Una coraza comunitaria por las víctimas de Ayotzinapa

En su libro “El caparazón de las tortugas. El Centro PRODH y las organizaciones defensoras de DDHH en la búsqueda de la verdad y justicia” la investigadora mexicana Helena Varela Guinot (Universidad Iberoamericana, 2021) reflexiona sobre las razones por las que durante los primeros 6 años se ha mantenido un importante nivel de movilización alrededor la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Este documento puede interesarnos a quienes desde Venezuela, luego de más de dos décadas de conflicto, intentamos mantener los esfuerzos por el regreso de la democracia a nuestro país.

Ayotzinapa se convirtió en un caso emblemático de violación de derechos humanos en México, luego que en la noche del 26 de septiembre de 2014 estudiantes de la Escuela Normal Raúl Isidro Burgos fueran atacados por diferentes corporaciones y algunos grupos no claramente identificados, con un saldo de 43 estudiantes desaparecidos, 6 personas asesinadas y 40 personas lesionadas. La conmoción sobre los sucesos permitió colocar en la conversación pública del país las diferentes situaciones de violencias que padece la población, que estimula el desplazamiento forzado dentro del territorio mexicano así como la desaparición forzada de personas, calculada en 105.000 casos desde 1964.

Según Varela la respuesta del gobierno se dividieron en tres estrategias: 1) Descalificación de las víctimas; 2) Construyendo una versión, “verdad histórica”, que exculpara al Estado y le permitiera argumentar el por qué no aparecían los 43 estudiantes y 3) Dividiendo al grupo de padres y madres de las víctimas. No obstante, el colectivo de afectados directos logró mantener su identidad y capacidad de movilización por una serie de factores combinados: A) La masividad de la desaparición; B) La identificación personal de las víctimas; C) El hecho que los afectados fueran estudiantes, que en el país tiene diferentes connotaciones históricas (como Tlatelolco, por ejemplo); D) La organización de padres, madres y familiares; E) a movilización social que permitió que el caso obtuviera miradas y solidaridad internacional.

Siendo el cuarto elemento el de mayor significación, la organización de las víctimas, la autora se pregunta qué factores permitieron su constancia en el tiempo. Para responder, se enfoca en el trabajo de acompañamiento y mediación realizado por el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (Centro Prodh), bajo el supuesto que esta y otras organizaciones desarrollaron la habilidad para construir un conjunto de redes que han facilitado relaciones de confianza y cooperación. La presencia de estos dos elementos, la confianza y la cooperación, habría permitido la articulación de un movimiento vigoroso con capacidad de mantenerse unido a través del tiempo. De esta manera, el Centro Prodh jugó un papel fundamental al mantener y coordinar dos estrategias distintas: 1) El acompañamiento de víctimas, aportando la creación de “capital social comunitario” para mantener la movilización y 2) La relación con las autoridades, que de manera gradual ha obtenido algunos resultados. Algunas de las características y efectos de este “capital social comunitario” son:

Control socialCreación de confianza entre los miembros del grupoCooperación coordinadaResolución de conflictosMovilización y gestión de recursos comunitariosLegitimación de líderesGeneración de estructuras de trabajo en equipo.

El Centro ProDh movilizó tres tipos de recursos: jurídico (que tuvo su mayor éxito en la conformación del Grupo Interdisciplinario de Expertos y Expertas Independientes (GIEI); económicos (que entre otras cosas permitía que los familiares contaran con un lugar seguro de pernocta y reunión en la Ciudad de México) e Informacionales, que lograron contrarrestar la imposición de la “verdad histórica” por parte del gobierno. Las desaveniencias entre los propios padres y madres (que venían de lugares y roles diferentes) así como entre las organizaciones se lograron solucionar al ubicar a las víctimas como centro de la actuación y que cada decisión no se apartara de su agenda central: encontrar a sus hijos. El libro, editado en el 2021, llega hasta los primeros anuncios del nuevo gobierno de López Obrador, así que quedaría pendiente lo ocurrido posteriormente.
El caso Ayotzinapa recuerda que los procesos no dependen de una sola condición, la movilización o el diálogo, y la importancia de las normas, instituciones y organizaciones que promueven la confianza, la ayuda recíproca y la cooperación, que mantengas las acciones colectivas de protesta y presión en el tiempo. Nos tocará a los venezolanos aprender más sobre como crear y fortalecer el capital social comunitario.

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Published on January 06, 2023 10:30
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Rafael Uzcátegui
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