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Con el tiempo, genio se asimiló a una capacidad innata y, finalmente (gracias al ensayo «Genio» publicado por Joseph Addison en 1711), acabó por
En este libro, el ingenio se define como el don de saber lo que haces, de «arraigar» en tu entorno, de extraer un sentido a la realidad y hallar un modo de resolver problemas.
Por todos estos motivos, los pájaros se están convirtiendo en modelos animales maravillosos para entender cómo nuestros cerebros aprenden y recuerdan, cómo creamos el lenguaje, qué procesos mentales subyacen a nuestra resolución de problemas y cómo nos ubicamos en el espacio y en los grupos sociales.
¿En qué sentido somos los seres humanos una fuerza evolutiva que selecciona un tipo concreto de ave o de inteligencia aviar?
Lo verdaderamente inteligente es que el rompecabezas exige entender que una herramienta puede utilizarse no para conseguir el alimento directamente, sino para obtener otra herramienta que ayude a acceder a él.
llamado «uso de metaherramientas») sólo se ha comprobado en seres humanos y grandes simios.
«En una ocasión remojé previamente las bolitas y entonces ellos no las mojaron. Sí que se dirigieron caminando hasta el charco, pero no las sumergieron en el agua. Así que saben lo que hacen.»
«Existe un porcentaje de riesgo/beneficio, y las aves son lo bastante inteligentes como para determinar cuándo merece la pena arriesgarse.»
Proyectar nuestra propia experiencia sobre la naturaleza de otros animales es un impulso humano muy natural, pero puede descarriarnos, y en efecto nos descarría.
en El origen del hombre, Darwin exponía que la diferencia entre la capacidad mental de los animales y los seres humanos era un tema exclusivo de grado, no de clase.10
Por tentador que pueda resultar interpretar el comportamiento de otros animales en atención a los procesos mentales humanos, tal vez resulte aún más atractivo negar toda posibilidad de parentesco. El primatólogo Frans de Waal ha bautizado este fenómeno como «antroponegación», la incapacidad de detectar características similares a las de los humanos en otras especies. «Los antroponegadores intentan erigir un muro de ladrillo que separe al ser humano del resto del reino animal», afirma De Waal.12
La cognición animal suele definirse como un mecanismo mediante el cual un animal adquiere, procesa, almacena y utiliza información.
nuevos estudios demuestran que ciertas aves podrían utilizar mecanismos cognitivos generales para solventar problemas de distinta índole.
«La inteligencia es una capacidad muy general que, entre otras cosas, implica la habilidad de la persona para razonar, planear, solucionar problemas, tener pensamiento abstracto, entender ideas complejas, aprender con rapidez y aprender de la experiencia».17
Dicho de otro modo, quizá a las hembras del semillero de Barbados les gusten los machos inteligentes.
«Los estudios realizados demuestran que las especies que difieren en la ecología alimentaria también difieren en la capacidad de aprendizaje y en la estructura cerebral subyacente a éste»,
el espectacular comportamiento colectivo de las aves que vuelan en bandada (así como de los bancos de peces, los rebaños de mamíferos, los enjambres de insectos y las muchedumbres humanas) responde a la autogestión, la reacción a simples pautas de interacción entre los individuos.
Sin embargo, la capacidad de resolver problemas con rapidez demostrada por los semilleros de Barbados y los zanates en estas pruebas cognitivas básicas probablemente guarde más relación con prestar atención a la reacción visible y a la autocorrección que con «determinar» de manera instantánea una solución.
Las aves que solventan las tareas con más premura pueden no ser las más inteligentes, sino simplemente individuos menos dubitativos a la hora de desempeñar una labor nueva.
Quizá un buen modo de medir la cognición aviar, pensó Lefebvre, sería observar este tipo de situaciones, en que las aves actúan de manera nueva e inusitada en la naturaleza. La idea la propusieron hace tres décadas Jane Goodall y su colega Hans Kummer.
Wilson Bulletin, que publica informes de conductas poco habituales de aves proporcionados tanto por observadores aficionados como por profesionales.27
¿Cuáles son las aves más inteligentes según la escala de Lefebvre?30 Los córvidos, cómo no, con los cuervos grandes y los americanos claramente a la cabeza, y los loros. Les siguen los zanates, las aves de rapiña (en particular los halcones y los cernícalos), los pájaros carpinteros, los bucerótidos, las gaviotas, los alcedinos, los correcaminos y las garzas.
(Los búhos quedaron excluidos de la investigación porque son aves nocturnas y sus innovaciones rara vez se observan en directo, sino que se infieren de los restos fecales.)
