Chastity Quotes

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Chastity Quotes
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“La reordenación del amor desordenado exige delicadeza. No estamos tratando con máquinas programables, sino con almas encarnadas, nada hay más sensible en la creación. Encauzar esta sensibilidad es una propuesta exigente.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La herida de las relaciones entre hombre y mujer después de la caída no consiste en que uno esté a merced del otro sin remedio; sino que cada uno intenta explotar y controlar al otro, aunque por medios diferentes. La comunión ha dado paso a la rivalidad y a la amenaza: tal es la consecuencia del pecado.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Un cristiano debe apreciar de manera natural lo que hay de bueno en las aspiraciones de la antropología secular. También debe corregir su presunción. Los cristianos saben mucho de ese tema. Desde el principio, la presunción ha hecho perder el rumbo a la humanidad. Nos separa de lo que es real. Pese a todo, los estragos causados por los intentos del hombre de construirse a sí mismo pueden conducirnos de nuevo al gusto por una verdad que perdura y sostiene.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Hay un impulso escatológico en el deseo de superar las oposiciones binarias. Cristo vino a hacer de los dos una sola cosa (cf. Ef 2,14; Gál 3,28). Los problemas surgen cuando los seres humanos intentan llevar a cabo la superación sin ayuda. El cristianismo alberga la esperanza de trascender las dicotomías humanas no mediante cambios oscilantes, sino a través de una transfiguración en el amor que realiza nuestra sed de infinito a través de la comunión en la gracia con el Ser Infinito.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Este trabajo demanda tiempo, requiere paciencia y alegría en cada paso dado. En materia de castidad, por ejemplo, se da un salto cualitativo al pasar de la promiscuidad a la fidelidad, con independencia de que la relación fiel corresponda o no de modo pleno al orden objetivo de una unión nupcial, sacramentalmente bendecida, entre un hombre y una mujer. Toda búsqueda de integridad es digna de respeto, merecedora de aliento.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La razón de ser de la enseñanza moral cristiana es delinear un proceso de aprendizaje concebido en términos de conversión y ascesis, es decir, de “ejercicio”, una metáfora adecuada para nuestra sociedad, que tiene un gimnasio en cada esquina. La meta es la libertad y el florecimiento. Aprender de este modo es verme a mí mismo en términos de una realidad que me supera. Es ser liberado del encierro en mis propias nociones limitadas.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“El consejo sobre la castidad se complementa con ieiunium amare, «amar el ayuno». Abstenerse de alimentar un apetito, incluso el físico, puede ser una forma de aprender a amar de manera ordenada, fecunda.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Solo lo que amo me cambiará de manera hermosa. Los comportamientos surgidos del miedo o el desdén tienden a desfigurarnos. El amor debe pulirse.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La reconciliación integral de nuestro ser (“integridad”, hemos visto, fue durante mucho tiempo sinónimo de “castidad”) presupone un élan. En un salmo, la meta hacia la que Israel viajó por el desierto se describe como «la tierra deseable» (Sal 105,24, Vulgata). Es una tipología perenne.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Atanasio, en su tratado Sobre la encarnación, se maravilla de los cristianos que practican el celibato. Para él, su testimonio es un signo del fin de los tiempos. Mas tarde, la continencia llegó a darse por descontada. Se asumía simplemente que los jóvenes que abrazaban la vida clerical o consagrada eran castos, sin comprender siempre lo que representaba la pasión física, un don de Dios, ni cómo poder canalizarla responsablemente. Muchos han vivido vidas marcadas por la división interior, como si los sentidos persiguieran una vida propia rebelde que hubiera que suprimir o anestesiar por la fuerza de la voluntad.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Salvo excepciones fulgurantes, el crecimiento en la gracia, como cualquier otro crecimiento, es orgánico. Ocurre lentamente, en secreto, no sabemos cómo (cf. Mc 4,27). Pero, con el tiempo, rinde fruto.