Lo llamaban «Errante» y recorría el mundo buscando la inmortalidad.
Quienes lo conocieron le preguntaban: «¿Por qué lo haces? ¿Acaso no te basta con una vida, más aún si es una tan larga como la tuya?». Pero Errante sólo los miraba, asentía sonriendo o bebía otro sorbo de su jarra, sin nunca decir palabra alguna al respecto. Hubo más de alguno que quiso sacársela a la fuerza y a cambio recibió muchas cosas: golpes, mala suerte y maldiciones (entre otras aún menos agrada...
Published on January 14, 2014 04:00