Primer (2004)
Nos hemos acostumbrado tanto a asociar ciencia-ficción con espectacularidad y batallas espaciales que a veces se nos olvida el componente especulativo que siempre ha tenido el género. Coger una idea, una tendencia, jugar con ella, ver dónde nos podría llevar… todo eso se echa de menos en la ciencia-ficción actual, demasiado preocupada por reciclar viejas historias y aderezarlas con efectos especiales de última generación para que atraigan masivamente al público a las salas.
Tanto es así que cuando nos encontramos con algo como Primer, la primera sensación es de desconcierto. Una película de ciencia-ficción sin un solo efecto especial. Sin extraterrestres, sin naves espaciales, sin CGI… ¿Qué es esto? La mayor parte del metraje consiste simplemente en dos personajes hablando. Apenas hay acción. Pocos movimientos de cámara. Y sin embargo es una de las mejores películas de viajes en el tiempo que he visto hasta la fecha.
Primer es la primera película del director Shane Carruth (que hace también de actor, productor, montador, compositor de la banda sonora…), rodada con un exorbitante prespuesto de 7.000 dólares. En efecto, señoras y señores, cine independiente de verdad, del que se hace con cuatro perras y mucho talento. Con un director que se toma la molestia de estudiar Física para que el diálogo entre los científicos protagonistas suene auténtico (igualito que esos guionistas de superproducciones que no se molestan ni en consultar la Wikipedia) y que parte de una teoría sobre cómo podrían ser en la realidad los viajes en el tiempo con la que se puede estar más o menos de acuerdo, pero que está desarrollada con coherencia y sin hacerle trampas al espectador (ni tampoco ponérselo fácil, ojo).
El punto de partida de Primer es muy sencillo. Un grupo de científicos trabajan en sus ratos libres en el garaje de uno de ellos tratando de inventar alguna patente que les libere de su triste vida de asalariados en una gran compañía. Dos de ellos, los más inteligentes, trabajan en una tecnología que sirva para reducir el peso de los objetos. Y como no podía ser menos, mientras investigan esto acaban descubriendo algo que no se esperaban: un sistema para viajar hacia atrás en el tiempo.
El sistema tiene sus reglas y sus limitaciones. No se puede viajar antes del momento en el que se construyó la primera máquina y solo se puede retroceder el número de horas que la persona pase dentro de la máquina. Así, pues, es un sistema que permite volver al día anterior o a antesdeayer, pero poco más. Y nuestros protagonistas, que no tienen ningún interés en cambiar el mundo, se dedican simplemente a ganar dinero en Bolsa volviendo hacia atrás con la información que han obtenido en el presente. Sin embargo hay un problema. Cada viaje en el tiempo genera un doble de la persona que viaja. Si se siguen las reglas al pie de la letra, ese doble acaba por desaparecer, pero, ¿que ocurre cuándo los científicos comienzan a no seguir las reglas que ellos mismos se han impuesto?
Hay muchos elementos que hacen especial a Primer. El bajo presupuesto ayuda a dar una pátina de realismo a la película que hace que parezca algo que podría estar pasando ahora mismo en una pequeña ciudad norteamericana. Y otro aspecto llamativo es el hecho de que es una película difícil de entender a propósito, para transmitir mejor la confusión y las complicaciones que pueden provocar los viajes en el tiempo. Casi desde el principio ocurren pequeños sucesos que, si estamos atentos, nos harán darnos cuenta de que algo no encaja del todo. Y no voy a explicar lo que es, para no spoilear la película, pero las cosas no son lo que parecen desde el mismo principio. Y es que estamos hablando de gente que viaja en el tiempo, ¿verdad?
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