Vurt
«Vurt» (1993) fue la novela debut de Jeff Noon (y, de hecho, su presentación en sociedad). Resulta una obra difícil de clasificar. Es cierto que tiene un aire cyberpunk… si se le quitara al género todo lo cyber y se quedara en un punk estupefaciente y un tanto desquiciado. Me resisto, sin embargo, a definirla como postcyberpunk (al estilo de lo que estaban haciendo muchos autores por esas mismas fechas). De hecho, pese a verse agraciada nada menos que con el premio Arthur C. Clarke, me cuesta identificarla siquiera como ciencia ficción, pues de dicho género solo tendría la (supuesta) ambientación de futuro cercano.
Es cierto que trata sobre algo parecido a los universos virtuales (vurtuales), con la más superficial de las analogías informáticas, pero para poder considerarla ciencia ficción a mí me falta algo más: algo que desee reflejar, alguna sublectura aplicable fuera de sí misma; un propósito, quizás. Pero dejemos estas cuestiones para más adelante. Primero trataré de explicar de qué va «Vurt».
El protagonista de la novela es Scribble, un joven de un Manchester no sé si futuro o alternativo en el que la sociedad parece haberse entregado por completo al vurt, una especie de droga que se presenta como plumas consumibles que brindan acceso a realidades alternativas preprogramadas. La mayor parte de los escenarios vurtuales son relativamente seguros y su principal característica es la posibilidad de ser experimentados grupalmente. Otra importante diferencia con la realidad virtual es que las vivencias dentro de vurt tienen consecuencias en el mundo «real», y para con las plumas más potentes (codificadas en dorado) existe incluso la posibilidad de morir de verdad.
Justo antes del inicio de la historia, Scribble se introdujo junto con su hermana Desdémona en un vurt ilegal, el Vudú Inglés, y por algún motivo incomprensible ella se quedó allí dentro atrapada, siendo intercambiada por la Cosa del Espacio Exterior (una amorfa criatura de vurt). Desde ese momento, la única obsesión de Scribble es recuperarla, y en ese empeño cuenta con la ayuda no siempre entusiasta de su pandilla, los Viajeros Furtivos.
El problema reside en que no solo los mundos vurtuales son extraños y caóticos, sino que la propia realidad externa se ha visto alterada de modos difíciles de comprender, con nuevas entidades como las sombras o los perros, por no hablar de híbridos de todo tipo sobre los que apenas tenemos información y una estructura social, económica y política poco menos que incomprensible (o, de hecho, totalmente accesoria). Solo importa el vurt, y de sus reglas nos informa en sus comunicados periódicos el Gato Cazador (una mezcla entre gurú lisérgico, crítico de plumas y administrador dentro de los entornos vurtuales).
La novela consiste en una serie de peripecias dentro y fuera de vurt (aunque no siempre es fácil distinguir una situación de la otra, sobre todo con las serpientes vurtuales apareciendo tanto dentro de los escenarios de vurt como infiltrándose en la realidad en los momentos más impredecibles)), mientras Scribble se esfuerza con ahínco por recuperar a Desdémona (que además de hermana es también su amante) y los Viajeros Furtivos se enfrentan a tensiones internas y conflictos con las fuerzas del orden (que pronto escalan hasta extremos de vendetta personal).
En el proceso, el lector tiene que tratar de encontrarle sentido al vurt y sus reglas absolutamente arbitrarias (¿Reflejo, quizás, del vacío existencial de sus protagonistas y, quizás, de una realidad… real, que se veía no menos azotada por drogas de todo tipo y cierto nihilismo fin-de-siècle?). La acción va saltando de segmento en segmento, ya sea una visita a una pareja unida perennemente por las rastas, un concierto del más famoso hombre-perro o una emboscada policial, sin mucho propósito discernible, a no ser que ofrecer una imagen caleidoscópica del mundo post-vurt constituya un fin en sí mismo.
Supongo que la novela podría inscribirse dentro de la corriente cultural posmodernista que se vería representada por autores de la Generación X como Bret Easton Ellis o Chuck Palahniuk, aunque Jeff Noon se queda más bien a medio camino entre ellos y la generación Cyberpunk (con William Gibson a la cabeza). En el fondo, sin embargo, se puede percibir esa misma desilusión por el futuro y un espíritu iconoclasta que busca destruir la sociedad desde los mismos cimientos y reorganizarla… de algún modo que ya, si eso, se terminará de definir en otro momento.
Como avanzaba, mi principal motivo de insatisfacción con la novela es que a la postre supone una experiencia esencialmente estética, e incluso desde esa perspectiva, reiterativa. Su pretendido atrevimiento conceptual se queda en un quiero y no puedo e incluso su empleo de una relación incestuosa acaba entendiéndose más como un intento deliberado de provocación que como un elemento con auténtico valor referencial. Del mismo modo, los vagos paralelismos mitológicos (el mito de Orfeo y Eurídice o elementos que parecen tomados de los ritos mistéricos) o filosóficos (con ecos neoplatónicos o quizás una concepción del vurt cercana al gnosticismo) se quedan a la postre en un trago descafeinado, apenas una justificación intelectual para un texto que gasta todo su potencial rupturista en fuegos artificiales, que al apagarse no dejan más que humo.
Pese a esta opinión mía, no puedo negar que la novela contó y cuenta con fervientes defensores. Ello le valió, como ya he comentado, el premio Arthur C. Clarke, por delante de títulos como «Ammonite» de Nicola Griffith, «La hija del dragón de hierro» de Michael Swanwick o «Snow crash» de Neal Stephenson, y le valió a Jeff Noon el premio John W. Campbell al mejor nuevo autor en 1995 (al año siguiente de la publicación estadounidense de «Vurt»). A título personal, sin embargo, me ha costado incluso acabarla, porque no le veía propósito alguno.
En 1995 Noon publicó una secuela, «Polen», y la serie de Vurt se completa con los no traducidos «Automated Alice» (1996) y «Nymphomation» (1997), que constituyen en realidad precuelas (y relación el mundo de Vurt con el de «Alicia en el País de las Maravillas«).
Otras opiniones:
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