
La antigua democracia griega (a diferencia de la actual) no tuvo deuda pública. Tampoco la hubo en la tradición bíblica, que se fue al extremo contrario: cancelar todas las deudas privadas cada 50 años (Levítico 25). El jubileo era un año de borrón y cuenta nueva. Los que habían tenido que hipotecar sus propiedades o hasta venderse como esclavos para pagar sus deudas recuperaban sus bienes y su libertad. El padrenuestro guarda un eco de esa tradición: "Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores".
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Published on July 27, 2015 08:50