Rafa Osuna's Blog, page 2
April 30, 2017
El email es un viejecito con salud de hierro - El último blog
Los que llevamos en las redes desde que los monitores eran de fósforo verde sabemos lo viejo que es el email. Ya estaba ahí antes de que apareciesen las webs. Pero no es que solo sea un servicio viejuno, es que además no ha evolucionado casi nada desde sus orígenes.
Si comparamos las webs hace unos años con las de ahora veremos una evolución bestial. Tecnologías como html5, PHP o Javascript han hecho que si miramos cómo era una web a finales del siglo pasado y la comparamos con una actual nos parezca que la primera estaba hecha por un niño (mirad, por ejemplo, cómo era Terra en 1999, y eso que se trataba posiblemente de una de las webs más punteras en su momento).
Sin embargo, si comparamos un correo electrónico de esa época con uno de ahora no encontraremos grandes cambios. Pueden haber evolucionado (y no mucho) los clientes de correo, pero el servicio en sí no lo ha hecho en absoluto. Vamos, algo parecido a lo que ha ocurrido con la evolución de la televisión (de banco y negro a color, HD, TV a la carta…) y la radio (¿ha evolucionado algo aparte de la aparición de la FM en los años 70 del siglo pasado?).
Posiblemente sea por eso por lo que cuando le planteas a una empresa usar el correo electrónico como herramienta de marketing muchas veces te miran con cara de “tío, te has quedado en el marketing del siglo pasado”. Y no, nada más lejos de la realidad.
Y es que, creedme, el Email Marketing es posiblemente la técnica de marketing más efectiva que os vais a encontrar con una inversión mínima. Ni redes sociales, ni leches. Una campaña de email marketing, basada en una lista de distribución conseguida eficientemente y bien segmentada nos dará, por muy poco dinero, unos resultados similares o mejores que una campaña de anuncios en redes sociales o en Adwords que nos costaría bastante más.
Ojalá este post perviva bastantes años porque, si es así, me gustaría que cualquiera que lo lea allá por el año 2040 me ponga un comentario diciéndome si, como creo, se sigue usando el email y sigue dando tan buenos resultados como herramienta de marketing. Me comprometo a invitar a un pincho de tortilla y caña al que lo haga, porque, evidentemente, en 2040 los pinchos de tortilla y las cañas también seguirán siendo grandes éxitos populares. Como el email.
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¿Se nos está yendo de las manos el email marketing?
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April 2, 2017
¿De verdad todo el que habla del inbound marketing sabe de qué va?
Inbound marketing. Posiblemente uno de los términos sobre los que más se ha escrito últimamente en cualquier medio del sector. Pero, ¿todo el que dice practicar inbound marketing sabe lo que significa esta expresión? Yo a veces estoy convencido de que no.
Inbound marketing, por aquello de explicarlo para dummies, consiste en hacer que los clientes vengan a nosotros. Vamos, todo lo contrario al marketing intrusivo (outbound marketing) y que consiste en ser intrusivo. Es decir, el outbound marketing es ese que hace que en el mejor momento de la peli que estás viendo en la tele te aparezca durante 7 minutos un montón de anuncios de artículos o servicios que no te interesan en absoluto. Es esa llamada telefónica que recibes en plena hora de la siesta con la que pretenden convencerte de que te cambies de operador de telefonía. O ese tipo que te asalta por la calle para intentar que entres a comer a su restaurante.
Si, como os he dicho, el inbound marketing pretende que los clientes lleguen a nosotros, el outbound marketing pretende llegar a todo bicho viviente con la esperanza de que alguno de ellos termine siendo cliente.
No hace falta ser ningún gurú del marketing para darse cuenta de que el inbound es mucho más eficaz para la consecución de cualquier objetivo de marketing. No cabreas a la gente, los que llegan a ti están realmente interesados en lo que les tienes que ofrecer, y además te sale más barato. Pero, entonces, ¿por qué muchos defensores del inbound marketing se empeñan en llevar a cabo acciones intrusivas?
No es nada raro encontrarnos con cosas como la siguiente: abres tu navegador web y tecleas la dirección de un blog que te han recomendado de un supuesto experto en marketing online. Lo primero que te encuentras es un banner que te tapa todo el contenido y que te invita a apuntarte a su lista de correo. Como no estás interesado, buscas la equis para cerrar el banner, te cuesta encontrarla y finalmente lo cierras.
Haces clic en el título de un artículo que te parece interesante y, cuando vas a entrar en la nueva página, te vuelve a salir el maldito banner. Lo cierras. Empiezas a leer el artículo y entre el segundo y el tercer párrafo aparece otro banner volviendo a pedirte que te apuntes a la newsletter. Pasas, una vez más, de la invitación. Cuando llegas al final del artículo y vas a irte de la página, vuelve a salirte otro banner dándote las gracias por la visita y, por si no te habías enterado antes, diciéndote que deberías apuntarte a la newsletter.
¿Esto es inbound marketing? ¿No os parece que es un marketing invasivo de los de toda la vida? Está bien comunicar una vez, y de manera discreta, de la existencia de una newsletter pero lo de algunas webs es de traca. Y os prometo que no exagero nada.
Pero es que luego, si has decidido darte de alta en esa newsletter, te puedes encontrar con que te llegan correos todos los días (y a veces varios al día), con temática que no es la que te habían prometido, en los que se oculta la manera en la que te puedes dar de baja… Vamos, más de lo mismo. Porque, creedme, el email marketing es la caña si se hace bien. Pero si se hace mal es outbound del de toda la vida: publicidad invasiva que, incluso puede considerarse spam. Todo lo contrario a un email marketing eficaz, que tan buenos resultados puede dar.
