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by
Gabor Maté
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May 29 - August 6, 2024
Un estudio llevado a cabo a lo largo de casi dos años reveló que las pacientes de cáncer de mama propensas a sumirse en ensoñaciones placenteras tenían un pronóstico peor que sus compañeras más realistas, al igual que las mujeres que afirmaron tener menos sentimientos negativos
La creencia generalizada es que las emociones positivas conducen a la buena salud. Si bien es verdad que la alegría y satisfacción genuinas aumentan el bienestar físico, los estados mentales «positivos» generados para ignorar el malestar psíquico disminuyen la resistencia a la enfermedad.
Cuanto más ignoren su ansiedad a través de «pensamientos positivos», negación o ensoñaciones, más tiempo actuará el estrés sobre ellas y más dañino será. Cuando uno carece de la capacidad de sentir calor, el riesgo de quemarse aumenta.
La necesidad arrolladora del niño de evitar el dolor y el conflicto es responsable del rasgo de personalidad o estilo de afrontamiento que luego predispone al adulto a la enfermedad.
—Yo creo que la autoestima proviene de lo valorado que uno se sienta por sus padres.
Opera aquí una especie de «síndrome de memoria falsa» invertida: a nivel consciente, las personas a menudo recuerdan solo las partes felices de la infancia. Incluso si se evocan incidentes molestos, los aspectos emocionales de estos son suprimidos. El amor parental se recuerda legítimamente, pero no los sentimientos de incomprensión o falta de apoyo emocional del niño.
Las cicatrices emocionales son casi siempre invisibles y, además, son siempre menos fuertes y menos resistentes que el tejido al que reemplazan: permanecen como focos potenciales de futuro dolor y alteración, a menos que se reconozcan y se las atienda.
¿cuándo tenemos que volvernos insensibles? —Cuando te duele algo… —Al final, cuando te insensibilizas lo suficiente, puedes imaginar que eres feliz. Únicamente eres feliz porque has insensibilizado una parte enorme de tu realidad. Lo cual quiere decir que no estás viviendo de verdad la vida al máximo.
Otra pista es cuando dijiste: «Creo que he tenido mucha suerte» al describir tus relaciones. El creo es muy revelador, y a mí me indica incertidumbre; refleja un debate interno. Quizá lo que piensas no es lo que sientes; si no, sencillamente habrías afirmado que te sientes afortunada.
Cualquier cosa que hagamos para ocultar el dolor o la tristeza es una respuesta adquirida.
Diego Barragán Guerrero liked this
»En cierto modo, las personas están entrenadas (algunas más que otras) para hacerse cargo inconscientemente de las necesidades emocionales de otras personas y minimizar las suyas propias. Ocultan su dolor y su tristeza, incluso de sí mismas.
Desarrollar el coraje para pensar negativamente nos permite vernos como realmente somos.
«El poder del pensamiento negativo» requiere quitarse las gafas de color de rosa. La clave no es culpar a los demás, sino asumir la responsabilidad de cada uno en sus relaciones.
Por mucho que un paciente intente ayudarse a sí mismo, la carga emocional que soporta no puede aliviarse sin una apreciación lúcida y compasiva de las relaciones más importantes en su vida.
«La mayoría de nuestras tensiones y frustraciones provienen de nuestra necesidad compulsiva de adoptar el papel de alguien que no somos», escribió Hans Selye.
Nuestra fragilidad no es nada de lo que avergonzarnos. Una persona puede ser fuerte y aun así necesitar ayuda; puede ser poderoso en ciertos aspectos de la vida e impotente y confuso en otros.
Como muchas personas enfermas reconocen, a veces demasiado tarde, el intento de estar a la altura de su autoimagen de fortaleza e invulnerabilidad les generó estrés y alteró su armonía interior.
Para muchas personas, la culpa es una señal de que han elegido hacer algo por ellos mismos.
Un terapeuta me dijo una vez: «Si tienes que optar entre la culpabilidad y el resentimiento, elije siempre la culpabilidad».
Si una renuncia te llena de culpabilidad y el consentimiento conlleva resentimiento, opta por la culpabilidad. El resentimiento es un suicidio para el alma.
A veces, podemos dar un gran paso hacia la curación poniendo en marcha el sistema inmunitario con un estallido de ira largamente reprimida»
encontraron una fuerte correlación entre la represión y la probabilidad de recaída o muerte.
Me di cuenta de que lo que tenía que hacer para sobrevivir era aprender a no sentir.
