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Los recuerdos no son solo eso. Son mucho más.
Creo en instantes. Creo que puedes enamorarte muchas veces a lo largo de la vida; de la misma persona, de otras distintas, de ti mismo o solo de momentos.
No sé a qué sabía ese beso. A despedida. Pero también a algo bonito y dulce. A uno de los tantos puntos y aparte de nuestras vidas, esos que aún no habíamos empezado a contar.
No me esperes, Ginger. Cuatro palabras. Cuatro palabras que se me clavaron, que dolieron. Aunque las entendiese.
Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos.
He vuelto a casa caminando. Y mirando la luna. E imaginando qué nos deparará este nuevo comienzo.
Quizá no cambie nada. O puede que sea un año distinto.
Fue real. Fue perfecto.
Asunto: Cambia la realidad
Como las fichas de dominó, cae una y el resto lo hacen por inercia, pero supongo que siempre hay un impulsor, un primer desencadenante, aunque la mayoría de las veces ni siquiera lo pensemos.
Creo que he evitado pensarlo hasta ahora, porque ¿para qué? Si siempre he sabido lo que haría en cuanto terminase de estudiar… Lo sabía incluso antes de matricularme en la universidad.
Supongo que hasta entonces puedo soñar.
Puedes soñar siempre,
Venga, camina un poco por la luna de vez en cuando; aquí arriba no se está tan mal.
Y mirando esa luna que a veces evitas…
No sé por qué a veces las personas nos complicamos tanto en lugar de mirar alrededor y sentirnos afortunadas.
a veces me da miedo que algo pueda cambiar.
¿Qué es eso de Marte y Saturno? Nosotros estamos en la luna, Ginger. No te desvíes por la galaxia sin avisar.
Tienes razón. No me muevo de la luna.
«Pero aún no sé lo que siento / después de tanto tiempo huyendo de mí mismo / hasta que llegué al borde del acantilado / y te encontré entre la niebla».
¿Satisfacción personal? Quizá fuera eso. Sentir que estaba «haciendo algo»,
«Él se enamoró de sus flores y no de sus raíces, y en otoño no supo qué hacer».
me esforzaba por ser todo lo que esperaban de mí, incluso aunque nunca me lo hubiesen pedido.
«¿Por qué lo haces, Ginger?» A veces esa pregunta se colaba en mi cabeza, buscando algún rincón lleno de polvo en el que quedarse rezagada. Pero nunca dejaba que lo hiciese. Siempre terminaba abriendo las ventanas y echándola fuera rápidamente.
«Un ancla.» De eso se trataba todo. De anclas, de raíces, de nidos. Tan sencillo y doloroso a la vez…
Me gustaría tenerte colgado en mi corcho de «recuerdos bonitos». Porque eres uno de ellos,
Será necesario que soporte dos o tres orugas si quiero conocer las mariposas.
Mirar la luna e imaginar algunos imposibles.
Sé que sueno rencorosa y odiosa y completamente frustrada, pero es que me siento un poco así. Ya sé que es terrible admitir en voz alta sentimientos como la envidia…, pero supongo que así somos los humanos.
El éxito… —Noté su duda en el leve susurro de su voz, en el tono algo inseguro—. Supongo que llega cuando consigues saber quién eres y ser fiel a eso.
crees en la amistad. ¡Qué demonios! Crees en todo en general, eres de las que siguen teniendo fe en el ser humano cuando los demás la perdimos hace tiempo.
«solo los niños aplastan su nariz contra los vidrios».
Tuve suerte. Nadie me habría «domesticado» mejor,
No me sentía mejor. No me sentía más adulta ni más realizada. No era feliz.
¿Se puede echar de menos a alguien que has visto dos veces en toda tu vida?
A veces desearía no sentir nada… Sería más fácil…
los recuerdos como tal. ¿No crees que a veces los distorsionamos? Los recuerdos… son moldeables, cambian según la perspectiva y la mente de la persona que los albergue.
Y yo no dejo de darle vueltas a si muchos de los que tengo en realidad son falsos y están llenos de cosas que en su momento no supe ver por falta de información…
Supongo que me desvié un poco del camino correcto. Si es que eso existe, claro.
Yo la jodí. Y él me destrozó. Supongo que fue justo.
En realidad, creo que es como estar permanentemente colgado de la luna. Boca abajo. Con una sonrisa inmensa. Sin miedo.
Miradas. Palabras. Momentos. Tres cosas capaces de cambiarlo todo.
Porque hay momentos que deberían desaparecer, esos de los que te arrepientes tanto que desearías poder viajar atrás en el tiempo y modificarlos; borrar las miradas llenas de rencor, ahogar las palabras que perforan, que crean agujeros, que te arrancan de tus raíces.
Es curioso cómo cambia la vida. Hay caminos que parecen rectos y de repente el suelo se resquebraja, aparecen grietas y ya es imposible seguir avanzando en esa dirección.
Decisiones que nos hacen movernos de un lado a otro. Supongo que al fin y al cabo todo es un cúmulo de casualidades.
Todo eso. Todo lo que a veces damos por hecho.
«dejé salir en un minuto todo lo que llevaba años reprimiendo».
No tienes un futuro negro, Ginger. Tienes un futuro inmenso. Una página en blanco delante de ti. Y puedes escribir lo que tú quieras.
¿Una página en blanco? Supongo que sí… El problema es que ahora mismo no sé con qué rellenarla.
Déjate llevar por una vez. Sin límites.