Así que, por favor, si defendéis como yo una manera de hacer el marketing completamente distinta a aquella con la que convivimos hasta hace unos años, evitad para vuestros clientes, lectores, leads… todo aquello que os molestaría que os hicieran a vosotros. Pensad en cómo os gustaría que os tratasen y haced vosotros lo mismo. Vuestro bolsillo y vuestro karma os lo agradecerá.
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El marketing y las relaciones de pareja no son cosas tan distintas
Términos de Marketing Online para dummies. Retargeting
Si eres una empresa, no uses Twitter como te salga de los cojXXXX
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¿De verdad todo el que habla del inbound marketing sabe de qué va? - El último blog
Inbound marketing. Posiblemente uno de los términos sobre los que más se ha escrito últimamente en cualquier medio del sector. Pero, ¿todo el que dice practicar inbound marketing sabe lo que significa esta expresión? Yo a veces estoy convencido de que no.
Inbound marketing, por aquello de explicarlo para dummies, consiste en hacer que los clientes vengan a nosotros. Vamos, todo lo contrario al marketing intrusivo (outbound marketing) y que consiste en ser intrusivo. Es decir, el outbound marketing es ese que hace que en el mejor momento de la peli que estás viendo en la tele te aparezca durante 7 minutos un montón de anuncios de artículos o servicios que no te interesan en absoluto. Es esa llamada telefónica que recibes en plena hora de la siesta con la que pretenden convencerte de que te cambies de operador de telefonía. O ese tipo que te asalta por la calle para intentar que entres a comer a su restaurante.
Si, como os he dicho, el inbound marketing pretende que los clientes lleguen a nosotros, el outbound marketing pretende llegar a todo bicho viviente con la esperanza de que alguno de ellos termine siendo cliente.
No hace falta ser ningún gurú del marketing para darse cuenta de que el inbound es mucho más eficaz para la consecución de cualquier objetivo de marketing. No cabreas a la gente, los que llegan a ti están realmente interesados en lo que les tienes que ofrecer, y además te sale más barato. Pero, entonces, ¿por qué muchos defensores del inbound marketing se empeñan en llevar a cabo acciones intrusivas?
No es nada raro encontrarnos con cosas como la siguiente: abres tu navegador web y tecleas la dirección de un blog que te han recomendado de un supuesto experto en marketing online. Lo primero que te encuentras es un banner que te tapa todo el contenido y que te invita a apuntarte a su lista de correo. Como no estás interesado, buscas la equis para cerrar el banner, te cuesta encontrarla y finalmente lo cierras.
Haces clic en el título de un artículo que te parece interesante y, cuando vas a entrar en la nueva página, te vuelve a salir el maldito banner. Lo cierras. Empiezas a leer el artículo y entre el segundo y el tercer párrafo aparece otro banner volviendo a pedirte que te apuntes a la newsletter. Pasas, una vez más, de la invitación. Cuando llegas al final del artículo y vas a irte de la página, vuelve a salirte otro banner dándote las gracias por la visita y, por si no te habías enterado antes, diciéndote que deberías apuntarte a la newsletter.
¿Esto es inbound marketing? ¿No os parece que es un marketing invasivo de los de toda la vida? Está bien comunicar una vez, y de manera discreta, de la existencia de una newsletter pero lo de algunas webs es de traca. Y os prometo que no exagero nada.
Pero es que luego, si has decidido darte de alta en esa newsletter, te puedes encontrar con que te llegan correos todos los días (y a veces varios al día), con temática que no es la que te habían prometido, en los que se oculta la manera en la que te puedes dar de baja… Vamos, más de lo mismo. Porque, creedme, el email marketing es la caña si se hace bien. Pero si se hace mal es outbound del de toda la vida: publicidad invasiva que, incluso puede considerarse spam. Todo lo contrario a un email marketing eficaz, que tan buenos resultados puede dar.
Así que, por favor, si defendéis como yo una manera de hacer el marketing completamente distinta a aquella con la que convivimos hasta hace unos años, evitad para vuestros clientes, lectores, leads… todo aquello que os molestaría que os hicieran a vosotros. Pensad en cómo os gustaría que os tratasen y haced vosotros lo mismo. Vuestro bolsillo y vuestro karma os lo agradecerá.
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December 12, 2016
La mejor carta a los Reyes Magos: ¿con Google Keep?
Si, como yo, tenéis hijos, seguro que en estos días una de las cosas que más os preocupan es si ya han escrito la carta a los Reyes Magos (o a Papá Noel, que el viejo barbudo va ganando terreno año tras año).
En mi casa nos hemos dado cuenta de que la tradicional carta es algo viejuno que necesitaba de una modernización y hemos decidido dejar de lado el papel para pasarnos a las nuevas tecnologías. Los motivos son varios:
Hay que ahorrar papel. Si en nuestro trabajo intentamos utilizar cada vez menos papel, ¿por qué no hacer lo mismo en cosas como la carta a los Reyes Magos?
Cada vez hay menos buzones. ¿Se os ha ocurrido buscar un buzón en vuestro barrio? Si hace tiempo que, como yo, no mandáis una carta seguro que no sois conscientes de que es difícil encontrar uno. Supongo que pasa lo mismo que con las cabinas de teléfono.
Las cartas a Oriente (o al Polo Norte) tardan mucho en llegar. Los que pedís cachibaches a China ya sabéis lo mucho que tarda el correo. Sin embargo, electrónicamente la cosa es muy distinta.
Según el Instituto Nacional de Estadística, el 29,7 % de los niños mayores de 10 años y el 69,5 % de los mayores de 12 tienen su propio teléfono móvil. Y es misión de los adultos enseñarles que pueden usarlos para mucho más que para cazar pokemons.
