Capitán Jenny - Capítulo 21

VEINTIUNO


Había bebido demasiado y el dolor de cabeza no cesaba. Se había comportado como un estúpido. Ahora lamentaba haberse dejado incitar por Roylan. No le gustaba matar, pero no le dio otra opción.

Se dejó caer sobre el colchón y cerró los ojos. Tal vez si durmiese se le pasaría el martilleo de las sienes.

De repente, se abrió la puerta haciéndole pegar un brinco, llevando su mano ya hacia la pistola que reposaba bajo la almohada. Sus ojos se entrecerraron al ver de quién se trataba. Olvidó el arma y volvió a tumbarse.

-Si ha venido a darme la murga por haber matado a ese estúpido, ya puede largase, capitán.

Jenny se le quedó mirando con los puños apoyados en su estrecha cintura, pero no dijo ni una palabra. Porque no pudo dejar de admirar lo que veía. Desnudo de cintura para arriba, el cuerpo de Russell, tostado por el sol, acaparó toda su atención. Era sumamente atractivo y ella sintió un cosquilleo que le bajaba por la columna vertebral. Le había encontrado fascinante desde que le descubriese peleando con Potter en el puerto de Tortuga. Nick abrió un ojo y preguntó:

-¿Aún no se ha marchado?

Jenny cerró la puerta con el tacón de su bota y él le prestó toda su atención. No deseaba estar con ella en el mismo cuarto. Ni por todo el oro de los galeones españoles quería quedarse a solas con ella. Encontrarse cerca de ella le hacía estar tenso y a la defensiva porque…

La muchacha sacó entonces un sobre de su chaqueta, mostrándoselo, y a Nick se le cortó la respiración reconociendo su letra. Consiguió mantener la sangre fría y no saltar de la cama para arrebatárselo. ¡La carta que pensaba enviar a Tortuga! ¿Cómo era posible? ¿Qué había hecho que el sobre llegar a ella si…? Se llamó estúpido mil veces. Sin duda se le había caído durante la pela con Roylan.

-¿Qué significa? –preguntaba ella.

Nick se incorporó despacio, sin disimular su irritación. Se acercó a ella. Tenía que pensar y tenía que hacerlo deprisa. El sobre no había sido violado, por tanto Jenny Cook desconocía el contenido de su carta. Estiró la mano y dijo:

-Gracias por devolvérmela.

Ella retrocedió un par de pasos sin soltar el sobre. Sus ojos le miraban con recelo.

-¿Para quién es?

-No es de su incumbencia.

-Eso lo decidiré yo, Russell. Le he estado observando y…

-¡Qué halago!

-… y no me gusta –finalizó ella.

-Pues lo lamento, princesa –masculló él, loco por hacerse de nuevo con la carta-. Pero tranquila, tengo mujeres de sobra a las que sí les agrada lo que ven.

Jenny achicó la mirada. El muy bandido tergiversaba sus palabras a su conveniencia y se las daba de Casanova.

-Me estoy refiriendo a sus preguntas, señor Russell. Ha hecho demasiadas desde que subió a mi barco.

-Me gusta saber con quién me juego la vida.

-Yo creo que hay algo más. No me fío de un sujeto que, en tan poco tiempo, ha conseguido que muchos de mis hombres le admiren. ¿Quién es P. Simmons, el destinatario de esta carta? ¿Qué ha escrito en ella? ¿Algo sobre mi barco?

Nick hizo un gesto vago encogiéndose de hombros, aunque estaba con los nervios en tensión. Si ella llegaba a sospechar par quién iba realmente la misiva, ni la mismísima reina de Inglaterra podría librarle de caminar por la plancha o colgar del palo mayor del Melody Sea.

-Podéis leer la carta, si tanto os intriga.




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Published on February 12, 2013 15:01
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Nieves Hidalgo
Preciosa la que ha hecho Lady Isabella de Promesas de amor.

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