La aceptación implica también una relación compasiva con uno mismo. Significa descartar la doble vara de medir que, como hemos visto, caracteriza nuestro trato con el mundo en demasiadas ocasiones.
Ser dura contigo misma se lleva buena parte de tu energía.
De modo parecido a como un ciego desarrolla un oído extraordinario, el afásico desarrolla una habilidad aumentada para percibir la realidad emocional.
A las personas incapaces de entender las palabras se les da mejor descubrir mentiras sobre las emociones».
Tener conciencia también significa aprender cuáles son las señales del estrés en nuestros propios cuerpos, cómo nuestros cuerpos nos avisan cuando nuestras mentes no han reconocido las pistas.
Podemos aprender a leer los síntomas no solo como problemas que superar, sino como mensajes que atender.
la represión de la ira es un importante factor de riesgo para el desarrollo de la enfermedad, porque aumenta el estrés fisiológico del organismo.
reprimir la ira predispone a desarrollar una enfermedad, se ha demostrado que expresarla promueve la curación o, como mínimo, prolonga la supervivencia.
que la expresión de ira resulta menos estresante fisiológicamente que su supresión.
En las historias de muchos pacientes hemos visto un patrón similar: padre agresivo, niño reprimido.
Reprimir la ira puede acarrear consecuencias negativas, ¿pero deberíamos animarla si hiere a otros?
La ira ciega que después provocó los ataques al corazón de Morrow era la erupción volcánica de la ira que el niño había aprendido a reprimir en el seno de su familia de origen.
Él señala que tanto la represión como los ataques de ira representan un miedo a la experiencia genuina de la ira.
La ira saludable, dice Kalpin, es un ejercicio de empoderamiento y relajación. La verdadera experiencia de la ira «es una experiencia fisiológica sin sobreactuación. La experiencia es la de una fuerza que recorre nuestro sistema, junto con una movilización para atacar. Se da, simultáneamente, una total desaparición de cualquier ansiedad.
El hecho de sentir emociones agresivas hacia un ser querido es una fuente increíble de ansiedad y culpa».
cuanto más desaconsejen y prohíban los padres la experiencia de la ira, mayor ansiedad producirán esas experiencias en el niño.
«Verás, la sobreactuación, el levantar la voz, los gritos e incluso los golpes, todo aquello que hace una persona, sirve de defensa contra la experiencia de la ira. Es una defensa para evitar que la ira permanezca en nuestro interior, donde puede ser sentida profundamente. La descarga nos defiende contra la verdadera experiencia de la ira».
Cuando la ira queda desarmada, lo mismo le suceda al sistema inmunitario. Cuando la energía agresiva de la ira se desvía hacia dentro, el sistema inmunitario se vuelve confuso. Nuestras defensas fisiológicas dejan de protegernos o pueden incluso amotinarse y atacar al cuerpo.
Dependiendo de las circunstancias, puedo optar por manifestar la ira de algún modo o dejarla marchar. Lo importante es que no reprima su experiencia.
La enfermedad no solo tiene una historia, sino que además cuenta una historia. Es la culminación de una vida de lucha por encontrar nuestro ser.
el cuerpo físico empieza a sucumbir cuando la integridad y libertad psíquicas se ven amenazadas.
las personas sufren cuando se emborronan sus límites.
Sin un límite claro entre sí mismo y su progenitor, el niño permanece enredado en la relación. Ese enredamiento constituirá más tarde el modelo de su propio modo de relacionarse con el resto del mundo.
«Experimentamos la vida a través de nuestros cuerpos. Si no somos capaces de verbalizar nuestra experiencia vital, nuestros cuerpos expresan aquello que nuestras mentes y bocas dejan de expresar».
No quiero emplear la palabra aura, porque es una palabra de tipo new age, pero más allá de donde acaba nuestra piel poseemos una expresión energética. No solo comunicamos nuestros límites verbalmente, sino que creo que poseemos una expresión energética que es no verbal».
Un estudio tras otro concluyen que las personas sin contacto social —los solitarios— poseen un mayor riesgo de enfermar, mientras que aquellas que disfrutan de apoyo emocional genuino se enfrentan a mejores pronósticos, sea cual sea la enfermedad.
¿No necesitan los seres humanos en general apoyo y la oportunidad de compartir sus emociones y hablar sobre sus dificultades, ya sea un cáncer o cualquier otra cosa? ¿Por qué crees que el cáncer tuvo que enseñarte eso?