing con doble vida - El último blog

Vais a alucinar con esta historia.

Hace unos meses estuve disfrutando del EBE en Sevilla. El EBE es un evento anual al que ya he asistido ya ocho veces y en el que me lo paso fenomenal. Me gusta por las ponencias y por la oportunidad que me ofrece de disfrutar un montón de contactos y amigos a los que no veo muy a menudo. Amigos con los que paso un fin de semana muy completo. Y ya os podréis imaginar que un fin de semana entero en Sevilla da para mucho.

Precisamente una de las noches de ese fin de semana, después de unas cuantas copas, terminé hablando con uno de estos amigos con el que hace tiempo que no coincidía. Una persona que trabaja en una agencia de marketing, al que conoce mucha gente del sector y que, en ese momento de de la noche de exaltación de la amistad, en el que le contamos cualquier intimidad al primero que se nos pone a tiro, me confesó algo que me dejó atónito: su doble vida.

Aluciné al saber que este amigo es el autor, hasta ese momento anónimo, de una web que tiene un éxito tremendo. Una de esas webs que todos conocemos y de la que siempre nos hemos preguntado quién había detrás. ¡Y era él! Al principio no me lo creí pero me dio pruebas suficientes como para terminar completamente convencido.

La cosa no se quedó en esa confesión. Mi amigo, además, empezó a contarme batallitas muy divertidas efecto de esa doble vida. Qué ha tenido que hacer en algunas ocasiones para esconder su verdadera identidad, cómo ha tenido que lidiar con algunos fans, lo divertido de hacer SEO con una web tan particular como la suya… Vamos, que nos estuvimos riendo con todo esto durante horas.

De repente, entre risa y risa, se me ocurrió una de esas locuras que salen a la luz gracias al efecto del alcohol y le planteé la posibilidad de publicar todas esas historias. ¿Por qué no escribirlas en un blog o un ebook manteniendo, evidentemente, el anonimato? Había tanta situación divertida que, sin duda, sería todo un éxito.

¡La idea era estupenda! Nos gustó a los dos. Quedamos en que se pondría a escribir inmediatamente y yo le ayudaría con la manera de publicar todo ese contenido sin que nadie supiese quién era el autor del mismo. Al rato se acercaron un par de amigos y tuvimos que dejar de hablar del tema para que no se enterasen de nada.

Hace unos días, como no habíamos vuelto a tratar sobre nuestro proyecto secreto, se lo planteé de nuevo por Whatsapp. Pero, claro, sin alcohol de por medio su reacción fue muy distinta. Vamos, que se acojonó. Eso de publicar tantas historias en las que había tanta gente implicada, aunque fuese cambiando nombres, le daba miedo. Pensaba que antes o después alguien ataría cabos y descubriría su identidad. Sabría que él era el autor de esa web. Que él era esa persona a la que tanta gente quiere identificar.

Me costó. Tengo que reconocer que me costó mucho pero… ¡lo conseguí! He convencido a mi amigo para que en breve empiece a contar en este blog su historia en varios capítulos. Evidentemente, hemos tenido que acordar algunas condiciones. Yo, por ejemplo, no puedo decir nada de lo que sé. Ni ahora ni nunca. Todo lo que sé sobre esto me lo llevaré a la tumba. Se lo he prometido a mi amigo y espero que todos lo comprendáis. Por otro lado, al escribir las historias se va a cambiar los nombres de varias personas (hay que tener en cuenta que muchas de ellas son bastante conocidas). Mi amigo aparecerá también con un nombre ficticio para que la persona detrás de esa famosa web siga siendo un misterio. Algunos datos (sobretodos los relativos a la empresa en la que trabaja) se modificarán un poco para que ni siquiera sus compañeros de trabajo puedan saber quién es.  Vamos, que en en los próximos días vais a poder leer en este blog unas historias divertidísimas, basadas en hechos y personas reales, pero que vais a seguir sin saber quién es el autor de esas historias.

Si con las historias que vamos a publicar en este blog os lo pasáis una décima parte de lo bien que me lo pasé yo, entonces habrá valido la pena.

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Reseteando El Último Blog - El último blog

Han pasado más de tres meses desde que escribí por última vez por aquí. Nunca, en los más de diez años de vida de este blog había estado tanto tiempo sin escribir nada. Muchos me habéis preguntado si lo había abandonado definitivamente o si me pasaba algo.

Pues no, ni lo había abandonado ni me había pasado nada. Bueno, sí que me había pasado algo: me había cansado.

A nivel de trabajo el final de 2015 y el principio de 2016 ha sido una temporada muy estresante. De cambios, nuevas oportunidades, mucho trabajo (parte de él por no saber decir que no, algo que espero haber aprendido) y a esto se unió el hecho de que me había cansado de escribir en el blog. Esto es algo que no serviría como excusa si este fuese un blog profesional, de empresa o marca. Pero no es así. Este es un blog personal y, por lo tanto, me puedo tomar estas libertades:

Dejar de escribir una temporada y retomarlo cuando me dé la gana.
No ceñirme a una temática sino que puedo escribir de lo que quiera.

Vamos, que como ya he dicho otras veces, mi blog es mío y me lo follo cuando quiero (nota: amiguitos, no hagáis esto con un blog profesional). Por eso he estado un tiempo sin escribir nada. Y por eso a partir de ahora voy a cambiar mi línea editorial (si alguna vez he tenido de eso) completamente.

No os doy muchos más datos por ahora pero os adelanto que lo que voy a empezar a escribir por aquí a partir de ahora no tiene nada que ver en absoluto con lo que he escrito hasta ahora. Menos mal que mi blog, además de ser personal, tiene un nombre genérico que hace que no tenga que ceñirme a una temática.