Por todo esto, en mi casa las cartas a los Reyes Magos se escribe usando Keep, la aplicación de notas de Google. Es sencillísimo: cada niño abre una nota en la que va poniendo los regalos que quiere, como en la imagen que acompaña a este post. Además, esas notas no se quedan en el móvil de los niños sino que las pueden compartir.
Ya sé que lo ideal sería que los niños compartiesen esas notas con los Reyes Magos o Papá Noel pero, dado que no sabemos si tienen cuenta en Google (me da a mí que estos sí que viven anclados en el pasado), lo ideal es que las notas se compartan con los padres. De esa manera, lo que escriban los hijos desde sus móviles en todo momento está disponible en los móviles de los padres. Para que estos se lo puedan mandar por los medios que sea a los Reyes o al barbudo.
Sencillo, eficiente, rápido y divertido para los niños. ¿No os parece?
Lo que no sé es si esta idea se nos ha ocurrido a nosotros en mi casa porque somos muy raros o sois varios los que hacéis lo mismo o algo similar. Me lo podéis contar en los comentarios.
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Carta “del día después” a los Reyes Magos
Yo monté el estudio de televisión de Barriguitas
Ya podemos disfrutar de Google Street View en España
Ya está aquí el villancico comunero
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La mejor carta a los Reyes Magos: ¿con Google Keep? - El último blog
Si, como yo, tenéis hijos, seguro que en estos días una de las cosas que más os preocupan es si ya han escrito la carta a los Reyes Magos (o a Papá Noel, que el viejo barbudo va ganando terreno año tras año).
En mi casa nos hemos dado cuenta de que la tradicional carta es algo viejuno que necesitaba de una modernización y hemos decidido dejar de lado el papel para pasarnos a las nuevas tecnologías. Los motivos son varios:
Hay que ahorrar papel. Si en nuestro trabajo intentamos utilizar cada vez menos papel, ¿por qué no hacer lo mismo en cosas como la carta a los Reyes Magos?
Cada vez hay menos buzones. ¿Se os ha ocurrido buscar un buzón en vuestro barrio? Si hace tiempo que, como yo, no mandáis una carta seguro que no sois conscientes de que es difícil encontrar uno. Supongo que pasa lo mismo que con las cabinas de teléfono.
Las cartas a Oriente (o al Polo Norte) tardan mucho en llegar. Los que pedís cachibaches a China ya sabéis lo mucho que tarda el correo. Sin embargo, electrónicamente la cosa es muy distinta.
Según el Instituto Nacional de Estadística, el 29,7 % de los niños mayores de 10 años y el 69,5 % de los mayores de 12 tienen su propio teléfono móvil. Y es misión de los adultos enseñarles que pueden usarlos para mucho más que para cazar pokemons.
Por todo esto, en mi casa las cartas a los Reyes Magos se escribe usando Keep, la aplicación de notas de Google. Es sencillísimo: cada niño abre una nota en la que va poniendo los regalos que quiere, como en la imagen que acompaña a este post. Además, esas notas no se quedan en el móvil de los niños sino que las pueden compartir.
Ya sé que lo ideal sería que los niños compartiesen esas notas con los Reyes Magos o Papá Noel pero, dado que no sabemos si tienen cuenta en Google (me da a mí que estos sí que viven anclados en el pasado), lo ideal es que las notas se compartan con los padres. De esa manera, lo que escriban los hijos desde sus móviles en todo momento está disponible en los móviles de los padres. Para que estos se lo puedan mandar por los medios que sea a los Reyes o al barbudo.
Sencillo, eficiente, rápido y divertido para los niños. ¿No os parece?
Lo que no sé es si esta idea se nos ha ocurrido a nosotros en mi casa porque somos muy raros o sois varios los que hacéis lo mismo o algo similar. Me lo podéis contar en los comentarios.
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July 26, 2016
Host Europe presenta su hosting para WordPress - El último blog
Ya os he contado otras veces que colaboro, desde hace años, con la empresa de hosting Host Europe. Todos mis proyectos están alojados en sus servidores y estoy muy contento con el servicio que me dan, tanto a nivel técnico como de soporte por parte de su personal.
Por eso de vez en cuando os cuento por aquí las novedades que va ofreciendo Host Europe.
La última presentación de Host Europe me parece especialmente interesante: un hosting especialmente optimizado para los que usamos WordPress en nuestros blog o en cualquier tipo de proyecto web. Y es que, actualmente, el 26,4 por ciento de todas las webs del mundo – y un 59,4 por ciento de las que usan un CMS-, están hechas con WordPress. ¡Y son cifras que siguen creciendo!
Host Europe ha lanzado el servicio de hosting administrado WordPress Cloud, con tres planes distintos: WordPress Professional, WordPress Business y WordPress Business Pro. En los tres casos Host Europe se encarga de la administración completa, para que el cliente tenga que preocuparse solo de administrar su web desde el panel de WordPress. De la parte técnica se ocupará el equipo de soporte especializado de la compañía, y el cliente se centrará en el contenido.
Todos los planes incorporan reglas de seguridad específicas para WordPress, cuentan con backups automáticos diarios disponibles durante siete días, escáner de malware Sitelock Business y se garantiza una disponibilidad del 100% como SLA. Nda mal, ¿no?
Además, cuentan con protección contra ataques de fuerza bruta. Que la seguridad es lo primero.
Los clientes de WordPress Cloud de Host Europe contarán con soporte técnico especializado 24/7 para WordPress, para sus plugins más comunes (W3 Total Caché, Akismet, Woocommerce, Jetpack, All in one SEO Pack, etc) y cualquiera de los 25 temas premium incluidos en los tres planes.
