Crítica: PARTHENOPE

Atrayente película que habla sobre la belleza de la juventud y una oda a la ciudad de Nápoles. Muy íntima y personal, pero sobre todo el viaje de una joven por la vida, los amores y las desgracias. Celeste Dalla Porta no dejará que apartes la mirada. Esta semana hemos visto: PARTHENOPE.

Parthenope está dirigida por Paolo Sorrentino, al que sobra presentar a estas alturas, puesto que no deja a nadie nunca indiferente. La película gira en torno a Parthenope (Celeste Dalla Porta), que da nombre a la sirena que hizo crecer la ciudad de Nápoles. Ella es joven, bellísima y llena de vida, y pasa el tiempo estudiando, leyendo y disfrutando de la vida con su hermano y su mejor amigo. Su relación va más allá de eso, pero la importancia que le dan ellos no es la misma que le da ella. Conocerá la desgracia pronto, pero su belleza jamás desaparecerá e irá conociendo a diversos personajes (Gary Oldman, Silvio Orlando, Peppe Lanzetta) que llegarán a su vida y se marcharán como han llegado, haciéndola descubrir el amor, la filosofía y, sobre todo, la ciudad de Nápoles, que tanta tristeza, melancolía y diversidad de sentimientos encontrados provoca en ella.
Parthenope es hipnótica porque Celeste Dalla Porta es una diosa a la que la cámara adora, y eso se traslada hacia un espectador que observará embelesado y sin parpadear cada uno de sus movimientos. La primera media hora de metraje es tremenda, aunque su paso por Nápoles y sus decisiones son, cuanto menos, cuestionables. Una mujer belleza en exceso, con ansias de libertad, de vivencias, que da tumbos erráticos, que no se compromete con nada más que con la antropología, y que admira a su ciudad, casi atrapada en ella durante una juventud que se torna una tragedia. Tras ella ya nada es igual en su familia, ni en ella misma. Se rompe, da tumbos por la ciudad, conoce a un escritor, a un profesor, a un mafioso, a un sacerdote; todos ellos la hipnotizan, la hacen ver Nápoles tal y como es: una ciudad triste, bella, seductora, depresiva... Todo un contraste, como el que recibe el espectador, que se queda atónito ante alguna situaciones que vive la bella Parthenope.  En definitiva, PARTHENOPE es una oda a la belleza de la juventud, a ese verano eterno que parece no pasar nunca, lleno de diversión, de sonrisas blancas y cuerpos dorados al sol. Un homenaje que Paolo Sorrentino hace a Nápoles y que, no obstante, no es un filme que todo el mundo podrá degustar ni valorar. A mí me ha gustado, sobre todo la sirena Celeste Dalla Porta, que está simplemente arrebatadora en cada plano. No os la perdáis.
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Published on January 06, 2025 01:14
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