Los asquerosos Quotes

Rate this book
Clear rating
Los asquerosos Los asquerosos by Santiago Lorenzo
13,623 ratings, 3.81 average rating, 1,466 reviews
Open Preview
Los asquerosos Quotes Showing 1-12 of 12
“La suerte estaba echada y no había otra que salir arreando: ARREA jacta est."

· Los asquerosos - Santiago Lorenzo”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“De verle alguien, le acusaría de padecer algo parecido al síndrome de Peter Pan. No era un síndrome: Manuel vivía como el del cuento. Era como si a un húngaro le endilgaran el complejo de húngaro. A Manuel le vendrían echando en cara la tal desviación los que sospecharan de sí mismos que estaban envejeciendo injustamente, como por complot contra sus personas. Le saldrían con la imputación los que van corriendo siempre a tiempo vencido, arrastrando relojes ciclópeos. Los que están cumpliendo años mal. O peor: los que quieren crecer y no lo consiguen.”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“Su capital no crecía por adición, sino por sustracción”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“La carencia era su gran, saciante patrimonio. Se estaba instalando en una austeridad fiera en la que chapoteaba cada vez con mayor deleite, como quien de da a la gimnasia extrema y goza con la queja muscular, la falta de aliento y el dolor de plantas. Su apetito por la sobriedad empezaba a ser gula, y su amor por la pobreza empezaba a ser lujuria.”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“Todos somos candidatos a asquerosos. Pero puesto Manuel de espaldas a todo, de culo ante el mundo entero, no sería ilegítimo considerar que el verdadero asqueroso puro de toda esta feria fuera él. A muchos hombres y mujeres, el Manuel del exilio cerrado y ciego les resultaría un asocial, un indeseable. No un asqueroso más, sino el que más.”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“No acoplaba bien, acaso por el chorro excesivo de ansias que tenía de acoplar [...] angustias derivadas del que si me arrimo o que si me despego.”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“Veía malas caras por todos lados. Yo creo que la mala cara la traía puesta él, y le rebotaba en las de los demás por flujo de reciprocidad.”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“Vale que ya tenía costeado el comestible y lo de limpiar. Pero le harían falta más cosas. ¿O no?
Pues no. Me contó que cuando comprobó que funcionaba con un panel solar que, con dar tan poca leche, daba leche de sobra, se le cayeron los gastos de luz. Cuando notó que ya no quería ir a ningún sitio, se le fugaron los que nunca sufriría ya por coche. Cuando se vio guapo como nunca luciendo el chaquetón que le regalé, se le deprimieron los costes de ropa. Cuando comprobó que para evitar adicciones no debía usar cosméticas, se le evadieron los de aseo. Cuando se percató de que cargar con palos para calentarse quemándolos no era fatigoso sino deportivo, se le murieron los desembolsos que tendría que haber hecho por calefacción. Lo mismo con los de sanidad, botiquín y en general con casi todos. El ascetismo ese suyo era divertido, saludable, activador y benefactor.”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“El billetaje que Manuel sí quería reunir era gratis: tiempo a espuertas, a plazo fijo, acciones y activos. Con una ambición inagotable, con el único límite de las veinticuatro horas del día. Una cota final que le permitiría en algún momento llegar a la riqueza total, la del día completo (el dinero, al revés y agotadoramente, nunca presenta tope por arriba).

Con cada céntimo que dejaba de fabricar compraba un minuto de frática paz a estrenar. Le parecía muy barato. La sensación de abundancia, irónica en el Manuel pobrísimo, era vertiginosa. Le sobraba de todo. Sólo el tiempo no le sobraba, pero no era tan soberbio como para pretender que se lo incrementaran a 25 horas/día. Tenía el preciso, el que es, y tan contento.

(...)

Lo bueno no era que con tantas horas por delante pudiera hacer lo que le saliera de los cojones. lo bueno era que no paraban de salirle cosas de los cojones todo el día. Sin esa fase 2, el pobre canelo que sólo reúna la 1 acabará colgándose por el cuello tras el primer trimestre, ahogado por la frustración de haber esperado siempre a que llegue el tiempo para sí y encontrándose con la olla de cagarros especiados que se va a comer cuando mire el reloj y sea todavía por la mañana (les ocurre a muchos jubilados).”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“La suya era una parquedad gozosa en cuanto que vocacional (...). No se le veía muy asimilado a los Crusoe, a los Thoureau, a los estilistas, a los supervivientes clásicos, siempre menesterosos, con la lengua fuera, como puta por rastrojo en busca de un pescado, de un cacahuete, de un palo con punta. Lejos de ellos, Manuel vivía en lo que en sus cirunstancias podía denominarse incluso abundancia (andrajosa, pero abundancia). Instilado de su poquedad desaforada y cabalgante, hasta ahorraba si se descuidaba, el tío, y el cariz involuntario de su ahorro le provocaba carcajadas.”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“La carencia era su gran, saciante patrimonio”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos
“Me contó que cuando comprobó que funcionaba con un panel solar que, con dar tan poca leche, daba leche de sobra, se le cayeron los gastos de luz. Cuando notó que ya no quería ir a ningún sitio, se le fugaron los que nunca sufriría ya por coche. Cuando se vio guapo como nunca luciendo el cahquetón que le regalé, se le deprimieron los costes de ropa. Cuando comprobó que para evitar adicciones no debía usar cosméticas, se le evadieron los de aseo. Cuando se percató de que cargar con palos para calentarse quemándolos no era fatigoso sino deportivo, se le murieron los desembolsos que tendría que haber hecho por calefacción.”
Santiago Lorenzo, Los asquerosos