More on this book
Community
Kindle Notes & Highlights
estaba la intrigante cuestión de por qué el sol salía de día en lugar de salir por la noche, cuando la luz habría resultado más útil.
—Pero usted es la Muerte —dijo Mort—. ¡Va por ahí matando a la gente! ¿YO MATANDO A LA GENTE?, repitió la Muerte visiblemente ofendido. DE ESO NADA. LA GENTE SE HACE MATAR SOLA, ES UN ASUNTO DE ELLOS. YO ME LIMITO A TOMAR LAS RIENDAS A PARTIR DE ESE MOMENTO. AL FIN Y AL CABO, ESTE MUNDO SERÍA UNA SOBERANA ESTUPIDEZ SI LA GENTE SE HICIERA MATAR SIN MORIRSE, ¿NO TE PARECE? —Bueno, sí... —dijo Mort, dubitativo.
Si quieres llegar a ser alguien en este mundo, entonces tendrás que escuchar.
NO SÉ QUÉ OPINARÁS TÚ, dijo la Muerte, PERO YO ME MUERO POR UN CURRY.
Mort tenía la sensación de que la Muerte no estaba acostumbrado a todo aquello, pero que lo hacía para que se sintiera cómodo, como si se tratara de un viejo tío solterón al que le confían el sobrino un día de fiesta y teme hacer algo mal.
—Ah. Ya entiendo. La gente no quiere ver aquello cuya existencia resulta imposible.
ESOS QUE VES ALLÍ SON MORTALES, prosiguió la Muerte. ESTARÁN EN ESTE MUNDO APENAS UNOS CUANTOS AÑOS Y SE LOS PASAN COMPLICÁNDOSE LA VIDA. ES FASCINANTE.
—Mi abuela dice que morirse es como quedarse dormido —añadió Mort con un atisbo de esperanza. NO SABRÍA DECIRTE. NUNCA HE HECHO NINGUNA DE LAS DOS COSAS.
—Mira, voy a hablarte sinceramente —le dijo—, puedo indicarte cómo llegar a un gran prostíbulo. —Ya he almorzado —replicó Mort vagamente—.
había aprendido que en lugar de ahogarse en la incertidumbre, era mucho mejor sobrenadar en su rompiente.
Si hay algo que puede fastidiar de verdad a un dios, es ignorar una cosa.
Keli tendió la mano, aferró el pesado aro y lo golpeó con fuerza contra la puerta. El llamador soltó una risita burlona. —Trátame con dureza —le soltó—, ¡ef lo que me gufta! —¡Eres asqueroso! —Ffí. ¡Cómo me ha guftaado, hazlo otra vez...!
Él devolvió la mirada como un conejo nocturno que intenta hacer bajar la vista a los faros de un camión con remolque de dieciséis ruedas cuyo conductor es un prodigio que se mantiene doce horas al volante gracias a la cafeína, e intenta ganarles a los cuentakilómetros del infierno.
Mort ya se percataba de que el amor lo hacía sentir a uno acalorado, frío, cruel, débil, pero no se había dado cuenta de que podía convertirlo en un estúpido.
CONDUCÍA ALMAS HASTA EL OTRO MUNDO. ERA LA TUMBA DE TODA ESPERANZA. ERA LA REALIDAD DEFINITIVA. ERA EL ASESINO AL QUE NINGUNA CERRADURA SE LE RESISTÍA.
Debería existir una palabra que describiese la microscópica chispa de esperanza que uno no se atreve siquiera a sentir, no sea que el mero hecho de reconocerlo la hiciera desaparecer, como intentar mirar un fotón. No queda más remedio que acercarse furtivamente a ella, mirarla sin verla, seguir de largo y esperar que crezca lo suficiente como para enfrentarse al mundo.
Papabyss liked this
»—Adiós —dijo Mort y se sorprendió al notar un nudo en la garganta—. Vaya palabra más desagradable, ¿no?» »MUCHO. La Muerte lanzó una sonrisa que más bien era una mueca porque, como se ha dicho en múltiples ocasiones, no tenía demasiadas opciones. Pero probablemente esa vez fue una sonrisa sentida. PREFIERO AU REVOIR, dijo.