El comienzo de una pandemia
Hasta ahora ya es conocido y aceptado que ha arribado a nuestras costas el Covid-19, el famoso coronavirus. Mundialmente conocido como una pandemia, esto es apenas el comienzo. El crecimiento exponencial de la propagación del virus puede hacer que de aquí a un mes los contaminados en esta pequeña isla sean miles, y quien sabe si cientos de muertos. Y claro, viendo las medidas del gobierno hasta ahora quizá sea más conservador decir que el crecimiento será muy mínimo (no está fácil propagarse un virus cuando estamos en una situación tan claustrofóbica que solamente le faltan par de requisitos para ser llamada una “ley marcial”).
¿Podremos tener el autocontrol necesario para soportar el espectro de dicho virus por muchos meses? ¿Podrá un toque de queda detener una propagación que quizá ocurra en horas diurnas? En mis pocos años de vida no he visto una situación tan severa como esta. Ni el dengue, ni el Chikungunya llegó a despertar tanto pánico colectivo. Preguntándole a personas de edad más avanzada, veo que hasta ahora no ha surgido una situación de esta magnitud (quizá el VIH/SIDA fue una situación así, pero nadie le dijo a nadie que se encerraran porque dicho virus está suelto). El espectro de una multa de $5,000 de multa y cárcel por abrir un negocio da, por decirlo de alguna forma, un poquito de miedo.
[image error]El mensaje terrorífico del gobierno. Parece un aviso al estilo de la película The Purge. No sé si quieren mi seguridad o mi libertad.
Pero quizá este tiempo de claustro sirva, una vez más, para el crecimiento personal. O, para quienes estudian, quizá sea la oportunidad de terminar alguna lectura olvidada o algún asunto investigativo pendiente. En tiempos de parecido claustro debido a la huelga de 2017 y el huracán María terminé una tesis. Quizá ahora tenga el chance de terminar el mamotreto matapillos titulado Puerto Rico: Cinco siglos de historia.
Con tantas reseñas por escribir, decidí escribir estas opiniones al aire. Quizá hubiera sido más fácil escribir una segunda opinión sobre la situación en el CEAPRC, pero eso será para otra ocasión. Así que a estirar el dólar y quedarse encerrado. Y que Dios nos coja confesa’os.
Con tantas reseñas por escribir, decidí escribir estas opiniones al aire. Tal vez hubiera sido más fácil escribir una segunda opinión sobre la situación en el CEAPRC, pero eso será para otra ocasión. Así que a estirar el dólar y quedarse encerrado. Y que Dios nos coja confesa’os.
“I guess there is no one to blame
We’re leaving ground (leaving ground)
Will things ever be the same again?”