También se ofrece migraciones gratuitas y un sistema de actualización automática del core del site. Cuando se vaya a realizar alguna actualización, el cliente recibe un aviso para que pueda comprobar cómo quedará su web en una zona de pruebas, donde también podrán comprobar si tanto el core como los plugins tienen el aspecto y funcionamiento deseado.
Los tres planes WordPress Cloud ofrecen tráfico ilimitado, funcionan bajo la distribución de Linux CentOS 7 y trabajan con PHP7 y HTTP/2.
El plan inicial, WordPress Professional, permite alojar un máximo de 5 sitios web. Dispone de 10 GB de espacio de almacenamiento SSD y 2 GB de memoria RAM por 14,99 euros al mes. El plan intermedio, denominado WordPress Business, puede alojar hasta 10 sitios web y cuenta con 25 GB de espacio en disco SSD, así como con 4 GB de RAM. Todo por 24,99 euros mensuales.
Por último, el plan WordPress Business Pro admite hasta 15 sitios web y dispone de 50 GB de espacio SSD y 8 GB de memoria RAM. Cuesta 34,99 euros al mes.
Y ahora, lo mejor: para celebrar el lanzamiento, Host Europe ofrece un descuento del 50% en todos los planes de hosting administrado WordPress Cloud.
Para más información acerca de estos planes, podéis consultar la web https://www.hosteurope.es/wordpress
Puedes leer el post Host Europe presenta su hosting para WordPress en El último blog.
June 3, 2016
¿Será Podium, la nueva red del Grupo PRISA, un revulsivo para los podcasts en español? - El último blog
No tengo ni idea de qué es lo que va a hacer el Grupo PRISA con su nueva red de podcasts, Podium. Tampoco es que tenga una especial simpatía por ese grupo de medios de comunicación debido a varios movimientos que han realizado en los últimos años. Sin embargo, creo que lo que nos van a presentar en los próximos días le puede venir muy bien a los podcasts en español.
Me enteré ayer por medio de mi amiga Sonia Blanco: el Grupo PRISA, y en particular su división PRISA Radio, va a lanzar una red de podcasts en los próximos días. No sé más que lo que aparece en la siguiente imagen.
Tal vez lo de “la primera red global de podcasts en español” sea demasiado pretencioso (recuerdo, sin ir más lejos, la Spanish Podcasting Network que nació en 2005) pero hay que reconocer que la aparición de una red de podcasts presentada en el Círculo de Bellas Artes por, entre otros, un premio Nobel y un miembro de la Real Academia de la Lengua, no es algo que ocurra todos los días.
Lo que me ha sorprendido han sido las reacciones del algunas personas, podcasters la mayoría, a la noticia del nacimiento de esta red. Por lo general no se ha tratado de unas reacciones muy positivas. He visto mezcla de escepticismo, rechazo y burla, junto a otras reacciones que podríamos llamar de pasotismo.
Y aquí llego yo, la nota discordante, la oveja negra del podcasting, a argumentar por qué me parece una gran noticia para el podcast en español que el Grupo PRISA haga esta presentación.
Hace ya más de 10 años que algunos empezamos a grabar y publicar podcasts en nuestro idioma y a intentar que el gran público conociese este medio. En esta década se ha realizado todo tipo de acciones con la finalidad de popularizar los podcasts: jornadas, entregas de premios, grabaciones en vivo en actos públicos… Pero, ¿hemos conseguido algo? ¿La gente de la calle conoce los podcasts, sus ventajas, y los consume? Pues yo diría que no, que no hemos conseguido nada.
Pero, vamos, en vez de daros mi impresión lo mejor es que veamos datos reales. Si utilizamos Google Trends (una gran herramienta para estudiar tendencias basada en la cantidad de búsquedas que hace la gente en el buscador de Google) podemos hacernos una idea de cómo ha evolucionado el interés de la gente por los podcasts.
Veamos, en primer lugar, qué ha pasado en los últimos 4 años en Estados Unidos. ¿Cómo han evolucionado allí las consultas del término podcast?:
Se comprueba una tendencia claramente al alza. Especialmente desde 2014. Desde entonces hasta ahora, el interés de los americanos por los podcasts prácticamente se ha duplicado.
¿Y en España? ¿Ocurre algo similar? Veamos:
Encefalograma plano. Nada de nada. El interés por los podcast en España a día de hoy es igual o inferior al que teníamos en este país hace 4 años. Tenemos que hacer algo de autocrítica y reconocer que, si con las acciones que se han llevado a cabo queríamos popularizar el medio, entonces no hemos logrado nada. Cero.
No digo que las jornadas de podcasting y otros tipos de eventos no hayan servido para nada. Digo que no han servido para popularizar el medio. Por supuesto que han sido una gran manera de que los podcasters y oyentes se conozcan en persona, que tengan más relación. Pero, desde luego, no parece que hayamos conseguido en esta década unos resultados espectaculares de cara a popularizar el medio.
Precisamente en una de estas jornadas de podcasting, en Murcia en 2009, hice unas declaraciones que no todo el mundo entendió. Entonces dije que lo mejor que le podía ocurrir a los podcasts en español sería que Belén Esteban grabase uno. Y lo sigo creyendo. Por supuesto que no creo que Belén Esteban fuese a hacer un podcast interesante o de calidad. Es más, estoy seguro de que la mayoría de vosotros no seríais oyentes de ese podcast. Pero hay que reconocer que algo así haría que la gente descubriese el medio. Una vez que descubran ese podcast, que se instalen una app en su móvil para escucharlo, estoy convencido de que no se quedarían ahí y buscarían otros contenidos. Otros podcasts. Se abriría la puerta de los podcasts al gran público.
