“Quizás el Kabuki la sorprendiera con los trajes, los maquillajes y las actuaciones, pero, de momento, la austeridad del recinto ya daba una pista sobre sus características. Los japoneses cuidaban tanto la simplicidad que, con un minúsculo detalle, eran capaces de generar todas las emociones posibles en un ser humano.”
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Kate Connelly,
La sonrisa de los cerezos en flor