Crítica: GLADIATOR II

Superproducción y secuela de un clásico al que, logicamente, no acaba de superar ni en fuerza, ni en honor ni en carisma. Aun así, es una película disfrutable y será un taquillazo, pero no me dice nada. Esta semana hemos visto: GLADIATOR II.

Gladiator II está dirigida, de nuevo, por Ridley Scott, y quien hace de Rusell Crowe no es otro que Paul Mescal. Empezaremos diciendo que las comparaciones son odiosas y que no tiene ni un cuarto de carisma que Máximo Décimo Meridio, y es complicado desconectar de este, puesto que la última parte del filme es un homenaje al ex-gladiador, cuya sombra sobrevuela en todo momento la película. Y es que volvemos a lo de siempre, Roma se cae a pedazos y los reyes, un par de hermanos más locos que Nerón, dan al pueblo lo que quiere: sangre y coliseo. El viaje del héroe del protagonista, Lucio, comienza cuando pierde una contienda contra los romanos, capitaneados por el general interpretado por Pedro Pascal, de quien buscará venganza más tarde. Acabará Lucio en las manos de un empresario astuto (Denzel Washington), quien lo hará todo un gladiador, pese a no saber el pasado de este, que se irá desvelando conforme la trama avanza, aunque no es demasiado complicado de adivinar.
Por lo demás, nada nuevo bajo el sol, con unos rotos en el guion que alejan al espectador del filme y con decisiones cuestionables que hacen que, al menos personalmente, me haya desconectado y sonreído al ver situaciones que no solo son inverosímiles, sino que se realizan para y por el bien de la trama. A todo esto, el que parce divertirse es Denzel Washington, que a mí personalmente me cansa ver en el mismo papel en cada película. Histriónico, inesperado y, en fin, al menos consigue darle un poco de tono al filme. Connie Nielsen vuelve 20 años después, y junto a ella otros grandes nombres secundarios. El problema es que cuando uno sale del cine, no tarda en olvidarse, a pesar de que los temas musicales de la anterior resuenen en la mente del espectador también en esta secuela. No es que haya sido decepcionante, pero es que tampoco esperaba mucho. Eso sí, será un taquillazo y funcionará genial, que es la idea de hacer la segunda parte.  En definitiva, GLADIATOR II es un filme que se deja querer, pero cuando uno entra a analizar el guion, las decisiones de los protagonistas y de los secundarios, se da cuenta de que hay errores graves e inverosímiles. Además, Paul Mescal no le llega a la suela del zapato a Rusell Crowe, y eso era evidente desde buen principio, pero más lo es cuando media película se la dedican a Máximo Décimo Meridio. Dinero fácil, que no rápido, para Ridley Scott, desde luego. Echadle un vistazo.
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Published on November 29, 2024 12:19
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