Del buen salvaje al buen revolucionario Quotes

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Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina by Carlos Rangel
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“La Iglesia católica tiene más responsabilidad que ningún otro factor en lo que es y en lo que no es la América Latina. La conquista española se hizo por y para el catolicismo. El catolicismo sirvió a la conquista y a la colonización, y la conquista y la colonización sirvieron al catolicismo. En seguida, y hasta mediados del siglo XIX, es decir, en los 350 años decisivos en la formación de la cultura y de las estructuras políticas y sociales de Latinoamérica, el catolicismo fue a la vez el cerebro y el espinazo de la sociedad latinoamericana.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“Todavía hoy perduran en Latinoamérica y lastran su desarrollo económico actitudes y situaciones que obstruyen la actividad económica privada conducida de buena fe, y a la vez estimulan y premian a los negociantes inescrupolosos, a los traficantes de influencias, a los sobornadores de funcionarios públicos y defraudadores del fisco. Y frente a esto, la reacción espontánea del gobernante heredero de la tradición hispánica será aumentar los controles, las restricciones, las fiscalizaciones, sin advertir que no hay ninguna razón para que haya menor proporción de gente sobornable entre los controladores que entre los controlados, de manera que con cada nuevo trámite, con cada nueva restricción, crecen las probabilidades de corrupción y disminuyen las posibilidades de desenvolverse los ciudadanos sin recurrir a expedientes extraordiarios, aun para las gestiones más corrientemente necesarias [...]. Estas obstrucciones van a ser, cada una, la ocasión de una ofera o una solicitud de soborno. Y el funcionario honesto tendrá tendencia a la vacilación, cuando no a la parálisis, por temor a que su buena disposición hacia tal o cual proyecto sea interpretada como producto de alguna oscura transacción.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“En contraste, los gobiernos republicanos de Hispanoamérica van a ser todos representativos exclusivamente de implacables hacendados criollos o (en el caso de países removidos socialmente por la guerra) de aún más implacables hacendados pardos; oligarquías que no tendrán otra preocupación ni otra meta que mantener intactas las estructuras sociales basadas en el latifundio y el peonaje. Los frecuentes cambios de gobierno, las llamadas “revoluciones” latinoamericanas, no van a ser sino perturbaciones superficiales en un agua estancada.
Para colmo de injusticia, cuando hacia fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX las clases dirigentes latinoamericanas comiencen a formular explicaciones o excusas por el fracaso de sus sociedades en comparación con la sociedad norteamericana, es al indio, al negro y a la mezcla de razas a quienes van a culpar; y esa explicación va a preceder primero, y luego a coexistir durante algún tiempo con la que hoy está de moda y que atribuye exclusivamente al imperialismo norteamericano el atraso y la frustración de América Latina.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“...no hay dos situaciones históricas idénticas...”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“Los latinoamericanos no estamos satisfechos con lo que somos, pero a la vez no hemos podido ponernos de acuerdo sobre qué somos, ni sobre lo que queremos ser.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“Pero nada de esto se toma en consideración a la hora de formular las hipótesis de moda sobre las causas del atraso latinoamericano (y del avance norteamericano), sino que se afirma sin matices y sin contradicción que la influencia política, económica y cultural norteamericana ha causado nuestro subdesarrollo.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“¿Y quién puede dudar que de no haber existido esta potencia democrática, guardián del hemisferio (en su propio interés, pero ese es otro problema) Latinoamérica hubiera sido víctima en el siglo xix del colonialismo europeo que conocieron Asia y África; y más tarde, en nuestro propio tiempo, de los imperialismos todavía peores que ha conocido el siglo xx?”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“En cuanto a nuestra reprobación por los aspectos negativos de la sociedad norteamericana, como la discriminación racial, el excesivo consumismo, el poder inquietante del «complejo militar-industrial» ¿de dónde la hemos aprendido sino de las críticas que los norteamericanos se hacen a sí mismos? ¿Y no es tristemente obvio que al repetirlas con aire de justos, estamos evadiendo hacernos a nuestra vez las críticas que nosotros merecemos? Más recientemente, ha sido sobre todo de los norteamericanos que hemos recibido la ambición y los estímulos hacia la modernización y el desarrollo.