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Erik Varden Erik Varden > Quotes

 

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“Remembrance is a personal, therefore a subjective, process. It matters all the more to nurture it collectively.”
Erik Varden, The Shattering of Loneliness: On Christian Remembrance
“La reordenación del amor desordenado exige delicadeza. No estamos tratando con máquinas programables, sino con almas encarnadas, nada hay más sensible en la creación. Encauzar esta sensibilidad es una propuesta exigente.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La herida de las relaciones entre hombre y mujer después de la caída no consiste en que uno esté a merced del otro sin remedio; sino que cada uno intenta explotar y controlar al otro, aunque por medios diferentes. La comunión ha dado paso a la rivalidad y a la amenaza: tal es la consecuencia del pecado.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Lo que determina una vida no es el molde del que sale, sino la meta hacia la que se dirige. En las palabras ya citadas de Cabasilas, «el viejo Adán no es un modelo para el nuevo, sino el nuevo un modelo para el viejo». Si creemos esto, viviremos proyectados al futuro, atraídos por la paciente esperanza de Dios en nosotros.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La Iglesia luchó incansablemente por articular quién es Jesucristo: «Dios de Dios» y también «nacido de la Virgen María»; plenamente humano, plenamente divino. Sobre esta base, procedió a reflexionar sobre lo que significa el ser humano y cómo edificar un orden social verdaderamente humano.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“el corporal (que se llama así porque acoge el Cuerpo del Señor, Corpus Domini): un cuadrado de lino que simboliza a la vez los lienzos que envuelven al Niño y la mortaja del Crucificado, un signo de que Dios nos encuentra, nos lleva y nos salva corporalmente”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Pobre de aquél o aquélla que viva esta época difícil e intoxicante sin un amigo en quien confiar.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“¡Apaciguamiento! ¿Es eso todo lo que el cristianismo tiene para ofrecer a un corazón herido que clama por amar y ser amado, por conocer y ser conocido? ¿Debe el cristiano conformarse con esperar y arder mientras el fuego interior se consume y las brasas incandescentes se vuelven ceniza? ¿No posee otra respuesta a la pasión del amor que la resignación, que ojos pesarosos dirigidos al cielo?”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La sonora cadencia de este antiguo texto nos transmite la solemnidad del momento. El texto hebreo, por su parte, tiene una dimensión que podríamos llamar lúdica, una expresión de asombrado deleite. Cuando Adán despierta, exclama: זֹאת הַפַּעַם עֶצֶם מֵעֲצָמַי וּבָשָׂר מִבְּשָׂרִי לְזֹאת יִקָּרֵה אִשָּׁה כִּי מֵאִישׁ לֻקְחָה-זֹּאת Martin Buber, un eximio filólogo hebreo, traduce este verso: «¡Ahora sí, aquí está ella! Hueso de mis huesos, carne de mi carne. Ishah será su nombre porque de Ish fue extraída». No me parece irrespetuoso comparar el tartamudeo con el que el Adán bíblico nombra a esta desconocida (“Ish-Ish-ah”) con el dúo “Pa-Pa-ge” del final de La flauta mágica, cuando Papageno cae por fin en los brazos de aquella a la que, hasta entonces, solo había conocido como una sensación de ausencia que lo carcomía. Los héroes mozartianos son también un tipo de criaturas paradisíacas”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Este trabajo demanda tiempo, requiere paciencia y alegría en cada paso dado. En materia de castidad, por ejemplo, se da un salto cualitativo al pasar de la promiscuidad a la fidelidad, con independencia de que la relación fiel corresponda o no de modo pleno al orden objetivo de una unión nupcial, sacramentalmente bendecida, entre un hombre y una mujer. Toda búsqueda de integridad es digna de respeto, merecedora de aliento.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Aunque la Iglesia primitiva defendía y bendecía el estado matrimonial, también fomentaba el estado de virginidad consagrada. Ambos estados pueden parecer contradictorios. No es así. Cuando entré a la vida monástica, un viejo monje me dijo: «Recuerda que no tienes derecho a llevar una vida estéril». Siempre he agradecido esa observación. Califica el celibato y revela su significado. La persona célibe, al igual que el hombre o la mujer casados, está llamada a una vida fecunda de comunión, a mirar y ser mirado, a amar y ser amado; pero mientras que los cónyuges son agentes de comunión entre sí, el consagrado célibe se entrega directamente a una expiación sacramental. Se convierte en un símbolo de la Iglesia cuyo pacto nupcial con Cristo hemos visto expuesto en la carta a los Efesios.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Desde una perspectiva de fe, lo que está en juego es todavía más importante. El creyente sabe que, en última instancia, los sentidos anhelan un éxtasis que trasciende lo sensual. Un abismo llama a otro abismo al fragor de las cataratas que contienen, en la carne frágil, energías que son de Dios y se elevan hacia Dios (cf. Sal 41,8, Vulgata). Somos llevados hasta el límite de la condición de criaturas.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“For a Christian, spiritual growth presupposes rootedness in matter.”
Erik Varden, The Shattering of Loneliness: On Christian Remembrance
“Si bien el hombre moderno es renuente a hablar de Dios, admite con facilidad sentirse atrapado en la limitación de las criaturas. Si bien no considera creíbles las doctrinas de la vida después de la muerte, está consumido por un ansia de algo más. Si bien está decidido a asumir su humanidad encarnada, percibe vagamente que su cuerpo apunta más allá de sí mismo, ya que toda satisfacción aparente no es sino penosamente provisoria.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Atanasio, en su tratado Sobre la encarnación, se maravilla de los cristianos que practican el celibato. Para él, su testimonio es un signo del fin de los tiempos. Mas tarde, la continencia llegó a darse por descontada. Se asumía simplemente que los jóvenes que abrazaban la vida clerical o consagrada eran castos, sin comprender siempre lo que representaba la pasión física, un don de Dios, ni cómo poder canalizarla responsablemente. Muchos han vivido vidas marcadas por la división interior, como si los sentidos persiguieran una vida propia rebelde que hubiera que suprimir o anestesiar por la fuerza de la voluntad.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“I know that the fulfilment of my being can only come from outside myself, as a gift.”