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La ascesis primaria del cristiano es la confianza. Al confiar renunciamos a pretensiones ilusorias de omnisciencia. Nos entregamos a las manos de Dios y elegimos ser reformados según su propósito. Solo Él puede realizar su semejanza en nosotros, uniendo en un todo casto los factores dispares que configuran nuestra historia y personalidad.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Abandonar el ideal equivale a convertir las catedrales en piscinas, a sustituir la llamada personal de Cristo, «Ven, sígueme» (Mc 1,17), por un mensaje promocional que dice «descansa, come, bebe y pásalo bien» (Lc 12,19). La meta a la que estamos llamados se encuentra siempre delante de nosotros. Estancarse es mortal.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La condición cristiana es el arte de esforzarse por responder a una vocación a la perfección mientras sondeamos la profundidad de nuestra imperfección sin desesperar y sin renunciar al ideal.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Lo que determina una vida no es el molde del que sale, sino la meta hacia la que se dirige. En las palabras ya citadas de Cabasilas, «el viejo Adán no es un modelo para el nuevo, sino el nuevo un modelo para el viejo». Si creemos esto, viviremos proyectados al futuro, atraídos por la paciente esperanza de Dios en nosotros.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Cristo no huye de nuestras contradicciones. No rehúye con repugnancia el mundo de las lujurias y de las esperanzas fugaces que Siddhartha, en la novela de Hesse, llama el mundo de «los hombres niños» (una vez le oí decir a un confesor experimentado: «Sabes, no hay adultos, solo niños»). Cristo entra en ese mundo y nos llama: «Adán, ¿dónde estás?» A veces nos llama, como en la historia de Yourcenar, simplemente mirándonos, sabiéndolo todo, afligido por nuestro alejamiento, pero sin desesperar de nosotros”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La propuesta cristiana sobre la castidad no es atractiva cuando se la presenta con ira o indignación, actitudes que delatan la autocomplacencia de sus promotores. Dios, por su parte, como muestra el capítulo octavo del evangelio de san Juan, mira más bien los asuntos de los corazones y de los cuerpos humanos con una paciencia realista (recordemos que “paciencia” es más que una capacidad de soportar y esperar: en su núcleo está la raíz patior, que significa “sufro”).”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La Iglesia —decía el papa Juan xxiii— es Mater et Magistra. Como maestra tiene el deber de ser clara; como madre es exigente, pero tierna e indulgente.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Esto no quiere decir que la Iglesia deba condenar al mundo. «Tampoco yo te condeno»: estas palabras de Jesús dirigidas a la mujer sorprendida en adulterio siguen siendo una norma a la que se debe atener cualquier enviado de Cristo. Lo mismo ocurre con las palabras que siguen: «Anda, y en adelante no peques más» (Jn 8,11). ¡Evita los caminos equivocados! La libertad para la que nos ha liberado Cristo es libertad para seguirlo y obtener la bienaventuranza que nos tiene reservada, no para perdernos en el bosque.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“En medio de la perplejidad actual, con la Iglesia arrastrando una carga histórica de abusos, con la deconstrucción social de categorías que ayer mismo creíamos normativas, y con no poca gente que, como los compañeros de Isaías, «tienen las tinieblas por luz, lo amargo por dulce» (Is 5,20), necesitamos que se nos recuerde esta perspectiva. El dicho más breve de los Padres del Desierto reza: «mira arriba, no abajo». Es un buen consejo. La Iglesia, sin duda, está llamada a ofrecer la brújula con la que personas de buena voluntad puedan orientarse en tiempos de confusión, no a correr detrás de las multitudes como un viejo sabueso spaniel que jadea al seguir a duras penas el ritmo de la partida de caza.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La naturaleza humana fue creada originalmente para el Hombre Nuevo; fue para él que el intelecto y el deseo fueron dispuestos. Recibimos la racionalidad para poder conocer a Cristo, el deseo para poder correr hacia él. Porque el viejo Adán no es un modelo para el nuevo sino, por el contrario, el nuevo es un modelo para el viejo.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La Iglesia luchó incansablemente por articular quién es Jesucristo: «Dios de Dios» y también «nacido de la Virgen María»; plenamente humano, plenamente divino. Sobre esta base, procedió a reflexionar sobre lo que significa el ser humano y cómo edificar un orden social verdaderamente humano.