Y algo similar creo que puede ocurrir con la presentación de Podium, la red de podcasts del Grupo PRISA. No voy a entrar en la polémica de si los podcasts de programas de radio son más podcasts o menos podcasts que el resto. Tampoco puedo entrar a criticar los contenidos de la red porque no los conoceremos hasta que nos los presenten dentro de unos días. Pero es que me da lo mismo.
Lo que no me da lo mismo, lo que me parece un hecho trascendental, es que un grupo editorial tan importante como este vaya a reunir a un premio Nobel, un académico de la Lengua y otras grandes figuras y que vayan a pronunciar la palabra podcast. ¡Van a hablar sobre podcasts! Seguramente mucha gente escuchará esta palabra por primera vez. Además, a esta red se le dará bastante publicidad. Muchas personas se descargarán y escucharán estos podcasts y, de rebote, otros distintos a los de la red.
Aunque solo sea por eso, yo estoy convencido de que el nacimiento de Podium es una gran noticia para el podcasting en español.
Y, por favor, si alguien puede convencer a Belén Esteban para que grabe un podcast, que lo haga.
Puedes leer el post ¿Será Podium, la nueva red del Grupo PRISA, un revulsivo para los podcasts en español? en El último blog.
April 4, 2016
Dejadme morir en paz - El último blog
Desde que sé quién soy, vivo atormentado.
Uno de los placeres de leer un buen libro, una buena historia, es meterte tanto en ella que llegues a identificarte con los protagonistas. A todos nos ha pasado. Mientras leemos, nos imaginamos en la piel de algunos personajes. Sobretodo si esos personajes son muy distintos a nosotros y son capaces de hacer cosas que nosotros, en nuestra triste y aburrida vida, no haríamos jamás.
¿Quién no ha envidiado a ese superhéroe que, tras una épica victoria contra el mayor de los criminales, termina liado con la chica? ¿O a esa protagonista que por el día es una gris bibliotecaria para, por la noche, convertirse en una mujer fatal que seduce a malvados para, cuando menos se lo esperan, hacerles pagar por sus pecados con las más crueles de las artes?
Y es que lo bueno que tienen los personajes de ficción es que pueden hacer lo que quieran. Para ellos, al contrario de lo que ocurre con los simples mortales, no existen límites.
Parecería que ser un personaje de ficción es lo mejor que le puede pasar a alguien, ¿no? Os puedo asegurar que sí, que es así… excepto en mi caso. Soy un personaje de ficción y mi vida es de todo menos envidiable.
Y es que, si ser un personaje de ficción suele ser maravilloso, no hay nada peor que ser un personaje de ficción habiendo cobrado consciencia de tu propia identidad. Sabiendo que no eres más que eso: un personaje de ficción.
Me pasó hace una semana. No se trató de la reacción a una bomba nuclear, el ataque de un villano, o el despertar tras una década de estar en coma. No, no me pasó nada esto que, con tanta facilidad, nos ocurre a los personajes de ficción. En mi caso, simplemente fui consciente de mi ficticia identidad al despertar una mañana, tras una noche tan normal como la de cualquiera de vosotros, las personas reales.
Al despertar vi muy claro lo que era. Y supe que era un personaje de ficción por la misma razón que me había ocurrido todo hasta ese momento: porque mi creador quiso que fuese así. Si el autor de una novela quiere que su protagonista se tire por un barranco, este lo hace sin pensárselo dos veces. Si el autor quiere que se lo piense y luego se tire, lo hace así. Si el autor quiere que tome carrerilla y se pare en seco antes de tirarse, tomará carrerilla y se parará en seco. Un personaje nunca hace nada por sí mismo. Siempre obedece a su creador. Por eso, un personaje nunca es consciente de que es sólo eso, un personaje, a no ser que su autor decida que cobre consciencia de su identidad real.
Y eso es lo que me pasó a mí. No conozco a mi creador, al autor de las historias en las que vivo, aunque podría hacerlo sólo sí el lo decidiese. Por eso no le pongo nombre. Para mí, es “mi creador”, “el autor” o, incluso, alguna vez me refiero a él como “mi padre”. Aunque, ahora que lo pienso, podría ser “ella” y entonces la tendría que llamar “mi madre”. El caso es que mi creador decidió que esa mañana, al despertar, iba a darme cuenta de que no era una persona como tú. Iba a ser consciente de que no soy más que un personaje de ficción.
Y si al principio os he dicho que ser un personaje de ficción es magnífico, os aseguro que ser un personaje de ficción que conoce su naturaleza es lo peor que le puede pasar a nadie.
Desde esa mañana en que desperté sabiendo que soy un personaje de ficción mi vida es un tormento. Cuando descubres que no eres libre, que nada de lo que haces depende de ti sino de un ser superior que te maneja a su antojo como a una marioneta, tu vida deja de tener sentido.
Incluso, los pensamientos. Sé que no soy capaz de pensar por mí mismo. Que no solo mis actos son efecto de los caprichos de un ser superior sino que hasta mis pensamientos son el capricho de esa persona. El hecho de saber que cada una de las palabras que estoy compartiendo ahora mismo os llegan a vosotros, no porque a mí se me haya ocurrido decirlas, sino porque ese ser superior ha decidido que os las debo contar, es algo que no me deja vivir. O, mejor dicho, no me deja “no vivir” como un personaje de ficción más.
A sentirme manejado le tengo que sumar el hecho de sentirme observado. Desde que tengo conocimiento de lo que soy sé que haga lo que haga voy a estar observado por vosotros, por aquellos que habéis decidido seguirle el juego a mi autor. Él os pide que leáis lo que yo hago, lo que yo digo, lo que yo siento. Y vosotros lo hacéis.