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“La explicación es que admitimos tácitamente el modelo político y social norteamericano como la realización de la utopía americana. Un ejemplo: la Constitución argentina de 1853, orgullo y monumento político de ese país, está a tal punto calcada de la Constitución norteamericana, que los jueces argentinos han podido referirse a la jurisprudencia norteamericana a la hora de interpretarla.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“prevalece desde el comienzo en la sociedad norteamericana la convicción de que el imperio de la ley es en sí mismo una conquista tan fundamental contra la tendencia a la arbitrariedad latente en todos los gobiernos, que más vale soportar una ley deficiente, y aun mala, hasta poderla modificar mediante un procedimiento regular, que admitir (y mucho menos solicitar) su enmienda o abolición por un acto de fuerza, sea autocrático, sea revolucionario.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“1) la América [Latina] es ingobernable para nosotros; 2) el que sirve una revolución ara en el mar; 3) la única cosa que se puede hacer en América [Latina] es emigrar; 4) este país [la Gran Colombia, luego fragmentada entre Colombia, Venezuela y Ecuador] caerá infaliblemente en manos de la multitud desenfrenada para después pasar a tiranuelos casi imperceptibles de todos los colores y razas;”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“Nosotros, latinoamericanos —dice Carlos Alberto Montaner— con más habitantes que Estados Unidos, con tanta o más riqueza potencial, desovados como Estados Unidos, por Europa, con universidades que tenían siglos y núcleos urbanos formados cuando Chicago sólo era una pradera recorrida por búfalos, inconscientemente hemos renunciado a contribuir al diseño de nuestras propias vidas”.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“El sueño, ha dicho él, es un escape de frustraciones o anhelos reprimidos. Cuando un individuo no es capaz de gobernar su destino, cuando la realidad lo aplasta porque no puede ajustarla a sus aspiraciones, no le queda más remedio que esperar milagros para cambiar su suerte. En vez de poner en marcha negocios o empresas para salir de pobre, comprará billetes de lotería. Y buscará transferir a otros la responsabilidad de su mala situación, porque además es muy duro cargar consigo no sólo un sentimiento de impotencia sino también de culpabilidad.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“Cuando un individuo no es capaz de gobernar su destino, cuando la realidad lo aplasta porque no puede ajustarla a sus aspiraciones, no le queda más remedio que esperar milagros para cambiar su suerte. En vez de poner en marcha negocios o empresas para salir de pobre, comprará billetes de lotería. Y buscará transferir a otros la responsabilidad de su mala situación, porque además es muy duro cargar consigo no sólo un sentimiento de impotencia sino también de culpabilidad.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario
“Fue en esa época cuando la ciudadanía, de manera creciente (e inconsciente), empezó a soñar con la solución revolucionaria. ¿Qué era eso? Era confiar en la inveterada superstición de que un caudillo lleno de buenas intenciones, rodeado de arcangélicos y dedicados compañeros de lucha, ajenos a las corrompidas cúpulas políticas convencionales, llegarían al poder para corregir los yerros, castigar a los culpables y traer la riqueza y la felicidad colectivas. De ahí que en 1992, cuando el teniente coronel Hugo Chávez y otros militares golpistas intentan derrocar por la fuerza al presidente Carlos Andrés Pérez y dejan tendidos en las calles varios centenares de muertos, la reacción popular, en lugar de ser de indignación, es de complaciente aquiescencia: según las encuestas de la época, el 65 por ciento de los venezolanos dijo simpatizar con el cuartelazo. El mensaje era transparente: en ese punto de la historia, un número importante de los venezolanos ignoraba que la esencia de la democracia y del Estado de derecho no es el periódico rito electoral, sino el humilde acatamiento a la ley, incluso cuando nos sentimos profundamente insatisfechos con la labor del gobierno.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“Si hubiera racionalidad en el análisis de los hechos políticos, éste sería un elemento de juicio suficiente sobre todos los regímenes marxista-leninistas que el mundo ha conocido (y desde luego sobre la Cuba de Fidel Castro) y que son los únicos sistemas políticos en la historia de los cuales ha sido preciso impedir por la fuerza que la gente huya, dispuestos a dejar todo atrás, no sólo bienes, sino la familia más inmediata, viniendo a resultar el exilio voluntario no un gesto excepcional, doloroso de una ínfima minoría principista o muy activa políticamente,10 sino como una esperanza loca de casi todo el mundo, aunque casi imposible de alcanzar salvo para algunos pocos bienaventurados.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“No es dudoso que James Creelman8 sintió realmente ante don Porfirio que estaba en presencia de un hombre fuera de serie, espléndidamente correspondiente al contexto político deplorable que lo había producido, representante cabal de un tipo humano eternamente sobrecogedor: el monarca primitivo, comparable, entre los hombres, al lobo jefe entre los lobos; y por lo mismo tremendamente impresionante para literati acostumbrados a desenvolverse en sociedades donde el poder, tras una larguísima decantación, se ejerce usualmente en forma civilizada.