Día #120 – Miro a la gente
Querido diario, dos puntos.
Desde siempre me ha pasado que me fijo en la gente.
Ya hace tiempo llegué a la conclusión de que la gente es el elemento de atrezzo más interesante.
Pero no solo eso, a veces me quedo absorto con una mosca. La observo al detalle, cómo se mueve, la forma en que se lava la cabeza con las patas, como saca la trompetilla para absorber los nutrientes. No solo la miro, la analizo, absorbo la información.
Con la gente me pasa lo mismo. No puedo evitarlo. Estoy en un pub, una cafetería o cualquier otro local, y, antes o después (más antes que después) empiezo a observar a la gente, lo que hace, como interactúa entre ella, cómo se comporta, si están haciendo un powerpoint, estudiando, leyendo, hablando. Veo que tipo de relación tienen entre ellos en función de su comunicación no verbal (principalmente porque no me entero de lo que hablan, ni me interesa).
Puedo fijarme en cómo una mujer echa kilos de canela a un pastel Nata portugues, o intentar averiguar en lo que están trabajando una pareja de estudiantes. Hay una chica sentada en la mesa frente a la mía, sola tomándose un nosequé de limón. Supongo que está esperando a alguien. En el otro extremo del pub hay una mesa llena de niños armando escándalo, al que un camarero les lleva un pastel. Debe ser un cumpleaños.
Eso solo de la gente esporádica.
Si nos vamos a los regulares, ya el tema se expande día a día mientras voy inventandome su vida.
Ahora que lo recuerdo, tengo un relato en base a una pareja que vi en una cafetería.
Y, que quede claro, todo esto es MIENTRAS converso o estoy haciendo otras cosas (como escribir esta entrada). Porque, bueno, el TDAH es lo que tiene. Te están hablando, o estás hablando, y al mismo tiempo estás en otras cosas. ¿Y qué mejor que estar analizando cómo está un matrimonio a base de sus conductas mientras estás hablando de otra cosa con alguien? O más frecuente aún, mientras me están hablando y no te enteras de nada.
Fijarse en todo esto, es para mí algo normal. Parece ser que no lo es. Le comenté esto a la persona que estaba sentada a mi lado y flipaba. No entendía porqué sabía todo eso ni mucho menos porqué me había fijado. Tampoco es la primera vez que me pasa. La gente se sorprende de que me fije en el entorno. Por lo menos así es como yo lo interpreto.
Lo que yo no entiendo es por qué la gente no se fija.
Pero esto no acaba aquí. El otro día me di cuenta de que esto acaba reflejándose en lo que escribo. Me di cuenta el otro día.
Para mí, la acción está dentro de un entorno. En ese entorno hay otras acciones. Hay más gente haciendo sus cosas. Hay múltiples mundos en una cafetería, a una mesa de distancia. Normalmente no afecta para nada con lo nuestro y por eso la mayoría de la gente no se entera de nada. Pero para gente neurodivergente como yo, esto no pasa desapercibido (es uno de los rasgos).
Por eso, cuando escribo escenas en lugares públicos, suelo meter algo en lo que se referencia que hay gente alrededor haciendo cosas. Por supuesto, como escritor, no puedo abandonarme a una orgía de información que no va a ninguna parte, tengo que filtrar. Pero el concepto está ahí; la acción de los personajes ocurre en un entorno lleno de más gente y lo reflejo, queriendo o sin querer.
Quizá es lo que hace que luego, quienes lean mis historias, digan que el mundo tiene tres dimensiones.