Erik Varden, The Shattering of Loneliness: On Christian Remembrance
“Salvo excepciones fulgurantes, el crecimiento en la gracia, como cualquier otro crecimiento, es orgánico. Ocurre lentamente, en secreto, no sabemos cómo (cf. Mc 4,27). Pero, con el tiempo, rinde fruto.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Yo diría que hacer algo bello como un fin en sí mismo, por el placer intrínseco de hacerlo, sin pensar en la ganancia, es una forma de iniciar a vivir castamente en este mundo, listos para balancearnos con elegancia en cualquier oleaje que la providencia nos brinde como medio para conducirnos de vuelta a casa, hacia la orilla.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“La propuesta cristiana sobre la castidad no es atractiva cuando se la presenta con ira o indignación, actitudes que delatan la autocomplacencia de sus promotores. Dios, por su parte, como muestra el capítulo octavo del evangelio de san Juan, mira más bien los asuntos de los corazones y de los cuerpos humanos con una paciencia realista (recordemos que “paciencia” es más que una capacidad de soportar y esperar: en su núcleo está la raíz patior, que significa “sufro”).”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Quiere fusionarse con la creación material de la que ya no se destaca. Habiendo renunciado a la semejanza de Dios, ¿qué más puede hacer? ¿Dónde más puede buscar solidaridad, seguridad y hasta distracción?”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Nos debe hacer reflexionar que los autores inspirados hayan indicado como la fuente de esta podredumbre, que afectó a todo un pueblo, un solo acto de lujuria asesina.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“unrighteous should kindly be kept out. Jesus answers sharply: ‘I have not come to call the righteous’ (5.32).”
Erik Varden, Entering the Twofold Mystery: On Christian Conversion
“Patient exposure to Christ’s work and promise makes us see that expectation of this kind is fatuous. The Lamb of God takes sin away not by brandishing a wand but by picking it up and carrying it.6 I in turn am summoned to bear my own load.7 In so far as I do this in communion with Christ, a member of his body,8 I shall find my load reconfigured. It will stay recognizably what it is, but the yoke it represents will be easy, its burden light.9 That which before seemed to crush me will buoy me up. I shall be set in a movement of ascent. A sun will arise out of my darkness with healing in its wings,10 allowing my wounds, as they heal, mysteriously to flourish.”
Erik Varden, Healing Wounds
“Uno no puede vivir siempre en una prisión. No se puede dejar eternamente que la vida transcurra del otro lado del muro. Los seres humanos se matan unos a otros. Es necesario, también, que se unan. Es urgente. Tiene que haber destinos que se encuentren en un abrazo. Debe haber un ser, al menos uno, del que nunca se tenga miedo, del que se piense como de uno mismo; que esté seguro de tu protección, ya sea frente a la muerte, si se esta se acercara; un ser cuyos ojos no te juzguen, cuyas manos no te rechacen.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Muchas cosas en la vida de una persona pueden obstaculizar la ordenación correcta del afecto. Las privaciones y los excesos, las heridas y los apegos de los primeros años pueden conducir la vida por un camino a contracorriente del orden, un camino «objetivamente desordenado» que, sin embargo, a la persona afectada le parece el único camino posible, la única oportunidad de encontrar plenitud y alegría. Estas situaciones requieren respeto y paciencia. Decir esto no es cuestionar el kosmos. Es considerar la complejidad de la vida con inteligente compasión en la verdad, condición indispensable para el cuidado pastoral y para la amistad.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“El sometimiento a un eros obsesivo y egocéntrico embotó los sentidos espirituales del rey: «las esposas de Salomón desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no fue por entero del Señor su Dios» (11,4). Entronizar la lujuria como rectora del corazón es entregarse a la idolatría.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“la ordenación fecunda del amor humano solo puede lograrse plenamente cuando el principio ordenador es la Sabiduría de lo alto.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“El árbol de la cruz se revela como el eje alrededor del cual gira la tierra. Cristo nos muestra el verdadero rostro de Adán. Al contemplar a Cristo, vemos lo que el hombre estaba llamado a ser: Ecce homo! Así, La cueva de los tesoros expone sus destinos entrelazados en una magistral invención1 en forma de díptico:”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“quiero fundamentar mi reflexión sobre la castidad en el relato de una sustancia dignificada y divinamente adornada, luego despojada de gloria, reducida a un estado de deseo confuso, queriendo siempre más que lo que la vida terrena puede ofrecer y sin embargo capaz, aun entre espinas, de vivir momentos de alegría exultante, avanzando hacia su casa —sepa o no dónde está—, revestida de misericordia.”
Erik Varden, Castidad. La reconciliación de los sentidos
“Our role in the Church is to reveal the kingdom of heaven; to show others, by our lives, who Jesus is. It did not occur to St Benedict to articulate our calling in those terms, but he would certainly have approved of them. The Rule is a guide for becoming Christlike.”
Erik Varden, Entering the Twofold Mystery: On Christian Conversion

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