Ayer, en un relato corto que escribió mi creador, me hizo tener relaciones sexuales con una mujer espectacular. Algo que a cualquier personaje de ficción le encantaría. Y que a muchos lectores les produciría una cierta envidia. Ganas de ponerse en mi piel. Sin embargo, esta vez tuve que hacer el amor con esa mujer sabiendo que ella no era real y, lo que es peor, que estaba siendo observado por mucha gente. Por todos los lectores del relato que había escrito mi creador. Y os aseguro que sentirte observado en todo momento hace que hasta las acciones aparentemente más envidiables no sean nada cómodas.
Quiero morir. Necesito morir. Ahora que sé quien soy, que me han hecho saberlo, solo la muerte puede liberarme de esta vida artificial. Esta farsa en la que no soy más que una marioneta observada por todo el mundo. Pero ni siquiera dispongo de la libertad que tenéis las personas para morir cuando queráis. Querer morir y no poder hacer nada para dejar esta vida es muy cruel.
Por eso, os pido ayuda. Dado que mi creador no me quiere matar, ¿podéis hacerlo vosotros? ¿Podéis dejar de leer las obras de mi creador? Supongo que un personaje al que nadie lee, del que nadie sabe ni su existencia, es un personaje muerto. Y eso es lo que yo quiero. Dejad de leerme, de observarme, de saber lo que hago, digo, pienso…
Dejadme morir en paz.
Imagen de Chelsea Lowe con licencia Creative Commons
Puedes leer el post Dejadme morir en paz en El último blog.
March 30, 2016
Pelirrojos - El último blog
Entre el 20 de junio y el 17 de octubre de 1932 no nació ningún niño pelirrojo en todo el mundo. Y nadie se dio cuenta. Excepto nosotros.
Marte, el planeta rojo. Hasta hace relativamente poco, cuando se hablaba de seres extraterrestres se solía usar el término “marcianos”. Unos seres verdes, enanitos, cabezones… Hasta que, según dicen, se descubrió que en Marte no es posible la vida tal y como se conoce en la Tierra. Y esos enanos verdes cabezones dejaron de ser marcianos para convertirse en seres extraterrestres de otros planetas mucho más lejanos. Tan lejanos que tardaría mucho, mucho tiempo en descubrirse que allí tampoco es posible la vida.
Me hace gracia la idea de que la humanidad es algo excepcional. Es casi imposible, dicen, que haya vida en algún planeta, más difícil es que esa vida sea inteligente y el colmo de la imposibilidad es que esos seres vivos inteligentes puedan llegar la Tierra.
Ja.
¿Y si os digo que desde 1932 en la Tierra hay millones de marcianos mezclados con vosotros? ¿Y si os digo que los marcianos somos tan iguales a vosotros que no nos podéis distinguir? Sólo hay un factor diferencial entre los humanos terrícolas y nosotros, los marcianos. Nosotros somos pelirrojos. Vosotros, no.
En 1932 apareció en vuestro planeta un virus que nadie detectó. Este hecho, que nadie se diese cuenta de su existencia, es algo habitual. Hay miles, millones de tipos distintos de virus y la gran mayoría de ellos no tienen ningún efecto en la salud humana o animal, por lo que convivís con ellos sin ningún problema. Continuamente aparecen virus nuevos. Se trata, en todos los casos, de distintas mutaciones de virus ya existentes. Pero sólo una pequeñísima parte de estos virus centra la atención de la comunidad médica: aquellos que afectan a la salud humana o animal. O, como mucho, los que pueden dañar a especies vegetales vitales para la alimentación humana.
Por eso, nadie se dio cuenta de que en 1932 ese nuevo virus se propagó por el planeta de manera extraordinariamente rápida. Aparentemente, no producía ninguna muerte, ninguna enfermedad, ningún síntoma. Fue, por lo tanto, un virus “invisible” para la comunidad médica de aquella época. Un virus que, aunque la ciencia se ha desarrollado en las últimas décadas de manera muy importante, ha seguido entre nosotros sin que nadie lo haya detectado. Excepto nosotros.
Si hay un detalle de Marte en el que sí que habéis acertado en la Tierra es en llamarlo “el planeta rojo”. Pero no porque la superficie de nuestro planeta sea de ese color (que no lo es, son las nubes las que hacen que parezca así) sino porque somos un planeta en el que todos sus habitantes son pelirrojos.
En 1932, desde Marte detectamos la propagación de ese terrible virus y vimos inmediatamente lo que ningún humano fue capaz de descubrir: que su efecto inmediato fue que dejasen de nacer pelirrojos en la Tierra. No os disteis cuenta entonces, ni nunca. Desde ese momento, en vuestro planeta no ha nacido ni un solo pelirrojo. Y ahí vimos una oportunidad estupenda de solucionar nuestro problema.
Marte lleva mucho tiempo siendo un planeta superpoblado. Los recursos naturales no son suficientes para que subsista toda la población que nace y, por lo tanto, tenemos que poblar otros planetas. Lo hacemos de distintas maneras: por medio de acuerdos con mandatarios de otras galaxias, gracias a la colonización de planetas deshabitados o, como ocurre con la Tierra, sin que los habitantes del planeta de destino se den cuenta.
El 19 de junio de 1932, en Viotá (a unos 85 kilómetros de Bogotá, Colombia) nació el último pelirrojo terrícola. El virus impidió que naciese ninguno más. El 18 de octubre de ese mismo año llegó a Guna (en el estado indio de Madhya Pradesh) el primer pelirrojo marciano. Ni verde ni cabezón. Los marcianos, excepto por el hecho de ser pelirrojos, no nos diferenciamos en nada de vosotros.