En el pasado reciente, científicos han analizado los agudos y finos silbidos y complejos gorjeos de los carboneros, sus fibiiis, tsiiis, diidiidís y sus siseos sibilantes, y los han declarado uno de los sistemas de comunicación más sofisticados y rigurosos de la fauna terrestre.
Las vocalizaciones del carbonero son tan fiables que otras especies hacen caso de sus advertencias.
Igualmente impresionante es la celeridad con la que estos pájaros aprendieron a aprovechar una fuente alimenticia completamente nueva, un insecto exótico que vivía en una planta introducida cuya presencia en el hábitat de los carboneros era muy reciente.
El tejido cerebral es pesado y metabólicamente exigente, el más exigente de todo el organismo, sólo por detrás del corazón. Las neuronas pueden ser pequeñas, pero cuesta mucho fabricarlas y mantenerlas y consumen unas diez veces más energía que otras células en relación con su tamaño.
A diferencia de la mayoría de sus parientes reptiles, las aves sólo tienen un ovario funcional, en el lado izquierdo, mientras que el derecho se perdió a lo largo del tiempo evolutivo.
De hecho, afirma el paleontólogo Stephen Brusatte de la Universidad de Edimburgo, «comprobamos que no existe una distinción clara entre “dinosaurio” y “ave”.
Un grupo de dinosaurios con plumas común en aquella época, los Paraves (que incluían a los famosos Velociraptors de Parque Jurásico), exploraba modalidades de vuelo, como deslizarse, lanzarse en caída libre y saltar entre árboles; algunos probaron un vuelo impulsado… y así nacieron las aves.
En otras palabras, los cerebros de los pájaros son anteriores a los pájaros, al igual que las plumas.
Los pájaros experimentan los mismos ciclos de sueño de ondas lentas y movimiento ocular rápido (REM) que los humanos,
(Es muy probable que el hecho de que tanto los seres humanos como las aves muestren los mismos patrones de actividad cerebral durante el sueño sea el resultado de una evolución convergente: otros vertebrados estrechamente relacionados con las aves, como los reptiles, presentan patrones completamente distintos.)
La migración es otra compensación. Las aves migratorias tienen cerebros más reducidos que sus parientes sedentarios.
el comportamiento innato y programado podría ser más útil en las especies migratorias que se mueven entre hábitats sumamente diferentes que el comportamiento aprendido e innovador.
Pravosudov ha demostrado que los carboneros de poblaciones sometidas a condiciones climáticas adversas y, por ende, obligados a tener más provisiones, presentan índices más elevados de neurogénesis.
En el caso de las aves que esconden alimento o aves acaparadoras, como los carboneros, esta plasticidad podría permitirles satisfacer los requisitos mentales de un mundo exigente dentro de un espacio cerebral relativamente limitado.
Los cerebros de las aves pueden ser pequeños, afirma Herculano-Houzel, pero «almacenan cantidades sorprendentemente elevadas de neuronas, muy altas a decir verdad, con densidades al menos similares a las que hallamos en los primates.
Y en el caso de los córvidos y loros, tales cantidades son aún superiores».
El cerebro «viejo» de las aves se denominaba así paleoencéfalo (los actuales ganglios basales).
El cerebro «nuevo» de los mamíferos era el neoencéfalo (el actual neocórtex).
Un participante describió el desafío de buscar el consenso entre los expertos en el cerebro aviar como un ejercicio de arrear una manada de gatos.)
Lo importante, explica Erich Jarvis, es que existe más de un modo de generar comportamientos complejos: «Está la manera de los mamíferos. Y está la manera de las aves».
Una sostiene que los problemas ecológicos, sobre todo relacionados con la búsqueda de comida, contribuyeron a expandir los cerebros de los pájaros y estimularon sus habilidades cognitivas:
La otra teoría sugiere que presiones sociales espolearon la evolución de una mente flexible e inteligente:
Los cuervos americanos viajan con sus herramientas, lo cual sugiere que las valoran; saben si una herramienta es útil con sólo verla y la conservan para reutilizarla.
Una avispa excavadora puede sujetar una piedrecita entre las mandíbulas y utilizarla para martillear la tierra y los guijarros con los que sellará su avispero.
Con todo, el uso de herramientas es sumamente raro en el reino animal, donde se ha documentado en menos del uno por ciento de las especies.
Ahora bien, lo que quizá sea más impresionante es que fabrican y utilizan herramientas con forma de gancho… y, junto con los seres humanos, son la única especie que lo hace.