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“la libertad de la que habla Pablo es de un tipo específico: aquella para la que Cristo nos ha liberado. Esta libertad supone una vocación a trascendernos a nosotros mismos. La finalidad de la vida, bíblicamente hablando, no se limita al florecimiento presente. Este es un bien, pero si creemos que agota el ser y fin de la existencia, nos cosemos a nuestras ropas de piel. Perdemos de vista la túnica de gloria, solo ella revela el sentido de nuestros anhelos y lleva la promesa de satisfacerlos. La santidad, la vida eterna, la configuración con Cristo, la resurrección del cuerpo: estas nociones no forman parte de la visión con la que, en la actualidad, la gente concibe las relaciones humanas y la sexualidad. Nos hemos alejado de la cosmovisión que dio lugar a la verticalidad de las catedrales del siglo xii, casas que contenían toda la vida al tiempo que la elevaban.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“«Para ser libres nos ha liberado Cristo» (Gál 5,1). Esa frase representaba para ella, como para cualquier cristiano, el corazón del Evangelio y, por lo tanto, de la misión de la Iglesia. ¿Libera la enseñanza de la Iglesia sobre el sexo y la castidad? Muchos piensan que no. Sin embargo, en este punto es necesario hacer un par de distinciones.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Para ser fecunda, la virginidad debe elegirse como una opción vibrante en favor de la vida. No puede ser solo una triste resignación a la abstinencia sexual. Estamos culturalmente condicionados a pensar en la virginidad como una soltería avinagrada. La asociamos casi exclusivamente a las mujeres. La idea de la virginidad masculina provoca risitas burlonas en nuestro contexto social. Es probable que un hombre virgen disimule este hecho, visto el estigma social que conlleva. Resulta esclarecedor considerar un ejemplo masculino de resolución a abrazar la virginidad.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Aunque la Iglesia primitiva defendía y bendecía el estado matrimonial, también fomentaba el estado de virginidad consagrada. Ambos estados pueden parecer contradictorios. No es así. Cuando entré a la vida monástica, un viejo monje me dijo: «Recuerda que no tienes derecho a llevar una vida estéril». Siempre he agradecido esa observación. Califica el celibato y revela su significado. La persona célibe, al igual que el hombre o la mujer casados, está llamada a una vida fecunda de comunión, a mirar y ser mirado, a amar y ser amado; pero mientras que los cónyuges son agentes de comunión entre sí, el consagrado célibe se entrega directamente a una expiación sacramental. Se convierte en un símbolo de la Iglesia cuyo pacto nupcial con Cristo hemos visto expuesto en la carta a los Efesios.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Eros, aun a través del arte, toca profundidades en nosotros para las que no tenemos palabras. Suscita un impulso al sacrificio del que tal vez no seamos conscientes, salvo en la oscuridad de la noche. Es importante decidir libremente, de antemano y a la luz del día, en qué altar queremos ofrecerlo.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Esto ocurre porque no solo nosotros leemos el salterio; el salterio también nos lee a nosotros. Las palabras de los salmos «actúan sobre quien las canta como un espejo, pudiendo contemplarse a sí mismo y a las mociones de su alma en ellas» (n. 12), ¡y no solo las mociones edificantes! El salterio nos confronta con las tinieblas de nuestro corazón. Si nos atrevemos a entrar en él, puede tener un efecto catártico, como la representación de una obra trágica. Es por eso que la censura del salterio para uso litúrgico, podando los pasajes que no consideramos agradables, es un error. Convierte el salterio en un libro de devociones y no, como enseñaba Atanasio, en la medida de «toda la vida humana» (n. 30).”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Nos debe hacer reflexionar que los autores inspirados hayan indicado como la fuente de esta podredumbre, que afectó a todo un pueblo, un solo acto de lujuria asesina.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
“El sometimiento a un eros obsesivo y egocéntrico embotó los sentidos espirituales del rey: «las esposas de Salomón desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no fue por entero del Señor su Dios» (11,4). Entronizar la lujuria como rectora del corazón es entregarse a la idolatría.”
― Castidad. La reconciliación de los sentidos
― Castidad. La reconciliación de los sentidos