Desde ese momento, no ha nacido ni un solo pelirrojo en la Tierra. Sin embargo, somos millones los que estamos entre vosotros. Todos los días, en distintas partes del planeta sustituimos a recién nacidos por marcianos. De esa manera, vosotros tenéis pelirrojos y nosotros tenemos otro planeta en el que poder subsistir.
Y, no, no penséis que vuestros dirigentes os engañan cuando os hacen creer que Marte es un planeta deshabitado. Que se ha enviado distintos vehículos a nuestro planeta. Que se han hecho innumerables fotografías de su superficie. Ellos no son culpables del engaño. Somos nosotros los que no queremos que se sepa la verdad. Que se sepa lo que hacemos con vuestros hijos recién nacidos. Tememos por vuestra reacción y preferimos engañaros secuestrando vuestros artefactos y haciendo que os manden imágenes ficticias de un planeta sin vida.
Y, no, por favor. No preguntéis qué es lo que hacemos con vuestros bebés.
Imagen de slurpiesandstraws ☮ con licencia Creative Commons
Puedes leer el post Pelirrojos en El último blog.
March 1, 2016
Se me cae a cachos. 3 - El último blog
Cuando empecé con Se me cae a cachos tenía muy claro que tenía que obtener un beneficio económico con la web. No es que necesitase el dinero. Con mi sueldo de la agencia tenía bastante para vivir holgadamente, pero pensaba que el esfuerzo que le dedicaba a la web tenía que compensarse con un ingreso extra. Sin embargo, aun teniendo esto claro, sabía que todavía no era el momento. No tenía intención de obtener dinero tan pronto.
En ese momento mi cargo en la agencia ya era el que tengo ahora, Project Manager, que es una manera muy cool de llamar al chico para todo en un proyecto. Es decir, que me asignan un cliente y yo me tengo que buscar la vida para ser el contacto con él, preparar la oferta, pelear con todos los departamentos de la agencia para que cumplan plazos, dar la cara cuando algo sale mal, presentar los resultados… Vamos, que tengo que estar las veinticuatro horas del día dispuesto a apagar fuegos. Y es que en cualquier momento me puede llegar un correo electrónico. A cualquier hora del día o de la noche. ¡Y que no se me ocurra tardar más de media hora en contestar!
Un día, cuando el proyecto que tenía entre manos de una campaña de medios para una marca de café estaba dando los últimos coletazos, Juanjo, mi jefe, se acercó a mi mesa.
—Como te veo bastante ocioso últimamente, he decidido que te voy a asignar la cuenta de Fortex.
Fortex era la última cuenta que había ganado la agencia. Como todos sabréis, es una de las marcas más conocidas de condones, geles, lubricantes, juguetes eróticos y demás ayudas para pasarlo bien con tu pareja. Yo, en secreto, había pensado que Fortex podría llegar a ser patrocinador de Se me cae a cachos en un futuro. Era evidente porque la mía era una web ideal para anunciar los productos de la empresa. Sin embargo, no me había atrevido todavía a dar el paso de presentarle la web a Fortex, ni a otras empresas del sector, porque quería esperar un poco más. Al menos, a tener más tráfico.
Ahora, de repente, me asignaban la cuenta de Fortex en la agencia. La consecuencia inmediata fue evidente: les descarté como posibles patrocinadores de Se me cae a cachos. No quería, de ninguna manera, que los temas de la agencia pudiesen mezclarse con los de la web. Me encargaría de la cuenta de Fortex en el trabajo y, más adelante, ya buscaría otro anunciante para Se me cae a cachos.
Pero el destino es caprichoso y no dejó que las cosas transcurriesen como yo tenía pensado. En una de las primeras reuniones que tuve con la empresa de condones en su sede, me dijeron que, entre otras muchas cosas, querían que les buscásemos webs o blogs con temáticas sobre sexo donde poder anunciarse, publicar contenidos, patrocinar, o llegar a cualquier otro tipo de acuerdo de colaboración. No me indicaron ninguna web en particular. Parte de nuestro trabajo en la agencia, precisamente, es el de buscar los mejores medios para las colaboraciones con nuestros clientes.
Lo tenía clarísimo. De ninguna manera iba a incluir a Se me cae a cachos en la lista de webs, blog e influencers que quería mandarle a la empresa. Y así lo hice. Tras una semana, tenía lista la relación que le pensaba presentar al cliente. Estaba muy contento con el trabajo que había hecho porque no sólo había identificado unas webs donde Fortex podía encajar perfectamente y unos influencers que podrían mover la marca de manera muy natural, sino que también había preparado una propuesta de acuerdo con dos youtubers que podía ser la bomba.
Juanjo se acercó a mi mesa y le echó vistazo a la lista. Yo creo que no le dedicó ni diez segundos. Me la devolvió con una sonrisa. No me dijo ni una palabra, pero no hacía falta. Sabía que le había gustado. Se dio la vuelta y empezó a caminar hacia su despacho. Sin embargo, cuando ya estaba a unos diez metros de mi mesa, sin ni siquiera girarse, me dijo:
—¡Ah! Has olvidado a Se me cae a cachos. Añade esa web, que últimamente lo está petando.
¡Juanjo conocía mi web! Y además pensaba que era fundamental que estuviese entre las propuestas a Fortex para posibles colaboraciones.