Sé que perderé lectores porque lo que esperaban de este blog era otra cosa. También espero ganar alguno de los que hasta ahora no estaban interesados en lo que escribía pero, gane o pierda, lo más importante es que voy a hacer en mi blog lo que me apetece en este momento. Sin más.

En unos días podréis ir leyendo por aquí los primeros contenidos. Cuando lo hagáis, espero vuestros comentarios (sinceros pero sin darme mucha caña, ¿vale?).

RESET.

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¿Gmail o Inbox? - El último blog

Tras intentar por tercera o cuarta vez usar Inbox, vuelvo a Gmail.

Para aquellos que lo desconozcan, Gmail.com es la aplicación de correo electrónico que lanzó Google el día 1 de abril de 2004. Sí, sí, el 1 de abril, el día de las inocentadas en muchos países.

Una década después, el 22 de octubre de 2014, Google lanzó la beta de una nueva aplicación de correo electrónico: Inbox.

Los dos son clientes web de correo electrónico. Vamos, que desde cualquier navegador puedes acceder a Gmail e Inbox. Además, existen apps, tanto de Gmail como de Inbox, para móviles.

¿Qué sentido tiene que Google mantenga dos clientes de correo electrónico? ¿Terminarán convergiendo? Son preguntas que muchos nos hicimos al principio y ahora, casi un año después de que Inbox llegase a nosotros, todavía no tenemos respuesta.

El caso es que Inbox es un cliente web muy distinto a Gmail. Mientras que el segundo tiene, más o menos, todo lo que cualquiera espera encontrar en una aplicación de este tipo, Inbox intentó cambiar la manera en la que leemos los correos electrónicos.

En principio, se supone que Inbox está más enfocado en dar un plus de productividad a la gestión de los correos electrónicos. Por un lado, está más limitado en funcionalidades (Gmail ha ido creciendo mucho a lo largo de estos 10 años). Y por otro lado tiene algunas nuevas funciones que son el principal gancho para atraer a nuevos usuarios desde Gmail: posponer correos, crear recordatorios, reconocimiento inteligente de algunos correos como reservas de hoteles, compras online…

Sin embargo, creo que el primer año de Inbox nos ha dejado un sabor agridulce. Sigue pareciendo una aplicación inacabada, a la que le falta funcionalidades.

Yo he intentado al menos cuatro veces dejar de usar Gmail y pasarme a Inbox y nunca he durado más de 2 semanas. No sé, no me veo cómodo. Me falta algo. Cuando vuelvo a Gmail tengo la misma sensación de familiaridad que cuando vuelves a dormir en tu cama después de una temporada de vacaciones durmiendo en la cama de un hotel.

¿Os ha pasado a vosotros lo mismo? ¿Os habéis pasado a Inbox o seguís con Gmail?

Puedes leer el post ¿Gmail o Inbox? en El último blog.

El Último Podcast 013 – La importancia del calendario editorial - El último blog

Dani Aragay, podcaster de Haciendo el sueco, me manda una pregunta desde Estocolmo. Trabaja en una empresa que se dedica a realizar vídeos bajo demanda y streaming para eventos y quiere saber qué tipo de contenidos tendría que poner en sus redes sociales.

La pregunta me viene fenomenal para, además de contestarla, hablar sobre la necesidad de tener un calendario editorial.

Enlaces mencionados en el podcast

Haciendo el sueco
Ágora News
Charlas TED
Plantilla de calendario editorial de Vilma Núñez

Os recuerdo que podéis mandar vuestras preguntas en formato audio por correo electrónico o usando el servicio de SpeakPipe.

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El Último Podcast 012 – Conseguir más comentarios en un blog - El último blog

En este podcast cuento con la visita de mi perro Mac al estudio de grabación. Mac, como no puede ser de otra manera, se hace notar. Quería salir en el podcast

El Último Podcast 011 – Factores on-page y off-page para una web - El último blog

 

Sonia Blanco, desde Málaga, quiere saber cuáles son los principales factores on-page y off-page a tener en cuenta a la hora de crear una nueva web o mantener una ya existente.

En el podcast empiezo por describir qué es eso de on-page y off-page para, posteriormente, pasar a enumerar los principales factores que tenemos que cuidar de cada uno de los dos tipos.

Eso sí, se trata de un resumen muy por encima porque explicando cada uno de estos factores se podría crear un episodio distinto. Si queréis que trate en profundidad alguno de ellos, sólo tenéis que pedirlo.

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El Último Podcast 010 – Contenidos para un Salón Erótico - El último blog

Adrián, desde Valencia, me manda una pregunta. Le han encomendado la labor de dirigir la comunicación de un festival erótico y está recogiendo todas las ideas posibles para ser efectivo.

Quiere saber cómo iniciar una campaña de comunicación desde cero pensando en el marketing de contenidos.

Escuchad el podcast para descubrir las ideas que le propongo a Adrián y comentadme por aquí, o por las redes sociales, qué os parecen y si vosotros propondríais otras.

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El Último Podcast 009 – Métricas en email marketing - El último blog

En este programa número 10 de El Último Podcast contesto a una pregunta de Carlos Sogorb.

Carlos tiene una newsletter y ha visto que su tasa de apertura es muy baja. Quiere saber cómo mejorarla.

Aprovecho la pregunta de Carlos Sogorb para explicar cuáles son las principales métricas a tener en cuenta tras el envío de una newsletter y qué tener en cuenta para cada una de ellas:

Tasa de rebote (hard y soft).
Tasa de apertura.
Tasa de conversión
Tasa de desuscripción

Enlaces mencionados en el podcast:

Web de Carlos Sogorb
Tipos de email marketing

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