RelAt(Ad)os 01 – Capítulo IV
Y como quien no quiere la cosa, ya nos hemos plantado en el capítulo IV de este proyecto que llevamos a cabo Vicente F. Hurtado, Ignacio J. Borraz y yo. Para no desentonar escribo esto bajo seudónimo: Hugo C. Cabeza. Bueno, tonterías aparte, aquí os dejo los enlaces a las tres partes anteriores y más abajo mi contribución de hoy:
Parecía que el mundo entero se había sumido en el silencio desde que Dios había hablado. Ahora sabían que estaban solos. Aún así muchos de ellos se negaron a creerlo y siguieron adorándole pese al vacío que había junto a la Luna.
Una noche en la que el astro se encontraba en un cuarto menguante tan estrecho que su luz apenas alcanzaba a bañar las copas más altas de los árboles, una sombra se deslizó desde la entrada de la cueva de los antiguos y se sumergió en el valle. Caín emprendía su viaje sin intención de mirar atrás.
A primera hora de la mañana los antiguos encontraban el cadáver de Abel y el silencio fue quebrado por gritos de indignación y de pesar. Desde lo alto, el cóndor alcanzó a oírlos y también volvió a oír en su interior la voz de su hermano por primera vez desde que Dios le retirara la capacidad de hablar:
—Ha llegado el momento.
—No, por favor, hermano. Te lo suplico.
—Retírate a lo más profundo de tu psique. Allí estarás bien y serás testigo de lo que se tiene que hacer. Voy a tomar el control.


