MÃS ALLÃ DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

MÃS ALLÃ DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Luis Britto GarcÃa

CausÃ³ conmociÃ³n mediÃ¡tica un robot que parecerÃa haber pasado exitosamente el test de Turing al producir mensajes difÃcilmente diferenciables de los que emite un ser humano.

Mecanismos informÃ¡ticos nos suplantan progresivamente. Cajeros automÃ¡ticos desplazan a sus homÃ³logos biolÃ³gicos; dispositivos cibernÃ©ticos conducen autos, aeroplanos y drones; analistas artificiales diagnostican enfermedades o interpretan documentos jurÃdicos con mayor precisiÃ³n que sus colegas biolÃ³gicos.

Las mÃ¡quinas redactan, componen mÃºsica, elaboran grÃ¡ficas e incluso vencen en ajedrez al campeÃ³n mundial del juego ciencia. Incrementan su velocidad y capacidades de manera vertiginosa y exponencial, mientras que las nuestras permanecen estÃ¡ticas.

Los analistas anticipan que durante esta dÃ©cada la informatizaciÃ³n harÃ¡ desaparecer mÃ¡s del 40% de los puestos de trabajo. Como deplorÃ³ el elegante Oscar Wilde en su medular ensayo âEl alma del hombre bajo el socialismoâ: âHasta el presente el hombre ha sido, hasta un cierto punto, el esclavo de la maquinaria, y hay algo trÃ¡gico en el hecho de que en cuanto un hombre inventa una mÃ¡quina para hacer su trabajo, comienza a morir de hambreâ (https://www.marxists.org/reference/ar...).

Ello podrÃa dar lugar a tres futuros. El primero de ellos es el de la obsolescencia del ser humano.

En efecto, en un mundo capitalista donde el 1% de la poblaciÃ³n posee el 50% de la riqueza, y el 10% posee el 88%, la inmensa mayorÃa que no es propietaria de medios de producciÃ³n y vive de la venta de su fuerza de trabajo devendrÃ¡ inÃºtil en cuanto las mÃ¡quinas desempeÃ±en sus labores de forma mÃ¡s rÃ¡pida, barata y eficiente.

El capital ha esclavizado pueblos, exterminado naciones, desencadenado genocidios sin mÃ¡s objetivo que obtener dividendos. Â¿Que harÃ¡ con una fuerza laboral suplantada por mecanismos que no exigen salarios?

En un sistema donde el beneficio es el bien supremo, la existencia humana no tiene valor contable. La masa inÃºtil para producir plusvalÃa serÃ¡ exterminada por la violencia o la exclusiÃ³n del circuito de trabajo, salario y consumo.

El mundo devendrÃ¡ un campo de diversiones donde esclavos mecÃ¡nicos laborarÃ¡n para una oligarquÃa de propietarios integrada apenas por el 10 o el 1% de lo que fuera alguna vez la poblaciÃ³n mundial.

El exterminio de la mayorÃa de la humanidad resolverÃ¡ ademÃ¡s para la Ã©lite los problemas de la contaminaciÃ³n, la inestabilidad polÃtica y social y el progresivo agotamiento de los recursos naturales.

El segundo futuro potencial es el de la progresiva fusiÃ³n del ser humano con la maquinaria, llamado transhumanismo. Aceptamos en nuestro cuerpo prÃ³tesis, vÃ¡lvulas, marcapasos. PodrÃamos integrar Ã³rganos y funciones informÃ¡ticas hasta desdibujar lÃmites entre lo artificial y lo natural. Pero nuestra disponibilidad de implantes serÃa paralela a la capacidad de comprarlos: ello generarÃa oligarquÃas, proletariados y extinciÃ³n de los menos informatizados.

El tercer futuro posible es la afirmaciÃ³n de que la vida humana es un valor en sÃ misma, independiente de su rentabilidad o tasa de beneficio o de su capacidad para rendir trabajo alienado en un mundo ajeno.

Para conquistarlo, la humanidad debe arrebatar fuerzas productivas y medios de producciÃ³n a la Ãnfima minorÃa capitalista que actualmente los acapara, y disfrutar entre todosde los frutos que el trabajo social de todos ha creado para todos.

Como tambiÃ©n sentÃ³ Oscar Wilde en el citado ensayo: âSocialismo, comunismo, o como lo queramos llamar, al convertir propiedad privada en riqueza pÃºblica, y sustituir la competiciÃ³n por la cooperaciÃ³n, restaurarÃ¡ la sociedad a su debida condiciÃ³n de un organismo Ãntegramente sano, y asegurarÃ¡ el bienestar material de cada miembro de la comunidad. De hecho, darÃ¡ a la vida su adecuada base y su entorno adecuadoâ.

Una sociedad en la cual el uso social avanzado de medios de producciÃ³n automatizados cumpla el hasta ahora frustrado propÃ³sito de proveer a todos de los medios necesarios para la subsistencia nos librarÃa de la esclavitud del trabajo alienado, la miseria, la ignorancia y el hambre.

Citemos de nuevo a Wilde: âEn el presente, las mÃ¡quinas compiten con el hombre. Bajo las condiciones adecuadas, las mÃ¡quinas servirÃ¡n al hombre. No hay duda de que es Ã©ste el futuro de la maquinaria, asÃ como los Ã¡rboles crecen mientras el campesino duerme, la Humanidad se divertirÃ¡, o disfrutarÃ¡ del ocio cultivado âel cual, y no el trabajo, es la finalidad del hombre- o harÃ¡ cosas hermosas, o leerÃ¡ cosas bellas, o simplemente contemplarÃ¡ el mundo con admiraciÃ³n y delicia, mientras las maquinarias harÃ¡n todo el trabajo necesario y desagradableâ.

Esta sociedad otorgarÃ¡ tiempo libre para enfrentar nuestros verdaderos problemas: el sentido de la existencia, los lÃmites del conocimiento, nuestra pertinencia cuando todas las tareas que nos hicieron humanos sean desempeÃ±adas con mayor eficacia por mÃ¡quinas.

Tal situaciÃ³n parece abrir un abismo, asÃ como la invenciÃ³n de la fotografÃa en 1824 pareciÃ³ hacer inÃºtil a la pintura y a los artistas plÃ¡sticos.

Ello sin embargo los desafiÃ³ a plasmar todo lo que la cÃ¡mara no podÃa hacer: al principio el color, con el Impresionismo. Luego, la representaciÃ³n de la locura y los sueÃ±os, con el DadaÃsmo y el Surrealismo. En fin, el retrato de las Ideas Puras, con el cubismo, el abstraccionismo y el Op Art, y el de las emociones, con el Expresionismo. Todo el arte moderno nace de la respuesta ante una mÃ¡quina que amenazÃ³ con hacer superflua la figuraciÃ³n.

La doctrina del capitalismo tardÃo âla postmodernidad oficial- amenaza anular la FilosofÃa, la RazÃ³n, la Historia, el Progreso, la PolÃtica, el Compromiso, la Ãtica, la EstÃ©tica, tildÃ¡ndolos de âmeta relatosâ sin sustancia, pues el valor Ãºnico de las cosas serÃa su cotizaciÃ³n en el mercado.

Pero sÃ³lo fuera del mercado son relevantes militancia, LÃ³gica, FÃsica, MatemÃ¡tica, EstÃ©tica, Literatura, Ciencia, Amor.

DecÃa Marx que vivimos en la prehistoria, y que sÃ³lo despuÃ©s de que el socialismo nos libere del trabajo alienado entraremos en el Reino de la Libertad y comenzarÃ¡ la verdadera Historia humana.

No estamos ante el abismo, sino ante el Renacimiento.

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