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“En circunstancias distintas a esa solidaridad forzosa impuesta por las tiranías, lo que intentamos normalmente los latinoamericanos es tratar de extraer de la suma de recursos de que dispone la sociedad, una proporción superior a la que en justicia correspondería a nuestro aporte.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“las latinoamericanas son las únicas sociedades occidentales que nacen en proceso de desintegración.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“[Los intelectuales marxistas,] promotores mansos y puramente teóricos de una cosmovisión que, por otra parte, complace íntimimente a todos quienes tienen responsabilidad y poder de decisión en Latinoamérica, puesto que nos descarga de nuestra culpabilidad, nuestra frustración y nuestros complejos de inferioridad, con referencia a la proposición infinitamente cómoda de que todas nuestras insuficiencias se deben a un demonio exterior llamado imperialismo, y que nuestra redención ocurrirá sin esfuerzo particular nuestro, como un don providencial, en cuanto ocurra la Revolución”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“[El marxismo,] una cosmovisión que, por otra parte, complace íntimimente a todos quienes tienen responsabilidad y poder de decisión en Latinoamérica, puesto que nos descarga de nuestra culpabilidad, nuestra frustración y nuestros complejos de inferioridad, con referencia a la proposición infinitamente cómoda de que todas nuestras insuficiencias se deben a un demonio exterior llamado imperialismo, y que nuestra redención ocurrirá sin esfurzo particular nuestro, como un don providencial, en cuanto ocurra la Revolución.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“[...] la sociedad latinoamericana ha sido calificada (y puede serlo todavía) de "sociedad enferma".”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“La sociedad neofeudal hispanoamericana no es ni guerrera ni inestable. Al contrario: desde la consumación de la conquista hasta las guerras de independencia, en Hispanoamérica va a existir una asombrosa paz, mantenida casi sin tropas [...].

Dentro de este orden, la hacienda es desde luego una institución política a la vez que económica. El hacendado colonial es un factor de producción, y a la vez un agente del orden. La hacienda misma es una molécula del organismo social. Sobre ella reina el hacendado o, en su ausencia, el mayordomo. Los castigos son brutales, y pueden ir hasta la muerte bajo los azotes. También hay paternalismo, benevolencia y, desde luego, relaciones sexuales de los amos y sus hijos legítimos con todas las mujeres de los siervos y esclavos.

La institución de la hacienda puede ser hasta defendida, para el momento de su consolidación, como una mejora substantiva con relación a la brutalidad de la "encomienda", donde el indio era una máquina que se usa hasta que se rompe. Pero para el futuro de Hispanoamérica, el costo del a hacienda es alto, el lastre terrible. El molde social se cristaliza. Casi toda la tierra cultivable se concentra en manos de una ínfima minoría.

Y esta es la normalidad. Esta situación de todo el poder y toda la riqueza para unos pocos y ningún derecho o propiedad para la mayoría, es considerada justa, y el hacendado, un personaje digno de admiración y hasta de veneración. Sin embargo, la insurrección haitiana y la masacre de los hacendados franceses de esa isla, va a demostrar, a fines del siglo xviii, cómo tales extremos de sumisión pueden, de la noche a la mañana, convertirse en sangrientas explosiones de odio.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“... el atracivo del marxismo no decrece, según está de sobra comprobado, con sus fracasos concretos. Para el creyente de esta y otras religiones, ni los malos sacerdotes ni una Iglesia transformada en brutal maquinaria de represión pueden comprometer la promesa de redención que formularon los profetas.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“Rara vez los precursores tienen un destino feliz. Tropiezan con supersticiones bien asentadas.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“... los latinoamericanos somos a la vez descendientes de los conquistadores y del pueblo conquistado, de los amos y de los esclavos, de los raptores y de las mujeres violadas. El mito del buen salvaje nos concierne personalmente, es a la vez nuestro orgullo y nuestra vergüenza.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“... lo más certero, veraz y general que se pueda decir sobre Latinoamérica es que hasta hoy ha sido un fracaso.”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina
“...no hay dos situaciones histórica idénticas...”
Carlos Rangel, Del buen salvaje al buen revolucionario: Mitos y realidades de América Latina