“comprendió que la pasión que sentía por su esposo era ilimitada. Lo deseaba. Quería protegerlo. Lo necesitaba. Le costaba imaginar su existencia sin él. En cuanto a su pequeña familia y el bebé, ¿cómo se las arreglarían sin un padre? Por otra parte, Cartimandua deseaba tener más hijos. También los”
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Edward Rutherfurd,
Londres