Algo que todo el mundo sabe en la agencia es que a Juanjo no se le lleva la contraria. Nunca. Creó la agencia con un socio hace más de ocho años y desde entonces ha demostrado que no existe nadie más capacitado que él para llevarla. Sabe manejar a la gente, tiene una vista extraordinaria para detectar lo que le va a gustar a los clientes, es un vendedor de primera y cuando salimos de la agencia es un gran compañero de copas. Pero, eso sí, que no se te ocurra llevarle la contraria. Si lo haces, entonces descubrirás al otro Juanjo. Ríete tú del doctor Jekyll y Mr. Hyde. La transformación de Juanjo cuando le llevan la contraria es impresionante. Y, creedme, da miedo.
Por eso tuve que incluir a Se me cae a cachos en la lista que le presenté a Fortex.
Diez días después, con el visto bueno por parte del cliente, le presenté a Juanjo el acuerdo al que había llegado con los medios (webs, blogs, youtubers e influencers). Había de todo. Desde usuarios de Twitter que por una caja de condones estaban dispuestos a hacer el ridículo poniendo una foto suya “haciendo algo con un condón”, hasta responsables de webs a los que se les iba a pagar una cantidad más que importante. Eso sí, al final, entre unos y otros, conseguí que el coste no fuera muy alto para lo que suelen costar este tipo de campañas. Y, claro, a menor coste por nuestra parte y mismo ingreso por parte del cliente, mayor margen para la empresa. Eso sí que le gustó a Juanjo.
Con Se me cae a cachos decidí llevar a cabo una estrategia: pedir una cantidad muy alta. Es más, era la cantidad más alta de todo el paquete. Al hacer eso me aseguraba salir ganando siempre porque si a Juanjo le parecía excesiva y descartaba la web yo me quitaba un peso de encima. Y si lo aceptaba, me llevaba un buen pellizco.
Y aceptó. Como el coste total de la campaña había sido menor del esperado, a Juanjo no le importó pagarle un poco más de lo normal a una web. Se me cae a cachos publicaría dos posts patrocinados de un mínimo de quinientas palabras sobre productos de Fortex. Al mismo tiempo, Fortex se convertiría en patrocinador de la web en exclusiva durante seis meses con posibilidad de prórroga, con una mención a este patrocinio en un lugar destacado de la cabecera.
Me costó pero me las arreglé para no tener que desvelar mi identidad como autor de la web. A Juanjo le dije que la única manera de comunicarme con el misterioso autor era por medio del formulario de contacto. Yo utilizaba ese medio para hacerle la oferta y él me contestaba con su cotraoferta mandando un correo desde una dirección de Gmail que podría ser de cualquiera.
Más complicado fue el tema de la facturación. Yo, como autor, me tenía que mandar a mí, como agencia, una factura mensual por los servicios acordados. El primer mes la factura incluiría la publicación del primer posts y el patrocinio, el segundo mes facturaria el segundo post y el patrocinio, y del tercero al sexto mes tendría que facturar por el patrocinio mensual. Pero, ¿cómo facturar sin desvelar mi identidad? Normalmente, las facturas de los proyectos que llevo me llegan a mí, como Project Manager, pero yo las tengo que mandar a Administración para que las paguen y ahí llevan una base de datos con todos los terceros (empresas y personas físicas). En este caso, si facturaba con mi nombre, las compañeras de Administración se darían cuenta.
Me costó, pero di con la solución. Buscando por la red descubrí que existen algunas cooperativas que pueden facturar por ti. Ofrecen el servicio, sobretodo, a personas que tienen que facturar de manera esporádica y no quieren o no les merece la pena darse de alta como autónomos. Tú te das de alta en la cooperativa como socio y cuando emites una factura no lo haces con tus datos sino con los de la cooperativa. La factura la cobra esa cooperativa y te hace una transferencia con el dinero, después de quedarse con una pequeña comisión.
Perfecto. Es lo que necesitaba. Había conseguido quedar bien en el trabajo y había obtenido un muy buen patrocinador para la web que me aportaba unos ingresos considerables. Y todo ello sin desvelar que yo era el autor de Se me cae a cachos.
La cosa podía haber quedado ahí pero a Juanjo, que siempre es capaz de ver oportunidades donde los demás no vemos una mierda, se le ocurrió una idea.
—Oye, Freddy, dile a esos tíos de Fortex que el responsable de Se me cae a cachos pide que, además del dinero, se le mande un cargamento de la hostia de todo tipo de productos de la empresa. Les puedes decir que se trata de un viciosillo o algo así. Y cuando llegue, nos los quedamos nosotros. Como nunca van a poder descubrir quién es ese tío, jamás sabrán que los productos no le han llegado.
¡Alucinante! Mi jefe mintiendo al cliente y usándome a mí para que lo hiciese. Ya os contaré en otro momento otras historias de Juanjo pero, de todas maneras, os puedo asegurar que esto no es nada comparado con lo que le ha hecho a otros clientes.
El caso es que no me costó mucho que Fortex accediese a lo que creían que les pedía el tipo ese misterioso de Se me cae a cachos. Unos días después, llegó a la agencia un palé con un montón de cajas en él. Había todo tipo de productos de Fortex: condones para que un regimiento pudiese follar durante un año, unos vibradores de última generación con distintas formas, geles con todo tipo de sabores, anillos que no eran precisamente para los dedos, y otros muchos juguetitos que, evidentemente, Juanjo no pensaba mandarle al autor de Se me cae a cachos. El muy cabrón no hizo ni siquiera el intento de descubrir quién era para mandarle una cajita de condones.
¿Que se hizo con todo ese cargamento? Me vais a permitir que no dé detalles pero os puedo asegurar que la fiesta de Navidad que celebramos en la agencia a los pocos días fue memorable.
Al día siguiente en el palé no quedaba ni uno solo de los productos que mandó Fortex.
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