Para empezar, el abuelo ya no estaba.
Es una manera un tanto brusca de iniciar una historia, pero esa era la cruda realidad.
Un hecho tan indefectible como que el sol sale por la mañana y que a mediodía sientes hambre. Por mucho que fingiera que eso no estaba pasando, aunque cerrara los ojos y se tapara las orejas, el abuelo no iba volver. Ante esa certeza incontestable, Rintaro Natsuki se había quedado petrificado
— Nov 20, 2024 10:01AM
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